Todos los escenarios posibles aparecieron a toda velocidad en la cabeza de Charles. ¿Rebecca estaba enferma? ¿Le había pasado algo? O peor, ¿estaba embarazada? Esa última duda lo hizo palidecer y se clavó como una espina en su corazón, él sí quería un hijo, más que nada en el mundo, pero no así, no con ella, no en esas circunstancias.Mientras hacían el recorrido se dedicó a observarla, en esa condición parecía un ángel dormido, él veía su cabello desordenado, la perfecta forma de su cara, su blanca piel de porcelana, sus ojos cerrados adornados de esas largas y oscuras pestañas, su nariz pequeñita, su boca entreabierta con esos labios rosados tan jugosos que le provocaba besar en ese mismo instante.Ella era absolutamente perfecta y ese pensamiento lo asustó demasiado, la chica irradiaba inocencia, pureza y ternura, el último de los sentimientos que él debería experimentar hacia ella, era el deseo, pero ahí estaba, contemplándola y deleitándose con la idea de que esa preciosa mujer h
—Deja de disculparte, no es necesario, en todo caso, soy yo quien debería disculparse contigo, evidentemente yo soy mayor que tú y debí comportarme de una manera más sensata, lo lamento, Rebecca; pero en este momento me parece más importante que hablemos de la situación en la que estamos involucrados.—Tiene razón, lo sien... Lo escucho.—Hay varias cosas que quiero aclarar contigo, la primera de ellas es que me gustaría presentarme, algo me dice que ni siquiera sabes quién soy —la chica asintió suavemente—. Bien, mi nombre es Charles Taylor, soy el dueño de Taylor Corp., tengo cuarenta años y también estaba en Las Vegas celebrando mi cumpleaños, aunque la fecha ya había pasado. Como podrás deducir, soy un hombre de negocios y tengo bastante dinero, es por eso que necesito que hablemos muy claro y con total honestidad respecto a este asunto.La cara sorprendida de la chica le hizo darse cuenta de que Julian tenía razón, no era alguien que lo hubiera buscado con intenciones ocultas, to
Las tres amigas salieron del hospital y caminaron hacia la estación de autobuses en el mismo silencio, una vez dentro del autobús Rebecca empezó a llorar de nuevo, y esta vez, fue acompañada por Johanna que no podía contenerse más, Donna también quería llorar, pero alguna de las tres debía ser fuerte en ese momento y le había correspondido el turno de serlo a ella.El recorrido hasta su hogar se les hizo eterno, cada una iba sumergida en sus propios pensamientos. Cuando llegaron a su pequeño departamento, se sentaron las tres en el diminuto sofá de la sala y Rebecca hizo la pregunta más difícil del mundo en ese momento.—¿Qué voy a hacer? —Ella tenía la mirada fija en la alfombra, ya había calmado su llanto, pero el desastre en su interior seguía como un huracán que arrasaba con todo a su paso.—¿Qué quieres hacer, Becca? Vamos a estar contigo en lo que sea que decidas, cariño, cualquier cosa ¿entiendes? Si quieres terminar con el embarazo, te vamos a acompañar y te vamos a apoyar en
Charles necesitaba tener las cosas muy claras, cerrar cualquier posibilidad de que la situación se le fuera de las manos, todavía más, y la única persona que podía ayudarle con eso, era Julian.—¿Qué pasa, Charlie? ¿Para qué me necesitas?—Necesito varias cosas, Julian, para empezar, que prepares los documentos para Rebecca, el poder para realizar todos los movimientos que yo necesite sin requerir su firma y un acuerdo donde se establezca que vamos a convivir por lo que resta del año y las condiciones que sean necesarias para que al finalizar, ella firme el divorcio sin trabas y sin hacer reclamaciones sobre mi dinero. Quiero que establezcas una recompensa generosa para ella, algunas propiedades, acciones, dinero, lo que consideres pertinente, incluso un diez por ciento de mis bienes, creo que eso sería un pago más que adecuado por un año de su vida.—Me sorprende que seas tan generoso, voy a alistar todo, pero no sé qué tan fácil sea que ella acepte, tendría que dejar a sus amigas, t
