Capítulo 20- Boda.

Jamás olvidaré la primera horrible impresión de ese 20 de Noviembre a mis recién cumplidos 19 años.

Cuando siguiendo las instrucciones que escribió mi yo pasado de 18 años, entré a un concurso de literatura patrocinado por Publicaciones Eardwulf.

Desde los 17 años sufro de una extraña condición en que suelo olvidar cosas, eventos que sucedieron un día u horas atrás, hasta un año entero de momentos importantes. Así que llevo anotado en un cuaderno algunas de esas memorias  entre ellas contraseñas por si diera el caso de que lo llegue a olvidar. Es por ello que no me extraña que mi otro yo haya dejado el mensaje extraño. Tampoco me inquietó que el cuaderno fuera nuevo y las primeras páginas dos páginas llenas de información de Publicaciones Eardwulf, una fotografía pegada con un mensaje atrás con la leyenda "jamás olvidaré su amabilidad" junto a una tarjeta de presentación de la editorial. Lo que más me intrigó fue lo que escribí como primera historia "Estrellas y zafiros" algo muy fuera de lo que hubiera escrito antes. Sin embargo mi otro yo había insistido mucho en sus memorias que esa debía ser la historia para presentarse en Publicaciones Eardwulf.

En su lugar concursé con “Flores de Caléndulas” me gané el reconocimiento junto con un premio en efectivo muy bueno sin embargo todo eso pasó a usarse en gastos del hospital para mi abuela.

El premio del concurso también consistía en un contrato de cinco años como escritor y mente creativa. El señor Ermenrich Eardwulf fue quien me otorgó el premio enfrente de toda la universidad, fue un momento de orgullo y felicidad al creer que mi vida estaba a punto de dar el paso más especial de mi vida pues mi yo pasado deseaba trabajar ahí por algún motivo. Incluso pensé que con ese futuro contrato en camino mi vida mejoraría y podría hacer mucho por mi abuela.

Creo que mi mayor error fue ilusionarme. Solo bastó ver su careta de huele p2 en baño público para entender que mi vida estaba jodida desde el principio.

Lo supe desde que puse un pie en su oficina. El momento en que vi como si tuviera una cueva llena de trofeos como si fuera una exhibición lupina. Y esos ojos azules afilados como cuchillas escudriñándome como si ya me odiara por el solo hecho de existir en la misma dimensión que él. Altanero, déspota, no entendía por qué me rodeaba tanto ni que le pasaba por la cabeza pero podía sentir su hostilidad salir por los poros y su propia respiración.

A pesar de su apariencia imponente me mantuve a raya para no dejarme intimidar fallando horriblemente. En cuanto sacó un cigarro me pensé si debería pedirle que se abstuviera de fumar frente a mí, me duele la cabeza siento mareos y me tiemblan las manos cuando huelo el humo del cigarro. El señor Bingley me dijo por ese tiempo que me alejara de aquello que me dé malos presentimientos así que le pedí a ese hombre de apellido Eardwulf que no lo hiciera, me tomó mucho valor hacerlo.

"¿Sabes cuáles son los placeres más grandes en este mundo?" Dijo, luego sin esperar mi respuesta, continuó fumando mientras me echaba el humo en la cara que soplaba por su boca a propósito.

"Sexo y fumar"

“Si llego a dejar uno será por el otro”

En ese momento no podía más, todo comenzó a volverse negro. Vi sus ojos azules  que brillaban como el infierno y creo que me quiso decir algo cuando no pude más y vomité en el primer lugar que se me cruzó.

Fue el comienzo de su gran odio por mí, si ya le desagradaba un poco por el solo hecho de existir y haber tocado en su puerta, ahora me odiaba.

Aquel tapete quedó tan estropeado y según palabras de él ni con un millón de lavadas se le pudo salvar. Apenas y tenía ingresos así que me fue imposible pagarle su tapete de más de tres cifras, de hecho según palabras suyas superaba las 4 cifras. Al final pude salirme de ese problema hasta que a los 23 años nuevamente cometí el mismo error, en su automóvil al que el muy ególatra y extravagante le puso de nombre Ben.

