Asimilando

Stella se gira hacia su ahora esposo quien parece dormir plácidamente.

—Bueno, al menos tú serás mejor compañero que tu primo —le dice y las máquinas comienzan a emitir un pitido como si estuvieran de acuerdo con lo que ella acaba de decir— Supongo que nunca lo sabremos.

Minutos después, su atención vuelve a centrarse en la puerta, Robert entra y la cierra.

—Tuve que pasar por seguridad para encontrarte, pero aquí estoy, tu caballero de brillante armadura.

El interior de Stella se retuerce de asco cuando lo escucha hablar. No puede comprender con qué cara se aparece ahí diciéndole esas palabras después de tirarse a su media hermana.

—Bueno, la verdad es que no necesito a un caballero de brillante armadura, no necesito ser salvada, yo puedo con esto sola.

Ella quería decirle que lo sabía todo, quería gritarle todo lo que tenía por dentro, decirle que era un sinvergüenza, pero no podía hacerlo, no si quería atraparlos y hacer que su plan se fuera a la m****a.

—Saldremos de esta, cariño, somos sólidos como la roca.

—¿Lo somos? —le pregunta ella repleta de ira.

—Claro que lo somos. Eres mi todo. Un matrimonio falso no va a cambiar eso —él toma su mano y la presiona contra su pecho, sobre su corazón— Me perteneces, en cuerpo y alma, te esperaré por siempre.

—Bien —ella aparta su mano y da un paso atrás— Tengo mucha suerte de tenerte —dice luchando contra la arqueada que le provocó decir esas palabras— ¿No te sientes un poco culpable? Técnicamente, lo estamos engañando —le dice ella inclinando su cabeza hacia James.

—Amo a mi primo, pero él no te eligió a ti. Yo lo hice.

Él toma la mano de su primo y baja la mirada dramáticamente, cerrando los ojos con fuerza un momento.

“Dios mío, está tan lleno de mentiras ¿Cómo no me había dado cuenta antes?” —piensa Stella para sus adentros.

—Bueno, supongo que debería prepararme para salir —dice ella ansiosa por apartarlo de su vista.

Robert se pone detrás de ella y envuelve sus brazos alrededor de su cintura, arrastrando sus dedos por sus caderas.

—Creo que ya estás lista. Deberíamos hacerlo antes de que te cases con James… déjame ser el primer hombre.

Las bilis suben por la garganta de Stella mientras las repugnantes palabras de él asaltan sus oídos. De pronto, toda la ira que tenía contenida es demasiado para ella y explota, echando por tierra los planes que tenía.

—¡Basta ya! ¡Basta con esta farsa! Los vi ¿de acuerdo? A ti y a Sarah, así que por favor, vete.

Stella lo aparta, pero él la toma de la muñeca con fuerza.

—Puedo explicarlo.

—¡Suéltame!

Robert abre la boca para decir más, pero de repente sis ojos se abren de par en par y las palabras se ahogan en su garganta. La máquina comienza a sonar de forma errática y cuando ella se gira ve a James…

—Dios mío… ¡Abrió los ojos!

Robert retrocede y se tropieza. Él mira de su primo a Stella, luego se da la vuelta y sale corriendo de la habitación como si hubiera visto a un fantasma mientras dice:

—Hablaremos más tarde. Me… ¡me tengo que ir!

Stella mira en la dirección en la que Robert se acaba de marchar haciendo una nota mental para no volver a creerle nunca más, luego, regresa su atención a James.

—Mmmm… ¿James? —se inclina hacia él para ver cómo se encuentra. Este no habla, pero parpadea varias veces sin quitarle los ojos de encima— ¡Santo cielo! ¡Ayuda! —grita ella a todo pulmón.

Un momento después, la puerta se abre y una mujer entra seguida por uno de sus empleados.

—¡Abrió sus ojos! —le explica Stella señalando a James— Creo que está despierto.

La mujer suspira profundo y despide a su empleado. Cierra los ojos como si estuviera tomando fuerzas para lidiar con Stella.

—Hola, mi nombre es Bárbara, soy la madre de James, pero estoy segura que eso ya lo sabes. Lo que acabas de ver es normal, sucede todo el tiempo. Es solo cuestión de memoria muscular, por favor, no vuelvas a armar un escándalo así en mi casa bajo ninguna circunstancia.

—Yo… lo siento, no tenía ni idea, pensaba que había despertado.

—Ya te acostumbrarás —le dice la mujer dando un paso atrás y examinándola— ¿Qué estás usando? Te ves absolutamente impresionante ¿Quién es el diseñador?

—Pues esto era de mi madre —le explica la chica con las mejillas sonrojadas mientras desliza sus dedos por la suave tela.

—Bueno, tu madre tenía un gusto magnífico. Ha sido un día largo ¿por qué no te saltas la fiesta y descansas un poco?

Al parecer, el vestido causó una muy buena impresión en Bárbara haciendo que Stella acumule un punto a su favor.

—¿En serio? Eso es muy amable de su parte. Estoy cansada ha sido un día demasiado largo para mí ¿Dónde puedo dejar mis cosas?

—¿Disculpa? —pregunta Bárbara confundida.

—Bueno, supuse que me quedaría aquí y que tendría una habitación en la que instalarme.

—Mi hijo y tú están ahora legalmente casados, por supuesto que te quedarás aquí, con él.

—Lo siento es que no pensé que cabría otra cama aquí.

—¿Por qué demonios necesitaríamos otra cama? —Bárbara se queda mirándola molesta— Dormirás en la misma cama que mi hijo ¿Hay algún problema? Tú eres su esposa ahora. Tienes que cuidarlo y asegurarte de que nada le ocurra, así que adáptate porque esta será tu habitación. Ahora, si me disculpas —dice y sale por la puerta para entretener a sus invitados, dejando a Stella a solas con la nueva noticia.

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