Charles Taylor ha dedicado su vida al trabajo, priorizándolo para posicionar su empresa entre las mejores del país. No le interesan las relaciones amorosas ni las complicaciones que traen consigo, él prefiere encuentros casuales y sin compromiso. Lo último que desea es una soga al cuello que lo ate de por vida. Pero todo está a punto de cambiar cuando sus mejores amigos lo llevan a Las Vegas para celebrar su cumpleaños número treinta. Rebecca Evans, una joven y humilde universitaria, se encuentra en la misma ciudad en compañía de sus dos amigas, celebrando sus legendarios veintiún años. Las tres chicas planean disfrutar al máximo de esas vacaciones desenfrenadas e inolvidables para las que ahorraron tanto. Sin saber de la existencia del otro, estos dos grupos de amigos coincidirán al otro lado del mundo, en un viaje que cambiará sus vidas para siempre cuando sus caminos se crucen. Una noche de ebriedad y malas decisiones unirá a Charles y Rebecca con lazos más fuertes de lo que imaginan. Y las consecuencias serán inevitables.
Leer másLos días se volvieron grises y se sumergieron en una rutina que ninguno de los tres amigos quería vivir.El más afectado de todos era Julian, ya completaba varias semanas sin Donna y estaba perdiendo poco a poco la razón. Había bajado considerablemente de peso, el trabajo estaba abandonado por completo y su rostro evidenciaba las ojeras marcadas y oscuras, señal de su lenta agonía.Todo fue a peor cuando el padre de Donna comenzó a buscar insistentemente a su hija y en medio de su desesperación por dinero, terminó por contarle acerca de los chantajes y el supuesto compromiso de su hija. La furia descontrolada lo llevó a golpearlo y si no fuera por Ryan que lo detuvo, la cosa hubiera escalado. Él de verdad quería matarlo.Le estaba echando toda la culpa a ese asqueroso hombre, porque esa fue la razón de que Donna terminara con él y se alejara de su cuidado, además de que también fue debido a eso que ella no viajó con Johanna y Rebecca ese día, si lo hubiera hecho, su preciosa chica est
—Johanna, ¿quieres decirme qué está pasando?—¿Por qué lo preguntas?—Porque te conozco, estás demasiado nerviosa y se supone que vinimos aquí para tener paz.—Son cosas de mi padre, no te preocupes.—¡Johanna! Me pediste que actuara con madurez y eres tú la que sigue escondiéndome las cosas. ¿Pasa algo con Charles?Johanna suspiró rendida y las lágrimas volvieron a sus ojos, había sido demasiado difícil mantenerse entera durante esos días y no salir corriendo de regreso a Seúl. Charles le había pedido que no le dijera nada a Rebecca, estaban seguros de que ella se sentiría culpable de lo que sucedía y también querría regresar.—Es Donna. Ella fue secuestrada.—¡¿Qué?! ¿Cuándo? ¿Dónde?—Hace una semana.—¡¿Y no me dijiste nada?!—¡Yo tampoco lo sabía! Me enteré apenas hace dos días cuando me cansé de esperar a que se comunicara conmigo. Cristian tuvo que decirme la verdad.—¿Y saben quién la tiene? ¿Es por dinero? —la realización cayó sobre Rebecca como un edificio pesado y aplastante
─¿Qué sucede? ¿Se trata de Donna? ¿Hay alguna novedad?─Sí, señor. Se me hizo muy extraño que la señorita Donna no saliera, ella necesitaba viajar a dónde sus padres. Así que entré a ver si todo estaba en orden y me encontré su auto aquí en el estacionamiento, la puerta está abierta y hay varias cosas regadas, pero ella no está. Hay un poco de sangre salpicada en la ventana trasera, señor.La voz lúgubre de Matías y la información que le estaba dando preocuparon demasiado a Julian.─Voy para allá, no te muevas.Julian colgó esa llamada y le marcó de inmediato a Charles para informarle y pedirle que enviara a Xavier con un grupo de seguridad, no estaba seguro de informar a la policía hasta no tener una mayor certeza de la situación. Mientras esperaba en la línea a que Charles le confirmara quiénes irían, revisó la ubicación del rastreador y estaba en el mismo lugar, en el edificio. Si Donna no estaba ahí, significaba que se había quitado su anillo y ella jamás hacía eso.─La cámara que
Cuando Rebecca despertó de nuevo, estaba acostada en la cama de la habitación principal, alguien la había llevado, le había quitado los zapatos y la arropó. Seguramente Charles, no podía pensar que alguien más se atreviera a hacerlo. Su mente era un caos cuando llegaron los recuerdos, pero su determinación flaqueó, irse no parecía una buena idea, si se iba sola estaría exponiendo a los niños y si llevaba guardias iba a complicarle la visa a sus padres. ¿Por qué la vida no podía ser más sencilla? ¿Por qué a ella le tocaban todos los problemas? No tuvo mucho tiempo de pensar porque Johanna llegó a la habitación y le informó que harían un viaje. —¿Sabías del audio? —No, lo hubiera eliminado de haberlo sabido. —¿Para seguirme engañando? ¿No te parece que ha sido suficiente? —Porque es falso y deberías saberlo, no puedo entender que a estas alturas no le tengas la suficiente confianza a tu esposo para saber que él no diría esas cosas, que esa grabación está editada. —¿Confianza? ¿Me
