Un hombre alto le abre la puerta a Stella. No sonríe ni dice una sola palabra mientras le muestra la casa.
Ella pasa por una gran sala donde se reúne una pequeña multitud, solo reconoce algunas caras: Beth, Sarah, su media hermana, y Robert. —¿Puede darme unos minutos? Tengo que hablar con alguien antes de que comience la ceremonia —le dice Stella al hombre que la estaba guiando. Ella necesitaba hablar con Robert, él le había dado la idea de casarse con su primo, pero ahora necesitaba decirle que no quería hacerlo, necesitaba cualquier excusa que la librara de casarse con alguien que ni siquiera estaba consciente. —Lo siento, pero no, los Allen tienen una agenda muy apretada. —No, lo siento yo, no tenía idea de que los deseos de la novia serían un inconveniente. EL portero se gira hacia ella serio, pero con expresión de diversión. —Cuidado señorita Miller. Hay una orden, es mejor preguntar. A la familia Allen le gusta que las cosas se hagan a su manera. —¿Qué sucede si no soy el tipo de chica que hace lo que le ordenan? El portero se ríe y dice: —Más vale que comience a hacerlo. Sin más continúa caminando y le muestra una habitación grande, casi la empuja adentro y cierra la puerta. Cuando ella se voltea, ve que no está sola. En la esquina más alejada, un hombre hermoso tace conectado a unas máquinas que emiten pitidos. Stella cruza la habitación y se para junto a la cama de él. Se ve tranquilo, como si estuviera tomando una simple siesta. Unos segundos después, la puerta chirrea al abrirse. Un hombre alto con un maletín entra en la habitación. —Hola, señorita Miller. Soy el abogado de los Allen, solo necesito que firme algunas cosas. Solo debe aceptar los términos previamente discutidos —le indica él al notar la expresión de preocupación de ella. Ella toma los papeles y los lee. Todo está ahí como fue acordado. Cinco millones de dólares a cambio de matrimonio y un heredero. Firma los papeles y los entrega. —Bueno, felicidades señora Allen. Confío en que esto funcione para ambas familias. Puede tomarse un momento antes de salir y ser presentada a los invitados —le dice y sale de la habitación sin más. —Felicidades —se gira ella y le dice a su ahora esposo— Acabas de casarte con una mujer que no conoces —toma la mano de él y la aprieta solo una vez, luego se recuesta a la pared, mentalmente agotada— Dios, este va a ser un día largo. De pronto unos gruñidos y gemidos se escuchan en la habitación de al lado. —Bueno, al menos alguien está teniendo un poco de acción el día de nuestra boda —dice ella riendo y apoyando una oreja contra la pared. “Sí, así, tómalo todo” Stella comienza a temblar de pies a cabeza cuando identifica la voz. Esa voz ella lo conocería en cualquier parte, es Robert, su novio. “Sarah, voy a… voy a… ahhhh” Con cuidado de no hacer ruido, Stella sale de habitación y gira el pomo de la puerta de la continua y justo como había pensado, ahí se encuentra a su novio y su medio hermana teniendo sexo. —Podría hacer esto todo el día, todos los días —dice Sarah. —Pronto cariño, pronto —le responde Robert. —¿EN verdad tenemos que largar esto? —Tengo que quedarme con Stella hasta que quede embarazada. Cuando mi querido primo muera, me casaré con esa perra y me haré cargo de la empresa —dice y Sarah chilla de emoción. El corazón de Stella cae al suelo. Hasta el momento, su único apoyo había sido Robert. Él la quería, o al menos eso ella pensaba, hasta ahora ¿Cómo había sido capaz de hacerlo eso? Se escucha un sonido de arrastre y luego Sarah se ríe. —¿Y el bebé? Ella no te va a dar la custodia. —Ella lo hará. Le dije que lo trataría como si fuera mío. Con el heredero de los Allen bajo mi custodia, la empresa será mía y entonces, tú y yo estaremos juntos, panquecito. Stella ve cómo su novio acaricia los pechos de Sarah mientras dice esas asquerosas palabras. —Más te vale, no puedo esperar a que ella obtenga su merecido. Se ha pasado la vida pensando que es mejor que yo. —No lo es. Después de todo, fuiste tú quien me ayudó a idear este plan brillante. Eres pura inteligencia. —Ahora dime, ¿quién es mejor en la cama, ella o yo? —Ni siquiera la toqué, tú eres a quien amo, además, parece ser muy mala en la cama, es medio sosa. El dolor que Stella sentía se transformó rápidamente en rabia. No podía creer lo que estaba escuchando. Quería entrar y decirle a ambos lo que se merecían, pero necesitaba saber más, más sobre los planes que tenían, así que continuó callada detrás de la puerta. —Esto será muy divertido, especialmente después de que la incriminemos —dice Sarah. —Eres tan sexi cuando eres mala ¿quieres una segunda ronda? Ambos comienzan a besarse y tocarse sin parar, algo que Stella no soporta ver, así que se tambalea de vuelta a la habitación donde se encontraba herida y conmocionada. Sarah había dicho que querían incriminarla, pero, incriminarla en qué. No había dudas, ella tenía que descubrirlo y para ello debería fingir que no los había descubiertos. Estaba decidida, jugaría su propio juego.Stella se gira hacia su ahora esposo quien parece dormir plácidamente.