Nuevamente me echó en cara su valor mayor al mío, dijo que entre su automóvil no había comparación a su importancia en el universo a diferencia de mi quien no valía nada, nuevamente me echó en cara su claro odio hacia mí. A ese mismo automóvil que decía idolatrar al grado de insultarme, tuvo que desecharlo porque yo lo arruiné.

En ambos casos sus dos posesiones preciadas acabaron siendo reemplazadas, sin embargo me pregunto ¿si me vomitara sobre ese alfa pretencioso se desecharía a sí mismo o se reemplazaría?

Ojalá pudiera hacerlo...

Ojalá con solo manchar algo se pudiera desechar tan fácil sin sentir su falta.

—Tallen su cuerpo hasta que no quede ningún olor.

—Si alfa. 

Tal como me llama su perrita, va y deja encargada con sus sirvientes como si fuera una mascota en el spa canino.

Ni siquiera me voltea a ver una sola vez y se retira dejando guardias en la puerta por si quiero escapar.

Para ese Alfa pretencioso también soy un bien desechable. Si no fuera por su propio orgullo y que lo humillé frente a la manada al no saber medir las palabras que salieron de mi boca, a ese no le habría importado lo que el consejo esos lobos y demás desertores quisieran hacerme. Mucho menos se molestaría en armar una boda relámpago en menos de un día que se formó el maldito vínculo de pareja.

—Auch.

—Perdone, Luna. Fueron instrucciones del Alfa limpiar su cuerpo de esta forma.

Mientras veo como me raspan la piel con una esponja como si fuera una lija pienso en el valor que me ha dado todo el tiempo. También en su forma de comportarse conmigo esa mañana cuando desayunamos juntos.

Él no estaba molesto conmigo y aunque hay cierto ambiente hostil entre los dos se preocupó por llevarme a un hospital. Incluso me dejó ir a la cabaña…

¡Lo olvidé! ¡Mi libro!

‘Por fin lo recordaste, Cady’

¿Por qué no me dijiste nada?

‘Pensé que necesitabas reflexionar por ti misma, así que dejé que divagaras en tu mente todo lo que quisieras, tienes mucho en qué pensar con respecto al rumbo que ha tomado la relación con nuestro compañero.’

Entonces dime, ¿Por qué crees que se porta más hostil que antes? Incluso reía un poco, ahora me mira como si hubiera hecho algo muy malo cuando ni siquiera pensé en escapar.

‘Claro que lo hiciste, Cady. Incluso pensaste en Freya para que fuera la novia en la boda.’

Claro, eso lo admito. Pero no lo hice, solo pedí tiempo porque no he tenido mucho tiempo para detenerme a pensar un poco en las posibilidades. Solo deseaba evitar ver algo desagradable.

‘¿Por qué te parece desagradable?’

Porque su rostro es el mismo, su voz es la misma y la sensación de que me odia es la misma.

‘¿Y por qué es hostil contigo, Cady?’

No lo sé. No entiendo a ese Alfa bipolar que un momento no es tan desagradable y al otro soy como una basura en su zapato.

‘Entonces intenta recordar en qué momento cambió de verte como alguien que le divierte tener en sus manos, al momento en que su mirada dejó de verte de forma juguetona como hacía con nosotras’

Ese momento fue cuando abrió la puerta…

‘Así es, Cady. Ahora piensa en la sensualidad brutal con la que los destrozó a todos.’

Fue demasiado violento, mi protagonista no perdería los estribos así. No a menos que… Se trate de Candace.

‘¿Entonces qué fue lo que nuestra pareja vio?’

A mí encerrada con cinco lobos, la ropa rota y los pechos al aire arrodillada frente a uno de ellos intentando… Oh, por dios.

‘Los lobos somos celosos, Cady. Un Alfa lo es mucho más. Cuando mencionaste usar a Freya quería gruñir y prohibirte hacer algo así. Luego nos interrumpió el asunto con los renegados y lo demás ya lo sabes’

Pero no pasó nada con esos renegados…

‘Para nuestra pareja sí. Además, como hizo el juramento a la Diosa incluso sin marcarnos el vínculo es demasiado fuerte. Tanto que cuando pasó ese acto horrible él seguramente sintió el dolor de traición’

¿Dolor?

‘Cuando una pareja está establecida, si uno de ellos es infiel el otro sentirá como se desgarra su alma al ser arrebatada su otra mitad.’

