Capítulo 13- Eren Eardwulf en Escena -Parte 1

~Hay algo en Cadence~

Cuando la cafetera al fondo de mi oficina comienza a humear, el café hecho con granos de alta calidad en su versión instantánea ya está listo. Sorbo de la taza sin agregarle ningún aditamento ni siquiera azúcar. Me gusta sentir el sabor puro en mi paladar.

Aspiro el aroma de café y me siento relajado.

Miro la hora son las 10 de la mañana, en cualquier momento va a llegar por fin la historia que he esperado por seis meses a que estuviera completa, en realidad hay algo más que espero detrás de aquella puerta.

1,56m, cabello castaño tono medio muy lacio hasta el hombro, ojos color ámbar, tez blanca y rosada como porcelana francesa, pechos de tamaño moderado ni muy grandes ni muy pequeños, delgada, trasero de tamaño regular…

Giro mi cómodo asiento de piel y dirijo mi mirada al librero del fondo. Ahí hay una amplia colección de numerosas historias acomodadas desde la más vainilla hasta la más ardiente y oscura, así justo en ese orden. Todas y cada una son sin excepción novelas de Licántropos y Lobos que he ido acumulando desde los 17 años.

Sobre mi escritorio también tengo una pila de novelas del mismo tema, me he devorado cada una de ellas hasta aprenderme diálogos y escenas. Me sé cada escena de memoria, Historias sobre Alfas, Betas, Gammas y... Omega.

Y si, la gran mayoría de ellas son de corte erótico.

Aunque es la oficina perfecta para un editor (muy pronto en jefe) como yo, la he remodelado y amueblado para que sea absolutamente de mi gusto cubriendo cada necesidad al pie de la letra.

Es cierto, aunque tengo un departamento propio y una habitación de buen tamaño en la mansión de mi abuelo, mi vida prácticamente la hago aquí entre las paredes de tapiz azul marino con motivos de estrellas y constelaciones como si fuera el cielo nocturno. Los cuadros y pequeñas estatuillas de metales y piedras preciosas hacen de este lugar un acogedor hogar, mi abuelo suele molestarse al ver que he llenado cada vez más mi escritorio y libreros con muchas más figuras y objetos de lobos que encuentro por ahí.

"Lo que tienes es una obsesión enfermiza como tu adicción al sexo"

Suele decir.

Si alguien me preguntase cómo y cuándo comenzó no sabría decirle con exactitud una fecha pero si una razón. Desde mi niñez un día vi un lobo en un libro de naturaleza y quedé encantado con su majestuosidad.

El día en que leí una de esas novelas a los 17 años de edad, el tema de una pareja destinada me pareció fascinante tanto que me hizo pensar muy en el fondo en la posibilidad de que exista una mitad de tu alma en alguien llamada tu pareja de por vida que fue designada por una diosa, creada especialmente para ti. En resumen hay algo en los lobos que me encanta… cierto misticismo y atracción cósmica que me lleva como un imán hacia él sin importar cuánto quiera alejarme.

Observo el reloj son exactamente las 10:10 de la mañana.

—Llega tarde.

¡DING!

Mi teléfono muestra una notificación en WhatsNow

[El Alfa odioso y la Omega inútil.doc]

Definitivamente el título podría pulirse pero esto se trata de un manuscrito previo así que después podremos discutir los detalles su autora y yo.

Esa perezosa solo escribe novelas de misterio y se niega a cambiar de género. Sorpresivamente logré convencerla de intentar algo nuevo esta vez, sin embargo, sé por el título que está protestando por el tema.

Al principio mis intenciones eran meramente para sacarla de su zona de confort y encontrar otra forma de catapultar sus habilidades, luego se volvió una especie de diversión personal para mí y… algo más.

Antes de descargar el archivo, un nuevo mensaje de notificación aparece y con ello me quita las ganas de siquiera leer lo que me ha mandado.

¡Ding!

[Perdone la tardanza, ya sé que me he demorado por diez minutos. Dejo aquí adjunto la historia que me pidió junto con una copia igual en el correo de la empresa.

Con esto resuelto, quiero anunciarle que he decidido renunciar]

[Renuncio]

Son las palabras que esperé que me dijera en el pasado, palabras que habría aceptado hace al menos cinco años no ahora, no cuando hemos pasado por tanto.

¡Maldición!

Golpeo por primera vez mi escritorio.

Tal vez he leído mal.

