Días después.
Cientos de pétalos de rosas, rojas se encontraban esparcidos enmarcando un camino desde la entrada de uno de los más exclusivos restaurantes de la hermosa ciudad queretano, guiando a la pareja hasta la cúpula que se encontraba forrada de hermosas flores. Gran cantidad de adornos de cristal con velas en el interior, fueron colocadas sobre todas las mesas, haciendo que la tenue luz, hiciera del momento algo más íntimo y especial.
Clarissa pasó sobre los pétalos de aquel camino trazado, con los ojos vendados. Fernando la guiaba sosteniendo de su mano, pendiente de que no fuera a tropezar, al llegar a aquella bóveda; descubrió sus hermosos ojos color esmeralda.
La joven separó los labios, sorprendida al ver cada detalle de aquel lugar. Su mirada se cristalizó ante la emoción.
—Es hermoso —susurró.
—Me emociona que te guste —comentó, sin poder
Mil gracias por acompañarme en esta historia, que no fue nada sencilla narrarla. Lo hice con todo el respeto del mundo, enfocándome en el resurgir de cada uno de los protagonistas, en el valor de la familia y es que todos tenemos una segunda oportunidad, considero que en cada uno de nosotros está el poder para reconstruirnos sino podemos solos, busquemos ayuda. Gracias por tus comentarios. De esta forma te invito a leer Entre Sombras y Tormentas, una historia con temática compleja pero escrita con todo el corazón. Saludos con cariño, gracias nuevamente.
“La emoción que puede romper tu corazón, es a veces la misma que la sana”. Nicholas Sparks **** Guadalajara, Jalisco. Clarissa descendió hacia el comedor del convento en el que vivía, su rostro reflejaba una alegría especial, ya que en unos minutos Armando, su novio pasaría a recogerla. Su corazón latía agitado lleno de emoción después de un par de semanas de no verlo. Caminó hacia donde se encontraba Sor Carmela, quien estaba limpiando la mesa y mientras lo hacía movía los labios, como si estuviese hablando sola. Clarissa se aclaró la garganta. — ¿Te interrumpo un momento? —cuestionó. —No, claro que no —la mujer respondió, entonces dirigió su mirada hacía la chica y sonrió con ternura—. Luces hermosa —indicó recorriendo con su apacible mirada el lindo vestido en tonó beige, con cuello en V, de manga corta y lindos botones al frente. — ¿No se te hace muy corto? —Clarissa cuestionó dudosa. Sor Carmela sonrió y se acercó a ella. —Ay niña, la monja aquí soy yo —expresó divertid
«Una gota de amor, puede curar un mar de tristeza». Anónimo *** Querétaro, Querétaro, México. Eran las 8:00 de la noche Fernando, iba regresando de su trabajo, moría de ganas de ingresar a su apartamento, en cuanto puso un pie dentro un olor inundó el sentido de su olfato, supo de inmediato que una deliciosa paella los esperaba. Presionó con fuerza el ramo de flores que traía consigo, sintiendo como se le iba secando la boca, al observar a esa flamante española, enfundada en aquel vestido negro entallado, que lo hacía perder la razón. La escaneó de forma pausada, recorriéndola con lentitud de abajo hacia arriba, con aquella profunda mirada color chocolate. Enloqueció al distinguir las hermosas zapatillas en tono vino que sostenían ese par de torneadas y largas piernas, cubiertas por unas pantimedias negras que tanto lo atraían. Entreabrió con ligereza sus labios jadeando con discreción; deseando acercarla a él y hacerla sentir la pasión que despertó. Su mirada se detuvo a mitad
«Una gota de amor, puede curar un mar de tristeza». Anónimo. *** Por la madrugada. Después de un largo rato llorando, logró quedarse dormida, sin darse cuenta que comenzó a amanecer. De pronto unos golpes en la puerta la despertaron… —Buenos días, hija ya son las 5:30 am, ¿Clarissa, me oyes? ¿Ya te levantaste? — ¿Cómo? —la chica, respondió arrastrando la voz, sorprendida de escucharlo tan temprano. — ¿Te quedaste dormida?, acuérdate que acordaste de ir a ayudar al huerto, se nos hace tarde. La voz de Hugo se escuchó divertida. —Ah, sí ya voy —respondió—. Lo que me faltaba ‘levantarme cuando no tengo ganas’ —Clarissa, susurró enfadada y se cambió con rapidez. Desde que salió de su habitación, sintió el viento correr, de inmediato percibió cómo su cuerpo se estremecía ante el frío. Cerró la cremallera de su chamarra; mordió sus labios, sabiendo que nada lo haría desistir de aquella idea, a la cual, la joven no le puso atención el día anterior. Caminaron con tranquilidad hac
