La noche era un manto negro iluminado por el resplandor anaranjado de las llamas. Ragnar apretó la mandíbula al ver el fuego devorando parte del límite de Valragh. Emma, dormida en sus brazos, se removió levemente, dejando escapar un débil gemido. A su lado, Rykker gruñó con inquietud, con el pelaje erizado y las orejas gacha.—Esto no puede estar pasando… —exclamó Ragnar, con la voz entrecortada—. Valragh estará en llamas.—No podemos entrar por ahí —gruñó Rykker, sus ojos centelleaban con desesperación.El otro lobo miró las llamas con los ojos muy abiertos.—Si entramos por la parte afectada, nos arriesgamos a quedar atrapados. Debemos rodear.Ragnar soltó un gruñido bajo, su cuerpo tenso por la furia y la impotencia. Ajustó el peso de Emma en sus brazos y asintió.—Iremos por el lado norte. Movámonos rápido.Los tres emprendieron la carrera entre los árboles. Las llamas rugían a sus espaldas, escupiendo brasas y cenizas al viento. El humo les irritaba los ojos, pero no se detuvier
Lina corría sin rumbo fijo, el miedo a los cazadores aún fresco en su piel, pero algo dentro de ella no podía simplemente huir sin saber si Kael había sobrevivido a la emboscada. Su mente no dejaba de recrear la imagen de él, herido, sangrando. El miedo la consumía, pero el amor y la preocupación por él la empujaban a dar cada paso con desesperación.A medida que avanzaba, el bosque se volvía más denso, y el silencio la rodeaba, sólo roto por el sonido de sus pasos apresurados. A lo lejos, vio las luces del fuego, y su corazón se aceleró. ¡kael estaba en peligro!Las llamas se alzaban al cielo, devorando todo a su paso, como si la misma tierra hubiera sido marcada por la furia del fuego. La oscuridad se iluminaba por los destellos de las llamas que se extendían rápidamente.Lina se quedó inmóvil por un momento, paralizada, con el corazón latiendo a toda velocidad. Intentó dar un paso adelante, pero el calor era insoportable. El viento soplaba con fuerza, avivando las llamas y expandie
—Nos han subestimado demasiado tiempo —exclamó el alfa de shadowfang, su voz profunda y llena de veneno—. Los humanos creen que pueden cazarnos como si fuéramos simples bestias. Creen que pueden invadir nuestro territorio, asesinarnos y seguir con sus vidas como si nada. Es hora de demostrarles lo que realmente somos.Un murmullo gutural recorrió la manada. Algunos gruñeron en aprobación, otros golpearon el suelo con sus garras, impacientes por la orden de ataque.—Atacaremos cuando menos lo esperen. Cuando la noche esté en su punto más oscuro —continuó, clavando sus ojos fríos en cada uno de los presentes.Dorian sonrió, un gesto afilado como la hoja de un cuchillo.—Nos dividiremos. Luzbria será nuestro y luego, Valragh.El aire se cargó de una energía densa, un latido salvaje y hambriento en los pechos de los lobos. Esa noche, la sombra de la manada de Dorian se alzaría sobre Luzbria, y el pueblo jamás volvería a ser el mismo.Luzbria estaba envuelto en un manto de calma aparente.