[Estimado Editor: Quiero agradecer por su colaboración conmigo por estos cinco años sin embargo, debido a unos asuntos personales he decidido tomar nuevos caminos. No es necesario que me pague más que lo acordado por convertir la historia en un +18, el resto puede usarlo para cobrar la deuda del préstamo. ]

Recibo una notificación en mi teléfono, es de la aplicación EarthmyWorld, la extensión a nuestra editorial con un nombre que se eligió cuidadosamente para que sonara parecido a "Eardwulf "  esta aplicación sirve para que autores publiquen sus historias de manera sencilla y directa para el público.

Con las últimas actualizaciones desde hace casi un año se implementó la mensajería privada para usuarios VIP, permitiendo interactuar con sus escritores.

Sé quién me ha escrito, es esa persona con la que he mantenido conversaciones íntimas y muy especiales los últimos seis meses.

Ni siquiera quiero abrir el mensaje.

Releo los mensajes en WhatsNow luego en el correo de mi computador buscando al menos un error. El ambiente se torna pesado y siento como si mis manos sudaran, todo mi cuerpo pierde su fuerza obligándome a desplomarme sobre la silla.

El café amargo sin azúcar que tanto amo me sabe a tierra.

¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me haces esto, Cadence Beckham?! ¡¿Acaso nada de lo que hice fue suficiente?!

Llamo a su teléfono y una contestadora irritante me indica que está apagado.

Sin poder creerlo llamo de nuevo, no hay respuesta. Intento tres veces más con el mismo resultado cayendo cada vez más en la desesperación.

Llamo a la única persona que puede darme información relevante y sus palabras solo me hacen palidecer,  me confirma que Cadence no ha regresado.

Maldición ¿Tanto fue lo que la he presionado?

Golpeo de nuevo el escritorio y sin poder contenerme tiro todo a mi paso.

¡¿Cómo pudo?! ¡¿Cómo?!

Molesto abro mi cajón y veo una cajetilla de cigarros que llevo sin usar desde hace más de tres años.

Tal vez todavía sirven.

Necesito calmar mi ansiedad de algún modo, pongo el cigarro en mi boca y un pequeño libro con portada rosa y sublimado azul asomándose me hace desistir al verlo. Luego, como si hubiera abierto la caja de Pandora, su voz aparece frente a la puerta de la oficina tocando como siempre tímidamente y pidiendo permiso "Señor, Eardwulf. Soy yo, ¿puedo entrar?" Cómo si su recuerdo fuera rebobinado en mi oficina  con el cigarro aún en la boca comienza la tortura de su recuerdo.

----

Hace cinco años.

—Eren, por la tarde va a llegar una nueva promesa a la editorial.

— ¿Promesa?

—Ganó un concurso patrocinado por nosotros en su universidad, haremos un contrato de cinco años con ella.

—Espera... ¿Universidad? ¿Pues cuantos años tiene?

—19 años.

Carajo, es demasiado joven.

— ¿Y eso no sería considerado explotación infantil?

—Es un contrato de exclusividad, sus historias las publicará con nosotros, no tiene un horario laboral como tal y no va a interferir en sus estudios. Además, ya te dije que las autoras en nuestra empresa no son tus empleadas, son seres sensibles que nos enriquecen con sus ideas frescas.

—Sí que son frescas, las historias de una adolescente que aún escribe "querido diario" con su letra cursiva cursi y su bolígrafo rosita.

— ¡Ella no es así! Cielos, ¿por qué tengo un nieto que juzga sin conocer antes? Aprende de Edward que a pesar de tener 20 años ya está trabajando también como editor en la empresa.

—Trabaja aquí porque es negocio familiar, abuelo. En realidad no tiene visión ni gusto. Además que también es un niño en pañales.

—Tiene mucho mejor gusto que tú y tus... Inclinaciones.

Señala rodeando todas mis preciosas posesiones.

— ¿Y el punto es...?

— ¡No todo en la vida son lobos, Eren!

—Como experto en el tema puedo guiar a las autoras a crear mundos sorprendentes.

—Sí, claro "sorprendentes" —Dice con un tono irónico—Escucha, solo quiero advertirte que esa joven promesa no es como otras autoras que conoces. Y quiero que seas respetuoso.

—Siempre he sido respetuoso.

—Y con respetuoso me refiero a que no te atrevas a intentar seducirla.

Mi abuelo me dice eso señalándome con el dedo.

