—Lo siento angelito —Dante se sintió mal, pensó que él siempre se quejaba de su padre, pero al menos tuvo una casa y no creció en un orfanato—, supongo pierdo la perspectiva, pudo irme peor, hay peores padres.
—No te preocupes, pero igual gracias, ves, hasta eres capaz de mostrar bondad y consideración, seguro eso no lo sabe la gente de ti.
Eso hizo reaccionar a Dante, otra vez hablando de sentimientos, debía recuperar el control de sí mismo.
—Bueno tiburoncito es que trato de acostarme contigo.
—Y se supone que diciéndomelo sin tapujo ayuda a conseguir tu objetivo.
Belinda caminó y lo dejó atrás, escuchó la risa de Dante a su espalda, no podía evitar estar burlándose todo el rato.
—No tienes ni idea, se supone que si expreso sinceridad extrema, las mujeres se sienten más seguras, con el sartén por el mango.
—Ah… eso es porque no has salido con mujeres con 4 dedos de frente y los pies puestos en la tierra.
—No tengo problema en que estén paradas, incluso de rodillas.
Belinda aceleró el paso, no quería hablar más con ese hombre antipático.
—Ya tiburoncito, no te molesto más, espérame.
Ahora Dante reía, sabía fue muy crudo con la inocente monjita, pero no podía evitarlo, ella caminaba a paso rápido e iba directo a un cordel que sujetaba un pequeño toldo.
— ¡Belinda cuidado!
Belinda se fue hacia delante cayendo sin poder evitarlo, el cordel se enredó en su sandalia y no cedió, Dante se sintió bastante mal, por su culpa la chica se había lastimado, corrió y se agachó para ayudarla a levantar.
—Belinda ¿te duele, estás bien?
—Sí ayy, por tu culpa —Belinda le pegó en el pecho y empezó a reírse de sí misma—, estoy bien, bueno se dañó mi sandalia, seguiré descalza.
Dante la miraba reírse y estaba sorprendido, él esperaba que estuviera molesta con él, que aunque sí lo estaba, se estaba riendo.
— ¿Seguro estás bien? —la ayudó a levantarse, ella se quitó las sandalias y las botó en una bolsa para desperdicios y camino al mar, él la acompañó hasta que el agua les dio a la cintura, Belinda empezó a quitarse la arena, hasta en su rostro había.
—Belinda perdóname, de no haber sido impertinente contigo no te habrías lastimado.
—Pero si no es nada, no me dolió mucho, más sufrió mi sandalia.
Belinda volvió a reírse, Dante era un desalmado y un perro insensible, pero no era el causante de dolor físico en nadie, él sabía lo que era el dolor recibido por crueldad.
Dante se fijó en ella, de verdad era hermosa y con la sonrisa más linda que había visto en una mujer, ella era como una fuente de agua fresca y él se sentía sediento.
—Eres en verdad diferente —Se acercó a ella muy lento, para no espantarla, él solo no podía evitar tomar un poco de su linda sonrisa, así que tocó con sus labios los de ella y dio un beso sin tocarla en otra parte, no la obligó a que abriera sus labios, la soltó sintiéndose extraño, no supo porque lo hizo, la intensión no fue seducirla, solo no pudo evitarlo, ella se abrazó a sí misma y miró a otro lado.
—Me esperaba una cachetada.
Como iba Belinda a darle una cachetada si estaba congelada, ella no esperaba que él se acercara tanto, en un principio sintió temor, pero al instante él tenía sus labios sobre los de ella, no supo bien que sintió, solo que no era desagradable, pero fue todo tan rápido que no pudo reaccionar, su mente no sabía cómo interpretar lo que acababa de suceder.
—No fue ofensivo. Pero no te da derecho a hacerlo otra vez.
—Vamos a comer.
Dante también estaba serio ahora y no le soltó su mano al salir del agua, Belinda sabía que debía retirarla, pero él solo era amable porque ella iba descalza.
Más tarde, después de comer, Dante le compró unas sandalias de goma, las escogió que combinaran con su traje de baño, no era nada del otro mundo, no eran unos zapatos Manolo Blahnik que su hermana adoraba, eran unas simples sandalias de goma, se agachó y se las puso, Belinda miró las humildes sandalias como si fueran un tesoro, para Dante acostumbrado a que lo que él hacía no era digno, le parecía extraño el agradecimiento.
—Dante has sido muy amable conmigo gracias por todo.