—Bueno, al menos tú serás mejor compañero que tu primo —le dice y las máquinas comienzan a emitir un pitido como si estuvieran de acuerdo con lo que ella acaba de decir— Supongo que nunca lo sabremos.Minutos después, su atención vuelve a centrarse en la puerta, Robert entra y la cierra.—Tuve que pasar por seguridad para encontrarte, pero aquí estoy, tu caballero de brillante armadura.El interior de Stella se retuerce de asco cuando lo escucha hablar. No puede comprender con qué cara se aparece ahí diciéndole esas palabras después de tirarse a su media hermana.—Bueno, la verdad es que no necesito a un caballero de brillante armadura, no necesito ser salvada, yo puedo con esto sola.Ella quería decirle que lo sabía todo, quería gritarle todo lo que tenía por dentro, decirle que era un sinvergüenza, pero no podía hacerlo, no si quería atraparlos y hacer que su plan se fuera a la mierda.—Saldremos de esta, cariño,
Después de que Stella pasó todo el resto del día organizando su equipaje y cuando justo estaba lista para descansar, unos toques en la puerta llaman su atención.—Buenas noches, soy Ava. Vine para asegurarme de que tiene todo lo que necesita y para explicarle a usted las necesidades del señor Allen —dice una de las chicas del servicio.—¿Lo que necesita? —le pregunta Stella confundida mientras mira a James cuyos ojos ya se han cerrado como si nada hubiese pasado antes— ¿Cómo qué?-El señor Allen necesita masajes todas las noches para evitar que se atrofien los músculos. Tenga —le entrega una papel en el que aparecen unas instrucciones sobre los masajes— Llámeme si necesita algo.—Gracias.La chica le da un breve asentimiento con su cabeza y se va. Stella se gira hacia James.—Con que masajes nocturnos ¿eh? Estás viviendo tu mejor vida. Supongo que al menos uno de nosotros debería tener algo de acción en la noche de boda.Se acomoda en el borde de la cama. Comienza con su brazo, sigue
Una vez Bárbara discutió con Stella todos los temas que le interesaban, la dejó libre, lo que le dio posibilidad a la chica de explorar la enorme propiedad en la que ahora vivía.Fue justo cuando paseaba por el jardín principal que vio a los guardias de seguridad prohibiéndole la entrada a Gaby, su mejor amiga. Con todo el lío del casamiento, se le había olvidado que habían quedado para que su amiga le llevara unos documentos del trabajo que su jefa le estaba exigiendo.—¿Qué está pasando aquí? —pregunta ella molesta a los guardias.—Está chica dice que la conoce.—Será porque lo hace.—Lo siento, pero no está en la lista de invitados y no la puedo dejar pasar.—¿Sabes qué? No pasa nada —dice mientras sale y se monta en el coche con su amiga, una vez dentro se gira hacia ella y le dice— Sal de aquí y deja el coche más adelante, entraremos por atrás.Las chicas comienzan a reír como dos colegialas a punto de romper alguna regla. Unos minutos después, ambas están en el dormitorio de Ste
La casa de los Allen estalla en caos cuando escuchan las palabras de Stella. Hay personas corriendo por todas partes, dando órdenes y haciendo llamadas telefónicas.Stella continúa en pie junto a James, tomándole de la mano, de pronto, Bárbara entra en la habitación y trae a varios médicos que sacan a la chica del medio.Comienzan a realizar sus pruebas y estudios en James, para cuando le permiten volver a la habitación, Bárbara sonríe como una niña pequeña.—¡No me puedo creer que mi niño esté despierto! Pensé que lo había perdido para siempre —la emoción es tanta en ella que casi se puede palpar mientras lágrimas se acumulan en sus ojos.—¡Eso es fantástico! —señala Stella.Sin que se lo espere, Bárbara se abalanza sobre ella y la estrecha en un fuerte abrazo mientras permite dejarse llevar por su emoción. Su alegría es contagiosa, lo que hace que Stella también sonría.—Tú fuiste la que logró esto. Lo sé. Tú trajiste la buena suerte a esta familia ¡Eres el amuleto de la buena suert
Se supone que el día de su boda tendría que estar feliz, súper emocionada y un poco nerviosa, al menos creía Stella que era cómo se sentiría el día de su boda, en cambio, una sensación de temor se le estaba asentando en la boca del estómago mientras se miraba en el espejo.—¿Por qué estás sentada ahí? Apúrate, vas a llegar tarde —le dice Beth, su madrastra.—¿Estás segura que esto es necesario? —le pregunta Stella.—Tal vez no lo sea, pero…—¿En serio? —una gota de esperanza comienza a filtrarse en el interior de Stella.—Bueno, podríamos permitir que tu padre continúe sufriendo. Los derrames cerebrales no son tan malos, no es algo que necesite tratamiento —la ironía se filtra por cada tono de la voz de Beth.—Todavía no comprendo cómo no tenemos suficiente dinero para cubrir el tratamiento de mi papá.La familia de Stella no había sido millonaria, pero siempre estuvieron bien posicionados y, de un día para el otro, se encontraron con fondos insuficientes para el tratamiento de su pad