La culpa de lo que vivió, la consumía poco a poco, haciendo que perdiera todo interés por la vida. Sin rumbo y sin dirección, ella decidió encerrarse en su propio mundo, para que nadie la volviera a lastimar. La terrible soledad a la que él se enfrentaba, hacían que cada día respirar le doliera más. Provocando que cerrara las puertas al amor, y se hundiera en un mundo sombrío, y lleno de soledad. Ambos compartían un vacío que desconocían. Un dolor que no imaginaban. ¿Será que del sufrimiento y las cenizas puede resurgir un sentimiento que ambos creían muerto? Obra registrada en Safe Creative Código de registro: 2108269044198. Queda prohibido las copias, adaptaciones, transcripciones, sin mi autorización.
Ler maisDías después. Cientos de pétalos de rosas, rojas se encontraban esparcidos enmarcando un camino desde la entrada de uno de los más exclusivos restaurantes de la hermosa ciudad queretano, guiando a la pareja hasta la cúpula que se encontraba forrada de hermosas flores. Gran cantidad de adornos de cristal con velas en el interior, fueron colocadas sobre todas las mesas, haciendo que la tenue luz, hiciera del momento algo más íntimo y especial. Clarissa pasó sobre los pétalos de aquel camino trazado, con los ojos vendados. Fernando la guiaba sosteniendo de su mano, pendiente de que no fuera a tropezar, al llegar a aquella bóveda; descubrió sus hermosos ojos color esmeralda. La joven separó los labios, sorprendida al ver cada detalle de aquel lugar. Su mirada se cristalizó ante la emoción. —Es hermoso —susurró. —Me emociona que te guste —comentó, sin poder
Un par de días después. Clarissa fue dada de alta del hospital, llegaron a la casa donde se encontraba viviendo Hugo, ahí se quedarían, para que no estuviera sola en ningún momento. Entre Lucy y su tío la cuidarían mientras Fer salía a la oficina. Fernando se encontraba en la empresa que había sido de Carlos, con Memo, recién llegaban de presenciar el juicio en contra de su padre, al cual debido a los elementos reunidos, lo encontraron culpable de homicidio de cuatro personas, dentro de ellas Montse, por lo que no le alcanzaría la vida para pagar por lo que hizo, además de comprobarse los fraudes que realizó. El joven no pudo evitar sentir gran tristeza al saber que su padre, era el peor de los hombres, sobre la faz de la tierra. Estaba revisando algunos documentos cuando encontró algunos expedientes que lo dejaron helado. —No lo puedo creer —expresó aterrado, mirand
Un par de horas después. La observaron salir. Fernando sintió un descanso al verla caminar sana y salva, no la imaginaba encerrada con verdaderos criminales. Lucy giró su cabeza y observó a Fer parado viendo hacía la puerta que estaba atravesando. Sonrió con timidez. Él correspondió a ese gesto. —Listo licenciado, se han levantado los cargos en contra de la señora Luz Reyes. Fernando lo miró y agradeció, despidiéndose del abogado. Caminaron hacia el auto de Fernando, él le abrió la puerta para ayudarla a entrar. Una vez dentro, se quedó mirándola, esperando una explicación. — ¿Cuánto te debo por haberme sacado? —Lucy preguntó. Fernando ladeó los labios sonriendo. Volteó a verla, no pudo negar que sentía gran afecto hacia ella, además que lo que hizo, fue por el cariño a Clarissa.