Oh, por dios…

“Incluso con el hedor de esos lobos de bajo rango, así tuvieras su s*men bajando entre las piernas te voy a desposar.”

¡Creyó que llegaron hasta el final conmigo!

—Luna, no se levante. Aún no terminamos…

¡Es cierto, un Alfa cuando cree que fue traicionado puede volverse alguien peligrosamente hostil y vengativo! Ya antes me pasó algo igual con “ese” indeseable, es la misma careta de molestia que me hacía antes.

A este paso, con todo ese mal entendido solo voy a lograr que se repita estas situaciones incómodas donde ni siquiera sé por qué me detesta para empezar. En mi realidad nunca tuve el valor de preguntarle directamente la razón de su molestia solo me tragué la molestia y continué dejándole por cinco años que me trajera por donde quería.

No, no voy a permitir que continúe todo así.

Incluso si acabo tiñendo el suelo con mi sangre como esos renegados por preguntarle, puedo reiniciar y que mejor si puedo evitar la boda de farsa que tenemos. Igual no puedo vivir mi segunda vida a merced de ese idiota sin pelear primero.

— ¡Luna, espere! —Dice la sirvienta que me tallaba con más fuerza.

— ¡Si, soy tu luna! ¡Respétame! ¡Harás lo que yo te ordene!

—….

—Bien. Dame algo para cubrir mi cuerpo.

***

Con solo una bata puesta y el cabello aún mojado pasé dando órdenes a sus guardias, no había tiempo para obstáculos tontos en el camino.

“¡Soy tu Luna, haz lo que ordeno!” dije con firmeza y por primera vez saboreé lo que es tener poder.

En cuanto abro la puerta de su oficina está hablando con su Beta, este al verme en bata salta hacia atrás y se cubre la cara.

— ¡¿Qué haces aquí exhibiéndote de esa forma--?!—Dice sin siquiera voltear a mirarme.

— ¡Terrence Gian Avery, tenemos que hablar!

Si dejo que me vea por debajo de él esa será la relación hostil que tendremos de principio a fin. Primero debo ponerle en claro que no voy a dejar que me pisotee sin una buena razón para hacerlo y aunque la tuviera no soy su perro para que me jale de la correa.

— ¿Cómo me llamaste?

—Por tu nombre, acostúmbrate.

 Volteo a ver a su beta que sigue tapándose la cara.

—Beta Milo, déjanos solos.

—Sí, Luna.

—No, tú te quedas aquí.

—Dije que salgas, Beta Milo.

— ¿Quién te crees que eres para darle órdenes a mi Beta?

— ¡Soy su Luna!

—Aun así quien da las órdenes soy yo, ¡Milo se queda!

— ¡Dije que se salga, no me restes autoridad, Alfa tonto!

—….Los dejo solos, mi alfa, mi Luna.

— ¡Dije que te quedes! — En ese momento finalmente se voltea a verme y al encontrarme con una bata puesta como única prenda al cuerpo me regaña— ¡¿Has estado vestida así todo el rato?! ¡¿Te vieron todos?!

—Eso no es lo importante ahora, Terrence, tenemos que hablar.

—Cómo te atreves a llamarme así…—Mira al pobre Beta Milo que no sabe cuál orden seguir— ¡Y tú que haces viendo a mi pareja! ¡Sal de aquí!

— ¡Si, mi Alfa!

En cuanto sale y cierra de inmediato, el lugar donde estamos el Alfa y yo se ha vuelto una guerra acalorada. Solo uno de los podrá obtener la última palabra.

—Lo haré cuántas veces quiera, tú eres quien se hace llamar por todos “Ery” porque crees que llamarse Terrence suena débil.

—Y no haces tú lo mismo al hacerte llamar Cady?

—Eso y lo mío son muy distintos. No me puse Cady por capricho sino porque es mi nombre.

— ¿Qué no eras Candace?

Empiezo a pensar que debería considerar la posibilidad de explicarle que soy su autor en el cuerpo de la protagonista pero es tan terco que dudo me crea. Suspiro y respiro hondo.

—Veo que no podemos dejar de pelear sin importar qué.

—Pienso lo mismo.

