Audra tiene 17 años, sus padres murieron en un accidente cuando tenía 13, la única "familia" que le quedaba es su abuela materna. A la señora le disgustó que su hija se casara con alguien de orígenes humildes, así que la chica se fue con su esposo a Estados Unidos lejos de ella, nunca le ha interesado conocer al fruto de lo que ella consideró una desgracia. Alexander tiene 29 años, es un Navy SEAL con una carrera brillante en la armada de los Estados Unidos, sus padres tienen un matrimonio de 30 años, cuatro hijos varones de los cuales él es el mayor. Estuvo con muchas mujeres, pero solo se llegó a comprometer con una, qué terminó traicionándolo. En los últimos años no ha tenido interés en estar con nadie, se enfocó en su trabajo y en liderar con éxito su unidad.
Leer más—Nada...—Amor, ya tenemos que irnos— Johnson se aproximó a las chicas en busca de su esposa.—De acuerdo, Cariño. Audra, me dejas saber de sí me acepta en las clases—.—¿Qué clases?—.—Ya te diré en el camino, curioso— Dice mirando a su esposo tiernamente. —Adiós chicas, Audra, cuídate mucho— La mujer toca el vientre de la joven y le sonríe con dulzura.Audra la despide con un abrazo, luego, aprovecha que se fueron y se va a otra esquina del restaurante, cerca de la puerta, no quería quedarse con Bianca, los demás estaban sentados aún en la mesa, hablaban animadamente esperando para irse también, ella solo quería estirar un poco las piernas, antes de que les tocara emprender el largo camino a casa, se había puesto un vestido blanco, tenía una trenza floja de lado, reposando sobre su hombro, varios mechones rozaban su cuello, le agradó ver el efecto de ese atuendo en Alexander. En ese preciso momento, Bianca aparece a su lado.—¿Te quieres quedar con mis amigos también?—. Audra se so
—No lo aceptaría— Se sienta cerca, coloca sus manos a cada lado del rostro de ella. —Soy demasiado posesivo y celoso para aceptar eso—.La besó con locura hasta que se quedaron sin aliento, ella pretendía apartarse, pero no era rival para él, Alexander tiraba de su vestido, era un obstáculo innecesario entre ellos.—No, por favor— Era la primera vez que ella se negaba.—¿Qué pasa?— Dice extrañado, con la voz jadeante como la de ella.—¿Es que no me ves?—.—¿De qué hablas?—.—Ya se nota mi embarazo— «Sus ojos brillan y me sonríe, toma mi mano y me hace tocar su enorme erección».—No tienes idea de lo excitante que es que lleves a mi hijo dentro de ti, te ves preciosa—. «Desliza mi vestido, su mirada entre hambrienta y orgullosa recorre mi cuerpo, se levanta un momento y extiende la chaqueta de su uniforme en el suelo, me cargó y me dejó encima de ella, volvió a besarme, no pude negarme ese contacto con él, mi mente decía una cosa, mi traidor corazón y mi cuerpo otra muy distinta, desc
*«Estaba sentada frente a Ethan en su oficina, se iba de viaje y estaba dejando su extenso itinerario listo. Hoy también era él día en que llegaba Alexander del extranjero».—Necesito que envíes todos esos documentos que firmé y sobre el caso del que te hablé ayer, dejé todo concretizado para que mi cliente venga por el papeleo—.—De acuerdo—.«Ethan se levanta de su silla y le da la vuelta a la mesa, se sienta en la que me queda al lado, no sin antes moverla para aproximarla a la mía».—Si hubieses sido mi esposa, estarías en casa tranquila, esperando a mi hijo— Audra hace el intento de levantarse, pero él se lo impide. —Viviendo una vida rodeada de lujos...—Mantengamos las cosas en un ámbito profesional...—Te deseé desde el primer momento en que te conocí y aún ahora, siento lo mismo— Continuaba como si ella no hubiese dicho nada. — yo te vi primero, eres una reina y lo que me pidas lo tendrás, conmigo puedes tener el mundo a tus pies, el poder de hacer lo que quieras—.Él la hac
—Estos chocolates están riquísimos, nunca los había probado—.—Leo me tiene muy consentida, me los regala frecuentemente, ya le dejé claro que cuando no pueda salir por la puerta, tendrá que averiguar cómo sacarme— Responde mirando a su computador.Sofia se ríe, toma otro chocolate y se lo lleva a la boca, cierra los ojos y saborea por un buen rato.—Esa familia te quiere mucho—.Audra gira en su silla para poder mirarla, a Sofia la habían ascendido y estaban en la misma área.—Son realmente maravillosos, cada día me siento más compenetrada con ellos, estar en esa casa o en la mía me parece lo mismo—.—Ojala me toquen unos suegros así, después de que encuentre al hombre de mis sueños, claro está ¿Cómo te sientes hoy?—.Audra sonrío, bajó la vista a su vientre y acarició suavemente la ligera curva que se evidenciaba debajo de su ropa, su elección de prendas de vestir, la ayudaban a disimular un poco su figura, las personas que tenían que saber, ya estaban enteradas, no tenía prisas por
