Capítulo 19- Ery Avery en Escena parte 4

¡Maldita!

¿Cómo pudo hacerme esto? ¿No la he tratado demasiado bien?

— ¡GROOOOWL!

Gruño desde lo más hondo de mis entrañas destrozando todo a mi paso en la cabaña.

Estoy a punto de Destruir también su preciado huerto cuando una voz desagradable me hace enlace mental.

'—Alfa, debemos hablar'

Es Sieg Avery, un maldito al que prefiero ignorar.

'—Estoy ocupado, no me molestes --'

'— ¿No quieres saber en dónde está tu Luna?'

' ¿Por qué habría de importarme a dónde se fue esa pérfida manchada por un lobo?'

'—Entonces ya te enteraste sobre el renegado'

'Si, los rumores corren rápido, pero ya sé que son tres no necesitas ponerle azúcar y diluirlo'

'Cinco, Alfa. Son Cinco renegados’

¡CINCO!

¡¿NO LE BASTA CON UNO NI TRES, CINCO!

'Si quieres rescatar a tu Luna aún hay tiempo'

‘— ¿Por qué tengo que rescatarla? Es su culpa por dejarse llevar por ellos.

' ¡Alfa! ¡Por ningún motivo rechace a su Luna!'

'— ¿Por qué no? ¡Me ha traicionado!'

'Está exagerando. Pero le daré un consejo de Alfa a Alfa, no puede rechazar a su Luna haga lo haga.

‘— ¿…Por qué?

—Ha jurado ante la Diosa que por ningún motivo en esta vida rechazará a su Luna.

—Sí, lo dije pero puedo cambiar de---

—No puede. Un juramento a la Diosa es sagrado. Aquel que rompa un juramento a la Diosa será castigado y como se trata de un vínculo poderoso, el destino será morir, Alfa.

‘—Hizo un juramento muy tonto y una jugada mortal, Alfa.’

¿En qué demonios estaba pensando cuando me puse en un jaque así tan voluntariamente?

‘—Ahora están unidos no solo por el enlace de pareja sino como una promesa a la Diosa.’

De verdad que fui un imbécil que se dejó engatusar de la manera más primitiva.

‘—Preguntaré una vez más ¿Quiere saber en dónde está su Luna?

‘—Dímelo.’

‘—Primero debe jurar que no se alterará, guardará la calma y será prudente ante todo. Una vez lo sepa no hará nada que pueda dejar mal a nuestro linaje Avery ¿Puede prometerlo?’

‘—De acuerdo.’

‘—Hay traidores en el consejo de sabios. Alguien se ha aprovechado del descontento de su manada por la elección del Alfa con respecto a su Luna. La consideran poco apropiada así que orquestaron todo para obligar a que su Alfa abandone a su futura Luna.

Creo que entre ellos hay un traidor mayor que sabe sobre el juramento a la Diosa, fingiendo estar tan indignado como ellos quieren presionarlo a rechazar a su pareja y así lograr que muera.’

Maldita escoria.

‘— ¿Y cómo sabré si ese traidor no eres tú, Sieg?’

‘—Alfa, independiente a lo que hayamos tenido en el pasado, soy un padre y un miembro de la familia Avery. La traición no es algo que tolere ni haga bien a mi familia.’

Claro, ahora sí es un padre…

¡Patrañas!

‘— ¿Y en dónde está mi Luna?’

‘—La reunión se hizo en el mismo punto de encuentro del consejo.’

‘—En la cabaña de apuestas ¿no es así?’

‘—Así es.’

Voy para allá, diles que si han tocado de manera inapropiada a mi Luna, el castigo no tendrá igual.

‘—Puede estar tranquilo, Alfa. Me he encargado de que esté segura y libre de cualquier daño.’

Más vale que así sea.

Con esa información valiosa en mi poder corto el enlace mental. De inmediato llamo a mi Beta para darle la orden.