Fernando y Hugo esperaban a Clarissa, charlando un poco, se les comenzó a hacer extraño que no bajara. Le llamaron en un par de ocasiones, pero no respondía. Así que decidieron subir al departamento, para buscarla, ingresaron al ascensor, extrañados de que no llegara. Al salir del elevador escucharon gritos, de inmediato Hugo y Fernando corrieron en dirección de este… Todo lo que vieron fue en cámara lenta: Alicia soltándole golpes a Clarissa, intentando llevarla hacia las escaleras de servicio. Fernando logró darse cuenta que no faltaba mucho para que lo hiciera. Un fuerte escalofrío lo recorrió al ver en peligro a Clarissa, notó como su mujer trataba de proteger su vientre, sin importa que Alicia la golpeara por otras partes del cuerpo. Escuchó como se quejó aquella mujer cuando su chica, la mordió —Estúpida esta mordida te va a costar muy caro. —Le proporcionó un par de bofetadas, de las que Clarissa no p
Después de pasar dos semanas en compañía de la familia de Clarissa, regresaron a la ciudad de Querétaro. El vuelo fue de lo más divertido, escuchando a Lucy quejarse por temor. Fernando llevó a su tío y a Lucy a su respectiva casa. Luego se dirigió con Clarissa a su departamento, sintiendo gran emoción de volver a estar juntos en su hogar. Al llegar al apartamento la chica observó a detalle cada lugar del espacio que compartían. Sonrió con emoción, al sentirse en casa —Extrañé tanto tu piso. —Suspiró profundo. —No era lo mismo sin ti. —Acarició su mejilla. Fer tomó de la mano a su chica, recorriendo cada rincón como si fuese la primera vez que ingresaban al apartamento. —Me siento tan dichoso— Ambos tomaron asiento en la sala. Permitiendo que la luz de la luna ambientara el interior. Clarissa dio una mirada hacia el ventanal
Luego de salir del hermoso lugar en donde residía la familia de la joven, Fernando se dirigió a su auto y le abrió la puerta como el caballero que era, le ayudó a subirse. Condujo hasta llegar al hotel. Durante el camino tomó un par de veces el dorso la mano de su chica y lo besó. Después de que aparcó el auto y descendieron ella se dejó guiar por él, tomando el ascensor, en donde no se resistió y la acercó. —Te amo, te necesito tanto. —La besó de forma apasionada. —Y yo a ti —Clarissa correspondió, sin dudarlo un segundo, ancló sus brazos al cuello de él. Hasta que las puertas del elevedor se abrieron y fueron descubiertos por uno vacacionistas, quienes sonrieron al ver su demostración de afecto. Ambos se sonrojaron y siguieron su camino, hasta llegar a la habitación. —Pasa —expresó con suavidad. Fernando se quedó observánd
Clarissa se encontraba en compañía de su familia colocando el hermoso pino, que Anthony y sus hijos compraron. La joven lucía un lindo overol de mezclilla de maternidad, sintiéndose cómoda para ayudar a sacar con tranquilidad, las delicadas esferas de cristal, que su mamá coleccionaba. —Nunca había tenido en mis manos adornos tan elegantes —expresó con nostalgia, extrañando los momentos en los que ayudaba a decorar el lugar en compañía de las monjitas, con las que vivió—. Me hubiera gustado poder colocar un árbol de navidad en la casa hogar, con mis niñas y también con Fernando y con mi tío. —Suspiró con nostalgia—. Hace mucho no sé de ellos. Perla y Anthony se miraron sonriendo en complicidad. —Estamos seguros que más pronto de lo que imaginas podrás estar con ellos. —Su madre presionó sus labios. —¿Deseas escuchar un poco de música? —Ricky indagó, caminando con lentitud, apoyado de un bastó
A la mañana siguiente. El sonido al tocar la puerta, hizo que Clarissa despertara, miró su reloj indicando las 9: 00 am. Frotó sus ojos intentando quitar la pesadez que sentía. —Un momento por favor —solicito colándose de pie para ir por su bata de dormir y colocársela, además de correr a asearse. Minutos después abrió la puerta. —Buenos días —Perla se acercó y la abrazó—, supuse que te habías quedado dormida, no quise molestarte, es solo que estoy con la incertidumbre sobre aquellas pruebas de embarazo y vine para que te las realizaras —comentó con nerviosismo. —Anoche las hice— Observó a su mamá con la mirada cristalina. — ¿Y? —cuestionó con zozobra. —Todas salieron positivas. —Liberó un par de lágrimas—. Estoy embarazada —sollozó, tocando su vientre. Perla se acercó hacia ella y la estrechó, tranquila, la llega
En horas de la mañana. Al despertar Clarissa, descubrió la cama vacía. Su mirada se llenó de lágrimas al saber que se había ido, entonces tomó su móvil y le marcó, pero él no respondió. —No, no, amor no me dejes. —Sollozó con desespero, abrazando una almohada. ○○○○○○○○ Houston, Texas. Seis semanas después. La mirada sin aquel brillo en los ojos de Clarissa, enmarcaban la gran tristeza que su corazón gritaba. Desde la última vez que habló con Fernando, no volvió a saber nada. Tuvo que entregar su móvil al agente que llevaba su averiguación, además que él cambió el suyo para evitarse la tentación de buscarla y ponerla en riesgo. Mientras estaba ahí se acercó a Perla para aprender a preparar algunos postres, además que su mamá la llevó a varios centros comerciales a comprarle todo lo que le