—¿Qué debo pensar?—.—No es lo que parece—.—Sí, lo tengo claro, tus esperanzas para regresar con ella están intactas—.«Se ve fatigado, está todo sucio, se pasa las manos por la cabeza, en su tan acostumbrado gesto, levanta la cara y me mira antes de hablar con su semblante decaído».—No hay justificación para lo que hice...—Te sentiste traicionado cuando la perdiste, pero eso no significa que tu amor por ella se haya esfumado—.—Audra...—No se puede avanzar atado al pasado, ya te lo dije, ni siquiera importa que ella esté casada y tú también—.*Alexander piensa en lo que pasó, horas antes... Cuando llegaron a la clínica y Bianca fue revisada.—Gracias por salvarme—.—Eso no fue nada. Él doctor dijo que te encontrabas bien— Fuera de algunas quemaduras. —Ahora llamaré a una enfermera, puedes suministrarle el número de alguien que pueda venir y quedarse contigo y dejarte comunicarte con Diego—.—No te vayas, por favor—.—Tengo que irme, salí de casa y dejé a Audra sin ninguna expli
—Mi hijo— Alexander desabrochó la camisa de Audra, con cuidado para no despertarla, le plantó un tierno beso debajo del ombligo, se quedó ahí, embobado, mirando los sutiles cambios de su mujer, ella era de cinturita estrecha y se notaba algo diferente y eso lo fascinó.—Tengo miedo de no regresar con ustedes, de dejar a tu mamá enfrentarse a esto sola, de no verte nacer y crecer, te garantizo que sí, independientemente de eso, tengo mucha ilusión de conocerte— Susurraba, acariciando suavemente el vientre de su esposa. Era la primera vez que el exteriorizaba sus temores, él sabía lo arriesgado de su trabajo, usar su cuerpo como escudo para proteger y servir, sacrificar a tu familia por el bien común.Ya en la mañana, bajó al salón y sus padres estaban conversando, al verlo se levantaron.—Hijo mío, estás aquí ¡Qué alegría!— Su madre lo abrazó con entusiasmo.—Madre— La abrazó de vuelta, asintiendo a modo de saludo a su papá.—¿Cómo estás?—.—Bien, mamá ¿Y ustedes?—.—Viéndote ahora, e
—¿En qué estás pensando?— Johnson estaba al lado de Alexander, caminaban y al mismo tiempo vigilaban un punto diferente de la peligrosa zona, preguntó, pero Alexander no respondió.—En tu esposa, supongo—.—Estoy preocupado, temo no regresar y dejarla sola—.—Se te olvida que tengo una linda esposa y dos hijos, también quiero regresar a casa, hermano y te entiendo, mi mujer tiene a sus padres, hermanos, tíos, una familia completa a su disposición y sobre todo eligió casarse conmigo y eligió darme hijos—.—Todo ha sido tan rápido para ella, una avalancha de cosas con las que lidiar... Escuchan algo y Alexander da la orden de detenerse, haciendo una breve señal con su puño al levantarlo.Eran unos hombres fuertemente armados a bordo de una camioneta, de donde estaban no podían ser vistos, las horas transcurrían, no podían esperar que llegara la mañana, más adelante, no había árboles ni casas altas, estarían a la intemperie. Esos hombres, inspeccionaron a su alrededor y siguieron su cam
«De la nada, me entraron fuertes ganas de vomitar, cubriéndome la boca, me levanté y corrí al baño, Alexander estaba detrás de mí, me sujetó el cabello mientras mi estomago quedaba completamente vacío».—¿Qué pasa nena? ¿Te sientes mal?—.«No podía ser en este preciso momento, las arcadas eran tan fuertes que, por un buen rato no le pude contestar, lavé mi rostro con paciencia, respiré lentamente, buscando la manera de serenarme antes de mirarlo».Le dijo casi en un susurro:—Estoy embarazada—.«No dijo nada, miró mi vientre, como si viera a través de la camisa que llevaba puesta, sus ojos regresaron a los míos, sin brillo, completamente fríos, me dio la espalda y salió del baño. Me sentí devastada, reuní todo el valor que pude para poder salir también, lo encuentro parado en la ventana, mirando al oscuro patio, se había puesto una camiseta y tenía las manos en los bolsillos, las piernas me temblaban, así que me senté en la cama».—Alexander, ¿No dices nada?—.«De pronto, sentí un dol
—No he pensado en nada, estoy asimilarlo todavía, tomándolo de la mejor manera—.—Está de más que te diga que, cuentas conmigo para lo que sea— Le agarra las manos. —Seré tu apoyo siempre—.—No tienes idea, de lo que significa para mi tenerte en estos momentos—.—Ahora, ponte a comer, necesitas alimentarte— Se pone seria y Audra pone los ojos en blanco, antes de reírse.En todo el transcurso de esa semana, no se supo nada de Alexander, para Audra, los mareos, náuseas y vómitos eran cada día más frecuentes, tanto así que, ya Leonardo notaba que algo andaba mal, cómo no, si en ese día en especial, le había tocado detenerse varias veces, la veía primero con arcadas y rápidamente salir corriendo y vomitar a un lado del camino, él sale del auto preocupado y le pasa una botella de agua y un pañuelo.—¿Qué te pasa? ¿Es que estás enferma?—.—No me he sentido bien en estos días—.Ella tomó el pañuelo, lo humedeció con agua y se lo pasó por los labios. Se veía exhausta.—Súbete al auto, te llev