Capítulo 376
Gabriela observó con detenimiento a la joven sirvienta. Reconoció que siempre había sido de fijarse en el físico de la gente, y por más vueltas que le daba, no entendía en qué podría basarse el supuesto encanto de Lola para que Álvaro decidiera, a la primera vista, encargarle algo tan serio como tener un hijo. Máxime cuando Álvaro solía ser exquisitamente exigente con las personas.

—Seamos francos: Álvaro está vivo y coleando. ¿No te da miedo que yo lo llame y le cuente todo para que te confronte? —preguntó Gabriela, con una nota de sarcasmo en la voz.

—¡Se lo juro, es la verdad! —insistió Lola, cada vez más agitada.

Gabriela, sin más, le dio la espalda:

—Tramita el despido de la forma habitual. Que reciba la indemnización que corresponda y se vaya —sentenció, negándose a seguir escuchando las súplicas de la muchacha.

Alicia, que hasta entonces se había mantenido vigilante, no pudo evitar dibujar una leve sonrisa de alivio. Al principio había temido que Gabriela se ablandara, sobre tod
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