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Capítulo 3 La chica insólita.

     Poco más de 2 años antes de la actualidad.

   Dante no tenía mucho tiempo de haber regresado a Venezuela, estuvo unos años viviendo en París. La ciudad de la luz había sido muy buena con él, su decisión de vivir en Paris era la mejor que pudo haber tomado en función a su tranquilidad, evolución profesional y placer con las mujeres más escandalosas y sensuales que tuvo en su vida.

   Todo estaba bien, Venezuela era su tierra y las antiguas amantes de Dante lo recibieron felices, solo 2 cosas lo incordiaban, la primera: tenía que aguantar la eterna cháchara de su madre y de Donna empeñada en recuperar a Pablo, el otro problema si era algo grave. En un terreno donde su empresa de construcción Concept LM Group  construía una casa habían encontrado el cadáver de una chica, y era algo reciente, el encargado de la obra y de la sucursal de Venezuela mientras él y su socio estuvieron en París Mauricio Rondón, tendría que explicar cómo pusieron ese cuerpo allí, cuando el terreno era responsabilidad de su empresa, la policía estaba encima, posiblemente tenían un empleado psicópata, lo importante, ni Pablo ni él eran sospechosos, solo quedaba esperar que Mauricio Rondón regresara de viaje, mientras tanto era fin de semana y nada que hacer, Pablo quería buscar en Valencia a su ultima conquista que regresaría con una amiga a Caracas, hay entraba Dante, Pablo lo entusiasmó para pasar un domingo en la playa con 2 chicas lindas, o eso prometía Pablo, porque no conocían la amiga de Elena que era la chica que Pablo había pescado apenas regresó.

   —Pablo, ojala que esta chica amiga de Elena este tan buenota como la hermana, la he visto en redes sociales haciendo rutinas de ejercicio para el Gym del hotel Larsson, yo no la conozco en persona, pero es tendencia, y verla para el… corazón.

   Pablo se echó a reír, iban en camino a Valencia muy temprano, buscarían a Elena que era  gerente del Välsmakande restaurante del hotel Larsson Caracas, Dante no sabía si era una de las tantas mujeres de Bernhard Larsson el tío de Pablo, solo sabía que ahora salía con Pablo, no era la primera vez que Pablo salía con mujeres que antes hubieran tenido algo con su tío, que era un hombre maduro, pero se conservaba y era rico como Midas, el mismo Dante se había acostado con chicas que buscaban a Pablo por olvidar a Bernhard y luego se acostaban con él por despecho por Pablo, a Pablo no le importaba, para ellos las mujeres no eran más importantes que su amistad.

   —Brenda es una mujer bellísima y muy sexi, y a cualquiera le para el… corazón, Elena me comentó que la chica es hermana de Brenda, creo que se llama Belinda, vive aun en el orfanato donde se criaron, pero que la ayudaría en el restaurante, así que debe ser mayor de edad.

   —Si es menor de edad te dejo y te devuelves en taxi.

   —Cálmate, si fuera menor de edad no pudiera trabajar en el restaurante, lo único que podría ocurrir es que a Elena se le haya ocurrido invitar también a una monjita del orfanato donde creció.

   —Si eso pasa te pondrán a rezar rosarios de camino a Caracas en taxi y yo me reiré de ti los próximos 10 años.

   —Que más nos puede salir mal, ya nuestra empresa está a un paso de un escándalo por asesinato, creo que podremos tener un dia de playa sin que se nos complique la vida.

   —El viejo Mauricio es muy cuidadoso, seguro él puede dar las respuestas que nos saque de este embrollo, después de todo ni tú ni yo somos sospechosos, acabamos de llegar a Venezuela.

   —Pero si un empleado de la empresa es psicópata nos hundimos.

   —Un paso a la vez Pablo, lo importantes es que tú y yo no vayamos presos, a los demás ya veremos qué les pasa.

   —Siempre has sido un sanguinario Dante.

   —Qué quieres, yo no me voy a sacrificar por nadie, si resulta que tenemos un empleado psicópata lo hundimos y nos vamos a construir el hotel en Margarita a tu tío, no me importa contratar nuevo personal y fundar otra empresa.