—Bah… tú eres fácil de complacer.
Belinda empezó con una charla de que él no debía gastar su dinero en ella, que no era justo, que no era su novia, Dante ni la escuchaba ya.
—Ay… ya monjita me haces doler la cabeza, te compré los lentes y las sandalias porque los necesitabas, no me pesa ni espero que me lo pagues con favores carnales, ya cálmate.
—Está bien, gracias, de seguro esto no es normal para ti.
Dante sonrió, no podía evitar provocarla.
—De que hablas, ya te toque la cabeza, los pies; ya te besé, de lo más cotidiano para mí.
—Eres un insolente, retiro lo dicho, no te agradezco nada vanidoso patán, eso no deberías decirlo y menos en ese tono de suficiencia, es más deberías…
Dante agarró su cara y la besó, trató de ser bueno con ella que era inocente, pero se rindió y pensó que sencillamente la tenía que besar, porque él no era un monje, porque ella no pretendería que iba a insultarlo y él no haría nada, porque le dio la gana pues, porque estaba buenísima, él aprovechó que ella estaba hablando para meter su lengua y profundizar el beso, ella respondió, insegura al principio y curiosa al instante, a él le dio mucha ternura, ella era una niña, no sabía besar, estaba seguro este tendría que ser su primer beso, quien era él, solo un bueno para nada que no la merecía.
—Yo soy ordinario —le dijo mirándola a los ojos con ambas manos en sus mejillas—, tú no, tú eres bella y extraordinaria, no dejes que te profane angelito, yo no lo merezco.
Belinda se sintió completamente avergonzada, él solo jugaba con ella, era ella quien decía que sería religiosa y había respondido al beso de un hombre, ella era muy poco constante y él logró ponerla en su sitio al retirarse.
—Te pido disculpa, por todo, mi comportamiento ha sido de lo más impropio, te aseguro no volverá a pasar, perdóname, soy muy ingenua y aunque me avergüence inmensamente, la situación desbordó mis emociones y…
—Chss… Belinda ya… —Dante le tomó las manos para que dejara de gesticular y parara el discurso.
—No tengo nada que perdonarte, de verdad eres contraria a todas las mujeres que he conocido, te gusto y tú me gustas, es natural, pero tú quieres otra cosa para tu vida, así que por única vez en mi vida actuaré de forma honorable, no te acostumbres, yo soy un total sinvergüenza, con mucha humildad lo digo, pero no te disculpes por sentir emociones por mí, eso me halaga.
“Miren quien terminó dando un discurso” pensó Dante con ironía.
—Está bien, aunque no solo siento buenas emociones por ti, también me enfureces, solo olvidémoslo sí, por favor.
—Trataré de olvidarlo, de verdad y no te preocupes, yo hago enfurecer a todo el mundo, un don que tengo.
—Tú ves los dones como defectos y los defectos como dones, y dices que yo actuó contrario a lo normal.
Dante cavilaba mientras conducía, Belinda o monjita como a él le gustaba llamarla, era una criatura bondadosa, inocente y con la sonrisa más linda que hubiera visto, sin duda sería una monja excelente con su cara de ángel, el hecho de que tuviera un cuerpo despampanante envidia de cualquier actriz porno era una ironía, solo servía para sazonar la anécdota, Belinda era una caja de sorpresas, tímida, inocente, competitiva, hasta burlista, pero sobre todo con una facilidad increíble para hacerlo abrir a temas profundos y sinceros, eso no le gustaba, jamás tuvo una cita más inocente en su vida, ni siquiera cuando empezó a besar chicas fue tan inocente como lo había sido ese dia con Belinda.
Pero el diablo quería seguir riéndose de él, a Belinda la llamaron por teléfono, un vecino perdió el control de su auto y lo había estrellado contra el orfanato, Dante miró a Pablo por el retrovisor, Pablo solo le pidió llevarlo, pero que iba hacer, él podía ayudar, era una casa con monjitas y niñas, el accidentado le había dado un ataque, por eso se estrelló, él era un perro sinvergüenza, pero no podía dejar a Pablo solo, salió del camino y se dirigió al orfanato, mientras conducía, Belinda le iba indicando qué camino seguir, él no decía nada.
Dante siempre supo la dirección del condenado orfanato con solo escuchar el nombre, era cercano a su hacienda, la herencia de su difunto padre.
