La mira sugerentemente.
—Nada de eso—. No la dejó terminar. —Mujer sensata... Sabes, Miguel se me quedaba mirando con una carita, amiga—. Suspira. —hablaré con José de nuevo a ver con que sale ahora, tenemos diez meses y nada que se separa—. Desde el principio él le dijo que era prácticamente un hecho su divorcio, que le diera poco tiempo para concretar todo, Audra esperaba que así fuera, no le gustaría verla sufrir. —Me iré a cambiar yo ahora, vengo en un momento—. Los chicos llegaron y cada una se fue con el que le tocaba. «La verdad es que el descaro de Ethan me sorprendía, estaba como si nada, lo deje estar de momento» pensó Audra. Estaban a medio camino, cuando notó que Audra estaba muy distante. —Pequeña, estás muy callada ¿Qué pasa?—. —¿De qué quieres que hable?—. Responde mirando aún por la ventanilla—. Aunque sí, quiero hacerte una pregunta—. Lo mira con mala cara —¿Para qué querías traerme al club? ¿Para qué te vea tirándote a otra?—. Frena de golpe, la mira por unos segundos y retorna al camino ya que no puede detenerse en plena carretera. —Cariño... —No me digas así—. Le dice en tono tranquilo, pero mordaz. —Pensé que había cerrado la puerta—. Habla como para él mismo, con semblante incómodo. —No es que buscaras el lugar más privado del mundo—. —Soy hombre y tengo mis necesidades, hay mujeres que lo ponen demasiado fácil, sabes que me interesas y mucho, que muero por estar contigo, nena y esa locura me lleva a saciarme en otro lado—. —¿Ahora tengo la culpa?—. Lo mira incrédula. —Claro que no. Me gusta que ningún hombre te haya tocado, te quiero solo para mi. Quiero que llegado el momento me dejes estar contigo, mientras tanto, no tiene nada de malo que me desahogue en otro lado, solo es eso, no me interesan ninguna de esas mujeres—. —Solo las utilizas... —Nos utilizamos ¿Piensas que esas mujerzuel4s buscan algo más que se×0?—. La mira y luego retorna la vista al frente. —Solo quieren placer y yo se los doy, igual que lo obtengo, Esas no son mujeres para formalizar—. Audra sabía que, con él, nunca sería la única. —¿Es que no me piensas hablar? Eso no significa nada para mí, pequeña, ya te lo dije— Le agarra la mano, ella la recupera. —¿Ahora no quieres que te toque?—. —Solo quiero llegar a casa, Ethan—. Dijo con evidente frustración. —Ya llegamos... Escucha, no voy a forzar las cosas, pero, por favor, no dejes que esto se interponga entre nosotros ¿No podemos quedar para hablar de esto mañana?—. —Tengo cosas que hacer— Audra niega con la cabeza. —Gracias por traerme—. Audra sale apresuradamente y entra al edificio de cinco apartamentos sin mirar atrás, pasando por la puerta se encuentra con Mikena. —Hola, Ada ¿Cómo te fue? ¿Lo hicieron?—. —No—. Se sienta en el sofá de la sala y su amiga corre a sentarse a su lado, se la queda mirando un buen rato y como Audra no dice nada, se aventura a preguntar. —¿Qué pasó? Dijiste que querías hacerlo—. —Pues otra se me adelantó y los encontré haciéndolo en uno de los vestidores— Aunque ella no tenía seguro lo de acostarse con él. —Después me dice que no significó nada, que las cosas entre nosotros deberían seguir avanzando—. —Es un... ¿Qué piensas hacer?—. —Nada, las cosas se quedan como están, ahora iré a darme un buen baño y mañana voy a salir por ahí, te pediría que me acompañes, pero sé que ya quedaste con alguien—. La miró sonriendo para que no se preocupara. —¿Y Lina?—. —Le tocó turno en el hospital y mañana cubrirá a una compañera. Me encantaría ir contigo—Dice con pesar. —Hace semanas que no salimos las tres juntas— Lina y Mikena son primas, mayores que Audra con 25 y 26 años. Ya en su cuarto, se desviste y va directamente a la ducha, notó que todo su cuerpo estaba muy sensible, sus $en0s excitados y unos deseos tremendos de ser tocada, acariciada... M4ldit0 Ethan piensa, terminó de ducharse y se secó rápidamente. Audra ve que su teléfono parpadea, tiene llamadas perdidas de Ethan, lo apaga, se pone un pijama y va a buscar algo para cenar, todavía a las 12 de la noche da demasiadas vueltas en la cama, se le viene a la mente una escena de una película n0p#r, busca su teléfono, lo enciende, se coloca los auriculares y busca... Aparece una chica siendo foll4d4 por