   —No pensemos en eso, llamaré a Elena para que me dé la ubicación de su casa.

   Lo siguiente que ocurrió dejó a Dante como un testigo de lo que pensaba y finalmente hacía.

   Cuando llegaron a la casa de Elena Dante tuvo un mal presentimiento, por el espejo retrovisor vio como una señora con un vestido blanco sin forma abría la puerta de la casa a Pablo, este le hizo señas que se bajara del Hummer, era de mala educación si no lo hacía, pero si la señora pretendía ir con ellos dejaría a Pablo, que no se le ocurriera pensar que no lo haría.

   Al estar frente a la señora se sorprendió al ver que era una chica joven, ahora si tenía un mal presentimiento, tenía que ser el cuadre que le planeó Pablo, esta insólita chica era monja, o menor de edad, o ambas, ese vestido era como una carpa, y el cabello lo tenía sujeto en un moño de abuela, Elena salió a recibirlos y amablemente los invitó a pasar adelante, en verdad Elena era una chica adorable a la que costaba decirle no, lo trataba con tanta amabilidad y dulzura carente de coqueteo, nunca había visto a su amigo con alguien como Elena, la chica insólita miró a Dante con cara desconfiada y ya él quería salir corriendo.

   Elena les presentó formalmente a la chica, se llamaba Belinda, esto debía ser una broma, esta criatura con cara de ángel era la hermana de la exuberante y sexi Brenda entrenadora de moda del gimnasio del hotel Larsson, que pérdida de tiempo, Dante contestaba con educación y ya calculaba la mejor manera de salir de allí, Elena se lo hacía difícil, de haber sido una chica presumida y calculadora ni hubiera entrado a la casa, que era pequeña pero muy organizada, el desgraciado de Pablo lo puso entre la espada y la pared, las invitó a la playa antes de que Dante pudiera dar la retirada, la monjita dijo que no tenía traje de Baño y él imaginó una escena de película en blanco y negro con un traje de baño a rayas y gorrito gracioso, no lo podía creer cuando la chica aceptó.

   Pablo se retiró con Elena, según a recorrer la casa, que tuviera sexo de una vez el muy perro que él se largaría apenas regresara, la angelical Belinda estaba muy incómoda en el sofá jugando con sus manos.

   — ¿Usted es amigo de Pablo desde hace mucho? —preguntó Belinda, Dante la miró, su diablo interno afloró, vería si quizás solo se vestía como monja por querer aparentar y en realidad era perversa.

   —Sí desde la universidad, también somos socios. 

   —Es arquitecto también —Belinda lo observó estirarse cómodo en su asiento, “que ojos más siniestros tenía este hombre”, pensó eran como de felino, no se podía decir que fueran verdes, pero tampoco eran marrones, más bien se veían dorados. 

   —Sí, y ¿tú eres monja; o estudias para monja? 

   —Quiero serlo, voy a tomar los hábitos, pero de hecho soy licenciada en Contabilidad, bueno recién me gradué. 

   Belinda no supo porque tuvo que aclarar que no era monja y sí licenciada, ni que estuviera buscando trabajo.

   — ¿Por qué quieres ser monja?; ¿Es verdad que sienten el llamado o algo así?     

   —Así lo describen, en mi caso yo llegué al orfanato muy pequeña, desde entonces quise ser monja, hoy en día aún quiero serlo, ¿Por qué quisiste tú ser arquitecto? 

   —Por llevarle la contraria a mi difunto padre, pero disculpa mi curiosidad no quieren las mujeres tener hijos, es por eso que las monjas deben sentir el llamado, debería ser diferente para ellas.

   Belinda solo pensaba en cómo era posible tomar una decisión tan grande solo por llevar la contraria al padre, ella solo podía sentir tristeza por estos espíritus rebeldes, así era su hermana también.

