Capítulo 344
Este año había sido todo un éxito para los padres de Vitoria. Mientras los Saavedra se destrozaban entre sí, ellos se mantuvieron al margen y, por pura suerte, terminaron saliendo ganadores. Jesús Saavedra, el padre de Vitoria, estaba convencido de que había honrado a sus antepasados con tan buena fortuna.

Aquella mañana, todavía de madrugada, Jesús salió apresurado junto a su esposa, Isona Ferrer, para visitar la tumba de su propio padre. Al presentarle sus respetos, le pidió que siguiera velando por la familia durante el próximo año: rezó en nombre de su hijo, de su hija y hasta de su yerno, deseándoles prosperidad a todos.

Nunca imaginó que, antes de abandonar el cementerio, recibiría malas noticias desde la vieja mansión familiar. Sin perder tiempo, Jesús e Isona regresaron corriendo. Desde lejos vieron a su hijo Ismael, de rodillas en medio de la nieve y apenas cubierto por unas prendas ligeras. Isona sintió un vuelco al corazón y corrió a quitarse el abrigo para cubrirlo.

—Mamá…
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