‘— ¡Milo!’

‘— ¡Alfa!’

‘—Hasta que respondes y dejas de tontear con tu pareja, más tarde la pagarás por eso.’

‘—Perdón, Alfa era una noticia muy bella y—‘

‘— ¡Cállate, es urgente! Dirígete a la casa de apuestas.’

‘— ¿Y qué hago con Luna?’

‘— ¡¿No lo sabes o te haces, animal?! Ven aquí y no cuestiones nada, ni siquiera quiero verte hacer un solo gesto.’

***

Cuando llego a la cabaña de apuestas siento su aroma de frutos rojos impregnando por todas partes.

Cuando Sieg anuncia que no será participe y pelea contra los sabios sometiendo a varios mientras Milo llega y se impone sobre ellos.

Siento un dolor en el pecho. Es mayor que el anterior y si no fuera que tengo autocontrol habría caído de rodillas al suelo por esa sensación punzante.

'Ery... Ese dolor si es por...'

— ¡Alfa Sieg! ¡¿En dónde está?!

—En esa habitación.

Cuando abro me encuentro con la peor imagen posible.

Mi pareja arrodillada y con la ropa desgarrada rodeada de cinco renegados, uno de ellos con los pantalones abajo y el miembro erecto tocando su boca.

Lleno de rabia me dirijo al maldito renegado. “¡Ese debe ser Eardwulf seguramente!” pienso saboreando su derrota. Con mis garras le atravieso el pecho y saco su corazón frente a la supuesta pareja que fue hecha para mí.

— ¡Alfa! ¡Nunca le haría daño a un lobo de fuego legendario, solo pensamos en vender su información para---aaaagh!

El olor de mi pareja está en todos ellos y por si fuera poco esa traición, saben que Cady es un lobo de fuego.

No puedo dejar testigos si se han enterado de que hay un lobo de fuego en la manada.

Por supuesto, esos renegados intentan atacarme y defenderse, pero ninguno se equipara con mi fuerza. Los derroto fácilmente y con ayuda de mi lobo que está tan furioso como yo, nos encargamos de que ninguno salga vivo.

Una vez acabé con todos de solo ver a mi pareja mostrando los pechos siento más esa rabia y ganas de destrozarlos. No importa cuánto desgarro no es suficiente, mi sed de vengarme es demasiado grande.

—Alfa...

¿Y ahora que se supone que debo hacer? ¿Abrazarla? Después de haber huido con esos renegados solo está arrepentida porque la acabaron traicionando.

‘Ery, al menos deberías preguntarle que pasó en realidad’

Dentro de mí tengo la urgencia de tomarla entre mis brazos y hundir mi nariz en su cabello para calmarme, luego la veo, aterrada y bañada en la sangre de sus amantes haciendo que mi molestia aumente.

'Ery yo no creo que ellos sean---'

Mi pareja me observa con su cuerpo expuesto, ni siquiera se ha molestado en tapar la prueba de su traición. Aun así su mirada asustada me hace sentir como si hubiera hecho algo demasiado extremo frente a ella.

Doy un paso hacia ella cuando ese ser indeseable me interrumpe.

— ¡Alfa Ery! ¿Qué ocurre? ¿Acaso se niegan a cooperar...?

Alfa Sieg se detiene y escudriña en cada rincón buscando si dejé algún sobreviviente. Después de comprobar que me he deshecho de todos, me habla sin ninguna formalidad.

— ¿Por qué los mataste? —Dice mi padre hablándome como si fuéramos cercanos.

—Trataron de poner sus sucias manos en lo que es mío ¿No es razón suficiente?

—Hijo sabes que todo lobo debe pasar primero por un juicio de la manada antes de....

¡¿Ahora si me llama su hijo?! ¡Veinte años me ha tratado como si fuéramos familiares distantes!

