Charles sabía que esos sentimientos nacieron la noche en que la conoció, porque ya había podido recordar todo, aunque no alcanzó a decírselo a Rebecca, él recordaba perfectamente cada sensación y cada momento que experimentó junto a ella, y la forma en que todo se sintió tan único y diferente que lo había empujado a la loca idea de proponerle matrimonio, porque esa noche, a pesar del alcohol y la droga en su sistema, el corazón de Charles supo que había encontrado a la persona indicada y que quería permanecer junto a ella para siempre.Ya no importaba ningún tabú, ninguna crítica social, nada que dijera que él no debía amar a esa chica, no estaba seguro si eso que sentía era amor o no, pero Rebecca, en ese momento, era la persona más importante en su vida, daría cualquier cosa por ella, como la mayor de las contradicciones, si le pidieran entregar su fortuna a cambio de que ella estuviera bien de nuevo, no necesitaría pensarlo, lo haría, daría cualquier cosa por salvarla.Ahora, enloq
Era una completa locura, aún en lo perdida que estaba su mente, Charles sabía que nada de eso tenía sentido, no la conocía más allá de lo que vio esa noche y todo lo que ella le contó, pero ver su adorable ceño fruncido por la concentración con que le contaba sobre sus diseños o las risitas adorables que le regalaba por sus estúpidos piropos, fueron suficientes, de alguna manera, para conquistarlo.Todo fue mil veces mejor cuando Charles bromeó sobre consumar su matrimonio y Rebecca estalló en un rojo intenso confesándole que no tenía experiencia, que esa sería su primera vez. Fue una ola de excitación instantánea al saber que sería el primero y el único en probar ese delicioso cuerpo que lo había estado tentando toda la noche, él solo la levantó en sus brazos y la llevó a su habitación olvidándose de sus propios amigos y de las compañeras de su nueva esposa.Rieron mucho al intentar abrir la puerta porque él se negaba a bajarla, hizo maromas con sus cuerpos hasta que lo consiguió, y
Era curioso que Charles se sintiera tan intimidado por una joven tan pequeñita, Donna era incluso un par de centímetros más baja que la misma Rebecca, pero la furia de sus ojos realmente le hacía temer por su seguridad.—Hoy, antes del accidente, yo le había pedido a Rebecca una oportunidad, le había pedido que lo intentáramos en serio y creo que ella aceptó, en realidad no me respondió más que con una hermosa sonrisa, pero quiero pensar que era su forma de decirme que sí.—¿Qué fue lo que pasó? Hasta ahora no he preguntado detalles porque estabas visiblemente afectado, pero quiero saber qué sucedió.—Estábamos almorzando y apareció mi exnovia, ella está loca, hace mucho tiempo que terminamos nuestra relación, pero ella trató mal a Rebecca cuando nos vio juntos; yo estaba pidiendo que la sacaran del restaurante y, en mi descuido, Sandra la atacó y Rebecca salió corriendo, intenté detenerla, pero estaba muy alterada, se soltó de mi mano y corrió hacia la calle justo cuando venía un aut
—¿Te digo un secreto? Yo te recuerdo, esa noche la recuerdo completa, las memorias fueron llegando de a poco, pero ahora todo está ahí, recuerdo cuando nos tropezamos y pensé que eras la chica más hermosa que había visto en mi vida, aún lo pienso; recuerdo bailar y divertirnos; recuerdo el primer beso que te di y como te sonrojaste; recuerdo cuando me dabas besos para la suerte mientras jugábamos cartas o los dados; recuerdo perder mucho dinero al apostarle al número cuatro en la ruleta porque tú lo escogiste; recuerdo la sensación de abrazarte, me sentía pleno, completo, como si fueras esa pieza que me faltaba.Un nudo se formó en su garganta haciendo que las palabras empezaran a salir estranguladas y como un susurro.—Estaba ebrio, eso es verdad, pero recuerdo que pensé que esa sensación de felicidad que me generaba ver tu sonrisa y estrecharte entre mis brazos, era algo que quería tener para siempre, por eso te pedí que te casaras conmigo. Yo... Yo quería que te quedaras conmigo, y