Los días siguientes estuvieron cargados de una tensión increíble. Las cosas parecían en calma en la superficie, pero los dos sabían que había una tormenta cocinándose debajo. Rebecca asistió al juzgado más resguardada que un político y dio su declaración sobre lo sucedido con Ruby, con eso y el video era suficiente para condenarla por agresión e intento de homicidio, así que la fiscalía prepararía el trato. Con toda la conmoción, Rebecca había olvidado los demás archivos que guardó en su computador. Johanna había eliminado las fotos, pero no se percató del archivo de audio y, lamentablemente, la curiosidad fue más grande que la sensatez y la chica buscó el momento de encontrarse a solas para escucharlos. “—Pensé que eras más lista que eso, ¿crees que una chica simplona como ella iba a conseguir lo que no pudieron las mejores mujeres de este país? Por favor, Sandra, me conoces bien, ya sabes que esa noche estaba drogado y no recordaba nada, fue una estupidez por culpa de Ryan, lo adm
Rebecca apretaba las sábanas en sus puños como si con eso encontrara un poco de soporte, su espalda se arqueaba por lo delicioso que se sentía eso que le hacía su esposo. Ella misma empezó a masajearse los pechos y pellizcar sus pezones duros para alcanzar más placer, estaba tan cerca. Casi grita cuando Charles dejó de torturarla con su lengua, pero antes de poder reclamar, sintió el glande húmedo y caliente recorrer todas sus partes como si quisiera recoger los jugos que se estaban derramando.—Por favor… Por favor no me tortures más…—¿Qué es lo que quieres?—A ti… Dentro de mí haciéndome gritar…—Vaya, supongo que es mi deber…Charles se introdujo en ella de una sola estocada arrancándole el primer grito de éxtasis, pero no el último. Nunca podría cansarse de esa cálida estrechez que abrazaba su miembro como si no quisiera dejarlo escapar. El dulce aroma de su esposa era tan embriagador que casi lo mareaba, le costaba contenerse más que cualquier cosa en el mundo, la amaba con locu
Charles estaba abatido, siempre que conseguía un poco de estabilidad en su relación, pasaba algo que los sacudía de nuevo. ¿Acaso no podían simplemente vivir en paz?Infortunadamente, él no era el único que atravesaba una turbulencia, Julian estaba inconsolable por su ruptura y Ryan estaba paranoico por la partida de Johanna a China, estaba seguro de que ella no volvería.Los cinco se habían reunido de nuevo con las noticias de que Rebecca recordaba todo lo sucedido y su negativa a hablar del tema, era claro que ella estaba enojada por el asunto, pero entendía que había cosas más importantes en juego en ese momento.—No entiendo por qué no nos dijo nada cuando hablamos. —confesó Johanna muy pensativa.—Porque ella ha madurado mucho, ya no hace berrinches por todo. Intentaron matarla, yo creo que ella puede ver la gravedad de las circunstancias. Además, que ella recuerde lo que sucedió antes del accidente no cambia que después de eso Charles se haya esforzado por hacerla feliz.—Vinien
Wendy estaba haciendo los preparativos para viajar, en cuanto se enteró del accidente que había sufrido Rebecca sus alarmas se activaron, pero cuando sus contactos le informaron acerca del reporte policiaco, ella supo que era su señal para salir corriendo.Si atrapaban a Ruby sería cuestión de tiempo para que esa estúpida mujer abriera su sucia boca y la delatara. No se podía permitir que Charles la atrapara, la información que había vendido le saldría mucho más cara si él se enteraba de su traición. Así que hizo lo único que le faltaba por hacer antes de marcharse: llevarse todo cuanto pudiera.Ya había conseguido un buen colchón de ahorros con el dinero que Sandra le daba y el que ella había podido conseguir con su espionaje, le dolía un poco tener que irse, hubo una época en la que hubiera dado hasta su última gota de sangre por ese trabajo, para estar cerca de Charles, claro, esa ilusión de conseguir algo más se había esfumado por completo y el amor que un día le tuvo se había tra
Rebecca se despertó bastante aturdida, le dolía muchísimo la cabeza y, más allá del dolor externo por el golpe, le palpitaba internamente una punzada con los recuerdos que llegaban a ella.Había escenas nuevas en su mente de un pasado cercano que se había borrado. Recordó el viaje a Las Vegas, todo lo que había hecho allí con sus amigas. La noche en la que conoció a Charles, todos lo momentos que compartieron, cuando ella se fue del hotel en la mañana, su llegada a Seúl de nuevo… El día que Julian la fue a buscar.Con todo lo que sabía ahora, se preguntaba qué hubiera sucedido si ella se quedaba esa mañana, si esperaba a que Charles despertara a su lado y la viera ahí portando un anillo. ¿La hubiera sacado a patadas? ¿Hubieran hablado? No podía saberlo. Poco a poco fueron llegando las imágenes de los otros días, las discusiones, la manera en la que Charles la trató, cómo desconfiaba de ella, su decisión de no tener al bebé… El día del accidente.Le costaba conciliar la realidad que co