Capítulo 383
A la hora de cenar, las náuseas de Gabriela empeoraron y, tras varios vómitos que la dejaron mareada, recordó que la última vez que se sintió así de nerviosa fue el día en que ocurrió el accidente de Emiliano. Una sombra de temor se instaló en su pecho.

Entonces, regresó a su cuarto y llamó a Laura. Generalmente, cuando Álvaro salía de la ciudad, Laura solía acompañarlo.

—Señora… ¿usted me llama? —contestó ella con evidente sorpresa.

—Sí, quiero saber qué está pasando con Álvaro. —La voz de Gabriela sonaba firme, pero se notaba su ansiedad.

Hubo un breve silencio antes de que Laura respondiera:

—El jefe me pidió que no se lo dijera, pero anoche, cuando fue a la finca para recogerle unas cosas, tuvo un accidente automovilístico de regreso a casa.

—¿Un accidente? —Gabriela se levantó de un salto.

—Tranquila, no fue grave. Se golpeó la cabeza, pero le hicieron una tomografía y salió todo bien —explicó Laura en un tono que buscaba calmarla.

—¿Y dónde está ahora? —insistió Gabriela, con el
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