—Por amor de Dios, viejo. Tiene 19 años y yo tengo casi 25, no me voy a arriesgar por una niña.

—Menos mal que tienes algo de escrúpulos.

Mi abuelo es muy directo conmigo sin embargo nos llevamos bien. Sé que soy su favorito, después de todo soy su editor estrella.

—Sobre lo que hablamos en la tarde--

—Eren, ya te dije que no te haré editor en jefe.

— ¿Por qué no? Ya soy tu editor estrella que más da ponerle "en jefe" para enfatizar.

—Entonces qué más da si solo se queda así.

Me levanto de mi silla de cuero y abro el cajón de mi lado. Saco un fajo de papeles y se los muestro en la mesa.

—Mira esto, desde que estoy a cargo de mis autoras las ventas han aumentado un 40% y la actividad de compras en la aplicación aumentaron un 60%

—No son TUS autoras, tu solo eres SU guía.

—Entonces dame el título "en jefe"

—He dicho que no.

—Suerte encontrando alguien que haga las maravillas que yo logro. Necesitarás de un milagro para sacar adelante a la becaria de 19 años.

—No es una becaria… Aunque, ¿sabes? en eso tienes razón, todo lo que está en tus manos de alguna forma funciona. Dejo a la chica de 19 años a tu cargo.

— ¿Qué?

Antes de poder decirle algo el anciano sale de mi oficina y arrugo los papeles.

—Veamos que dice cuando muestre mejores resultados que estos.  Me va a rogar que sea el nuevo editor “en jefe” después de ver mis resultados…

TOC TOC

Es una forma de tocar tan suave y pausada que me hace preguntarme si de verdad he escuchado a alguien tocar mi puerta.

— ¿Quién?

— ¿Señor Eardwulf?

Su voz suena débil e infantil, suave como apenas un susurro.

¿Acaso me dijo señor?

¡Hasta en su forma de hablar suena como becaria!

—Entra.

Respondo mientras me acomodo en la silla para mostrar mi presencia de jefe.

—Buenos días, soy Cad-Ence, bueno en realidad soy Cadence pero mi seudónimo es Cad “con un guion” Ence.

Ah, que infantil es.

Incluso su seudónimo es tan soso...

—Soy Eren Eardwulf, editor estrella de Editorial y Publicaciones Eardwulf.

La pequeña becaria me mira como si hubiera dicho algo extraño y mira hacia el suelo.

—Mucho gusto...Señor Eardwulf.

¿Señor? ¡¿Señor?! ¡Tengo 24 años! ¡No soy tan viejo tú eres quien está demasiado joven!

Antes de perder los estribos le señalo la silla enfrente de mí escritorio.

—Siéntate ahí.

-Ah, sí...

Es demasiado irritante su actitud. Ni que me la fuera a comer de un bocado.

Me dirijo hacia mi escritorio y me siento detrás en mi sillón de cuero.

Abro el cajón de arriba mientras busco a tientas la cajetilla de cigarros. Voy a necesitar una buena bocanada para aguantar a esta becaria aburrida.

— ¿Y ya pensaste cómo será la historia con la que vas a comenzar?

—Ah, estaba pensando en una historia de misterio sobre...

Ni siquiera me voy a molestar en escuchar su historia de becaria para becarios. Si mi abuelo la quiso añadir a pesar de su poca experiencia no tengo mucho que decir al respecto.

—Bien. Entonces vamos a firmar el contrato "Cad-Ence" o debería llamarla...

Leo su contrato y en la parte de arriba viene su nombre completo “Cadence Beckham” un nombre irónico para un autor.

—Señorita Beckham.

Sonrío satisfecho con devolverle el golpe.

Si yo soy "Señor" entonces debe saber que soy superior, señorita becaria.

La joven y pequeña criatura sin inmutarse de mi pequeña venganza, lee el contrato y se queda con la pluma en la mano.

¿Qué ocurre? ¿Por qué se tarda tanto?

— ¿No tiene tinta la pluma, señorita Beckham?

—No, no es eso... Aquí dice que el editor puede manejar el tema que trabaje el autor.

—Sí, eso es correcto, señorita Beckham.

—Pero... ¿Hay forma de solicitar que se haga una aclaración?

— ¿Cuál aclaración?

—Yo no escribo novelas de amor, tampoco historias pornográficas ni mucho menos de hombres lobos.

¡¿Qué ha dicho?!