—El señor Taylor tiene razón —Rebecca tragó el nudo que se formaba en su garganta y reunió todo el coraje que tenía, no podía mostrarse débil frente a ese hombre, no podía dejar que la afectara cada maldita palabra que saliera de su boca, tenía que despertar y asumir que ya no iba a escuchar elogios tontos ni palabras dulces nunca más, este era el verdadero Charles Taylor y no le estaba gustando para nada—. Tengo entendido que vine a firmar unos documentos que necesitan.—Así es, pero me gustaría explicarte algunas cosas primero.Julian le habló amablemente y le dio una sonrisa cálida para suavizar el ambiente inesperadamente gélido de esa oficina, no entendía qué diablos le pasaba a su amigo, se suponía que iba a disculparse y solo estaba empeorando las cosas. Claro, ese gesto amable de Julian que fue correspondido con una tímida sonrisa de la chica, causó una nueva explosión de rabia en Charles, él se levantó de golpe de la silla y miró muy enojado a su amigo.—Me avisas cuando term
Como ya era una costumbre, Johanna y Donna estaban consolando a una muy triste Rebecca que no dejaba de llorar, las tenía muy preocupadas, ella siempre era una bomba de energía y destellos de colores, siempre riendo, bromeando, haciendo travesuras, no podía quedarse quieta nunca, y ahora, llevaba ya varios días muy decaída.Desde que Julian había ido a buscarla a la cafetería, todo su mundo se había vuelto de cabeza, cada noticia parecía más terrible que la anterior y la pobre chica parecía no ser capaz con toda esa carga encima. No había bastado con los malos chistes de Johanna o las groserías de Donna que siempre la hacían reír, estaba realmente abatida y sus amigas ya no sabían qué más hacer, al parecer, solo podían darle espacio, que se tomara su tiempo para pensar en qué hacer, al final de cuentas, por muy unidas que fueran, ella era la única dueña de su vida, era ella quien debía cargar con las decisiones que tomara y enfrentar sus consecuencias.Rebecca se había negado a atende
Rebecca simplemente no sabía qué decir, esto la tomó desprevenida, su corazón latía desbocado y una inexplicable sensación de felicidad se empezó a tejer en su interior, quería decirle muchas cosas a Charles, pero las palabras no salían de su boca así que solo sonrió.Afortunadamente, la llegada del camarero con los platos suavizó la situación y se dispusieron a comer—Esto está realmente delicioso. —La chica comía con muchas ganas y eso le causó a Charles una bonita sensación, al menos podía hacer esto por ella, se veía un poco más delgada y demacrada que antes, seguramente no se estaba cuidando bien y el médico había sido claro en que ella necesitaba una buena alimentación y cuidados.—¿Si te estás alimentando bien? El doctor Lewis me dijo que necesitabas mejorar tu dieta y tomar los suplementos.—¿Qué? ¿Tú, tú hablaste con el doctor Lewis? —El impacto de las palabras de Charles fue devastador, la mente de la chica quedó en blanco, eso no podía ser posible.—Sí, fui a buscarte ese d
Charles sabía que esos sentimientos nacieron la noche en que la conoció, porque ya había podido recordar todo, aunque no alcanzó a decírselo a Rebecca, él recordaba perfectamente cada sensación y cada momento que experimentó junto a ella, y la forma en que todo se sintió tan único y diferente que lo había empujado a la loca idea de proponerle matrimonio, porque esa noche, a pesar del alcohol y la droga en su sistema, el corazón de Charles supo que había encontrado a la persona indicada y que quería permanecer junto a ella para siempre.Ya no importaba ningún tabú, ninguna crítica social, nada que dijera que él no debía amar a esa chica, no estaba seguro si eso que sentía era amor o no, pero Rebecca, en ese momento, era la persona más importante en su vida, daría cualquier cosa por ella, como la mayor de las contradicciones, si le pidieran entregar su fortuna a cambio de que ella estuviera bien de nuevo, no necesitaría pensarlo, lo haría, daría cualquier cosa por salvarla.Ahora, enloq