—Lo siento, me imagino cómo te debes sentir en este momento, después de tantos días cuidándola y rogando que despertara, para enfrentarte a esto.—Me preocupa ella, ¿cómo crees que reaccione al saber de los bebés? Si solo fuera por mí, podríamos manejarlo con calma, pero no va a pasar ni un día sin saber que está embarazada de un hombre desconocido, Dios, eso suena tan horrible.—Oh, Charles, es espantoso, pero tú no eres un desconocido, eso lo sabemos nosotras y vamos a decírselo, incluso Donna te ha tomado cariño en estas semanas de compartir la espera.—Pero si Rebecca no recupera la memoria, nunca sabrá cómo nos conocimos, ni lo que sentimos esa noche, ni va a recordar nuestra boda o cómo concebimos a nuestros hijos, ella se va a sentir abusada, perdiendo todo el control sobre sí misma. ¿Y si rechaza a los bebés? ¿Y si no quiere tenerlos?Charles la miró horrorizado con la nueva idea que se había implantado en su cabeza, oh, buen Señor, eso era lo peor que le podría pasar en la vi
El tono preocupado de su voz y la sinceridad en sus ojos le hicieron pensar a Rebecca, por un momento, que podía tratarse del hombre que la había atropellado, le dijeron que no fue culpa del conductor porque ella cruzó imprudentemente la calle, incluso alcanzaba a detectar una mirada cariñosa que la desconcertaba todavía más. Fue un acto reflejo el alejar la mano cuando él intentó tocarla, pero se arrepintió al segundo porque una parte de su ser anhelaba ese toque, era absurdo, pero casi quería pedirle que la abrazara. Su cerebro terminó de estallar cuando él dijo ser su esposo, ¿qué clase de broma era esa? Ella ni siquiera lo conocía, no podía haberse casado con él, era ridículo, pero la mirada compasiva de Johanna y el dolor tan real en los ojos de ese sujeto, le decían a gritos que no era una mentira. Rebecca necesitó un buen tiempo para tranquilizarse de nuevo, respirar profundo e intentar procesar esta nueva información, Johanna se había marchado con él y tardó cerca de una hora
—Bien, ustedes no tienen acuerdo prenupcial, tengo entendido que esa es la razón de tu paranoia. Rebeca no quiere nada de ti, al menos no económico, entonces, si no piensas separarte de ella, no tienes necesidad de hacer ningún contrato donde ella se comprometa a no quitarte nada. Ahora es la madre de tus hijos. Si de verdad vas a hacerla tu esposa, hazlo con todas las de la ley.—Espera, Donna, son cosas diferentes…—No, déjala —Charles interrumpió a Julian que parecía querer explicar lo inconveniente de esa propuesta—. Acepto.—Charles, no hagas una locura, es demasiado lo que está en juego. —Esta vez fue Ryan quien intervino queriendo hacer entrar en razón a su amigo.—Lo sé, pero ese día, cuando pensé que ella y mis hijos iban a morir, no hubo nada más importante para mí. Si la pierdo, si ella me deja, lo último que va a importarme es que se lleve la mitad de mi fortuna. Acepto, Donna, puedo jurarte que los amo más que a nada y que mis intensiones son reales.Donna sonrió complaci
Charles era un hombre decidido, esa tal vez fuera una de sus mejores cualidades en el ámbito laboral, cuando se proponía algo, no descansaba hasta conseguirlo, por eso había cosechado tanto éxito; tenía esta particular cualidad de ver las posibilidades donde los demás veían problemas, así consiguió adquirir varias pequeñas empresas que no parecían tener futuro, las reestructuraba a su antojo y, con el tiempo, las convertía en verdaderas minas de oro.Su vida personal no era diferente, nunca tuvo como meta conquistar el corazón de una mujer, pero cuando alguna reconocida modelo o artista llamaba su atención, conocía de maravilla la estrategia para seducirla y que cayera rendida a sus pies, al menos por el tiempo que él así lo deseara. Cuando se cansaba, les daba algún regalo bastante generoso y prescindía de su compañía. Solía aburrirse rápido de sus amantes, nunca lograba encontrar algo más que un buen cuerpo y unas candentes noches de pasión.Rebecca era un caso diferente, en cuanto