Él es un sinvergüenza inocente. Ella es una honorable traidora y harán un insólito acuerdo entre ambos. Belinda es una linda y bondadosa chica, tan contraria a su hermana Brenda, que siempre la ha sobreprotegido, su deseo es ser religiosa, tiene pánico a los hombres y solo desea sentirse a salvo debajo del hábito, no le molesta el sacrificio, ni perderse de los placeres mundanos que ignora, acompañando a Elena que es como su hermana mayor conocerá al apuesto y descarado Dante Martino, socio del hombre que trae a Elena enamorada como nunca, Belinda sentirá por primera vez lo que es el deseo, sin embargo, una serie de acontecimientos dejarán a Dante como un criminal sin derecho a redención. Tercera entrega de la saga chicas de orfanato.
Leer más7 años después. Dante estaba en lo alto de la colina favorita en La Madonna desde allí veía la hermosa hacienda, los animales y campos sembrados, el área recreativa con gran piscina y cancha deportiva, por supuesto el rio en calma y zigzagueante, dirigido y resguardado con contenciones vistosas. —I miei figli, vengan acá. —sus hijos se acercaron—, Todo esto que pueden ver es de ustedes, hace mucho tiempo su mamá y yo vinimos aquí y soñamos con tener este lugar así, ustedes deberán siempre querer y cuidar La Madonna, ha sido el trabajo de muchas personas que esto sea así y que sea para ustedes. Los pequeños eran 2 chicos apuestos con cabellos castaños y ojos ámbar, eran gemelos idénticos, sus mejillas rojas evidenciaban el haber subido la colina caminando solos, pero su inagotable energía lejos de agotarse. —Papá, yo seré arquitecto como tú —dijo D
—Son muy lindas las flores, muchas gracias. —Me recordaron a ti, hermosa y blanquita con tu envoltura fucsia. Dante se acercó y le dio un beso. — ¿Por qué lloras mi amor? —Porque te oí, hoy en la mañana —Belinda lo miró y había dolor en sus ojos—, dijiste que te ibas, me habías dejado. Dante le pasó por la cabeza mentirle, pero él nunca lo había hecho, quizás había omitido algunos detalles, pero nunca le había dado un falso testimonio, así que decidió evadir el tema. —Debía ir con Socorro a declarar por el asunto de Dinorah, no quise denunciar todo este desastre, la juzgaron por matar a su esposo y le dieron pena máxima, no dije que casi te mata, omití varios detalles en realidad.
—Belinda tienes que comer un poco para que te recuperes más rápido. Brenda acompañaba a Belinda, solo había comido un poco de fruta en la mañana, ya estaba oscureciendo y Belinda no quería nada, solo lloraba. —No quiero nada. Brenda insistía en que Belinda comiera un poco de caldo. —Anda hermanita solo unas cucharaditas, te prometo que no lo cocine yo, así que no está asqueroso, yo solo lo traje. Belinda sonrió, en realidad su pobre hermana no tenía ni idea de cómo cocinar, pero de niñas después de enfermar de gravedad su madre, no había otra cosa si no los desastres culinarios que Brenda hacía y la obligaba a comer. —Está bien, solo por complacerte y me dejes tranquila. Brenda muy contenta le empezó a dar en la boca como si fuera una niña, Belinda observó el envase plástico, Brenda sostenía el envase con su mano izquierda y Belinda vio su
El 31 de diciembre, el médico de Belinda declaró que lo peor había pasado y solo requería seguir el tratamiento y el reposo al pie de la letra, Dante la ayudaba a bañarse y estuvo presente en las revisiones del doctor, Belinda se ponía colorada y apretaba la mandíbula, pero lo soportaba, a Dante ya culpa lo consumía, así que daba excusas y la dejaba con sus hermanas y el resto de las muchas visitas, la familia, las empleadas de La Madona y del orfanato. Dante entró en la habitación, Belinda dormía, se acercó sin hacer ruido y se sentó junto a ella. Belinda despertó y se encontró con el cabello de Dante y sus manos, él sentado con los codos en su cama y las manos en su cabeza, ella iba hablarle cuando lo escuchó sollozos y apenas susurrar. —Dios mío esto es muy difícil, pero debo hacerlo, debo irme. Dante se incorporó y Belinda cerró los ojos fingiendo dormir, las palabras de Dante eran fuego en