— ¿Se puede saber por qué no?

—Simplemente no me gustan. Creo que esos géneros sobrevalorados de lobos licanos son... Denigrantes a la literatura.

¡¿Cómo se atreve?!

— ¿Ah sí? ¿Y qué más piensa de esas novelas "denigrantes a la literatura" señorita Beckham?

Saco un cigarro de la cajetilla, lo pongo en mi boca y comienzo a encenderlo.

—Señor Eardwulf, ¿Alguna vez ha escuchado sobre el término "fumador pasivo"?

—Sí, ¿Que tiene eso que ver? ¿Es parte de la historia nueva que quieres escribir?

Su semblante se vuelve serio y me mira con determinación.

Vaya, eso es nuevo.

—Un fumador pasivo no es alguien que fuma sino uno que inevitablemente termina inhalando el humo de un fumador.

Como si fuera parte de la conversación de igual modo enciendo el cigarro y tomo una bocanada.

—Si tengo claro lo que significa ese término, señorita...

— ¡Significa que apague eso, no quiero involucrarme con un cigarro ni como fumador pasivo!

¿Eh?

— ¿Acaso tiene la idea de lo mucho que esa cosa apesta? Todo este lugar huele a cigarro, lamento pedirle esto pero el solo aroma me enferma. ¿Podría ser tan amable de apagarlo mientras conversamos?

Ah, la perrita tiene su carácter.

Nadie me dice que hacer, mucho menos una pequeña becaria cuyo único mérito en la vida es un pequeño premio en un concurso de feria escolar.

Nuevamente tomo una bocanada de humo y lo suelto frente a ella. Sé que estoy siendo algo grosero pero eso ya no me importa, esa mocosa pretenciosa “experta” en literatura debe saber quién manda.

—Me estás pidiendo que me abstenga de hacer uno de los mayores placeres que tengo. ¿Sabes cuáles son los mayores placeres de este mundo?

La perrita becaria no responde.

—Sexo y fumar.

Vuelvo a tomar una bocanada de mi precioso cigarro.

—Si llego a dejar uno será por el otro mayor placer.

“¿Entonces qué harás para  reemplazarlo?” Le dirijo el mensaje solo con la mirada.

— ¿...Al menos puede abrir la ventana y no hablar directo a mi cara?

Nuevamente tomo una bocanada de humo y me acerco a ella.

Luego vuelvo a liberarlo, fumadora pasiva o no eso me vale un carajo.

Aunque si la veo de cerca no es nada fea, es regular de cuerpo pero tiene bonita forma de cara.

Su cabello sin volumen de un tono castaño medio y sus ojos de un color casi ámbar contrastan haciendo que sea más notorio su aire infantil.  Es casi como un pequeño conejito de esos que se ven en las tiendas para animales apilados uno sobre el otro.

—Esta es mi oficina y aquí puedo hacer lo que me dé la gana.

—Por favor no se acerque tanto...

Rostro pálido y esa mirada de conejito acorralado...

Su actitud me hace querer molestarla un poco.

—Si alguien me pide un favor debe ser porque va a pagarme con...

— ¡BLEEEEH!

Antes de poder acabar con mi pequeña broma, la joven se vomita en mi alfombra.

¡Carajo! ¡Es una alfombra de más de 1,000 dólares!

---

5 años después (actualidad)

Me quito el cigarro de la boca y lo regreso a su caja luego tiro todo al basurero.

Aún recuerdo el hedor, su rostro pálido y mis dudas de si era porque estaba embarazada o algo por el estilo.

Luego me aclararon que no tenía ni siquiera un novio en su vida, por alguna razón en su contrato excluyó cualquier tema de amor, sexo y fantasías con licanos. ¿Cuándo fue exactamente que dejé de abrir ese cajón para sacar un cigarrillo? No puedo recordar la fecha exacta sin embargo, al verla entrar a mi oficina una, dos o tres veces comencé a ventilar el lugar abriendo la ventana y compré diferentes aromatizantes hasta encontrar el más agradable para su sensible olfato.

Me tomó mucho esfuerzo dejarlo, como si fuera condicionamiento con dolor pues con solo poner el pitillo en mi boca podía escuchar su irritante y chillona voz aunque la condenada no estuviera cerca.  

El tapete donde ella se había vomitado fue limpiado con esmero sin embargo una mancha quedó como el recuerdo de lo que sucedió esa tarde.