Emito un rugido y le muestro mi poder como Alfa superior. No solo se atreve a llamarme hijo ese desgraciado que ha estado ausente, no, incluso participó en esto y mi Luna casi huye con cinco renegados.

— ¡DIJISTE QUE NO LE HICIERON DAÑO! ¡¿ES ASÍ COMO CUIDAN A SU LUNA?!

—Mi Alfa, no es la forma en que tu abuelo y yo te enseñamos a liderar a la manada...

— ¡ESAS ESCORIAS NO MERECÍAN MENOS QUE LA MUERTE!

¡Mía, es mía y solo mía! ¡Observa, Cady, no dejé nada de ese Eardwulf!

La muy pérfida me mira con seriedad mientras se cubre al fin su desnudez. No le daba vergüenza cuando estaba de rodillas comiéndose el miembro de ese renegado.

No puedo rechazarla a pesar de su traición pero si puedo hacerla sufrir con creces su insolencia.

— ¡Tú! ¡Eres una desobediente, te dije que no te alejaras de mi Beta! ¡¿Tanto deseas morir?!

Suplicarás que lo haga, que acabe con tu sufrimiento después de todo lo que te haré hasta que me sienta satisfecho.

— ¿Crees que yo quise esto? ¡¿Acaso eres estúpido?! Mejor pregúntale a aquellos que quieren impedir la boda que su Alfa se ha aferrado a tener...

Incluso se hace la víctima. Esta noche le mostraré lo que es meterse en la mala cara de un Alfa poderoso como yo.

Pero eso será después, primero debe celebrarse la boda esta noche y al terminar comenzaré con el castigo. ¡Así que prepárate!

— ¿Prepararme para qué?

—Para la boda, perrita, debo castigarte adecuadamente para que no vuelvas a escapar.

— ¿Entonces no vas a suspender la boda?

Si pudiera lo haría, pero mi estupidez momentánea de hacer esa promesa con un contrato engañoso en las cláusulas de la Diosa me obligan a tragarme mi maldito orgullo y proseguir con los planes.

— ¿Por una pequeñez cómo está? —Chasqueo mi lengua entre los dientes— Incluso con el hedor de esos lobos de bajo rango, así tuvieras su s*men bajando entre las piernas te voy a desposar.

¡Shawn, esto es serio! ¡Deja de meter palabras sucias en mi boca!

‘Ery, como te he dicho ya varias veces ninguna de esas palabras son mías.’

Por si fuera poco me has hecho imaginar sus piernas llenas de humedad y suciedad de otro. Debería sentir asco y ya me estoy poniendo duro.

‘La vulgaridad tanto en habla como pensamiento es solo tuya. Ahora concéntrate, no es hora de tus deseos turbios, tu padre te está viendo’

Miro al hombre cuyo único valor y hombría está en haber sido mi progenitor. No podría importarme menos ese maldito inútil.

— ¿Quieres decir algo más, Sieg?

—Solo que nada de esto hubiera pasado si la novia fuera Freya y no esa... Omega.

Nada de esto hubiera pasado si tú y esas escorias no hubieran preparado todo para ayudar a escapar a mi pareja destinada.

— ¡¿Osas desafiar mi autoridad?!  — Digo usando mi tono Alfa.

—Por supuesto que no, Alfa---

Bla, bla, bla, todo lo que dice es un intento desesperado por desviar mi ira hacia él y para intentar abogar por ese consejo de sabios que siempre he sabido que no me querían como Alfa.

Ellos querían que mi hermano menor Etzel fuera quien tuviera la posición de Alfa líder en la manada. Considerando que nací como un augurio de calamidad.

—Tráeme a todos y cada uno de ellos. Enciérralos y después de la boda los ejecutaré uno por uno.

—Alfa Sieg —Escucho sorprendido la elocuencia de mi pareja y como su rostro asustado ahora se ha vuelto sereno—creo que ejecutar a casi todo el consejo además de generalizar, traerá mayor descontento ante los desertores que desconfían del juicio del Alfa.

