Stella madruga al siguiente día después de casi no haber podido pegar un ojo debido al estrés. Se ducha, se viste y baja. Se apresura para reunirse con el abogado antes del trabajo.James está sentado a la mesa del comedor desayunando. Frente a él, se encuentra otro hombre, alguien a quien Stella nunca antes había visto.—Buenos días —saluda ella.—Ey, te levantaste temprano hoy ¿tienes planes? —le pregunta James esbozando una de sus mejores sonrisas.—Tengo una reunión con el abogado de mi papá.—¿Está todo bien? ¿Quieres que te envíe un abogado de la empresa para que te acompañe? —la preocupación de él es sincera.—La verdad, no lo sé, es sobre algo de su deuda.—Escuché que tu padre tenía problemas financieros antes de mi accidente automovilístico. Si tienes problemas de dinero, me avisas, por favor, un abogado mío irá contigo.—Primero déjame hablar con él, si necesito ayuda te lo haré saber. —lo que menos quería Stella era que los demás pensaran
Una vez Stella termina de hablar con el abogado, su cabeza se siente más abrumada que nunca y, así sale corriendo hacia el trabajo. Por mucho que lo intenta, igual llega tarde.Amaia está apoyada en su escritorio cuando Stella entra.—Miren quién decidió honrarnos con su presencia —la ironía se filtraba en tu tono.—Lo siento mucho, Amia, el tráfico estaba… —Stella intenta justificarse, pero su jefa la detiene en seco.—Ahórratelo, es solo otra excusa en la larga lista que tienes últimamente. No me importan ya tus llegadas tarde y, al parecer, a ti tampoco.—Sí me importa, Amaia. Te prometo que no volverá a suceder.Discutir con su jefa en ese momento iba a ser una batalla perdida y, de cierto modo, tenía razón, había llegado tarde en más de una ocasión, así que Stella baja la guardia.—Ya, el problema aquí está en que he escuchado esas palabras antes ¿Quieres conservar tu trabajo? Bien, para eso necesitas ir por el camino correcto.—Lo haré, en verdad lo prometo.—Las palabras no ser
Las chicas salen del probador, la empleada empaca el vestido en una caja elegante y las chicas salen de la tienda.Después de despedirse de Gaby, Stella se dirige a casa para prepararse para la noche.James ya la está esperando cuando llega.—¡Ey! ¿Cómo te fue haciendo compras hoy? —le pregunta.—Bien, tuve un pequeño contratiempo, pero encontré mi vestido.—¿Pequeño contratiempo? —pregunta él interesado.—No fue nada importante —le asegura ella, de igual manera, ya había olvidado el asunto y la mujer obtendría su merecido.—Me alegro de que hayas aceptado ir conmigo. Estas cosas pueden volverse aburridas. Tenerte ahí lo hará tolerable.—¿En verdad? —una sonrisa de felicidad comienza a dibujarse en su cara.—Estas cosas normalmente son solo otro evento de trabajo, pero contigo a mi lado… —él deja de hablar pero le devuelve la sonrisa.El corazón de Stella comienza a acelerarse amenazando con salir de su pecho y sus mejillas se sonrojan.—James, es lo más tierno que me han dicho en muc
Los ojos zafiros de James están sobre Stella mientras un destello de humor se forma en ellos. Se estaba divirtiendo de lo lindo.—Tú dirás, esposa ¿qué tienes para ofrecerme?Las mejillas de Stella continúan encendidas a más no poder, pero también ese encuentra disfrutando de toda la tensión que se está creando entre ellos, así que le sigue el juego.—No lo sé ¿qué podría querer el hombre más rico de la ciudad? Dímelo tú. Tienes todo lo material que puedas desear —su voz es tentadora, directa del pecado original.—¿Y quién ha dicho que quiero cosas materiales? —la sonrisa de él se hace más grande— Todavía tenemos algo de tiempo antes de que empiece la fiesta. Me encantaría hablar de esto antes de irnos.—Bueno… Tengo una excelente colección de sellos raros, es eso o… ¿crees que un beso en la mejilla sería suficiente para ti?Ella trata de sonar lo más segura que puede, pero, al parecer no lo consigue porque James se echa a reír en una estrepitosa carcajada.—No puedo negar que me sien
