El odio suscita la pelea, el amor perdona cualquier falta.
Proverbios 10:12
2 AÑOS DESPUES, EN LA ACTUALIDAD
La hacienda La Mágica Cascada debía su nombre a una caída de agua bellísima, los lugareños aseguraban que concedía deseos, razón por la cual constantemente llegaban persona a pedir permiso para bañarse bajo la cascada pidiendo algo de suerte, María Mendoza y su hijo Robert, dueños del lugar no tenía problema en compartir el paisaje de su cuidada hacienda, María era una buena mujer, siempre colaboró con el orfanato Sagrada Familia, a petición de ella, las niñas del orfanato asistían en excursión varias veces al año, ella disfrutaba de la compañía de las hermanas y la efusividad de las niñas que se divertían a lo grande, en este momento el orfanato Sagrada Familia contaba con 46 niñas que iban desde una pequeña de 3 años hasta jovencitas de 16, en etapa escolar luego había 8 chicas mayores que no tenían a donde ir y seguían viviendo con ellas mientras estaban en la universidad, cifra record en el orfanato, Belinda en este momento vivía en el orfanato, aunque opciones tenía, más ella quería trabajar por el orfanato antes de seguir su camino como religiosa.
Los sucesos de esa tarde pondrían su vida en una encrucijada, su destino estaba por cambiar.
El encuentro ocurrió en las caballerizas, Belinda tenía a la pequeñita Ariadna de 3 años en brazos y acariciaban a una yegua tan blanca que las niñas del orfanato habían bautizado con el nombre algodón, Belinda escuchó el sonido de cascos de caballo acercándose, 2 hombres habían hecho suspirar un grupo de jovencitas que jugaban un partido de futbolito cerca de allí.
A Belinda se le congeló la sonrisa en el rostro y su corazón comenzó a palpitar a un ritmo acelerado, uno de los jinetes era Robert Mendoza como supuso, pero su compañero era Dante Martino y ella estaba segura de que era muy poco probable que pudiera volver a verlo, mucho menos en esta hacienda, segura de que su subida de presión se notaba en su cara sonrojada, se aferró a la niña y saludó primero.
—Robert cómo está, espero que no estorbemos demasiado, tomando en cuenta la cantidad de niñas correteando. Hola Dante —dijo bajito.
—No te preocupes Belinda, son bienvenidas, mi madre las espera siempre con emoción.
—Hola Belinda cómo estás —saludó inusualmente serio Dante, que pensaba en cómo salvar el momento, había ido a visitar la hacienda de Robert con la esperanza de que este no supiera que él era un sucio traidor, afortunadamente Pablo Larsson, solo había comentado que su sociedad con él había terminado, Dante no podía estar más agradecido con Pablo, ya que si María Mendoza hubiera sabido que él había traicionado a Pablo y dañado a Elena De Larsson la ahora esposa de Pablo, le hubiera soltado los perros, ahora la esperanza era no permitir que Belinda revelara algo del incidente.
—Muy bien, gracias —respondió Belinda sonriendo —hasta luego, que tengan buenas tardes.
Dante sintió alivio, al escuchar la despedida de Belinda, se preguntó ¿cuánto podía aprender antes de que Belinda comentara lo sucedido?, aunque todo lo que aprenda de ganadería y tierra se iría al traste si Robert decidiera cerrarle las puertas con el gremio, pero. ¿Y si pudiera asegurarse de que Belinda no dijera nada?
— ¡Belinda! —Ella paró y lo miró algo sorprendida— puedo hablar contigo.
—Dante…, cuidado —dijo Robert en voz baja junto a él ambos eran altos y de la misma estatura, aunque Robert era unos años menor que Dante—, sé que conoces a Belinda, pero mi mamá dice que será monja, no es chica de para jugar.
—No es lo que crees, bueno me lo merezco, pero solo somos amigos, solo le preguntaré algo de una fotografías que me pidió —mintió Dante.
—Tú veras lo que haces, te espero en la casa.
Robert se apartó de él y Dante le dijo ahora en voz alta.
—Pero por favor no me esperes con las monjas, no quiero que se incomoden teniendo que buscar el agua bendita.
—No te preocupes, mi mamá las atiende en el ala contraria a mi despacho no nos toparemos con ellas.
Dante trotó para llegar junto a Belinda y ya Robert hablaba con un mozo de cuadra interesado en sus propios asuntos.