Hace una pausa como si esperara un permiso para continuar. No respondo y solo dejo que diga lo que sea que esté intentando justificar.

—Sugiero que solo se les encarcele sin hacer público este incidente.

—No se le puede encarcelar sin una razón, Cady—Digo desilusionado pues pensé que diría algo un poco más inteligente.

—Entonces sugiero que la razón sea bajo diversos cargos comprobables como malversación de fondos, tráfico de escl*vas y otros actos reprobables que tienen detrás de ellos.

Esta vez sí ha logrado sorprenderme. ¿Actos reprobables? He intentado por años destituirlos y nunca pensé que pudieran tener tales antecedentes. No, si fuera tan sencillo ya los habría hundido mucho antes del festival.

—Mi Luna, esas acusaciones pueden ser perjudiciales si se les señala con falsedad.

Si lo que dice es en serio, entonces necesitará comprobarlo.

— ¿Cuál falsedad? Todas y cada una de ellas son reales.

No veo un solo titubeo, su mirada es fija como si pudiera visualizarlo todo. Ella también siente repudio por los sabios del consejo.

Mientras cierro el puño pensando en cómo fui tan torpe para no investigar sus actos más a fondo creyendo ciegamente en algo que ha estado en la manada por generaciones.

Milo tose, ah cierto, le he prohibido hablar o inmiscuirse en mis asuntos.  Le doy la orden de investigar la veracidad de la información que mi pareja nos ha asegurado saber.

—Sí, mi Alfa—Responde rápidamente.

Si todo eso es cierto, ella me habrá sido útil con esa información. Cuando habla con seriedad muestra una valentía que sería útil como Luna, claro, si no fuera una fácil con otros lobos. Aun así no puedo dejar que otros lobos vean su cuerpo, no importa si solo son mi progenitor y mi Beta. La acerco a mi cuerpo y la tapo.

—Me disculpo por mi afirmación anterior, Alfa. Veo que ha elegido a una Luna por demás adecuada. Me retiro, mi Luna y mi Alfa.

Hipócrita.

—Si también tuviera pruebas mandaría a ese hombre doble cara a pudrirse en las mazmorras—Digo a regañadientes en cuanto lo veo lejos.

—Sieg es un Alfa con principios—Me interrumpe mientras se cubre el cuerpo con su largo cabello y abrazando sus pechos.

—Bah, principios...

—Los tiene, no se le debe meter en el mismo saco que a esos otros ratones

¿Qué? ¿Me vas a decir que también está interesada en mi padre?

La agarro por la cintura y le pregunto cómo puede estar segura de eso.

—Tengo un buen sentido de intuición.

Responde simplemente.  Si bien es cierto que me ha probado que tiene una mirada analítica para todo, la intuición no sirve como prueba. Pensé que su respuesta sería mucho más interesante. Le doy demasiado crédito a esa traidora.

La suelto y camino unos pasos delante de ella. Nuevamente me sorprende y vuelve a hablar.

— ¿No? Escuché salir de la misma y sucia boca de esos ilustres miembros del consejo las ideas atroces para deshacerse de mí y poner a tu ex prometida en mi lugar—camina hasta ser ella quien lleve la delantera—Incluso uno de ellos fue quien sugirió encerrarme con cinco lobos y que estos me ultrajaran hasta que el Alfa no me deseara más por asco.

¿Qué ha dicho?

Como si pudiera leer mi pensamiento (porque aún me tiene bloqueado en su enlace mental) voltea y de nuevo sus ojos parecen tener un color amarillento.

— ¿De verdad crees que alguien así es íntegro?

Su mirada no solo es seria y decidida, puedo ver cierto dolor en esos ojos como gotas de ámbar.

—Este lugar apesta a sangre y renegados, vamos, mi Luna Cady.