Dante despertó acostado en una camilla, una franela que no conocía ahora cubría su torso, miró sus manos, aunque limpias tenían un leve rosa, y en sus uñas había rastros de rojo incrustado, no era una pesadilla, miró a su alrededor y vio a Bernhard Larsson junto a la señora bonita que era la publicista de ellos, Verónica; Dante la recordaba en su boda, organizando a los fotógrafos y dirigiendo como un sargento a su tropa. —Larsson —susurró Dante con voz pastosa y quebrada. —Tómalo con calma Martino —dijo Bernhard acercándose— aun Belinda está en quirófano, está viva y seguirá así. — ¿Cuánto tiempo? —Eso no importa, que los médicos tarden lo que tengan que tardar, nosotros no somos médicos y no sabemos si es bueno o malo, yo solo sé que prefiero que ellos se tomen el tiempo en que todo quede correcto. —Usted me recuerda a como era Pablo antes de que Elena lo ablandara.&n
Belinda entró a la cabaña y encendió la luz, casi se cae del susto cuando vio lo que ocurría en su cabaña. Lo primero que notó fue a Dinorah, estaba detrás de una silla sonriendo, en la silla estaba Socorro amarrada y amordazada, entonces Belinda vio el brillo de un arma, Dinorah tenía el cañón de una pistola en la cabeza de Socorro. —Está bien, ya llegó la novicia rebelde, haber dime ¿Dónde está nuestro querido Dante? —Estoy segura que no hay necesidad de dañar a nadie, podemos hablar sin tener a la señora atada. —Yo no tengo nada que hablar contigo, tú solo me conseguirás un avión privado para largarme de aquí, ya me buscan por matar a mi esposo, no tengo problema en matar a esta vieja. Dante entró en ese momento. —Pero Dinorah, chica desquiciada ¿qué es todo esto? —Dante por favor —supl
Dante y Belinda conversaban acostados, disfrutando de ellos, todos celebraban navidad, ellos prefirieron quedarse en su cabaña. —Dante ¿será que es cierto y esa mujer mató a su esposo? —A Dinorah le gusta llamar la atención, pero no soy capaz de meter mis manos en fuego por ella, quizás fue capaz de envenenar a su esposo. —Ella dijo que él la lastimaba. —Dinorah y su esposo tenían una dinámica de amo y sumisa, si al difunto se le iba la mano, ella sabía en que se metía. —Qué horror, Dante ¿acaso tú?... Belinda se sentó en la cama viéndolo roja como un tomate. — ¿Acaso yo?... —Bueno, si tú y ella, ya sabes ¿es eso de látigos? —También de ropa de cuero brillante, te verías muy sexi como ama cariño. —No inventes, yo no quiero que me lastimes y menos lastimarte.&n
Dante acompañó a su madre y las niñas a un acto en la parroquia el 24 de diciembre, él tocó el piano, pero no cantó, Sonia dirigió a las niñas pequeñas y cantó con las más grandes, al finalizar el acto y la misa, el doctor Rafael se acercó a ellos a desearles feliz navidad, se veía un poco incómodo con ellos, Dante lo trató con amabilidad sin dejar de abrazar a Belinda que se sentía un poco apenada con Rafael, si ella no hubiera sido tan inocente, hubiera notado qué él siempre mostró un trato especial con ella y no la hubiera sorprendido, seguro pensaba que ella estaba loca, pues ni modo, él debía olvidarla, ella amaba a su esposo. En la cena con la familia Mendoza, compartieron y todos dieron y recibieron regalos de navidad, los Mendoza le tendieron la mano y ayudaron en un
Esperó a Belinda en su habitación sentado en la cama, Belinda salió cubierta con una toalla y mirando a Dante con ira. —Prometiste amarme, honrarme y respetarme y ahora me odias. —Yo no te odio, Dante, pero te dejé muy claras mis condiciones cuando te fuiste a París, y no tienes 5 minutos conmigo cuando ya tus mujeres empiezan a llamar. — ¿Cuáles mujeres?, yo cambié Belinda. —Ojalá pudiera creerte. Por eso a Dante no le importaba la opinión de nadie, era imposible cumplir las altas expectativas del mundo, molesto le respondió con ironía. —Entonces monjita, seguiremos casados de apariencia para que yo pueda trabajar y que tus amado personal de La Madonna puedan ser felices. —Nuestro plan original estaba bien, sigamos así. Dante pasó las manos por su cabello, debía tener paciencia y pensar una estrategia, decid