Una mujer y un hombre con ansias conquistar mundo. Loredana es la única heredera del imperio de los Romano. Desde pequeña aprendió a luchar para demostrar su valía. No es fácil ser una mujer en un mundo de hombres, pero jamás dejó que eso la detuviera y tampoco lo hará el hombre que se cruzó en su camino en un momento de debilidad. Paolo está al mando de la empresa familiar, un legado que a veces se siente más como una maldición. Desde el principio encontró obstáculos a cada paso, pero pronto aprendió en que consistía el juego y se volvió en uno de los mejores. Era eso o ser tragado entero y escupido por la sociedad hipócrita que solo ven en él al Filippo Giordano. Nunca ha vacilado en su escalada al éxito y no hay manera que una mujer cambie eso. Los dos tienen mismo objetivo y ninguno está dispuesto a dar brazo a torcer. La competencia ha comenzado y no será nada fácil.
Leer más—¿En qué estábamos pensando cuando aceptamos esto? —preguntó Ezio. Para Paolo, unas vacaciones en familia habían sonado más que estupendas hasta que se enteró que no serían solo Loredana, él y sus hijos. No tenía nada en contra de los demás, pero no estaba seguro de cómo sobreviviría dos semanas rodeado de niños y adolescentes por todos lados, en especial porque la mayoría del tiempo no tenía idea de lo que estaban hablando. Y eso que no era ni de cerca el hombre de mayor edad. Tal vez debía pensar en comprarse algún libro sobre dialecto de adolescentes para poder comunicarse con sus hijos en el futuro. Al paso que estaban creciendo sentía que eso sucedería en cualquier momento y que no estaría preparado. —No es como si hubiéramos podido decir que no, ellas mandan —comentó Valentino. —Será todo un reto salir vivos de esto, hay una gran probabilidad de que alguien termine muerto. —Matteo, el cuñado de Adriano, tenía una sonrisa burlona en el rostro. —¿Tú crees? —preguntó Alessandro
—¿Quién es el hombre más guapo del mundo?—Asumo que no hablas de mí.Loredana se dio la vuelta con su hijo en brazos. El pequeño Thiago tenía un par de meses de vida. No podía creer como el tiempo pasaba tan rápido cuando eres feliz.La noche que su hijo nació fue toda una locura. Las contracciones la habían despertado alrededor de la una de la mañana. Paolo no había tardado en despertarse también, se había puesto de pie y había sacado la maleta de emergencia que tenían preparada. Luego la llevó a la primera planta de la casa y anunció a todo pulmón que el bebé estaba por nacer.Su padre, sus abuelos y la madre de Paolo habían aparecido en cuestión de segundos. Ellos habían estado viviendo con ellos durante las últimas semanas cerca de la fecha probable de parto.Había sido su padre quién condujo hasta el hospital porque Paolo estaba muy nervioso para hacerlo. Aún podía recordarlo pálido, casi hiperventilado, mientras no dejaba de repetirle que todo estaría bien.Después de diez hora
Cuando Loredana le había hecho aquella pregunta, Paolo creyó que se trataba de alguna de sus bromas, pero allí estaban, un par de días después, justo una hora después de haberse dado el “Sí”.Oficialmente Loredana era su esposa y ni siquiera estaba seguro de cómo habían logrado volver a montar todo. Había tomado un poco de tiempo, pero con ayuda de sus hermanas y su mamá, lo habían logrado y con éxito.Se habían asegurado de que nada faltara. Servicio de catering, música en vivo, nuevos adornos florales y la lista continuaba. Estaba seguro de que no había gastado poca cosa en todo aquello con tan poco tiempo de antelación, pero ¡qué demonios! Valía la pena cada centavo.Una sonrisa se extendió por el rostro de Paolo al ver a Loredana reír. Después del incidente con Bibiana había estado un poco sensible e incluso tuvo pesadillas la primera noche. Él había estado a su lado consolándola y esperando el momento en el que ella se decidiera a hablar con él.Loredana le había contado el miedo
Loredana estaba aterrada. Un movimiento en falso y Paolo podía salir herido. No estaba segura de cómo la había encontrado, pero tampoco había dudado de que lo haría. Él le había demostrado más de una vez que era capaz de todo por ella.Bibiana había dejado de sujetarla con la misma intensidad ahora que su atención estaba en Paolo. del principio no podía dejarse llevar el pánico. No le costaría demasiado soltarse, pero no podía hacerlo mientras ella estuviera apuntando a Paolo.—Bibiana, deja ir a Loredana y te prometo que escucharé todo lo que tengas que decir. —Paolo se escuchaba bastante calmado para alguien que estaba siendo amenazado con un arma de fuego. Bibiana soltó una risa carente de humor.—Yo mejor que nadie sé que no eres muy bueno cumpliendo tus promesas.—¿A qué te refieres? —preguntó Paolo confundido.—Mi hermana estaría viva si hubieras cumplido tu palabra. Ella creyó en ti y murió. Discúlpame si no cometo el mismo error.¿Hermana?Un solo nombre se le vino a la ment