   —En el orfanato la mayoría de las niñas son huérfanas, ellas colman con creces el amor materno, y lamento escuchar que no se llevará bien con su papá —Dante se sorprendió, nunca nadie se interesaba por él, por su manera irreverente, asumían que si el papá no se llevaba bien con él era porque él lo merecía. 

   — ¿Qué?… no te preocupes, murió hace años y bueno él jamás iba a sentirse conforme con mi desempeño, así que escogí una carrera  que él consideraba inútil. 

   —Sin embargo, era la carrera que a usted le gustaba.

   Belinda lo miraba fijamente interesada en sus respuestas, él quería incomodar al angelito y ahora ella lo incomodaba a él. 

   — ¿Gustarme?; es un trabajo, paga las cuentas y soy bueno en eso. 

   —Pero tampoco sintió el llamado. 

   “Ahora la cosa se pone interesante”, pensó Dante, que colocó sus codos en sus piernas y miró atento a Belinda.

   —Quieres decir que no sentiste el llamado, interesante; me preguntó ¿Estarás tu llevándole la contraria a alguien al querer ser monja?  

   —No creo que sea el caso, lo que sí creo es que usted se engaña a sí mismo, si no le gustara su trabajo no fuera bueno en ello. 

   —Pues ser casi un puto genio me facilita el trabajo —dijo doblando una pierna sobre la otra. 

   —La vanidad es pecado, sabía. 

   —Ojalá fuera vanidad, tengo el coeficiente intelectual solo un poco más abajo de lo que se considera un genio. 

   —Entonces no lo lamente, Dios le dio un don, utilícelo para el bien, pero también debe hacer cosas que le gusten, que llenen su espíritu. 

   —De espíritu no sé nada, pero de hacer cosas que me gustan, eso es otra cosa. 

   —Pues se acabó nuestro tema de conversación, ya que yo puedo saber algo de espiritualidad y nada de disfrutar. 

   —Estoy a la orden para enseñarte. 

   Belinda sonrió

   —Cuando estés dispuesto a que yo te guíe en un sendero espiritual —Dante se echó a reír. 

   —Touche —Belinda también se echó a reír—. Qué te parece si mientras los tortolos se ponen al día vamos guardando las maletas y eso. 

   —Sí es buena idea —Belinda fue a la cocina y él la siguió— ¿quieres café?

   —Solo si no tiene una poción de amor para Pablo —dijo Dante bromeando.

   —Pablo no necesita una poción de amor, son las 6:30 de la mañana y ya tiene rato aquí.

   —Es cierto y me sacó a mí de mi cama para traerme a conocer a una chica que quiere ser monja, creo que será mejor que yo te dé a ti una poción de amor.

   —Gracias a Dios, no existen.

   —Ignoraré ese comentario, mi ego está lo suficientemente elevado para que me afecten tus puyas.

   Belinda lo miró arrugando su lindo rostro, no lo comprendía.

   —Solo digo que las pociones no existen, pero no era mi intención ofenderte o insinuar que eras malo.

   —Angelito si soy malo, pero las chicas lo disfrutan, recuerdas que yo sé de disfrutar.

   —Bueno toma el café, prometo no tiene nada malo, mientras saco los desperdicios, ya los bolsos están listos en la sala, si quieres los llevas después de tomar el café.

   Belinda se armó con una bolsa de desperdicios de la cocina como si creyera que él iba a atacarla, lo dejó en la cocina tomándose el café.

   Dante después de guardar 3 bolsos en su Hummer pensaba en Belinda en la entrada de la casa de Elena, era una chiquilla muy resguardada detrás de todas esas monjas de orfanato, muchas veces él y Pablo salieron en cita a ciegas por ayudar al otro, eran amigos y  se cubrían la espalda, en realidad no era culpa de Pablo que la chica amiga de Elena quisiera ser monja, aquello sin duda era el castigo más apropiado a las aventuras disolutas de Dante, Pablo solo se reiría de su suerte, que la compañera de Dante era una casi monjita solo sería una anécdota graciosa en sus vidas, que remedio, ahora no iba a negarse a llevar a la chica a la playa, en realidad le caía bien, aunque el perro de Pablo le debía una muy grande.

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