Capítulo 375
«¿No que antes de casarnos era virgen?» se dijo para sí con un toque irónico.

—¡Eres de lo peor! ¡Qué desvergüenza! —Alicia, pálida de coraje, arremetió—. ¿En serio crees que mi señor Álvaro podría fijarse en alguien como tú? ¿Acaso no tienes un espejo? Si no, puedes usar un poco de tu propia orina para reflejarte y ver lo ridícula que eres. ¿Te crees que estás a la altura de mi señora Gabriela?

La sirvienta, al notar que Gabriela guardaba silencio, pensó que realmente la había afectado con su insinuación. La expresión de orgullo en su rostro creció… pero no duró mucho.

—Si crees que te despido por haberte metido en la cama de Álvaro, pues bien, digámoslo así a todo el mundo —soltó Gabriela con frialdad.

Lola abrió los ojos, sin poder ocultar su inquietud. Enseguida comprendió el sentido de esa amenaza: si se corría el rumor de que la habían despedido por acostarse con el señor de la casa, ninguna familia importante la contrataría jamás. Y lo cierto era que los grandes apellidos detest
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