UNA SEMANA DESPUÉSLa lluvia cae de manera torrencial afuera de la funeraria. Todos los amigos y familiares de Stella están reunidos. El padre dice unas palabras tranquilizadoras, pero ella no las escucha, no escucha nada de lo que nadie dice. No realmente.Desde la muerte de su padre, cavó un pozo profundo solo para sí misma y no ha salido de él.—Lo siento mucho, cariño —le dice Robert.—Al menos papi ya no sufrirá más, está descansando —la siguiente que habla es Sarah.Robert tiene el descaro de pararse a unos metros de Stella, su brazo está alrededor de Sarah, lo que hace que los celos la invadan de pronto. No por Robert, sino por todo lo demás.Su medio hermana tenía en ese momento mucho más que ella. Todavía tenía a su madre, su casa y, para colmo, nuevo novio, pero ¿Qué le quedaba a ella? Su padre era todo su mundo, por él lo había hecho todo, por él había luchado con capa y espada. Sin su padre, no tenía hogar.Su madrastra no era un ser muy generoso, su novio la había cambiad
Stella se queda mirando a James por unos segundos sintiéndose completamente abrumada. No había pensado en la posibilidad de que él se apareciera ahí, sobre todo después que él mismo le había dejado saber su nulo interés por continuar casado con ella.Ahora que lo pensaba, su padre había muerto, ya no había razón para mantener la falsa del matrimonio, todo lo había hecho por él, pero ahora no estaba. Ella pensó que James estaría feliz de escuchar eso.Por el momento, mantendría las apariencias, su esposo acababa de llegar y defenderla, no era el momento para hablar sobre el tema.Sin decirle una sola palabra a Robert y Sarah, Stella sigue a su esposo hasta el auto donde se sube al asiento trasero y el chofer lo ayuda a él a sentarse al lado de ella, luego retira la silla de ruedas.Una vez que el auto comienza a moverse, el conductor sube el divisor para ofrecerles privacidad.—Realmente aprecio que hayas venido hoy, significa mucho para mí —le agradece ella.—No pasa nada, era lo míni
Stella deja de masticar en cuanto escucha la invitación. No podía creer que James Allen acababa de pedirle que asistiera con él a un evento. Ella no era el tipo de chica que iba a eventos elegantes, pero… ir con él no se sentía mal.—¿Sería…? ¿Sería como una cita? —en cuanto la pregunta salió de sus labios se arrepintió y sus mejillas se tintaron de rojo.—¿Tú quieres que lo sea?El rostro de James estaba muy divertido. Le encantaba molestarla y sacarle los colores, era algo que recién había descubierto lo ponía de buen humor.—Tal vez —le respondió ella siendo sincera pero sin poder mirarlo a los ojos, tenía los suyos clavados en el plato.—Entonces, “tal vez” lo sea —una mirada y sonrisa arrogante aparecen en su rostro mientras ella no deja de sonrojarse— ¿Sabes algo, Stella? He aprendido que una manera de que los demás te tomen en serio y te respeten es reclamando lo que deseas. Nunca te avergüences de pedir lo que quieras, es tu derecho.—¿Sabes algo, James? Tienes toda la razón —
El día le pasa a Stella volando y, cuando se fija en el reloj, son casi las seis de la tarde.“No, no, no, no puedo creer que se me haya hecho tan tarde” —se riñe a sí misma pensando en la cena que tiene esa noche con James— “Ahora no tendré tiempo para cambiarme.”—Ese sitio es muy elegante —le recuerda Gaby cuando la escucha.—La invitación fue inesperada, no hay nada que pueda hacer.Sin perder más tiempo, Stella sale del trabajo y, unos minutos más tarde llega al restaurante donde James la está esperando.Los ojos de ella se encuentran con el azul zafiro de los de él y su boca se abre de par en par al verlo.—Te ves… bastante bien —dice ella antes de darse cuenta de que las palabras estaban saliendo de sus labios.James se ríe y le hace un gesto a ella para que tome asiento.—¡Vaya! Si hoy hasta estas haciendo cumplidos —su tono juguetón toma las riendas lo que hace que la chica sonría— Entonces ¿tuviste un buen día en el trabajo?La pregunta se escurre de su boca mientras su mira
