Tratos que cumplir

Después de que Stella pasó todo el resto del día organizando su equipaje y cuando justo estaba lista para descansar, unos toques en la puerta llaman su atención.

—Buenas noches, soy Ava. Vine para asegurarme de que tiene todo lo que necesita y para explicarle a usted las necesidades del señor Allen —dice una de las chicas del servicio.

—¿Lo que necesita? —le pregunta Stella confundida mientras mira a James cuyos ojos ya se han cerrado como si nada hubiese pasado antes— ¿Cómo qué?

-El señor Allen necesita masajes todas las noches para evitar que se atrofien los músculos. Tenga —le entrega una papel en el que aparecen unas instrucciones sobre los masajes— Llámeme si necesita algo.

—Gracias.

La chica le da un breve asentimiento con su cabeza y se va. Stella se gira hacia James.

—Con que masajes nocturnos ¿eh? Estás viviendo tu mejor vida. Supongo que al menos uno de nosotros debería tener algo de acción en la noche de boda.

Se acomoda en el borde de la cama. Comienza con su brazo, sigue el diagrama de cómo mover sus manos todo el camino hasta sus hombros y se asombra al darse cuenta del buen físico que mantiene a pesar de haber estado tanto tiempo en coma.

—Probablemente deberías saber algunas cosas sobre mí, ya que estamos casados —comienza a hablarle a James como si él pudiera escucharla— Empezaré diciendo que esto es nuevo para mí, no me había casado con alguien en la primera cita —ella se ríe y pasa a su otro brazo— Tampoco había masajeado a nadie, es usted mi primero en varias cosas, esposo.

Mientras Stella lo ayuda con su fisioterapia se imagina otra vida en la que ella se hubiera casado con él mientras estaba fuera del coma, otra vida en la que su padre no peligraba y se casaba por amor y no por dinero.

—Para resumir, no soy una persona de gatos, mi color preferido es el amarillo, me encanta leer, hacer deportes y ver comedias románticas ¡Ahhh! Se me olvidaba, de pequeña quería ser astronauta.

Una vez termina, se acuesta al lado de James, manteniéndose cerca del borde y por encima de las sábanas sin poder negar lo extraña que es toda la situación.

Duerme irregularmente, despertándose casi a cada hora sobresaltada debido al entorno desconocido y desorientados, sin mencionar el hecho de que tiene a un extraño en la cama.

Todavía se encuentra medio somnolienta cuando llaman a la puerta a la mañana siguiente. La persona no espera, entrando un segundo después.

—Señora Allen ¿qué hace todavía en la cama? —le pregunta Ava con los ojos muy abiertos— Tiene que levantarse y vestirse. La señora Bárbara la está esperando, quiere repasar una información importante con usted.

—De acuerdo, dile que estaré ahí en un momento.

Al no estar familiarizada con la casa, le toma un momento a Stella y encontrar a su ahora suegra quien está sentada en la mesa de la cocina con los brazos cruzados luciendo impaciente.

—Buenos días, Bárbara. Lamento haberla hecho esperar, no tenía idea de que quería hablar conmigo hoy.

—Que la impuntualidad no se convierta en un hábito, Stella —le dice sin más- Por si te lo has estado preguntando, la fiesta de anoche fue todo un éxito —levanta la mirada de su té y le echa un vistazo a Stella— y hoy estás decente, así que sí tienes sentido de la moda después de todo.

—Gracias -fue todo lo que ella alcanzó a decir.

—¿Cómo van las cosas con mi hijo?

—A decir verdad, fue un poco incómodo, pero hice lo hice funcionar.

—No lo hagas sonar como un sacrificio. Antes del accidente, mi James era un espectáculo, era magnífico y todas las chicas querían estar con él —de pronto, la mirada se le pierde como si estuviese viajando a otra parte y dice— Cuando mi esposo murió, James dio un paso adelante. Hizo todo lo necesario para que nuestra familia y nuestro negocio siguieran adelante.

—¿James no tenía una pareja antes del accidente? —le pregunta Stella curiosa.

—Hubo algunas aquí y allá, pero ninguna formal. James siempre estuvo ocupado con el negocio familiar como para preocuparse por citas.

—Pero usted quería nietos, quiero decir, esa es la razón principal por la que estoy aquí ¿no?

—Sí, pero siempre pensé que habría mucho tiempo para eso —dice Bárbara y se toma rápidamente lo que le queda del té y luego abre una carpeta— Ahora, como te dijeron, tenemos algunas cosas que discutir. Los términos de nuestro acuerdo eran muy claros. Te dieron el dinero para el tratamiento de tu padre, a cambio, tenemos algunas cosas casarás con mi hijo y tendrás un heredero. Se espera que seas inseminada artificialmente en un plazo razonable para cumplir con los términos.

La sensibilidad que se había asomado en el rostro de Bárbara al recordar cosas del pasado, ya se había esfumado. Ahora estaba hablando como si no se tratara más que de un tecnicismo.

—También se espera que te comportes con dignidad —continúa diciendo como si nada— Hablarás correctamente, te vestirás bien y te relacionarás con personas de calidad, el apellido de nuestra familia no se puede manchar.

De pronto, Stella se da cuenta de que no solo había aceptado a casarse y tener un hijo con el CEO de la empresa Allen, sino que también había accedido a ser el títere de su familia.

A pesar que le encantaría dejarle en claro varias cosas, Stella no pudo hacer más que aceptar. En ese momento, nada le importaba más que su padre y, si los Allen habían cumplido con su parte, ella haría la suya.

—Por supuesto, haré lo que sea necesario. Hicimos un trato y yo cumpliré.

—No te preocupes, en caso de que suceda lo contrario, yo misma me encargaré de que lo hagas.

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