un hombre, ella está sobre la cama y él embistiéndola, saca su miembr% de la chica y a Audra se le hace agua la boca con el tamaño que tiene ¿Cómo sería tener algo así dentro? Se cuestiona, él lo introduce de nuevo, Audra empieza a tocarse por fuera, siente frustración por no estar con alguien en ese momento, son intensos los jadeos de ellos dos y se acompasan con los de ella, que al final, mira al techo y cree que tiene más deseos que antes.Se queda dormida muy entrada la madrugada, pero a las 8:00 de la mañana ya estaba despierta y duchada, busca en el closet, donde tiene la ropa que casi no usa, eligió una falda corta beige, con una ligera abertura en un lado, una blusa del mismo color que dejaba la parte superior de su abdomen a la vista, unos zapatos negros muy altos, se maquillo los ojos y se puso un labial rojo, tomó su bolso y colocó unos lentes arriba de su cabeza.Tenía media mañana dando vueltas, entró a un centro comercial que frecuenta cada vez que podía, tiene una grandiosa cafetería, ella se entretiene viendo ropa, hace rato siente la sensación de estar siendo observada, sonriendo piensa que es cosa de ella, diciéndose que era genial, ahora tiene delirios de persecución, de momento gira para ir a otro aparador y se encuentra de frente con... Un hombre formidable.El desconocido:—¿Te puedo preguntar qué es lo que te hace sonreír así?—.Él también sonríe, pero a ella, su voz es fuerte, profunda.«¿De dónde s
—Este huele muy rico—.Él había estado vagando por sus pensamientos hasta que ella le habló, le acercó un frasco y él solo se la quedó mirando a ella.—Si, huele muy bien, me lo llevo. Por qué no voy, pago y me acompañas a la cafetería—.Ella siente que se sonroja por enésima vez.—Sí, está bien—.Audra se dijo que definitivamente estaba loca, él es un extraño, pero le gustaría ser arriesgada por primera vez en su vida, se lo quedó mirando mientras pagaba el perfume, su pantalón se abrazaba a su trasero y a sus poderosas piernas, las mujeres lo miran descaradamente y la cajera ni hablar, estaba que se derretía, ella no la culpaba, era complicado tener semejante hombre enfrente. Fueron a la cafetería y se sentaron en una mesa apartada, hablaron de diferentes comidas, de la familia de él, le dijo que era militar, no profundizó mucho en eso. Hablaron bastante y en un impulso Audra lo invitó a cenar al día siguiente en su casa, ya que le dijo que partiría pronto a otra misión, ella no pod
Ella se muerde el labio inferior y él no se contiene más, la besa y ella le responde con una pasión que no sabía que tenía, Alex mete la lengua en su boca, ella piensa que los besos y caricias que logra recordar fueron un juego de niños comparado con esto, como si ese hombre estuviera hambriento y ella fuera su comida favorita, Alex mete la mano debajo de su vestido para acariciar su muslo derecho. Debajo de su camisa, él era todo músculo, la sujeta del pelo y tira hacia atrás para tener mejor acceso a su cuello. Agarrando su cintura la sienta a horcajadas en sus piernas, estaba excitado, ella podía sentirlo, Audra meció su cuerpo sobre su er€cci0n por puro instinto. —Preciosa, si sigues haciendo eso no voy a poder contenerme—. Susurra cerca de su boca. —No quiero que te contengas— Lo besa vehemente, Alex baja los tirantes de su vestido y miraba sus s€no0s fascinado. —No tienes nada debajo, son hermosos—. Se mete un p€z0n en la boca y acaricia el otro, sus manos nunca habían to
Audra se dirige al closet sin decir nada y él sale del cuarto, ella trata de ponerse algo lo más rápido posible, en eso escuchó la puerta cerrarse de golpe, se deja caer de rodillas al piso experimentando un sentimiento inmenso de perdida, Ella sentía que lo conocía desde hace mucho tiempo, ni siquiera pensó en no entregarse a él, lloró en silencio al tiempo que repasaba todo en su cabeza.*Él a toda velocidad en su vehículo, iba también reviviendo todo lo que había pasado en las últimas horas y pensando en las repercusiones de sus actos:«No sabía que esperaba cuando toqué la puerta, cuando ella abrió me quedé sin aliento, era hermosa y su largo cabello rojo la hacía deseable, me moría por tocarla desde que la conocí. En el transcurrir de la cena, nos mirábamos tan intensamente que sentía que me quemaba por dentro, cuando nos sentamos en la sala, perdí todo rastro de razón, en un momento hablábamos y en el otro nos comíamos a besos ¡Qué bien sabía ella! no había estado con otro homb
«Hace una hora que había estado delante de su edificio, tenía muchas preguntas y no me agradaba nada que anduviera sola, una chica como ella llamaba mucho la atención y podría aparecer cualquier idi0t4 y hacerle daño».Ella en su cuarto, pasó directamente al baño, se mira al espejo y respira profundamente mientras se desvestía, sujeta su pelo para no mojarlo y procede a meterse bajo la ducha. Cuando sale lo encuentra de espaldas mirando la pecera de Lina, cuando él se voltea queda de piedra, Audra se puso un vestido corto y estaba descalza.—¿Tienes hambre?—.Pasa por delante de él y va a la cocina, se desata su cabello, a él se le cruza por la cabeza que bien se la podría comer a ella. Cuando él entra Audra ya tenía la hornilla encendida y una olla sobre ella, se inclina para buscar un sartén sabiendo que él no le quitaba los ojos de encima.—Siéntate—. Le señala un taburete. —Te diré lo que quieras—.—Empecemos por ¿Dónde están tus padres? Y ¿Por qué diabl0s te dejan volver sola a ca
En la mañana, la estaba llevando al trabajo y le dijo que la iba a recoger más tarde para dejarla en sus clases.—No es necesario—.—Claro que sí—. Sonríe.Audra empieza a adorar sus sonrisas.—¿Te quedarás conmigo esta noche?—.— ¿Tú quieres?—. Él respira profundo.—Claro que sí—. Alexander toca su cara tiernamente.—Llegamos—.—¿Qué vas hacer en todo el día?—.—Mi padre quiere que arregle algunas cosas en casa antes de irme—.—¿Cuándo es que te vas?—. Lo dice en un susurro.—Nena— Le da un tierno beso en los labios. —Llegarás tarde, pero lo hablamos esta noche—.*«No puedo estar lejos de ella, de su olor, de su cuerpo, sus hermosos ojos. No puedo dejar de lado el hecho que solo ha sido mía, de pronto siento terror que otro se le acerque, que puedan hacerle daño ¡M4ldita sea! Soy mayor para ella y tengo que partir a misiones peligrosas. Es muy joven y ya te acostaste con ella, así que ya sabes lo que tienes que hacer».—Hijo ¿En que tanto estás pensando?—. Su madre le pasa un vaso d
Él la cargó hasta llegar a la ducha, la dejo en el suelo, abrió la llave aún estando los dos con la ropa puesta, la besó para que no protestara y fue desnudándola, los botones de su blusa simplemente volaron, él se deshizo de todo lo que estorbaba, tomó el jabón y empezó a pasarlo lentamente por el cuerpo de Audra.—Estás húmeda— Dice con la voz ronca.—Nos estamos bañando— Le dice ella para tratar de ocultar que se está volviendo adicta a él.Alexander niega con la cabeza.—Se la diferencia— Mete la mano entre los dos e introduce un dedo en ella. —Esto que sale de aquí, es suave, caliente y sabe delicioso—.Ella se retira acalorada y le tiende la mano.—Es mi turno, quiero enjabonarte a ti—.Él accede sonriendo, ella acerca el jabón a su piel, su cuerpo era como tallado a mano y entendió q aquello también era una tortura y más cuando él la miraba de aquella manera.Esa noche entre sus brazos ella le dijo que lo amaba, esas palabras brotaron antes de que pudiera detenerlas, él le pidi
Alexander se relaja, se sienta en la cama y la atrae hasta sentarla encima de sus piernas, se pasa una mano por su pelo ya revuelto.—Cada vez que he venido es por máximo 5 días, en esta ocasión no era diferente, por cierto me gustaría que me acompañes al cumpleaños de mi padre—.—¿Qué dirán tus padres de todo esto?—.—Les vas a encantar y más aún porque no me había tomado vacaciones en mucho tiempo y las pedí para quedarme más tiempo contigo—.—¿En serio?— Dice emocionada.—Claro que sí—.—Pero también me refiero que soy una desconocida y aparecerme el día del cumpleaños de tu papá así nada más—.—Eres mi mujer, Audra y a mi familia le encantará conocerte. Ahora ven— Toma un pres€rvativ0 de la mesita de noche y se para detrás de ella, en una pared del cuarto hay un espejo del techo al piso y ambos conectan miradas a través de él.—¿Qué quieres hacer?—.—Mañana no podrás sentarte, cariño ¿Lo olvidaste? porque yo no—.*El despertador suena, tenía un ruidito muy ligero, él lo avienta a