“Que tus sueños sean más grandes que las montañas y que tengas el coraje de escalar sus cumbres.” Harley King **** Semanas después. Desde la llegada de Clarissa a vivir con su tío, no había día que se levantara a las 5:30 am para ir a la huerta, salir a hacer compras, limpiar, entre otras cosas, así el tiempo se fue pasando volando. ¿Qué sería de la joven, sin el apoyo de su tío? Clarissa estaba consciente que parte de la pequeña mejoría que tenía se la debía a todo el amor que Hugo le brindaba, haciéndola ocuparse para mantener la mente enfrascada y el cuerpo agotado. A tempranas horas del día acudieron a colaborar en la Casa Hogar, por lo que desde 5:30 am con el apoyo de Luz, prepararon el desayuno para las 70 niñas, que albergaba el sitio; además, de que contribuyeron en las labores del lugar. Justo cuando ingresaron a aquellas instalaciones. Caminaron por los amplios pasillos, pasando por algunas de las villas, en donde tenían los dormitorios, hasta llegar al comedor. La m
"Las palabras nunca alcanzan, cuando lo que hay que decir desborda el alma". Julio Cortázar. *** Después de esperar en el tráfico de la hermosa ciudad queretana, llegaron a la residencia de Carlos, para beber un tragó él y Fernando. Aquel maduro hombre se encontraba satisfecho de la manera en la que su hijo, después de que él habló, tomó el control de la junta y logró que los accionistas apoyaran sus iniciativas. Se dirigieron al despacho y sirvieron un par de copas con whisky para celebrar. —No esperaba menos de ti —indicó Carlos con orgullo. Fernando se aclaró la garganta, para poder hablar. —No fue nada sencillo. —Lo miró con seriedad—, debes colaborar conmigo y moderarte con tus gastos —indicó. Carlos Ponce bufó y rodó los ojos. —Ya vas empezar con tus cantaletas —dijo y bebió de golpe su trago. Fernando resopló. — Me pediste que regresara hace tres años para apoyarte con la empresa, y lo hice, no es posible que no hagas nada para mejorar —inquirió. Carlos presionó con f
"La esperanza es lo que hace que sigas respirando, aún cuando la presión de una vida, te esté asfixiando". Frases encantadoras. *** Dos meses después. Hugo se encontraba en la oficina de su parroquia, preparando una charla para jóvenes, luego de haber visitado a un grupo de chicos, en un hospital, debido a que habían intentado quitarse la vida. Sin poder evitarlo la imagen completamente abatida de su sobrina se vino a su mente. Luego de que viajó a la ciudad de Guadalajara; debido a una llamada que recibió de la madre superiora, explicándole que su sobrina no se encontraba nada bien, que temían por su integridad. El corazón de Hugo se estrujó de solo recordar el estado en el que la encontró en aquella pequeña habitación y la gran tristeza que embargaba su alma. Fue como si todo se le viniera como una película en su cabeza, mientras pensaba en alguna iniciativa para apoyar a aquellos jóvenes: *** Guadalajara, Jalisco. La castaña mirada de Hugo, se llenó de lágrimas al observar a
“La tristeza y las decepciones del pasado, te harán más fuerte en el futuro”. Anónimo. *** Después de que pasaron un par de horas, divertidos. Hugo invitó a cenar a su sobrina, salieron del cine y se dirigieron a un restaurante de la misma plaza, luego de que tomaron asiento y ordenaron un par de ensaladas, Hugo tomó la palabra. —Tengo algo para ti —expresó y sacó un sobre y se lo entregó. Clarissa frunció el ceño y lo miró con extrañeza. —¿Y eso? —cuestionó con intriga. —Abrelo —solicitó. Clarissa destapó el sobre y sus ojos se abrieron de par en par al ver el contenido. —No puedo aceptarlo —estiró su mano, devolviéndoselo. Hugo frunció el ceño. —Ni que fuera tanto dinero —dijo sonriente—. Solo es una ayudadita, para que te compres algo de ropa y puedas ir a trabajar bien presentable —mencionó con ternura. La mirada de la joven se cristalizó al escucharlo. —Haces tanto. —Esbozó una ligera sonrisa—. No sé cómo pagarte—, eres como un padre para mí. El corazón de Hugo se hin
Sierra Gorda, Querétaro, México.Fernando, se preparaba para trotar, por la ruta de Pinal de Amoles, eran las 5:00 am al momento que un auto se estacionó frente a la cabaña, en la que solía hospedarse cuando deseaba desconectarse del mundo. Desde hacía tres años que la sierra gorda queretana, se convirtió en su lugar predilecto, entre el hermoso bosque de pinos, las cascadas y la exuberante vegetación que había.En cuanto escuchó a su amigo llegar, Fernando salió de inmediato, percibió la neblina que cubría el hermoso paisaje lleno de pinos. Se estremeció un poco ante el frío que se sentía; abrochó su sudadera deportiva; para luego colocarse su mochila de hidratación, observó a Memo descender, acompañado de dos pers