¿Qué eres? Mi lobo dice que no eres Candace, empiezo a creerlo, porque a pesar de que estoy molesto por lo que hizo, basta con perderme en ese destello amarillo como llamas que encienden en mi interior el deseo de creer y seguir la luz aunque las probabilidades de quemarme sean altas.

***

Después de dejar a “Candace” en manos de las sirvientas y mi ama de llaves la Señora Bertha, me devolví a mi oficina para revisar los documentos que me ha conseguido mi Beta.

Observo la pila documentos bastante alta para ser simples deslices de actos sospechosos. La cantidad es tan grande que ni siquiera sé por dónde empezar.

“¿Crees que alguien así es íntegro?”

No, definitivamente no lo son. No son pequeños actos, son fechorías demasiado fuertes como para dejarlos encerrados, merecen un castigo peor que la muerte todos ellos.

—Sorpresivamente, Luna acertó con la gran mayoría.

Sí, pero la pregunta es ¿cómo? Candace nunca fue alguien cercana a ellos, siempre se la pasaba alejada de cualquier tema serio y hasta de los entrenamientos obligatorios para prepararnos en caso de una guerra con otra manada o un ataque de vampiros. Era tan apacible que no podía pelear, débil, escuálida e insulsa.

La Candace frente a mi aunque a veces parece ser débil tiene una fuerza y voluntad tan fuertes que a veces me hace dudar que sea la misma persona que creí conocer.

—También, conseguí entre los documentos los nombres de los renegados.  Ninguno de ellos se llama Eardwulf.

Golpeo el escritorio. Pensé que había dado con esa sabandija. ¿Entonces ninguno de ellos es ese hombre o bestia?

—Y también… Encontré esto tirado  

—Es un libro o eso me pareció. Había huellas, estás pertenecían a Luna y también encontré más huellas alrededor, pero parecía más que hubo una persecución, olía mucho a adrenalina y estrés.

Lo que me da es completamente diferente a algo que haya visto antes. Es un libro pero es demasiado extraño las letras y su forma no parecen las de un libro común ni escrito a mano.

Aunque está en un idioma que no debería poder leer puedo entender todo lo que dice.

“El Alfa Cretino y la Omega Inútil”

— ¿Ya revisaste esto, Milo?

—Sí, sin embargo no puedo leerlo, Alfa. Está escrito en una especie de códice extraño.

¿Soy el único que puede entenderlo?

Lo abro por la tapa y Milo me interrumpe.

¿Si, Milo?

Luna me dejó un mensaje en el enlace mental, pensé que eso ya no se hacía pero lo hizo.

¿Y cuál es ese mensaje?

“¡Milo, S.O.S. S.O.S!”

Entonces investigué a S.O.S y encontré toda esa información.

Increíble, ella sabe demasiadas cosas. Tantas que no es normal.

 — ¡Luna no puede pasar!

— ¡Voy a hablar con el Alfa! ¡Quítate de mi camino!

Como si tuviera que hacerlo hasta que logre investigar a fondo quién demonios es esa mujer, guardo de inmediato el libro en el cajón de mi escritorio y volteo la silla para no verla.

Primero toca la puerta con fuerza y al ver que no abro fuerza la cerradura de alguna forma logrando entrar con un aire decidido. A diferencia de mi Beta que comienza a oler a inseguridad y algo de miedo

¿Qué demonios está haciendo?

Sin embargo no voy a voltear a verla. No con todos los actos sospechosos que ha hecho.

— ¡¿Qué haces aquí exhibiéndote de esa forma--?!

— ¡Terrence Gian Avery, tenemos que hablar!

Nadie en su sano juicio me llamaría por ese nombre. Incluso lo hizo en el festival de la cosecha al intentar rechazarme miserablemente, quería asegurarse de que no hubiera errores en su discurso de rechazo.

Pero solo los más cercanos a mi conocen mi nombre completo, me encargué de eliminarlo hasta de los registros.  Nadie tiene permiso de llamarme por ese nombre débil. 

