|Capítulo treinta|

Ariel estaba recostada a su cama, Alejandro había acomodado sus almohadas, dejándola a una buena altura para comodidad de su espalda y su cuello, que también le dolían.

—Gracias por limpiar la habitación, siento que hayas tenido que hacerlo.— Dijo. El olor que había era muy agradable.

—No fue nada. Necesito hablar algo contigo, mañana tenemos que ir a otro doctor y…tengo que decirte algo.— Se sentía nervioso y a la vez muy triste porque aquel descuido había sido de él y nunca pensó en esa posibilidad, sobre todo porque ya habían pasado dos meses de ese hecho y ella nunca expresó sentirse diferente o extraña. —¿Qué tanto sabes de tu cuerpo?—preguntó directamente.

Sabía que Ariel se había criado en las calles, que no estuvo todo el tiempo con su madre… que no tuvo una vida normal.

—¿Qué pregunta es esa? ¿Qué tengo que saber de mi cuerpo? Sé lo necesario.—respondió Ariel.

—Lo que quiero decir es…¡no sé qué tanto sabes! Y pensar en explicarte esto, me da dolor de cabeza. No sé hasta donde
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo