Audra no quería hablar con él de eso, le contó a sus amigas porque ella era la confidente de ellas y no quería que pensaran que se guardaba sus cosas, pero Audra era muy reservada y ni ella había digerido que estaba comprometida.—Era un hombre, no voy a consentir que andes por ahí con cualquiera—.—Es mi vida, no tienes que consentir nada, tú y yo solo somos amigos—.—No te veo de esa forma y lo sabes ¿Y tus padres?—.—¿Ellos que tienen que ver?—.—No creo que consientan que andes con un hombre hoy y otro mañana.—Si lo dijeras porque te preocupas por mí, pero yo te tengo sin cuidado, te reitero que salíamos en calidad de amigos, de mis labios no salió nunca aceptar tus propuestas.Ella intenta salir, él se lo impide agarrándola por un brazo.—No me ocultes las cosas...—.Audra sopeso si decirle o no, finalmente concluyó que era mejor dejar las cosas claras.—Es mi prometido—.La cara de Ethan se transforma y aprieta su brazo con demasiada fuerza.—¿De que diabl0s estás hablando?—.—
—¿Qué es lo que quiere?—.—No es nuestro problema lo que quiera o deje de querer, pase todo el día pensando en ti y no quiero que sus intenciones sean cuales sean estropeen lo que tenemos— Ella baja el tono de su voz un poco. —No quiero ni deseo a otro hombre que no seas tú—.Pasa tanto tiempo callado, que ella piensa que no le cree, después de un buen rato lo siente relajarse.Se detiene a un lado del camino, retira su cinturón de seguridad y el de ella y la sienta en sus piernas, la besa apasionadamente, desabotona su camisa y le desabrocha el sujetador para acariciar sus sen*s a su antojo.—Todo esto es mío— Dice con la voz ronca.—Soy toda tuya, Alexander—.Se miran en los ojos del otro por un breve instante antes de volver a besarse, él fue el primero en romper el contacto.—Vámonos o nos detendrán a los dos—.—Ahora soy una mala influencia, que bien—.—Jajaja—.Llegaron al apartamento, después de ducharse Audra hizo la cena, él había elegido varías películas y se pusieron a verl
Los hermanos de Alexander bajan a saludar también, eran apuestos todos, se parecían un poco entre sí, pero tenían los ojos cafés de su madre.—Estos son Leonardo, Ignacio y Carlos— Angel los nombra para ella.—Hola cuñada— Carlos era el más joven y carismático de los cuatro hermanos. —Un placer conocerte—. Audra se levanta y él la abrazó efusivamente como si la conociera de siempre, a lo que Alexander solo puso los ojos en blanco.—Madre mía es hermosa— Ignacio toma su mano y le da un beso en ella. Detrás de ellos venía Leonardo, que la estrechó entre sus brazos igual que su hermano menor.—Bienvenida a la familia—.—Muchas gracias—.Alex fulmina a sus hermanos con la mirada.—¿No tienen algo mejor que hacer?—.—No seas celoso hermano— Le contesta Ignacio.—Tocan el timbre en ese momento y Leonardo va hacía la puerta.Esos deben ser Diego y Bianca Dile Eleonor. Alex mira a Audra y le sonríe.Delante de Leonardo entra una pareja.—Hola chicos— Angel los recibió con entusiasmo.Diego y A
Audra mira a Alexander y se lo encuentra un poco serio.—¿Podría preguntar qué es lo que trabajas?—.—Secretaria en un bufete de abogados—.—Quizás lo conozcas papá, es en la oficina de Fernando—.—Claro, mi colega y amigo—.—¿Tu nombre es de tu país? no lo había escuchado nunca— Le pregunta Carlos, iba por un tercio de su plato.—Sí, significa tormenta— Ella lo mira de nuevo y esta vez estaba sonriendo.—¿Allá es común que le pongan así a una persona?— Le pregunta Ignacio a Audra.—No—. Todos se ríen, menos Bianca.La conversación a partir de ahí se derivó en todos, en que Ignacio estudia derecho como Angel, en una universidad retirada, Carlos no sabía lo que quería estudiar aún, Leonardo trabajaba cerca en su propio taller de vehículos. Bianca aunque casi no habló, se supo por los demás comentarios que no trabajaba y al parecer tenía la edad de Alexander porque fueron juntos a la escuela.Él de pronto se levanta y como no le ha soltado la mano a Audra desde que se sentaron, tira de