— ¿Cómo me llamaste?

—Por tu nombre, acostúmbrate.

‘Vaya, tu perrita sí que tiene fuerza para removerte hasta la tierra bajo tus pies’

Mi lobo había permanecido callado desde que desmembramos a esos renegados.  Finalmente ha decidido hablar y lo ha hecho solo para burlarse.

—Beta Milo, déjanos solos.

¡Qué descaro! ¡¿Quién se cree que es para dar órdenes a mi Beta?! ¡Claro que no, yo decido si se va o se queda! ¡SE QUEDA!

—Dije que salgas, Beta Milo.

— ¿Quién te crees que eres para darle órdenes a mi Beta?

Estoy “así” de cerca de romper mi promesa de no voltear a verla. Cierro el puño y me contengo las ganas de hacerlo.

— ¡Soy su Luna!

—Aun así quien da las órdenes soy yo, ¡Milo se queda!

— ¡Dije que se salga, no me restes autoridad, Alfa tonto!

¡Cuánto descaro! Por si fuera poco mi Beta muy obediente dice que se va.

— ¡Dije que te quedes---!

Al voltear furioso toda mi determinación se va por otro lugar cuando veo a esa pérfida con una bata puesta como única prenda.

Mi Beta está tapándose la cara con las manos porque sabe lo mal que le va a ir conmigo y lo capaz que soy de arrancarle los ojos si ve a mi Luna expuesta de esa forma con una prenda que apenas deja algo a la imaginación.

— ¡¿Has estado vestida así todo el rato?! ¡¿Te vieron todos?!

—Eso no es lo importante ahora, Terrence, tenemos que hablar.

Vaya descaro, no le basta todo lo que me ha intentado humillar, ahora repite el nombre prohibido en toda la manada. Es como si me quisiera provocar adrede.

—Lo haré cuántas veces quiera, tú eres quien se hace llamar por todos “Ery” porque crees que llamarse Terrence suena débil.

¿Cómo supo eso? Solo les di la orden, ni siquiera a mi Beta le he dado esa información ni razones.

—Y no haces tú lo mismo al hacerte llamar Cady?

—Eso y lo mío son muy distintos. No me puse Cady por capricho sino porque es mi nombre.

Por un momento siento una especie de escalofrío pasar por mi espalda.

‘Te lo dije, hay algo en esa mujer que no es normal, quizá alguien que se hace pasar por Candace’

Eso es imposible, sabemos desde que tengo 17 años que Candace es mi pareja destinada, sin un rechazo no puede aparecer alguien más en el vínculo. Mucho menos alguien igual en apariencia y un olor tan similar.

— ¿No eres Candace?

Suspira, respira hondo como si quisiera guardarse el secreto más grande que existe en el mundo y le da vuelta completa a mi pregunta cambiando de tema.

—Veo que no podemos dejar de pelear sin importar qué.

—Pienso lo mismo.

‘Insiste y haz que te diga todo, no importa el método solo no le hagas daño a su cuerpo. Ese si pertenece a nuestra pareja’

Estoy a punto de hacerlo cuando la mujer se descubre la clavícula abriendo la bata.  Luego mostrándome el cuello de forma seductora sus ojos brillan como el ámbar. Esa mirada es fuego puro…

—…A los dos nos conviene celebrar este matrimonio…

Su voz me envuelve como una serpiente perdida en ese destello peligroso que solo se muestra por momentos. Cuando me he dado cuenta tragué saliva y ella ya está frente a mí.

—Nombra tu precio para dejarte de hostilidades ¿Podemos empezar de nuevo?

Diosa… si me dejo llevar por ese fuego me va a calcinar hasta los huesos. Intento desviar mi mirada de su escote cuando me toma de ambas manos y las coloca sobre su cadera. Si ya había conseguido toda mi atención con ese movimiento, me da un golpe mortal al apoyar su rodilla justo en medio de mis piernas.