El silencio entre los dos es tan real e incómodo que podría materializarse como una persona y ser destrozada su existencia con solo apuñalarlo con la mirada. No quiero que ese silencio sea por algo que no he dicho.

Entonces abro mi bata por arriba y moviendo mi cabello descubro completamente mi cuello. Es un símbolo de paz.

El alfa traga saliva y el sonido es tan grande que puedo escucharlo resonar por la habitación.  Tengo toda su atención.

—Sin embargo a los dos nos conviene celebrar este matrimonio—digo con toda sinceridad— lo que sucedió con el consejo me hizo darme cuenta de que no tengo nada. Y hay algo que deseo mucho, por eso nombra tu precio para dejarte de hostilidades ¿Podemos empezar de nuevo?

El Alfa quiere desviar la mirada, tomo sus manos y las pongo en mis caderas. Subo mi rodilla en su silla justo en medio de sus piernas. Quiero que su lobo también responda por medio de llamar su atención con lo que más atrae a un macho sin aparear.

— ¿Por qué no podemos llevarnos mejor?

—Para empezar que me hayas rechazado frente a toda la manada--

—Lo sé, aunque realmente no me eres agradable no debí pasarme de sincera esa vez.

El alfa gruñe y acaricio su pecho con mi mano.

—Pero no se trata de lo que hicimos o no hace unas horas— el agarre de sus manos se hace más fuerte y tenso en mis caderas —El consejo de sabios no es el único enemigo, alguien está detrás y ese alguien es tanto enemigo tuyo como mío.

No responde, si se ha quedado callado es porque he conseguido ganar su curiosidad por saber lo que haré después.

—Entonces, como el enemigo de mi enemigo es mi amigo ¿qué te parece si dejamos atrás los problemas que tenemos tu y yo en contra del otro y nos aliamos?

Gruñe de una manera más leve y me jala hacia él pasando una de sus manos más abajo.

— ¿Y yo que gano con eso?

Pongo mi dedo índice en su boca para callarlo. Aún no termino de negociar.

—Si te niegas no diré que te acepto frente a la manada. Lucharé hasta el final y mi último aliento por mi libertad—mi dedo baja resbalando hasta su cuello—Sin embargo, si tenemos un objetivo en común y nos unimos, como aliado no dejaré a mi compañero pasar por una situación bochornosa al negarme al matrimonio frente a toda la manada…

Su respiración se vuelve pesada y en lugar de evadirme no ha dejado de recorrerme con la mirada.

—También, cumpliré con todos los derechos y obligaciones que conllevan ser tu luna —Me muerdo los labios mientras intento no tener un colapso nervioso—Incluidos aquellos conyugales y...

El Alfa nuevamente gruñe y jalándome por las caderas me carga y acomoda sobre sus piernas viéndole de frente.

—Tu deber conyugal será entregarte a mí.

—Sí. Estoy consciente de ello—el bulto en sus pantalones me confirma que ha aceptado mi trato.

—No te gusto.

—Ni un poco— aseguro firme.

Gruñe de nuevo y me aleja de él.

— ¿Entonces por qué debo creerte?

Me reacomodo todo  el cabello hacia atrás bajo la bata hasta más debajo de mi hombro para mostrarle que mi piel está limpia y no deja de comerme con la mirada.

—Porque sé muchas cosas y puedo ser una gran aliada o tú peor enemiga. Así que tómalo o déjalo, si somos enemigos no dejaré que me toques ni por un roce...

Él se levanta de su asiento y me acorrala contra la pared.  

—Si soy tu aliado ¿me dejarás?

—Sí. Pero solo por el vínculo de pareja y dejo en claro de buena vez que no me atraes ni quisiera hacer esto contigo, sin embargo haré todo lo que pueda para no rechazar lo que desees hacer conmigo siempre y cuando no implique violencia y lesiones en mi cuerpo.

Gruñe de nuevo y hace más fuerza en la mano que tiene apoyada a un lado de mi cabeza.

—Qué clase de... crees que soy para hacer algo así... De verdad piensas muy bajo de mí.

Nuevamente el silencio nos envuelve. Él retira su mano y me da la espalda.

—De acuerdo— dice rompiendo el silencio después de un momento—haremos una alianza.

—Allá abajo y frente a los demás somos una pareja sólida y perfecta.

