Stella mira hacia abajo, hacia su pecho con terror. Nunca había pensado en cómo moriría, ahora ya lo sabe y no hace más que pensar en ello.—¡Ay Dios mío! Voy a morir. James, tienes que irte. ¡Corre! No te puedes quedar aquí, te amo y verte morir por mí me mataría doble, vete por favor —las palabras de ella salen en grito, ha perdido toda la calma que estaba albergando desde el inicio.—Stella, respira profundamente para mí —a diferencia de ella, su voz si es suave y pausada— Mira, hay tres cables, azul, rojo y verde. Voy a intentar cortar uno.Los ojos de ella se abren más de lo que ya están mientras más pánico cubre todo su cuerpo, ha visto demasiadas películas de acción como para saber que eso es demasiado peligroso.—No, eso es muy arriesgado y una muy mala idea.—¿Qué otra alternativa tenemos? Es eso o aceptar la muerte y no estoy dispuesto a que mueras. Si sale mal, moriremos, si no lo hago, moriremos de todas formas. No tenemos nada que perder.—¡Claro que tenemos algo que perd
Stella cierra los ojos y recuerda algo que dijo Steve Jobs: “Saber que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las decisiones más importantes en la vida porque casi todo, todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el miedo a la vergüenza o al fracaso… Estas cosas simplemente se desvanecen frente a la muerte, dejando solo lo que es verdaderamente importante.”Justo en ese momento, el altavoz vuelve a retumbar sobre Stella y una risa burlona suena en todo el almacén.—¡Ja! Fracasarás espectacularmente y volarás en pedazos.James se da la vuelta y mira directamente a la cámara. Sus ojos están helados con una tormenta increíble avecinándose dentro de ellos.—No vayas a ningún lado, Thomas y obsérvanos.—Corta el cable verde, ya —le dice ella rápidamente mientras mira el cronómetro de la bomba a punto de llegar a su final.Con manos temblorosas, James corta el cable que ella le ha indicado y, de pronto, ¡El cronómetro se det
El viaje de regreso a casa es tranquilo. Cuándo James y Stella cruzan la puerta y la cierran, ella se interpone en su camino. —Stella, por favor... —comienza a decirle él, pero ella lo interrumpe. —Necesito una explicación para todo lo que sucedió en ese horrible lugar, pero ahora, necesito algo con más urgencia que eso. —Dime qué es, lo que sea, lo haré. —Mejor te lo demuestro. Ella se acerca, se para en puntillas de pies y lo besa desenfrenadamente. (Narra Stella)Para eso estoy aquí. Veo su sonrisa triunfante cuando me suelta, me coge de la mano y me conduce a través de la casa.Su dormitorio es grande. Desde los ventanales se ven los iluminados los jardines que rodean la casa. Las paredes son blancas, y los accesorios, azul claro. La enorme cama es ultramoderna, de madera maciza de color gris, con cuatro postes pero sin dosel. En la pared de la cabecera hay un impresionante paisaje marino.Estoy temblando como una hoja. Ya está. Por fin, después de tanto tiempo, voy a ha
James sigue con su lenta y sensual incursión. Mis pezones sienten sus hábiles dedos y sus labios, que encienden mis terminaciones nerviosas hasta el punto de que todo mi cuerpo gime en una dulce agonía, pero él no se detiene.—Oh… por favor —le suplico.Tiro la cabeza hacia atrás, con la boca abierta, y gimo. Siento las piernas entumecidas. Maldita sea, ¿qué está pasándome?—Déjate ir, nena —murmura.Me aprieta un pezón con los dientes, con el pulgar y el índice tira fuerte del otro, y me dejo caer en sus manos. Mi cuerpo se agita y estalla en mil pedazos. Me besa profundamente, metiéndome la lengua en la boca para absorber mis gritos.¡Dios mío! Ha sido fantástico. Me mira con una sonrisa satisfecha, aunque estoy segura de que no es más que gratitud y admiración por mí.—Eres muy receptiva, siempre lo has sido —me dice.Vuelve a besarme.Mi respiración es todavía irregular mientras me recupero del orgasmo. Desliza una mano hasta mi cintura, mis caderas, y la posa en mis part