— ¿Por qué no podemos llevarnos mejor?

—Para empezar que me hayas rechazado frente a toda la manada--

—Lo sé, aunque realmente no me eres agradable no debí pasarme de sincera esa vez.

Ahí está, su maldita forma hostil de decir que no le atraigo y que le soy indiferente solo que ahora tiene el descaro de revelarme que soy un peón en sus planes de quién sabe qué. Pone sus manos y me acaricia el pecho, si no la alejo no solo me va a quemar, me va a devorar lentamente entre sus brazas.

—Pero no se trata de lo que hicimos o no hace unas horas…

Me toma de la barbilla y Diosa, si me has mandado a esa pérfida como una prueba de autocontrol acabo de perderla.

Agarro con firmeza esas caderas que me ha ofrecido por sí misma. Incluso mi lobo se siente tentado con esa seducción suya porque no dice nada al respecto.

—El consejo de sabios no es el único enemigo, alguien está detrás y ese alguien es tanto enemigo tuyo como mío.

¿Qué quiere decir con eso? ¿Ella sabe quién está detrás de todo esto?

—Entonces, como el enemigo de mi enemigo es mi amigo ¿qué te parece si dejamos atrás los problemas que tenemos tu y yo en contra del otro y nos aliamos?

Cada vez que me toca siento arder el lugar por el que pasó sus manos.

¡No lo soporto más! ¡Incluso si me quema quiero entrar en ese fuego ardiente!

‘Contrólate, Ery. Aún no nos dice lo que queremos saber.’

Es cierto.

No puedo evitar gruñir mientras bajo mi mano y la jalo hacia mí.

— ¿Y yo que gano con eso?

Me pone uno de sus dedos en los labios y los acaricia lentamente abriendo y cerrando mi labio inferior.  Ni siquiera estoy escuchando bien lo que dice, mi mente está divagando en otro lado.

—…Sin embargo, si tenemos un objetivo en común y nos unimos, como aliado no dejaré a mi compañero pasar por una situación bochornosa al negarme al matrimonio frente a toda la manada…

Su dedo deja de jugar con mi labio inferior y con la misma saliva que me ha sacado recorre desde la comisura de mi labio hasta mi barbilla bajando por mi cuello.

Por supuesto para este punto ya estoy más erguido de abajo que un pilar.

—y también, cumpliré con todos los derechos y obligaciones que conllevan ser tu Luna…

Se muerde los labios y el poco autocontrol que me quedaba se va a mi entrepierna abriendo la puerta hacia mi deseo. La cargo y acomodo dispuesto a penetrarla.

—Tu deber conyugal será entregarte a mí.

Ella asiente, su mirada sigue siendo como ámbar.

Sin embargo sé que no le gusto y me está usando.

¿Le gusto?

—Ni un poco— Confirma sin importarle que eso me destroza por dentro.

Gruño recordando que me estoy dejando llevar cuando claramente me está asegurando que no me quiere ni me desea como yo deseo a ella. Rápidamente la bajo de mis piernas y me alejo antes de que me tenga en sus garras de mentiras. 

— ¿Entonces por qué debo creerte?

Remueve el cabello hacia atrás y baja las hombreras de su bata mostrando hasta la línea de su pecho.  Diosa… sabe bien cómo seducir a un hombre.

—Porque sé muchas cosas y puedo ser una gran aliada o tú peor enemiga. Así que tómalo o déjalo, si somos enemigos no dejaré que me toques ni por un roce...

Me está amenazando con ser mi enemiga si me niego a una alianza a ciegas como esta. ¿Entonces, si me rehúso irá a otro lobo con esa misma oferta?

Sabe que me tuvo comiendo de su mano, si accedo un poco me dará lo que quiero.  La llevo hacia la pared y sus ojos vuelven a ser verdes.