Alex entra a ducharse, cuando sale, ella tiene puesto solo sus tacones y la parte de abajo de una lencería negra, está inclinada hacía el espejo terminando de maquillarse, toma el vestido que estaba tendido en la cama y se lo sube por debajo.—¿Me puedes ayudar con esto, por favor?—.El vestido era negro, de tirantes, con escote y una abertura que dejaba ver una pierna hasta el muslo.—¿Dónde está la parte de arriba de esa lencería?—.—Este vestido no lleva, no se ve nada, relájate—.—Estas hermosa, condenadamente apetecible ¿No te puedo dejar aquí encerrada? para no reventar a unos cuantos admiradores—.—Lo que puedes dejar aquí son tus celos, il mio orsacchiotto ¿Qué te vas a poner?—.—Te encanta provocarme— A él no le cabía llamarlo con nada diminutivo, él era todo lo contrario, más para ella que era petit, Audra era amante de los zapatos altos y aun así él le llevaba bastante en estatura y corpulencia.Él le muestra un traje azul muy oscuro casi negro, que empieza a ponerse con ca
—¿Te acuerdas?— Le susurraba Bianca mientras tocaba su brazo, pero él no contestó.Ellos dos se quedaron en una tienda de campaña apartada del resto, llovió mucho esa noche, él la había abrazado para protegerla del frío y habían terminado haciendo el amor, no era la primera vez que lo hacían, sin embargo, fue en ese campamento que ambos se habían dicho que se amaban.Pablo, otro amigo.—¿Con quién está bailando Carlos? Esa pelirroja se ve tremendamente hermosa— Mira a Audra lascivamente.—Está bailando con mi mujer— Dice Severo.—¡Vaya! No sabía que tenías a alguien, es estupendo— Interviene Joshua.—Sí ¿Cuándo se la vas a presentar a tus amigos? Vuelve a hablar Peter, mirando de nuevo a la joven pelirroja con curiosidad.—Peter, habrá tiempo después— Bianca cambió de tema.*—¿No tienes novia?— Preguntó Audra, Carlos sonrió de oreja a oreja.—Ahora estoy soltero, espero que eso no dure mucho— Dicen en forma jocosa.—Todo a su tiempo—.—No puedo creer que estudies y trabajes, eres men
Pasaban tantas emociones por sus ojos en tan pocos instantes, ella no logró descifrar ninguna.—Entre ella y yo no hay nada...—.—Eso no fue lo que dije, tampoco fue una pregunta— Audra respira profundo. —Dime la verdad ¿La sigues amando?—.Alexander cierra los ojos por un momento, a ella le empiezan a temblar las piernas.—Sí—.Audra sintió como si la hubiesen herido mortalmente, sale de la ducha, toma una toalla y se la enrolla en el cuerpo, busca su pequeña maleta y empieza a meter lo que trajo en ella.—¿Qué haces?— La toma por un brazo, Audra estaba temblando.—Suéltame por favor, me voy a casa— Se notaba tan vulnerable que a él le dolió el corazón.—No te dejaré ir a ninguna parte— Pone sus manos a cada lado de su cara. —Y menos en el estado en el que te encuentras. Escúchame, te lo pido, no te puedo perder, solo escúchame.Las lágrimas brotaban de sus ojos incontrolablemente y él se preocupa.—Alexander— Dice con la voz rota.Él la besa despacio, con tanta ternura, pero ella s
—¿En qué puedo ayudar?—.—Mamá, Audra tiene todo bajo control, siéntense a desayunar—.En ese momento, también entraron Carlos y Leonardo.—Familia—. Dice Carlos a modo de saludo. —Es de madrugada para mí ¿Qué hay para desayunar?—.—Vengan, les serviré ¿Ignacio no se ha despertado todavía?—. Eleonor se acercó a la mesa y se puso a servirles a sus hijos—.—Fue a buscar a su amiga Lisa, salió temprano, ya tienen que venir de camino—. Habló Leonardo esta vez—.—Cuando terminen, salgan a poner la mesa en el jardín, por favor— Eleonor le pasó el plato más abundante a su hijo menor ya que siempre comía por cinco, no sabía a donde se le iba tanta comida, desde siempre fue así y no engordaba nada—.—Sirenaaaa, Sirenaaaa—.Alan irrumpe en la cocina con unas pequeñas florecillas en su manita, se detiene frente a Audra y con una sonrisa amplia y contagiosa en sus labios, se las entrega.—¿Son para mí?—.—Sii—.—Muchas gracias, cariño— Se arrodilla para estar a su nivel y toma las flores, le da u