—Eso no está bien —dijo Belinda negando— no se debe jugar con esas cosas, las posesiones no son juego, esos chistes del agua bendita, no debes hacerlos.
—Pero ¿es que acaso no crees que soy la personificación del mal?
—No, claro que no.
Belinda y Dante siguieron caminando a paso lento, la pequeña en brazos de Belinda iba recostada al hombro de Belinda casi dormida.
—Me sorprende, Elena es como una hermana para ti, y yo planifiqué que la secuestrara un loco.
—Dante, ¿se te olvida que yo nunca lo creí?, sé que te echaste la culpa para cubrir a tu hermana.
—Bueno monjita, la historia oficial es la que cuenta, lo tuyo son suposiciones de una chica enamorada.
Dante sonrió de medio lado atento a las reacciones de Belinda, ella lo miró sonrojada.
—Como siempre eres un vanidoso insufrible, sé que te sacrificaste por tu hermana, sin embargo, te prometí que no diría nada y he mantenido mi palabra.
—Monjita, si hablaras de lo que crees nadie te creería, todo aquel que me conoce sabe que soy el mayor egoísta del mundo, y que no me sacrifico por nadie.
— ¿Qué haces aquí? La señora María es madrina de Pablo Larsson.
—He allí el detalle, estoy aquí buscando asesoramiento y si es posible sociedad en ganado y contactos con Robert, invertí en mi hacienda.
Belinda recordó que la hacienda de Dante quedaba cerca de esta, pero estaba convencida que él nunca se interesaría por su hacienda.
— ¿Qué pasó con tu trabajo?
—Los proyectos arquitectónicos están un poco lentos, la gente prefiere el asesoramiento de un ingeniero y trabajar con maestros de obra, ya sabes economizarse el arquitecto.
—Los Larsson como buenos protectores son sanguinarios con aquellos que los ataca, tienen el poder de trancar puertas.
—Tranquila monjita, vine aquí con esperanza de que Robert no supiera nada, conozco a Pablo, él es en extremo reservado y nunca habla más de la cuenta, aparte de que es arrogante y debe sentirse idiota por no haber visto las malas intenciones de su socio y mejor amigo.
—Yo sé que Pablo es un buen hombre, estoy segura que él no haría daño a nadie, quizás con respecto a ti sea Elena quien lo detiene, él la adora.
Dante se echó a reír.
—Pablo loquito de amor por una mujer, eso es una novedad sin duda, bueno estoy seguro que Pablo pegó la lotería con Elena que es demasiado buena para él, pero agradezco el asesoramiento de Robert, él sabe mucho de ganado y tierras, quiero devolver la productividad a mi hacienda.
—Seguro lo lograras con el favor de Dios.
—Y del tuyo —Belinda lo miró arrugando el ceño desconcertada.
—Será posible que no comentes nada de lo sucedido con la señora María y que las hermanas tampoco lo hagan, ya sabes ella seguramente adora a Elena, y los perros guardianes son muy grandes, no sería agradable ver cómo me descuartizan.
— ¿Que me das a cambio?
—Negociando entonces… me gusta —Dante sonrió, mirándola con sus cautivadores ojos ambarinos y Belinda sintió como una ola de emociones subían hasta su pecho donde explotaban—, bueno angelito, estoy bastante limitado de fondos, pero quizás podría ofrecerte un beso.
Belinda sonrió; Dante también acostumbraba decirle angelito, ese apodo le gustaba más, él siempre pícaro y Belinda disfrutaba de no tenerle miedo.
—Le das mucho valor a tus besos.
—Bueno quizás algo más, no tengo ningún problema en venderme a cambio de un favor.
—No claro que no tienes problemas, el problema es que sería una mala inversión comprarte, tú te das prestado, sin pertenecer a nadie.
—Bien pensado, por eso me gustas, ver una mujer con ese cuerpo que tú te gastas y que también tenga cerebro es poco común, pero vuelves a usar atuendo de casi monja ¿Sí vas a ser monja después de todo?
—Siempre ha sido el plan.
Belinda llevaba un vestido muy suelto, azul a cuadros de botones al frente, siempre fue hábil para ocultar su cuerpo provocativo.
—Ya sabes que si decides no tomar los hábitos religiosos, aquí estoy yo para hacerte tomar los hábitos deshonrosos.
