Capítulo 381
Después de un breve trayecto, la anciana y Álvaro llegaron a un portón.

Con una mano temblorosa, ella sacó de su bolsillo un llavero con un montón de llaves hasta dar con la correcta, y abrió el candado.

Al empujar la puerta, Álvaro se encontró con un pequeño patio interior. La señora entró con prisa, y él dudó solo un instante antes de seguirla.

La casa resultó ser sencilla: una sala principal, un baño, una cocina y tres habitaciones pequeñas.

Sin vacilar, la anciana se dirigió al cuarto orientado al sur.

Álvaro, que iba tras ella, notó un cartel en la puerta de madera que mostraba a una Gabriela niña, vestida de cisne blanco en un cartel de ballet.

La viejecita alzó la vista para revisar el techo, aparentemente preocupada por filtraciones. El tejado parecía recién reparado, y aquello la confundió.

—¿Cuándo habrán arreglado esto? Ayer Colomba dijo que lo atendería después de su viaje —comentó, rascándose la cabeza sin encontrar respuesta.

Álvaro permaneció en silencio.

Desde el umbral
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP