Lina pasó una mano por su cabello, tratando de acomodarlo, al tiempo que Kael se abotonaba la camisa sin apartar la mirada de ella. Se vestían en silencio, como si aún pudieran sentir el roce de la piel bajo la tela, prolongando la conexión que los unía.Pero entonces…El alboroto de gritos y pisadas rompió el hechizo.Kael se tensó de inmediato, sus sentidos alertándose como un animal salvaje. Un gruñido escapó de su garganta cuando su mirada se dirigió al bosque.Lina parpadeó, desconcertada, y siguió la dirección de su mirada.Entre los árboles, un pequeño lobo gris corría desesperado, su frágil cuerpo herido, jadeando de agotamiento. Detrás de él, un grupo de hombres armados avanzaba con antorchas y rifles, sus rostros duros y decididos.Cazadores.Kael maldijo entre dientes y se movió con rapidez, colocándose delante de Lina en un instinto protector.—¡Kael! —Lina apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de ver cómo su cuerpo comenzaba a transformarse.Su piel se estremeció, su esp
Kael yacía inmóvil en el suelo, su cuerpo empapado en sangre, con la respiración profunda y errática. El rugido distante de las llamas le llegaba como una advertencia, pero en su interior, algo le decía que no iba a rendirse tan fácilmente. Cada centímetro de su piel era un mar de dolor, y aunque su mente gritaba rendición, su naturaleza de lobo lo mantenía aferrado a la vida, como un animal salvaje que no se dejaría devorar sin luchar.Había recibido varios disparos, balas que habrían matado a cualquiera de su especie, pero él no era cualquiera. Ninguna de las balas había alcanzado sus órganos vitales. Su fortaleza física, producto de años de lucha y supervivencia, había jugado a su favor. Era un lobo grande y fuerte, construido para resistir lo imposible. Sus músculos, poderosos como el hierro, le permitieron soportar lo que habría sido fatal para cualquier otro. No obstante, el daño era severo. La sangre, caliente y espesa, se acumulaba alrededor de sus heridas y empapaba la tierra
La noche era un manto negro iluminado por el resplandor anaranjado de las llamas. Ragnar apretó la mandíbula al ver el fuego devorando parte del límite de Valragh. Emma, dormida en sus brazos, se removió levemente, dejando escapar un débil gemido. A su lado, Rykker gruñó con inquietud, con el pelaje erizado y las orejas gacha.—Esto no puede estar pasando… —exclamó Ragnar, con la voz entrecortada—. Valragh estará en llamas.—No podemos entrar por ahí —gruñó Rykker, sus ojos centelleaban con desesperación.El otro lobo miró las llamas con los ojos muy abiertos.—Si entramos por la parte afectada, nos arriesgamos a quedar atrapados. Debemos rodear.Ragnar soltó un gruñido bajo, su cuerpo tenso por la furia y la impotencia. Ajustó el peso de Emma en sus brazos y asintió.—Iremos por el lado norte. Movámonos rápido.Los tres emprendieron la carrera entre los árboles. Las llamas rugían a sus espaldas, escupiendo brasas y cenizas al viento. El humo les irritaba los ojos, pero no se detuvier
Lina corría sin rumbo fijo, el miedo a los cazadores aún fresco en su piel, pero algo dentro de ella no podía simplemente huir sin saber si Kael había sobrevivido a la emboscada. Su mente no dejaba de recrear la imagen de él, herido, sangrando. El miedo la consumía, pero el amor y la preocupación por él la empujaban a dar cada paso con desesperación.A medida que avanzaba, el bosque se volvía más denso, y el silencio la rodeaba, sólo roto por el sonido de sus pasos apresurados. A lo lejos, vio las luces del fuego, y su corazón se aceleró. ¡kael estaba en peligro!Las llamas se alzaban al cielo, devorando todo a su paso, como si la misma tierra hubiera sido marcada por la furia del fuego. La oscuridad se iluminaba por los destellos de las llamas que se extendían rápidamente.Lina se quedó inmóvil por un momento, paralizada, con el corazón latiendo a toda velocidad. Intentó dar un paso adelante, pero el calor era insoportable. El viento soplaba con fuerza, avivando las llamas y expandie
—Nos han subestimado demasiado tiempo —exclamó el alfa de shadowfang, su voz profunda y llena de veneno—. Los humanos creen que pueden cazarnos como si fuéramos simples bestias. Creen que pueden invadir nuestro territorio, asesinarnos y seguir con sus vidas como si nada. Es hora de demostrarles lo que realmente somos.Un murmullo gutural recorrió la manada. Algunos gruñeron en aprobación, otros golpearon el suelo con sus garras, impacientes por la orden de ataque.—Atacaremos cuando menos lo esperen. Cuando la noche esté en su punto más oscuro —continuó, clavando sus ojos fríos en cada uno de los presentes.Dorian sonrió, un gesto afilado como la hoja de un cuchillo.—Nos dividiremos. Luzbria será nuestro y luego, Valragh.El aire se cargó de una energía densa, un latido salvaje y hambriento en los pechos de los lobos. Esa noche, la sombra de la manada de Dorian se alzaría sobre Luzbria, y el pueblo jamás volvería a ser el mismo.Luzbria estaba envuelto en un manto de calma aparente.