—Y fuera de foco seremos  compañeros aliados por un mismo objetivo. Encontrar a ese topo.

— ¿Foco? ¿Topo?

Ah, se me olvidaba que no existen los progresos tecnológicos en esta historia. Aunque mis escenarios son un desastre, al menos no cometí el error de meterle Smartphone y sistema de luz, aunque curiosamente si hay baños con pipas y desagüe.  

—Un topo es un espía. Hay un espía en la manada, Alfa. Y con foco me refiero a que fuera de las miradas de otros podemos dejar de pretender.

—...

— ¿Tenemos un trato, Alfa?

—Si te atreves a traicionarme no me conformaré con una disculpa ni aunque me tientes con tu cuerpo.

Dios, es un cerdo pero hay peores que él aquí.

—Juro por lo más sagrado para mí que no traicionaré al Alfa.

—Bien, baja y prepararte.

—De acuerdo, Alfa.

—Y Cady.

— ¿Si, Alfa?

—Frente a los invitados y la manada debes llamarme por mi nombre, no el otro que ya de buena vez te prohíbo que lo vuelvas a pronunciar. Llámame Ery.

—Sí, Ery.

Doy la vuelta y disimulando los latidos en mi pecho llego hasta la puerta.

Gruñe de nuevo o algo así hizo sin embargo no voy a quedarme para averiguarlo, no quiero meter la pata y que cambie de opinión.

'impresionante, lograste hacer las paces con nuestra pareja'

Sí, pero a qué costo.

Iba dispuesta a hablar y de seductora no me va a bajar con esto que he hecho. Ahora lo voy a tener más pegado y contando los minutos para hacerse lo que quiera en la noche de bodas.

***

¿Qué es esto?

Esto es más diminuto que la ropa interior de Sarah y vaya que la suya era bastante escandalosa y atrevida.

— ¿De verdad estos son los gustos del Alfa?

Qué horror, hasta en Silivia tiene su esencia pervertida y fetichista.

'¿Vas a romper la alianza por sus gustos en ropa?'

No, dije que haría lo que le gusta al sucio ese.

Y ya que llevo la ropa interior debajo la modista me ayuda a ponerme el vestido.

Me peina el cabello en una trenza larga y me llena de flores.

—En el festival de cosecha mi luna se veía preciosa, voy a recrear esa imagen cuando ambos se vieron por primera vez con el vínculo.

—Es perfecto, gracias.

Empezar de nuevo. Aunque no me agrada en lo absoluto, es un bruto y su forma de hablar me provoca querer darle un puñetazo en la cara... Creo que si me esfuerzo un poco más puedo lograr convivir con el protagonista.

Al abrir las puertas hacia afuera de la manada, me encuentro con el camino totalmente blanco, es el camino virgen como prometió esa noche. Soy una muñeca para exhibir, a ojos de los demás lobos en la manada, él manda. Solo soy su accesorio. No tengo más opción que caminar voluntariamente por la línea punteada.

Ahí debajo de la luz de la luna aún llena que atestigua como embajadora de la diosa, iluminado por el rayo de luna está el Alfa, quien será mi esposo. La forma en que está vestido me recuerda a una de esas portadas de novelas H*rlquin que mi mejor amiga coleccionaba como revistas semanales supuestamente evocando a una época entre renacimiento y moda francesa pos revolución. Cuando regrese a mi vida normal lo primero que haré será corregir esas atrocidades espacio-temporal que me he descuidado.

Las bodas de los lobos son diferentes a las ceremonias humanas, son más algo espiritual y la unión a la naturaleza así que debemos estar descalzos los dos y tomarnos de las manos haciendo un juramento.

El que hace los honores de decir las palabras para unirnos debe ser alguien muy unido al novio, algo así como un padrino de bodas.

—Alfa Ery Avery ¿Acepta unirse a Cadence Var Sansa como una sola alma y liderar juntos la manada con justicia y honor? —Dice Milo Rockbone con una voz seria y firme.

—Acepto.

Ni siquiera dejó pasar una pausa para responder.

Milo también me hace la misma pregunta solo que dirigida a un nombre que no es el mío.

Ery me toma de las manos con fuerza. Sé que duda de mí. Aquella vez frente a mi editor no pude hacer nada ante la hostilidad y sus prejuicios que tenía de mí. Esta vez no dejaré que me mire bajo. Ni él ni nadie.