Al llegar estaba el portón doblado como acordeón y un tramo de pared en el piso, afortunadamente no hubo daño humano, una hermanita con su hábito azul conversaba con el joven Robert Mendoza, este era hijo de la madrina de Pablo y dueño de la hacienda más productiva del estado, Pablo le había pedido ayudar.
Dante hablaba con 2 trabajadores de Robert mientras que Robert coordinaba con Pablo la compra de materiales.
—Hay que enderezar el portón para poder soldar —dijo Dante a los empleados de Robert, era un albañil y un soldador de su hacienda.
—El patrón nos trajo a ver, pero la máquina de soldar está ocupada en la hacienda —contestó el soldador.
— ¿Y crees que faltaba mucho para desocupar la máquina?
—La verdad sí, pero creo que el patrón la traerá y parará el trabajo en la hacienda.
Dante pensó que en su hacienda La Madonna estaba la máquina con la que él aprendió a soldar cuando tenía 12 años, estaba cerca y ellos debían apurarse para terminar ese mismo día.
— ¿Trajeron herramientas para enderezar el portón?
—Eso sí, solo espero que alguno de ustedes de permiso.
—Por favor comiencen, yo buscaré una máquina de soldar.
Cuando Dante le dijo a Pablo que buscaría en su hacienda la máquina de soldar, Pablo no lo podía creer, mucho menos que la hacienda de Dante estaba muy cerca de la hacienda de su madrina y que Dante nunca hubiera dicho ni una palabra, a Dante no le gustaba ir a su hacienda, le recordaba a su tirano padre y siempre tenía unas impertinentes ganas de hacer arreglos, él prometió no hacer lo que su padre quería, así que prefería no ir, pero que más, iría a La Madonna a buscar su máquina de soldar.
RECORDATORIO, ESTA NOVELA PERTENECE A LA SERIE CHICAS DE ORFANATO Y SI QUIERES CONOCER MÁS DE ELENA Y PABLO PUEDES VER AQUÍ
ELENA DE LARSSON 😘
—Dile a Belinda que te acompañe —sugirió Pablo. —Gozas a mis expensas —Dante había preferido dejar quieta a la monjita, aunque sabía que no le era indiferente a la inocente Belinda cara de ángel y cuerpo de diablesa traviesa. —No te hagas que los vi en la playa —por supuesto se refería al beso que Dante le dio en la playa, Dante estuvo a punto de decir que eso no era algo para tomar en cuenta, en cambio pensó que distraerse con la monjita no le haría pensar mucho en su hacienda.*** — ¿De verdad tu hacienda está cerca? —preguntó Belinda. Belinda aceptó acompañarlo a buscar la máquina de soldar. —No tanto del orfanato, pero sí muy cerca de la hacienda de la madrina de Pablo. —Sin embargo, quizás muchas veces has pasado por el frente del orfanato para llegar a tu hacienda. —Después de que murió mi
2 AÑOS DESPUES, EN LA ACTUALIDAD Hacienda La Madonna. —Qué bueno mijo que por fin botaste a ese administrador, solo te robaba. —Yo lo sabía nana, pero no quería saber nada de la hacienda. Aquí está todo lo que me recuerda a mi padre, sin embargo, aquí estoy, para bien o para mal aquí me quedaré. —Mi niño, debe perdonar a su finado padre, él le dejó esto con la buena voluntad de que fuera para usted y sus hijos. —El viejo loco solo le importaba su tierra, las futuras generaciones y mi mamá y mi hermana que eran su reina y su princesa, yo era la decepción que no le quedó más remedio que aceptar, fui su único hijo varón con la descendiente de italianos, de haber tenido otro a quien dejarle esto hubiera sido muy feliz. —No piense más en su papá, que Dios lo tenga en la Gloria, lo importante e
No pude evitar revelarlas D M Un chico de unos 14 años tocó el timbre en el orfanato y preguntó por la señorita Belinda, traía un sobre, afortunadamente Belinda lo recibió y no tuvo que explicar a nadie quien le mandaba recados, lo puso en una caja donde guardaba tesoros y aunque era una nota escueta, en su corazón sentía que expresaba más de lo que decía, ella ya tenía las fotos en su correo electrónico y la utilizarían en la próxima gala de beneficencia para recoger donativos para el orfanato, eran fotos preciosas, las niñas felices sonriendo mientras una pelota volaba, algunas fotografías con jovencitas con las mejillas rosas y ojos risueños mientras jugaban con una camada