Paolo supo que algo malo estaba pasando tan pronto vio a Sabino. Venía sin Loredana y parecía bastante preocupado. Cuando sus ojos se encontraron con los de él, solo confirmo sus sospechas. Se acercó a él a toda prisa y se alejaron algunos metros de los invitados. Adriano, Ezio y Giancarlo los siguieron muy de cerca. —¿Qué sucede? ¿Dónde está Loredana? —preguntó mirando detrás de su futuro suegro como si esperar que su prometida fuera a aparecer en algún momento—. Sabino, ¿qué está sucediendo? —insistió al no recibir una respuesta de inmediato. —Ella no está. —¿Cómo que no está? —Fui a recogerla a la habitación, la puerta estaba abierta y no había nadie en el interior. Busqué en el baño y en las habitaciones de al lado, pero no la encontré. —La dejamos allí apenas unos minutos atrás —dijo Vanessa. No estaba seguro de en qué momento se había acercado. Se pasó la mano por el cabello. Su peor temor se estaba haciendo realidad. Miró a su guardia de seguridad en busca de alg
Loredana se miró el espejo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Le encantaba como lucía. El vestido, el maquillaje, el peinado, todo se veía perfecto.—Una cosa más —dijo Elaide.Se dio la vuelta y vio la pequeña caja que la hermana menor de Paolo le estaba extendiendo.—¿Qué es?—Toda novia debe usar algo prestado y por eso me aseguré de que mi hermano no consiguiera nada más. No quería competir con él. —Ella movió la caja—. Esto irá a la perfección con tu vestido.Tomó la caja y la abrió para ver su contenido. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver el collar de diamantes y los aretes a juego. Era claro que se trataba de una pieza invaluable, no solo por el material del que estaba hecho, sino también porque se veía como algo que tenía mucha historia.—Mi abuelo se lo regaló a mi abuela —explicó Vanessa—. Y ella solía decir que no era la joya lo que le importaba sino el amor con el que había sido entregado.—Es hermoso y sería un honor usarlo.Elaide sonrió con su respuesta.Se coloc
Loredana tenía los ojos clavados en el techo de la habitación como si fuera lo más entretenido que había visto en mucho tiempo. Llevaba en la misma situación desde que se había ido a la cama.Estaba cansada, pero sin Paolo a su lado se sentía incapaz de dormir. La boda sería al día siguiente y estaba ansiosa. Alguien que no la conociera podría decir que eran las dudas usual previas a casarse, pero no era así.Estaba a poco de unir su vida a la de un hombre que la apoyaba y la motivaba a ser la mejor, que no se sentía inferior cuando ella lograba grandes cosas; por el contrario, siempre parecía orgulloso de ella. Un hombre que la hacía arder en deseo, pero que también apaciguaba su alma. No, no tenía ninguna duda sobre casarse con él. Pero tenía esa sensación en la boca del estómago que no la dejaba en paz, como si algo fuera a salir mal.Era probable que fuera más una preocupación sin sentido. Se iba a casar con el hombre que amaba y juntos iban a comenzar su propia familia. Nada podí
Paolo sonrió al escuchar a su futuro suegro bromear con sus cuñados como si los conociera durante años. Él había encajado bastante bien con su alocada familia. Y podía decir lo mismo de los abuelos de Loredana.Los había hace poco y el primer encuentro había ido… bien.Albano Romano era un hombre imponente que apenas le había dado un vistazo cuando Loredana los presentó, a diferencia de su esposa que lo había mirado con emoción.Paolo había llegado a pensar que en cuanto se distrajera, Albano desaparecería con su nieta. Loredana era la que había puesto fin a todo. Se había cruzado de brazos y le había dado una mirada retadora al viejo.—No iremos a ningún lado hasta que saludes a mi prometido como es debido —había declarado ella con firmeza cuando la abuela de Loredana los invitó a pasar al comedor.Muchas posibilidades habían pasado por su cabeza en los segundos en silencio que siguieron a sus palabras. Al final Albano había soltado una carcajada mientras estiraba la mano para sacudi
—Tenemos mucho por hacer y poco tiempo —dijo Elaide justo antes de que su celular comenzara a sonar.Elaide se detuvo para contestar.Loredana también dejó de caminar. Podía sentir a los guardaespaldas no muy lejos de ellas. Era algo extraño tener personas siguiéndote a todos lados, pero había aceptado solo para aliviar las preocupaciones de Paolo.Elaide guardó su celular después de unos segundos. —Vanessa tardará algunos minutos en llegar. Está atorada en el tráfico.Asintió.Paolo había insistido en participar en cada uno de los preparativos para la boda. Era bastante tierno, si le preguntaban. Él habría estado con ella en la elección del vestido de no ser porque sus hermanas intervinieron.Vanessa y Elaide habían reorganizado sus agendas para ayudarla. Angelina también estaba con ellas, era una de las damas de honor después de todo. Aunque le gustaba el interés de Paolo, también le agradaba pasar ese tiempo con sus cuñadas y con su mejor amiga.Loredana sintió la mano de alguien