Stella regresa a su habitación con sus bolsas de compras y se prepara para la fiesta. Mientras lo hace, no es capaz de olvidar la sensación del cuerpo duro de James contra la suavidad de sus propios muslos mientras se balanceaba una y otra vez sobre él.Deja que la fantasía la recorra mientras se viste y maquilla, pensando en lo que podría haber sucedido si no se hubiese detenido.James está esperando junto a la escalera cuando ella llega completamente lista. Sus ojos se abren de par en par al ver el vestido rojo con escote enorme en su pecho.—Stella estás…—¿Es demasiado? —lo interrumpe ella preocupada— lo sabía, se lo dije a Gaby, yo…—Stell, para, respira —le dice mientras le extiende una mano para tomar la de ella— Estás perfecta, preciosa diría yo —la sonrisa de ella de extiende por su rostro— Y ese escote… —un brillo cobra vida en los ojos de ambos al notar el flirteo— Estás más que perfecta, estás maravillosa. —dice, y, sin más, se dirigen a la fiest
Con toda la seguridad del mundo, Stella se gira hacia Richard y, encarándolo, le dice:—Creo que la gente verá a alguien dispuesto a superar cualquier obstáculo para liderar esta empresa, eso es algo de admirar, no algo que de vergüenza, además ¿cuál sería la alternativa? ¿Que usted dé el discurso?—Bueno, vine preparado para ello, así que… —le responde él resignado finalmente a dirigirle la palabra a Stella como se debe.—¿Por qué mejor no se cuelga un cartel de su cuello que diga: “Estoy desesperado por atención”? —lo confronta ella— O tal vez podría pedirle a su hijo que dé el discurso, eso saldría bien. Subiría, vería a la multitud y luego se orinaría encima de sus pantalones ¿O acaso no recuerda su exposición en décimo grado? Había un charco de orine en el suelo.Richard se ve mortificado y James intenta ocultar su sonrisa, pero no lo logra.—Otra opción —continúa hablando ella— podría dejar que lo hiciera la nueva novia de su hijo, pero entonces tendría que pedirles a todos los
—¡Madre! —la regaña James en un tono bastante severo.Los ojos de Stella se abren de par en par al escuchar la petición de su ahora suegra. Continuaba casada con James y su familia le había pagado el dinero que habían acordado.Haya funcionado o no el tratamiento de su padre, el contrato seguía vigente y darles un heredero, era la parte que le tocaba a Stella. Tarde o temprano, tendría que cumplir, aunque James y ella no habían hablado sobre ello ni una sola vez.—¿Qué? Preguntaste y yo respondí —explica Bárbara— No seas tan dramático ¿Acaso querer un nieto es mucho pedir? Ahora que estás fuera del coma, debemos acelerar las cosas, así que ¿cuándo vamos a tener buenas noticias? —la vista de la mujer se clava en Stella esperando una respuesta.Algo le decía a la chica que esa era la manera más sutil que su suegra había encontrado para recordarle su parte del trato, para recordarle que todavía estaba en deuda con ella y que no lo había olvidado.—Pronto —le responde ella al ver que Jame
James abre su boca, la cierra y la vuelve a abrir. No sabe qué decir, qué responderle a Stella porque no tiene idea si se trata de uno de sus juegos conjuntos o si en realidad se está ofreciendo seriamente.—Seguro, cuando lleguemos a la casa —termina diciendo.Stella acerca su silla hacia la de él y mete la mano por debajo de la mesa para acariciar su pierna.—Me estaba refiriendo a aquí y ahora —su voz es seductora.—Y… yo —balbucea él —la mano de ella viaja hacia arriba y hacia debajo de su muslo. Frotando con tacto suave, pero firmemente— Eso es, mmm…—¿Agradable? —completa ella la oración cuando nota que él no puede hacerlo.En el último movimiento, la mano traviesa de Stella se aventura demasiado alto y roza algo duro.Los ojos de ella se clavan en el rostro de él quien ya está sonriendo pícaramente.—Vaya, no pensé que el masaje funcionaría tan bien.—¿En serio?—Es que pensaba que, ya sabes… que no podías… —en cuanto las palabras salieron de ella se dio cuenta de que estaba to