Afortunadamente en el piso de abajo lejos de la habitación de Elena con los niños y Teresa, Brenda toma el teléfono de Belinda para enseñar las fotos a Sebasthian y mandarlas a su propio teléfono, Belinda más temprano había enviado a Dante unas “selfies” con el pequeño David y otras con Merci, pero Dante decide contestar cuando Brenda tiene el teléfono en las manos y puede leer en la pantalla el delator nombre, Dante Martino. —Belinda me puedes explicar ¿por qué te llega un mensaje de la sabandija Dante Martino? —En serio, que raro —dijo Belinda pasando la mano por su cabello y sin mirar a los ojos a su hermana. —No me parece que te sorprenda, Belinda tú no sabes mentir, porque mantienes contacto con ese sinvergüenza. —No mantenemos contacto, a veces hablamos es todo. — ¡Es todo!… es todo, es que se te olvida lo que ese hombre hizo —Le gritó Bre
Belinda al salir de la casa comenzó a llamar a Dante, sus manos temblaban y no podía parar de llorar, Dante no contestaba, cuando comenzó a escribirle un mensaje la llamó. —Que pasó monjita, que me cuentas. —Dante, gracias a Dios, debo hablar contigo, es que metí la pata en grande. — ¿Qué te pasó angelito, estás llorando? —Es que Brenda vio en mi teléfono cuando contestaste el mensaje y me dijo que yo no existía para ella, y yo… ay Dios mío… es que yo le dije… ay Dante perdón, quería salvarte y lo hice peor, metí la pata. —Belinda ¿dónde estás? —En casa de Elena. —Escúchame bien, yo estoy en Caracas, hablamos en mi casa, espérame junto al hotel y luego me sigues… —Está bien… —Perdóname s
—Belinda, como es posible que ayer te fueras así —Teresa hablaba con Belinda en la cocina de la casa de Elena—, cuando Pablo me contó no lo podía creer, le dije que eso era mentira, pero Pablo piensa que solo me lo ocultaste. —Así es Teresa, es decir yo he hablado con Dante, y bueno, él me pidió que considerara ser su esposa. —Pero Belinda, todos creen que ese hombre es malvado, tú insistes que no, pero él se esconde, anda entre sombras, eso indica que no es honorable. —Lo obligan a no dar la cara, ayer querían hundir sus negocios, no es justo Teresa, él no puede trabajar como arquitecto porque los Larsson le han trancado las puertas, solo quiere sacar su hacienda adelante y también se lo impedirían, incluso Brenda me desconoció. —Brenda está muy afectada, se arrepiente de decirte eso, le atormenta que estés repitiendo la historia de tu madre y ella actuó como tu abuelo, el
— ¡Que! No lo puedo creer, pero y en qué momento, ustedes dos —Dijo María Mendoza sonriendo. Dante y Belinda prefirieron esperar por Robert para soltar la noticia de su compromiso. —Que le puedo decir, Belinda me suplicó y suplicó, y no pude resistirme, porque como lo haría si es el ángel más perfecto, cayó en la tierra por equivocación y me quiere. —Piquito de oro, con la última parte lograste derretirme, pero déjenme organizar una cena, busquemos a las hermanas y llamemos a la familia. —Es algo repentino, no hemos afinado aun los detalles —respondió Belinda sonrojada y nerviosa, pero era comprensible, después de todo ella era muy tímida. —Me prometen que harán aquí su fiesta de compromiso, incluso la boda puede ser aquí. —Pues verá —comenzó Dante sentado en un enorme sofá con Belinda a su lado, le agarró una de sus manos, Belinda comenzó a re
—Bienvenida a mi humilde casa —dijo Dante contento y Belinda sonrió al ver su emoción. Estaban frente a la casa enorme que viera Belinda la primera vez que vino, pero ahora se le sumaba un anexo independiente y bastante rustico, la casa original se veía que en otro tiempo fue bastante bonita y con mucho lujo, ahora solo eran las ruinas de un mejor momento, se veía descolorida, reseca y triste, con un anexo que la hacía más grande, pero que ahora la hacía lucir como una especie de Frankenstein de las construcciones. Dante se acercó a Belinda entre la camioneta y el auto, ambos observando la casa y a su al rededor. —Aún necesita mucho trabajo, es obvio, porque es horrible, pienso tumbar toda esta casa, es muy antigua, la haré completamente diferente, por ahora funciona y cuando concrete la venta de un terreno en Caracas podré hacer más, aunque ahora será mejor que me replanteé todo.&n