—Si soy tu aliado ¿me dejarás?

Me posiciono en medio de sus piernas. Incluso a sabiendas que me está usando he decidido que me dejaré quemar por ella pero la llevaré conmigo. Si me calcina será solo si ella perece conmigo.

—Sí. Pero solo por el vínculo de pareja y dejo en claro de buena vez que no me atraes ni quisiera hacer esto contigo, sin embargo haré todo lo que pueda para no rechazar lo que desees hacerme siempre y cuando no implique violencia o lesiones en mi cuerpo.

Mi mano al lado de su rostro me ruega por comenzar a recorrer todo ese cuerpo y adentrarme en ella empujando con fuerza hasta llenarla y liberar todo mi deseo hasta no desearla más.

Ella me cree una bestia y piensa que soy un irrespetuoso cochino que solo quiere restregarle el p*ne como si estuviera en constante celo.

‘Pero si eso es lo que has estado haciendo, Ery’

—De acuerdo haremos una alianza.

Quiero ver hasta dónde va a llevarme esos actos locos suyos.

—Allá abajo y frente a los demás somos una pareja sólida y perfecta….

— Y fuera de foco seremos  compañeros aliados por un mismo objetivo. Encontrar a ese topo— Complementa mis palabras y solo puedo preguntarme…

— ¿Foco? ¿Topo?  —Pregunto extrañado.

¿El enemigo es un topo? ¿Qué es foco?

—Un topo es un espía. Hay un espía en la manada, Alfa. Y con foco me refiero a que fuera de las miradas de otros.

Su forma de hablar es tan extraña. Definitivamente hay algo que no ha terminado de contarme.

— ¿Tenemos un trato, Alfa?

—Si te atreves a traicionarme no me conformaré con una disculpa ni aunque me tientes con tu cuerpo—Digo como una advertencia.

—Juro por lo más sagrado para mí que no traicionaré al Alfa.

Es todo lo que necesito escuchar. Ya averiguaré después cada nudo que impide conocer la verdad.

—Sí, Ery.

Diosa… acabo de descubrir que me encanta cómo suena mi nombre en su boca.

***

Mis manos están heladas como un témpano de hielo mientras espero en el altar a que comience la ceremonia y esa criatura desconocida salga por las puertas de la casa de la manada para unirse a mí.

—Tranquilo, Alfa.

—Estoy tranquilo.

—Además de tu Beta soy tu amigo, conmigo no puedes ocultarte por mucho que uses la máscara de insensible.

—Dije que no estoy nervioso. El honor de casarse conmigo es de ella no al revés.

—Claro…

En cuanto se abren las puertas por poco se me sale el alma por la boca.

Sosteniendo un ramo de Camelias con un vestido sencillo pero elegante que la hace parecer una hermosa ninfa del bosque camina mirando hacia el frente con un semblante decidido sobre el camino blanco.

Milo hace los honores y comienza la ceremonia.

—Alfa Ery Avery ¿Acepta unirse a la Omega Cadence Var Sansa como una sola alma y liderar juntos la manada con justicia y honor?

Definitivamente, Acepto.

—Omega Cadence Var Sansa ¿Acepta unirse al Alfa Ery Avery como una sola alma y liderar juntos la manada con justicia y honor?

La mujer se queda en silencio. Esto no me gusta para nada.

Aprieto con fuerza sus manos advirtiéndole así que no se atreva. Luego sonríe de una forma que me derrite y a la vez me alerta que está a punto de voltear de nuevo toda mi confianza.

—No, no acepto ser su mujer ni su hembra.

Alrededor mío escucho gritos de sorpresa ahogados, Milo me mira pálido esperando que no pierda el control frente a todos mientras mi respiración se agita, siento que el piso se abre lanzándome hasta el averno mientras ella me dirige una mirada triunfal.

----

Maika Maese

¿Qué hay detrás de su sonrisa maliciosa?

| Gosto
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