La lucha era salvaje, sin cuartel. Garras desgarraban piel, colmillos se hundían en carne.Dorian lanzó un zarpazo dirigido al cuello de Kael, pero este se agachó a tiempo, girando con rapidez para hundir sus garras en el costado de su enemigo. Dorian gruñó de dolor, pero en lugar de retroceder, aprovechó la proximidad para clavar sus colmillos en el hombro de Kael. El líder de Valragh rugió, sintiendo el ardor de la herida, pero no cedió.Con un poderoso empujón, Kael liberó su brazo y, con un movimiento ágil, derribó a Dorian al suelo. Se abalanzó sobre él, sus colmillos a centímetros de la garganta del otro lobo. Dorian forcejeó, pero Kael era más fuerte. Lo tenía atrapado.—¡Se acabó! —gruñó Kael, con los colmillos desnudos, listo para hundirlos en el pecho de su enemigo.Pero entonces, un aullido cortó el aire.Kael giró la cabeza y su cuerpo se tensó.A pocos metros de ellos, un lobo oscuro sostenía a Selene entre sus fauces, su hocico pegado a su cuello. La loba tenía la piel m
Lina sintió que el aire se escapaba de sus pulmones en un jadeo ahogado. Su mente se negaba a aceptar lo que sus ojos veían. No podía ser. Clara había desaparecido hacía un año. Había llorado su muerte, había sentido el vacío de su ausencia hundirse en su pecho como una daga. Pero allí estaba… viva.Sus labios temblaron al pronunciar su nombre.—¿Clara…?Los ojos de la mujer parpadearon con esfuerzo, intentando enfocar el rostro que tenía enfrente. Un atisbo de sorpresa se dibujó en sus facciones antes de que su expresión se llenara de angustia.—Lina… —su voz fue apenas un susurro.Lina sintió que todo dentro de ella se quebraba. Sus rodillas amenazaron con doblarse mientras se apresuraba a desatar las gruesas cuerdas que sujetaban a su hermana. Su mente estaba llena de preguntas, de confusión, pero lo único que importaba en ese momento era liberarla.—Dios mío… no puede ser… ¿Cómo… cómo es posible? —Lina murmuró, con los ojos llenos de lágrimas, sus manos temblorosas luchando con lo
El bosque era un laberinto de sombras y sonidos crujientes. Lina avanzaba con torpeza entre la maleza, tropezando con raíces ocultas y apartando ramas que parecían empeñadas en cerrarle el paso. Pero su hermana, Clara, se movía como si el bosque la reconociera.El viento soplaba entre las copas de los árboles, pero alrededor de Clara el aire parecía quieto, expectante. Lina la observó con atención, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.Entonces, notó algo más.Las sombras de los árboles se mecían con el viento, pero nunca cubrían por completo a su hermana. La luz de la luna encontraba siempre un camino para tocarla.Y los animales…Primero fue una ardilla que bajó de una rama y se posó en el hombro de Clara, mirándola con sus pequeños ojos brillantes. Luego, un búho dejó su percha y revoloteó sobre sus cabezas antes de posarse en una rama baja, observándolas en silencio.Lina se detuvo.—¿Qué está pasando? —preguntó, con la respiración agitada.Clara no respondió.En ese mome