Capítulo 385
—¡Exacto! —Soren asintió con fuerza, aunque su expresión volvió a ensombrecerse—. Me temo que tu tío Iker corre con muy mala suerte. Después de buscarlo por todos lados, rastreamos algo de él en las inmediaciones donde vivía Noelia, pero luego se esfumó por completo.

—Noelia también está desaparecida —gruñó Soren, con el gesto amargo de quien mastica un bocado de hiel.

Gabriela recordó cómo, dos noches atrás, Álvaro había salido de manera intempestiva.

—Hiciste todo lo que estaba en tus manos. Si alguien está empeñado en autodestruirse, no hay mucho que pueda hacerse —contestó con tranquilidad.

Soren dejó escapar un suspiro profundo.

Era imposible no pensar en don Octavio, fallecido solo tres años atrás, y cómo la familia García se había desmoronado tras su muerte. Resultaba difícil creer que, veinte años antes, aquella familia brillaba con tanto poder.

Fueron a almorzar en un restaurante que Soren conocía bien.

—Este lugar es un clásico. Tu padre venía muy seguido de niño; le encantab
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