Capítulo 347
Hizo una pausa y, de pronto, se puso a llorar:

—Cintia, discúlpame. Fue mi descuido lo que te hizo pasar esa vergüenza tan grande. Por favor, recuerda que somos familia, hermanas; perdóname esta vez. Te juro que no quise acusarte a propósito, fue una desgracia que las cámaras de seguridad fallaran. Con esas imágenes habríamos aclarado todo.

—¿Fallar? —Cintia se enfadó—. ¡Tú misma te quedaste con la memoria del sistema de vigilancia!

—¡Es que no fue así, lo juro! —Vitoria se mordió los labios para no sonreír, empeñada en revolver el asunto y arrastrar a Cintia con ella.

Pero entonces, Gabriela, sin prestar atención a su intercambio de acusaciones, se dirigió otra vez a la empleada:

—Te daré una última oportunidad.

La mujer se encogió aún más, mirando el suelo con los hombros temblorosos.

—Tal vez alguien te dijo que Cintia no es más que la hija ilegítima de los Saavedra, que no le tienen aprecio y que no importaba si la culpaban en falso, que te protegerían del castigo, —continuó Gabrie
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