Cuando el mesero llega con el primer plato y Stella ve la langosta de Maine servida con vieiras y caviar, las órbitas de sus ojos parecen estar al punto de salirse, pero logra controlarse.—Bueno… ¿no querías hablarme de algo? —le pregunta ella curiosa.—Así es.—Debe ser importante si elegiste un lugar tan elegante como este.—Lo es, iré al grano, es lo mejor. Cuando me desperté del coma y me enteré de que estábamos casados, pensé que no eras más que la típica cazafortunas, que te habías aprovechado de la situación solo por mi dinero. Quiero pedirte disculpas por eso. Conocerte más me ha demostrado que no eres nada de eso, ahora también sabes el meollo de mi situación. Como ya estamos casados y no nos odiamos, tengo una propuesta para ti.El corazón de Stella comenzó a latir a toda velocidad cuando lo escuchó. No bromeaba con lo de que iría directo al grano. Sin esperar a una respuesta de parte de ella, él continuó diciendo:—Creo que ahora sería un buen mom
El viaje de vuelta a casa es tranquilo y, cuando llegan, James le sugiere ir a la cocina a tomar helado.—La cena estuvo bien. Gracias, hacía mucho que no salía —le dice ella.—Yo también tenía razones para ir. Me encanta la comida de ahí y hace mucho también que no salía.Stella comenzó a reír una vez más. Estar cerca de él la hacía brillar, la hacía hasta olvidar lo loca que se había vuelto su vida y todo lo que había perdido.—Sí, estar en coma realmente arruina la vida social ¿eh? Ambos se miran y vuelven las carcajadas. No había dudas de que ambos juntos se hacían mucho bien. Sin darse cuenta se estaban ayudando a sanar la mochila que cargaban del pasado.—Cuéntame algo sobre ti que no sepa. Creo que, ahora que reafirmamos nuestro matrimonio, deberíamos conocernos un poco más.—¿Conocernos? ¿Cuál es el problema? ¿No te gusta el misterio de estar casado con una completa extraña? —Tengo la sensación de que siempre estarás rodeada de un poco de mi
Stella Ignora a Ava y toma la silla de ruedas de James conduciéndolo hacia su habitación. Una vez ahí, ambos se quedan mirándose fijamente en un silencio cómodo mientras sienten la tensión entre ellos.Ella hubiera podido jurar que sentía cómo las chispas chocaban contra su piel, como si una electricidad extraña comenzara a crearse en el espacio entre sus cuerpos, atrayéndolos el uno al otro.A James le brillaban los ojos, nunca los había tenido de una tonalidad tan brillantes y eso solo lo hacía lucir más hermoso de lo que ya era.Luego de unos segundos, ella le dice:—Supongo que nos veremos en la mañana. —Suena como un plan para mí. Buenas noches, Stell —la sonrisa se dibuja en el rostro de él.—Buenas noches, Jamie.Ella regresa a su habitación e, inmediatamente, toma una foto de su nuevo anillo y se lo envía a Gaby.“—Mira lo que James me dio.—¡Dios mío! ¡Es enorme! Qué ganas de verlo en persona.”Stella estaba emocionada. James Allen acababa de confirmar su matrimonio, acababa
—Jamie, sé que esto debe ser muy duro para ti, de verdad lo entiendo. No sé lo que siente que te quiten tu habilidad para caminar, pero sí sé lo que siente que te arrebaten algo preciado de un momento para otro. Puede ser que tu ego de hombre fuerte y masculino se te haya roto, pero tienes que entender que no voy a dejarte tirado en el suelo de esta manera. Te guste o no, aquí estoy y voy a ayudarte —las palabras de Stella salen firmes, pero dulce a la vez.—Stell…—ella se cruza de brazos, desafiándolo a discutir.—Puedes decir todo lo que quieras, no me pienso ir.James se queda en silencio un momento, pero cuando levanta la vista, tiene una pequeña sonrisa dibujada en su rostro y asiente en señal de rendición.—Me parece bien.—Mírate, tragándote tu orgullo por una vez. Debo confesar que se siente bien decirle qué hacer al gran James Allen —bromea ella haciendo que la sonrisa de él se amplíe— Estás avanzando.—Puede ser, pero el camino se siente demasiado lento.—Tal vez se sienta a