—Pero ¿qué pasó Dante?, hace un tiempo recuerdo que me dijiste que si no tomaba los hábitos me casara contigo, ahora ofreces deshonra.
Belinda le respondía con cinismo a sus puyas, pero después se arrepintió, él solo jugaba, quería patearse a sí misma.
—Sí recuerdas bien, rechazaste mi humilde propuesta.
— ¿Cuál propuesta? diste por hecho que yo querría casarme contigo, igual no era en serio.
—Entonces ¿qué me pedirás?
—Matrimonio no será, que te parece si me pagas con fotos.
—Fotos Belinda, si tu hermana o Elena se enteran que estoy cerca de ti o de las niñas del orfanato me capan —Dante fingió estremecerse—, preferiría los perros.
—Brenda y Elena no tienen que saberlo, tú siempre llevas tu cámara fotográfica en tu enorme camioneta, y las fotos te gusta tomarla sin poses, ahora podrías tomar algunas mientras las niñas juegan y no se percatarían, y yo podría utilizar las fotos para el video de presentación de la próxima gala de beneficencia para el orfanato.
—Monjita es que yo tengo cosas que hablar con Robert, recuerdas.
Belinda paró y la pequeña Ariadna quiso bajar de sus brazos, Belinda la puso en el suelo.
—Dante, tarde o temprano los chismes le llegaran a Robert, si te ve haciendo buenas obras será más difícil para él botarte, además si logras hacerte su socio necesitaras de toda la buena fe que puedas demostrar.
—Belinda tú ganas, solo porque me desarmas, eres tan ladina como yo detrás de toda esa ropa de vieja.
—Dante, mi ropa no es de vieja, solo no muestra piernas, trasero y barriga como lo hacen tus amantes casadas… —Que celosa eres, debes aprender a compartir monjita, amaos los unos a los otros. —Mejor cállate, te crees muy gracioso, pero a mí no me lo parece. —Yo preferiría no parecerte gracioso —dijo Dante seductor— creo me gustaría más si… — ¡Ariadna! , la pequeña lloraba sentada desconsolada, al parecer perseguía a una mariposa que no le tuvo paciencia y se había caído y lastimado, Belinda se sentía bastante culpable, emocionada con Dante había descuidado la pequeña Ariadna, ni vio cuando se cayó la criatura. —Ya pequeña, no pasó nada —al momento llegó Dante y la sorprendió tomando a la niña en sus brazos. — ¿Qué pasó chiquita te aporreaste?, me parece que lo mejor es que te busquemos un trozo de torta y un va
Poco más de 2 años antes de la actualidad. Dante no tenía mucho tiempo de haber regresado a Venezuela, estuvo unos años viviendo en París. La ciudad de la luz había sido muy buena con él, su decisión de vivir en Paris era la mejor que pudo haber tomado en función a su tranquilidad, evolución profesional y placer con las mujeres más escandalosas y sensuales que tuvo en su vida. Todo estaba bien, Venezuela era su tierra y las antiguas amantes de Dante lo recibieron felices, solo 2 cosas lo incordiaban, la primera: tenía que aguantar la eterna cháchara de su madre y de Donna empeñada en recuperar a Pablo, el otro problema si era algo grave. En un terreno donde su empresa de construcción Concept LM Group construía una casa habían encontrado el cadáver de una chica, y era algo reciente, el encargado de la obra y de la sucursal de
A Belinda le encantaba la playa, el problema era que andaba con 2 hombres y Elena claro, era sin duda su hermana mayor, Belinda no tuvo el corazón para hacerle ver que un paseo en plan de pareja no era conveniente, aunque no entendía cómo es que Dante no le causaba el pánico que le causaban todos los hombres, ella podía tolerar tratar a caballeros educados en compañía, Pablo le inspiraba confianza, pero él era un Larsson y Belinda apreciaba a Bernhard y a su hijo Sebasthian tío y primo de Pablo, más nunca había podido conversar de forma amena con un hombre a solas, hasta el dia de hoy, Dante la había hecho sentir algo, Belinda podía ser inocente, pero reconocía que lo que sintió al mirar los ojos felinos de Dante fue deseo, ahora debía ponerse un traje de baño de 2 piezas, ella seguro se desmayaría de terror. —Elena veamos en otra tienda si tienen trajes de baño enteros de mi talla, o me pongo un short de hombre y una franela
—Lo siento angelito —Dante se sintió mal, pensó que él siempre se quejaba de su padre, pero al menos tuvo una casa y no creció en un orfanato—, supongo pierdo la perspectiva, pudo irme peor, hay peores padres. —No te preocupes, pero igual gracias, ves, hasta eres capaz de mostrar bondad y consideración, seguro eso no lo sabe la gente de ti. Eso hizo reaccionar a Dante, otra vez hablando de sentimientos, debía recuperar el control de sí mismo. —Bueno tiburoncito es que trato de acostarme contigo. —Y se supone que diciéndomelo sin tapujo ayuda a conseguir tu objetivo. Belinda caminó y lo dejó atrás, escuchó la risa de Dante a su espalda, no podía evitar estar burlándose todo el rato. —No tienes ni idea, se supone que si expreso sinceridad extrema, las mujeres se sienten más seguras, con el sartén por el mango.