"¿Quiere que lo limpie de nuevo, Joven Eardwulf?”

La señora que se encarga de la limpieza insistió con eliminar la mancha con algo más agresivo. Ver a Fluffy (mi tapete) me hizo suspirar entre una mezcla de coraje y resignación.

“Déjalo así. "

En mi cabeza pensé en como haría pagar a esa chica de 19 años toda la humillación hacia mi tapete. Pensé en dejarlo y exigirle que lo limpiara ella misma sin embargo no llegó cuando la llamé y la señora de la limpieza insistió en querer probar con un quitamanchas.

Cuando la joven e irritante chica pasó por mi oficina ya había mandado a quitar el tapete el cual ya había dejado instalado en mi antigua habitación de la mansión Eardwulf.

La chica no tenía dinero suficiente para pagar los daños de Fluffy así que se volvió mi chica de los recados que llamé “asistente” una semana y cinco días hasta que se me pasó el coraje y me olvidé del tema.

“Quiero poner algo distinto, acompáñame a elegirlo ya que tú fuiste quien lo arruinó."

Quedamos en vernos en el parque un sábado por la mañana. A diferencia de su ropa que lleva a la oficina traía puesto un vestido celeste con flores de margaritas y zapatos de piso. Se veía jodidamente más infantil que antes, hasta me sentí un asaltacunas a pesar de que esa no era una cita sino un castigo.

El centro comercial estaba caminando a unas calles y con sus antecedentes de náuseas no quise arriesgarme a que le pasara lo mismo a Ben. Ben es mi Bentley, el que lamentablemente ya no uso porque también lo vomitó sin embargo esa es otra historia para otra ocasión.

En el cruce de la calle sus horribles zapatos de piso y su vestido largo la hicieron tropezar justo al llegar al otro lado de la calle. Si eso fuera la escena romántica de un libro sería considerada cliché, lo que para unos sería considerado el soplo de la primavera para mí  fue un momento de lo más irritante. Su cabello suave y lacio se atoró entre las mancuernas de mi traje de una reconocida marca italiana y me pisó el pie durante la caída.

No una sino dos veces en distintas ocasiones.

Mientras desenredaba su molesto cabello y ella se quejaba por el jalón, un aroma a frutos rojos quedó grabado en mi nariz el resto del día.

Hasta su champú es del corriente.

Un día en un supermercado me encontré con muchos productos de baño como champú, enjuague, cremas y jabones de baño con frutos rojos, aunque todos eran parecidos ninguno se asimilaba al olor en mis recuerdos.

Quizá no era tan comercial como pensaba.

Hasta el día de hoy me pregunto cuál es la marca que usa pues dejó impregnado su aroma en mi traje como si lo hubiera marcado.

No tengo idea de lo que hizo esa mujer pero le ha funcionado, abandoné uno de mis dos grandes placeres y fue para siempre.

Incluso ahora que ha renunciado no puedo volver a mi viejo hábito.

Debería estarme agradecida de por vida.

Nuevamente veo en el computador sus palabras de renuncia y la novela que la llevó a dejarme.

Tomo el libro de poesías y cuentos cortos.  Quiero tirarlo también a la basura, desisto y leo la dedicatoria, vuelvo a cerrarlo. Deseo con todas mis fuerzas aventarlo contra la pared opuesta, sin embargo, cuando mi brazo se niega, lo regreso de nuevo al cajón, apoyo los codos en el escritorio tapando mi cara y riendo como un desquiciado me pregunto cómo ha logrado eso.

¡Cadence Beckham!

¿Qué fue lo que me hiciste?

Culmino el primer recuerdo de ella golpeando con fuerza el escritorio como si se tratara de un molesto bicho al que puedo ahuyentar. Sin embargo, ella continúa atormentándome con cada momento que he acumulado en diferentes formas desde hace al menos cinco años.

---

Maika Maese

¡Hola a todos, estimados lectores! Como pueden ver la historia presenta distintos puntos de vista, además de Cady ya se mostró algo de Ery y ahora El nefasto Editor Eren Eardwulf nos dará su versión de los hechos.  Sus puntos de vista son desde el momento en que Cady renuncia haciendo regresiones en el lapso de lo que han vivido esos 5 años. Estos coincidirán con muchos recuerdos de Cady.  Si se lo preguntan: No, Eardwulf no es un personaje masculino secundario. Sabrán lo que quiero decir después…

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