La lucha era salvaje, sin cuartel. Garras desgarraban piel, colmillos se hundían en carne.Dorian lanzó un zarpazo dirigido al cuello de Kael, pero este se agachó a tiempo, girando con rapidez para hundir sus garras en el costado de su enemigo. Dorian gruñó de dolor, pero en lugar de retroceder, aprovechó la proximidad para clavar sus colmillos en el hombro de Kael. El líder de Valragh rugió, sintiendo el ardor de la herida, pero no cedió.Con un poderoso empujón, Kael liberó su brazo y, con un movimiento ágil, derribó a Dorian al suelo. Se abalanzó sobre él, sus colmillos a centímetros de la garganta del otro lobo. Dorian forcejeó, pero Kael era más fuerte. Lo tenía atrapado.—¡Se acabó! —gruñó Kael, con los colmillos desnudos, listo para hundirlos en el pecho de su enemigo.Pero entonces, un aullido cortó el aire.Kael giró la cabeza y su cuerpo se tensó.A pocos metros de ellos, un lobo oscuro sostenía a Selene entre sus fauces, su hocico pegado a su cuello. La loba tenía la piel m
Lina sintió que el aire se escapaba de sus pulmones en un jadeo ahogado. Su mente se negaba a aceptar lo que sus ojos veían. No podía ser. Clara había desaparecido hacía un año. Había llorado su muerte, había sentido el vacío de su ausencia hundirse en su pecho como una daga. Pero allí estaba… viva.Sus labios temblaron al pronunciar su nombre.—¿Clara…?Los ojos de la mujer parpadearon con esfuerzo, intentando enfocar el rostro que tenía enfrente. Un atisbo de sorpresa se dibujó en sus facciones antes de que su expresión se llenara de angustia.—Lina… —su voz fue apenas un susurro.Lina sintió que todo dentro de ella se quebraba. Sus rodillas amenazaron con doblarse mientras se apresuraba a desatar las gruesas cuerdas que sujetaban a su hermana. Su mente estaba llena de preguntas, de confusión, pero lo único que importaba en ese momento era liberarla.—Dios mío… no puede ser… ¿Cómo… cómo es posible? —Lina murmuró, con los ojos llenos de lágrimas, sus manos temblorosas luchando con lo
El bosque era un laberinto de sombras y sonidos crujientes. Lina avanzaba con torpeza entre la maleza, tropezando con raíces ocultas y apartando ramas que parecían empeñadas en cerrarle el paso. Pero su hermana, Clara, se movía como si el bosque la reconociera.El viento soplaba entre las copas de los árboles, pero alrededor de Clara el aire parecía quieto, expectante. Lina la observó con atención, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.Entonces, notó algo más.Las sombras de los árboles se mecían con el viento, pero nunca cubrían por completo a su hermana. La luz de la luna encontraba siempre un camino para tocarla.Y los animales…Primero fue una ardilla que bajó de una rama y se posó en el hombro de Clara, mirándola con sus pequeños ojos brillantes. Luego, un búho dejó su percha y revoloteó sobre sus cabezas antes de posarse en una rama baja, observándolas en silencio.Lina se detuvo.—¿Qué está pasando? —preguntó, con la respiración agitada.Clara no respondió.En ese mome
Lina Winters apretó el volante del Jeep, el sonido de las ruedas sobre el camino de tierra resonaba a través del silencio denso del atardecer. La Reserva natural de Blackwood estaba en lo profundo de un valle. Las montañas cubiertas de pinos se alzaban como sombras gigantes contra un cielo que comenzaba a oscurecer, pintando todo con tonos de gris y azul. El aire fresco traía consigo el olor a tierra mojada y madera, una fragancia cruda que parecía invadir sus pulmones con cada respiro.Al llegar al borde de la reserva, se detuvo en un claro solitario y observó la vasta extensión de árboles que se extendían ante ella. El paisaje era tan hermoso como inquietante: vastas colinas cubiertas de un espeso manto de árboles, y en el horizonte, una cadena montañosa que parecía abrazar el cielo.—Este es el lugar donde Clara desapareció —susurró, como si al decirlo, las palabras pudieran explicarle algo que llevaba un año preguntándose. Su corazón latía con fuerza mientras miraba hacia el bosqu
El alfa sentía una feroz guerra dentro de él, una batalla entre lo que sabía que debía hacer y lo que su corazón le dictaba. El vínculo que se había formado con la humana, era un peligro que no había anticipado. Su mente estaba llena de tormentas oscuras, pensamientos que se mezclaban con la preocupación por la manada, por el futuro incierto que podría desatarse si esta situación continuaba."Esto no debía pasar," pensaba, mientras sus ojos recorrían a Lina con una mezcla de urgencia y desespero. Sabía que su presencia en ese lugar ponía en riesgo no solo su vida, sino la de todos los que él amaba, los de su manada. Pero el instinto lo había llevado hasta ella, y ahora su única prioridad era mantenerla a salvo, sin importar las consecuencias.Con voz grave, casi rota, le dijo:—Tienes que irte. Este lugar no es seguro. Es mejor que te vayas, antes de que todo empeore.Lina, desorientada y aterrada, aún no lograba procesar lo que había ocurrido. La confusión y el miedo la envolvían. Co