—Dile a Belinda que te acompañe —sugirió Pablo. —Gozas a mis expensas —Dante había preferido dejar quieta a la monjita, aunque sabía que no le era indiferente a la inocente Belinda cara de ángel y cuerpo de diablesa traviesa. —No te hagas que los vi en la playa —por supuesto se refería al beso que Dante le dio en la playa, Dante estuvo a punto de decir que eso no era algo para tomar en cuenta, en cambio pensó que distraerse con la monjita no le haría pensar mucho en su hacienda.*** — ¿De verdad tu hacienda está cerca? —preguntó Belinda. Belinda aceptó acompañarlo a buscar la máquina de soldar. —No tanto del orfanato, pero sí muy cerca de la hacienda de la madrina de Pablo. —Sin embargo, quizás muchas veces has pasado por el frente del orfanato para llegar a tu hacienda. —Después de que murió mi
2 AÑOS DESPUES, EN LA ACTUALIDAD Hacienda La Madonna. —Qué bueno mijo que por fin botaste a ese administrador, solo te robaba. —Yo lo sabía nana, pero no quería saber nada de la hacienda. Aquí está todo lo que me recuerda a mi padre, sin embargo, aquí estoy, para bien o para mal aquí me quedaré. —Mi niño, debe perdonar a su finado padre, él le dejó esto con la buena voluntad de que fuera para usted y sus hijos. —El viejo loco solo le importaba su tierra, las futuras generaciones y mi mamá y mi hermana que eran su reina y su princesa, yo era la decepción que no le quedó más remedio que aceptar, fui su único hijo varón con la descendiente de italianos, de haber tenido otro a quien dejarle esto hubiera sido muy feliz. —No piense más en su papá, que Dios lo tenga en la Gloria, lo importante e
No pude evitar revelarlas D M Un chico de unos 14 años tocó el timbre en el orfanato y preguntó por la señorita Belinda, traía un sobre, afortunadamente Belinda lo recibió y no tuvo que explicar a nadie quien le mandaba recados, lo puso en una caja donde guardaba tesoros y aunque era una nota escueta, en su corazón sentía que expresaba más de lo que decía, ella ya tenía las fotos en su correo electrónico y la utilizarían en la próxima gala de beneficencia para recoger donativos para el orfanato, eran fotos preciosas, las niñas felices sonriendo mientras una pelota volaba, algunas fotografías con jovencitas con las mejillas rosas y ojos risueños mientras jugaban con una camada
Afortunadamente en el piso de abajo lejos de la habitación de Elena con los niños y Teresa, Brenda toma el teléfono de Belinda para enseñar las fotos a Sebasthian y mandarlas a su propio teléfono, Belinda más temprano había enviado a Dante unas “selfies” con el pequeño David y otras con Merci, pero Dante decide contestar cuando Brenda tiene el teléfono en las manos y puede leer en la pantalla el delator nombre, Dante Martino. —Belinda me puedes explicar ¿por qué te llega un mensaje de la sabandija Dante Martino? —En serio, que raro —dijo Belinda pasando la mano por su cabello y sin mirar a los ojos a su hermana. —No me parece que te sorprenda, Belinda tú no sabes mentir, porque mantienes contacto con ese sinvergüenza. —No mantenemos contacto, a veces hablamos es todo. — ¡Es todo!… es todo, es que se te olvida lo que ese hombre hizo —Le gritó Bre