— ¿Acepta?

—No, no acepto ser su mujer ni su hembra.

Una bocanada de aire se escucha como un grito ahogado masivo.

El alfa me mira molesto sintiéndose traicionado sin embargo tomo sus manos con fuerza y sin dejar de verle directamente a sus ojos tempestuosos, permanezco firme ante la marea alta que me golpea sin control y le digo por enlace mental "aún no he terminado, Alfa tonto"

—No acepto a ser suya como un objeto porque no le pertenezco a nadie ni soy un accesorio para hacerle lucir como un florero...

Aprieto firme también sus manos. Y su semblante se suaviza. Ha captado el mensaje.

—Pero acepto el cargo de luna y que este hombre-lobo sea mi esposo siempre y cuando prometa ante todos que no va a obligarme a nada nunca. Como partes de una sola alma, los dos somos iguales y como un igual gobernaremos con equidad, rectitud y empatía.

— ¿Acepta que yo sea su luna, mi Alfa?

Sus manos aprietan con mayor fuerza las mías.

Es un todo o nada, puede que esto le moleste per no seré su posesión jamás, que quede claro.

El Alfa queda en silencio un momento mientras Milo nos observa pálido y todos en la manada apenas pueden respirar de la impresión llena de tensión.

Luego una sonora carcajada que hiela la piel de todos hace eco.

— ¡Acepto!

Dice el alfa sin dejar de mirarme.

—Bien, pueden proceder a marcarse.

Con una mordida pasaremos ante los presentes no solo a ser esposos sino a volvernos la propiedad del otro, como una pareja. Dicen que la mordida es dolorosa. Debo aguantarlo y no mostrar que me duele frente a todos ellos.

Me acerco a él quien de inmediato me respira en el cuello, sin embargo justo antes de morderme para su boca abierta en el aire y levanta la cabeza con una sonrisa maliciosa.

—Mi igual no quiere ser un espectáculo público.

Nuevamente todos quedan sorprendidos por esta boda tan fuera de lo común.

—El marcaje será en privado en la intimidad de nuestro lecho como esposos.

No pensé que pudiera verse tan genial mi protagonista. Él también puede sorprenderme un poco.

—En su lugar, pido como única muestra de afecto íntima, un beso frente a todos los presentes.

Vaya, quieres pasarte de listo ¿Eh? No sabes todo lo que puedo guardar bajo la manga, "cariño"

Cuando el Alfa pone su mano en mi cara hago mi jugada más arriesgada.

Me paro de puntillas y lo jalo por el cuello de la camisa. En cuanto está a la altura de mis ojos le tomo su cara con ambas de mis manos y frente a todos los beso.

Sin embargo solo en ángulo parece que nos besamos en realidad he puesto discretamente el dedo pulgar en medio de nuestros labios.

En medio de aplausos me separó de él y saco mi lengua juguetonamente.

— ¿Qué tal lo hice, Alfa?

Eleva ligeramente la comisura de su labio con una risilla.

—Espera que más tarde voy a castigarte por no avisarme que harías esto.

—Por favor no sea muy rudo, al menos no durante mi primera vez.

Me mira sorprendido y yo desvío la mirada antes de que pueda notar que estoy avergonzada.

—Parece que llegamos un poco tarde.

En medio de nuestro silencio una voz muy familiar me hace saltar hacia mi realidad.

— ¡Candy!

Cuando cruzamos miradas no puedo evitar querer llorar.

Frente a mi está alguien a quien hace más de seis meses que no veo.

Una mujer de cabello negro como la noche, ojos color avellana, cuerpo como reloj de arena, piel de un tono tostado como vara de canela nueva y una sonrisa picarona me saluda, al verla tan idéntica no puedo evitar pronunciar su nombre como un susurro.

—Sarah...

Cuando ese nombre sale por mi boca, la sensación que me queda es seca y amarga.

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Maika Maese

Ha logrado las paces con ese Alfa indeseable, la mar parece estar en calma hasta que después de una ausencia física de más de 6 meses, vuelve a encontrarse con su mejor amiga quien le ha ignorado desde el día de su boda. Ahora se ha presentado en la suya sin embargo, solo es la sombra de la original...

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