Capítulo 341
Esa frase, pronunciada de pronto con un tono helado, rompió la charla desordenada que mantenían algunos allí reunidos.

Todos fueron callando y clavando la vista en él. El silencio se hizo palpable. Álvaro, sentado con las piernas cruzadas, recorrió con la mirada a cada uno de los presentes:

—¿Será que he sido demasiado condescendiente con ustedes?

—Alvi, los mayores solo se preocupan por ti. Se compadecen de la vida tan «injusta» que llevas; no lo hacen con malicia.

Vitoria, de inmediato, dio un paso al frente para aplacar la tensión—o al menos, intentarlo.

—Si algo no te agrada, podemos no mencionarlo más. Que tu matrimonio sea armónico nos alegra, de verdad.

Álvaro le dirigió una mirada desdeñosa, luego fijó sus ojos en Ismael, que se refugiaba al fondo del grupo:

—Con razón tu hermano se atrevió a despotricar diciendo que «era el turno» para que fueras tú quien tomara mi lugar como cabeza de familia.

Ismael había estado convencido de que, tras la intervención de Vitoria, el asunto q
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