Todavía jadeo, intento ralentizar la respiración y los latidos del corazón, y mis pensamientos se sumen en el caos. Abro los ojos. James ha apoyado su frente en la mía. Tiene los ojos cerrados y su respiración es irregular. Parpadea, abre los ojos y me lanza una mirada turbia, aunque dulce. Sigue dentro de mí. Se inclina, me besa suavemente en la frente y, muy despacio, empieza a salir de mi cuerpo.—Oooh.Es una sensación extraña, que me hace estremecer.—¿Te he hecho daño? —me pregunta James mientras se tumba a mi lado apoyándose en un codo.Me pasa un mechón de pelo por detrás de la oreja. Y no puedo evitar esbozar una amplia sonrisa.—¿Estás de verdad preguntándome si me has hecho daño?—No me vengas con ironías —me dice con una sonrisa burlona—. En serio, ¿estás bien?Sus ojos son intensos, perspicaces, incluso exigentes.Me tiendo a su lado sintiendo los miembros desmadejados, con los huesos como de goma, pero estoy relajada, muy relajada. Le sonrío. No puedo dejar de
Se supone que el día de su boda tendría que estar feliz, súper emocionada y un poco nerviosa, al menos creía Stella que era cómo se sentiría el día de su boda, en cambio, una sensación de temor se le estaba asentando en la boca del estómago mientras se miraba en el espejo.—¿Por qué estás sentada ahí? Apúrate, vas a llegar tarde —le dice Beth, su madrastra.—¿Estás segura que esto es necesario? —le pregunta Stella.—Tal vez no lo sea, pero…—¿En serio? —una gota de esperanza comienza a filtrarse en el interior de Stella.—Bueno, podríamos permitir que tu padre continúe sufriendo. Los derrames cerebrales no son tan malos, no es algo que necesite tratamiento —la ironía se filtra por cada tono de la voz de Beth.—Todavía no comprendo cómo no tenemos suficiente dinero para cubrir el tratamiento de mi papá.La familia de Stella no había sido millonaria, pero siempre estuvieron bien posicionados y, de un día para el otro, se encontraron con fondos insuficientes para el tratamiento de su pad
Un hombre alto le abre la puerta a Stella. No sonríe ni dice una sola palabra mientras le muestra la casa. Ella pasa por una gran sala donde se reúne una pequeña multitud, solo reconoce algunas caras: Beth, Sarah, su media hermana, y Robert.—¿Puede darme unos minutos? Tengo que hablar con alguien antes de que comience la ceremonia —le dice Stella al hombre que la estaba guiando.Ella necesitaba hablar con Robert, él le había dado la idea de casarse con su primo, pero ahora necesitaba decirle que no quería hacerlo, necesitaba cualquier excusa que la librara de casarse con alguien que ni siquiera estaba consciente.—Lo siento, pero no, los Allen tienen una agenda muy apretada.—No, lo siento yo, no tenía idea de que los deseos de la novia serían un inconveniente.EL portero se gira hacia ella serio, pero con expresión de diversión.—Cuidado señorita Miller. Hay una orden, es mejor preguntar. A la familia Allen le gusta que las cosas se hagan a su manera.—¿Qué sucede si no soy el tipo
Stella se gira hacia su ahora esposo quien parece dormir plácidamente.—Bueno, al menos tú serás mejor compañero que tu primo —le dice y las máquinas comienzan a emitir un pitido como si estuvieran de acuerdo con lo que ella acaba de decir— Supongo que nunca lo sabremos.Minutos después, su atención vuelve a centrarse en la puerta, Robert entra y la cierra.—Tuve que pasar por seguridad para encontrarte, pero aquí estoy, tu caballero de brillante armadura.El interior de Stella se retuerce de asco cuando lo escucha hablar. No puede comprender con qué cara se aparece ahí diciéndole esas palabras después de tirarse a su media hermana.—Bueno, la verdad es que no necesito a un caballero de brillante armadura, no necesito ser salvada, yo puedo con esto sola.Ella quería decirle que lo sabía todo, quería gritarle todo lo que tenía por dentro, decirle que era un sinvergüenza, pero no podía hacerlo, no si quería atraparlos y hacer que su plan se fuera a la mierda.—Saldremos de esta, cariño,