Charles era un hombre decidido, esa tal vez fuera una de sus mejores cualidades en el ámbito laboral, cuando se proponía algo, no descansaba hasta conseguirlo, por eso había cosechado tanto éxito; tenía esta particular cualidad de ver las posibilidades donde los demás veían problemas, así consiguió adquirir varias pequeñas empresas que no parecían tener futuro, las reestructuraba a su antojo y, con el tiempo, las convertía en verdaderas minas de oro.Su vida personal no era diferente, nunca tuvo como meta conquistar el corazón de una mujer, pero cuando alguna reconocida modelo o artista llamaba su atención, conocía de maravilla la estrategia para seducirla y que cayera rendida a sus pies, al menos por el tiempo que él así lo deseara. Cuando se cansaba, les daba algún regalo bastante generoso y prescindía de su compañía. Solía aburrirse rápido de sus amantes, nunca lograba encontrar algo más que un buen cuerpo y unas candentes noches de pasión.Rebecca era un caso diferente, en cuanto
—Donna, no te enojes conmigo, yo no tengo la culpa de lo que está sucediendo con tu amiga. —suplicó Julian ya cansado de la mala cara de la chica.—No estoy enojada contigo, es solo que me frustra horrible tener que hacer esto.Al salir del hospital, los dos habían ido al departamento de las chicas a recoger algunas cosas personales de Rebecca, esas que no dejaría atrás bajo ninguna circunstancia, para hacer creíble que se hubiera mudado a la mansión de charles. Ryan estaba recogiendo ropa, zapatos y demás cosas que Charles le hubiera comprado si las cosas fueran de la manera que iban a fingir ahora.—Fue tu idea.—No te confundas, Julian, no tengo ganas de engañar a Rebecca, la quiero como si fuera mi hermanita menor y, si pudiera, la metería en una cajita de cristal para que nada malo le sucediera. Si hago esto es porque la conozco, ella es frágil, se volvería loca si supiera la verdad de todo lo que le ha pasado en estos meses, ya de por sí estaba mal, y había tenido tiempo de proc
Bien, esa respuesta eran claramente celos filtrándose por su capa de dureza, Julian no pudo contener a su propio corazón de emocionarse, le encantaba la idea de ser alguien significativo en la vida de Donna, de no haber sido solo una noche de pasión producto de la borrachera que quedó atrás, él no quería eso. Si mantenía y respetaba la distancia era por las circunstancias que estaban viviendo, por lo grave de esa bizarra situación, de lo contrario, ya hubiera empezado a llenarla de flores e invitaciones porque necesitaba saber si podían llegar a algo más. A diferencia de Charles, a él no le importaba en absoluto ningún prejuicio de la sociedad, ni la brecha de sus clases, ni la edad, ni nada, Donna era simplemente una mujer que lo volvía loco y punto, nada más importaba.—¿Estás celosa? —preguntó con un tinte de malicia en su voz.—¿Celosa yo? ¿De ti? ¡Ja! no me hagas reír, eso es ridículo.—Qué pena, me hubiera encantado que estuvieras celosa.—Qué egocéntrico eres, ¿necesitas que un
Rebecca tenía todas las esperanzas puestas en esta oportunidad que se iba a dar con Charles para intentar llevar una relación y un matrimonio real, a pesar de todo lo que habían pasado, le resultaba muy romántica su historia de amor y sentía que cada día sus sentimientos por Charles crecían más y más.Tal vez debería ser un poco más prudente, tal vez debería andar con cuidado y mesura, pero ella no era esa clase de persona, su mente soñadora estaba llena de fantasías y de ilusiones junto a su esposo y sus hijos, ella se sentía como una cenicienta moderna, por eso, accedió a regresar a la casa de Charles y aceptó todas las cosas que él quiso darle; hizo el intento de negarse, claro, intentó negociar, pero cada vez que eso sucedía se levantaba una discusión, Charles estaba acostumbrado a hacer su voluntad siempre, así que era inflexible y Rebecca terminaba cediendo en todo.Los pocos días que Rebecca permaneció en el hospital fueron una tregua para todos, ella y Charles se dedicaron a h
—Hay algo que no te hemos dicho, Becca. Charles quiere que nos mudemos a un departamento en el centro, queda bastante cerca de la universidad y él dice que está amoblado, pero no hemos querido ir a verlo.—¿Y ustedes quieren mudarse?—Pues de querer, no, pero sí es bastante conveniente, no pagaríamos renta ni ningún gasto, ya nos cansamos de decirle a Charles que no lo necesitamos, pero él designó el departamento para nosotras y si no nos mudamos, igual se quedará desocupado y desperdiciado.—Me revienta que nos manipule de esa manera, pero sí me serviría bastante, las cosas no están bien en mi casa y el dinero que me ahorre ayudará para las medicinas de mi mamá, es eso o que papá se siga endeudando con su jefe. —se quejó Donna con angustia.—No, olvídalo, eso no. Tal vez podría vender algo de lo que me compró Charles, no necesito todo eso y con el dinero podría ayudarte.—No te busques problemas, Becca, nada de esto es problema tuyo, creo que podemos aceptar, total eso es como quitar
Desafortunadamente para ella, despertó sola en el hotel con un fajo de billetes sobre la cama, era una buena cantidad, pero no lo que ella tenía en mente, así que decidida a no rendirse, consiguió trabajo en la casa Taylor y fue nutriendo el camino, según ella. La realidad de no haber sido más que un acostón de una noche la golpeó muy rápido, Charles jamás volvió a mirarla, no importaba lo pronunciado de su escote o lo corta que fuera su falda, era frustrante, pero ella no perdía la esperanza.Hasta que llegó el señor dando órdenes de preparar la casa para la llegada de su esposa y anunciando que sería padre, todos quedaron atónitos, nada tenía sentido, el señor ni siquiera había mencionado una novia y ahora estaba casado y esperando gemelos, era absurdo, algo no cuadraba en esa historia y cuando les dieron una lista con detalles que debían memorizar en caso de que Rebecca hiciera preguntas, todas las alarmas saltaron a la vez, esa situación era muy rara, pero ella se iba a encargar d
En la mente de Rebecca rondaba la idea de que si se daba el momento que quería, tal vez ella no supiera mucho qué hacer, y el hecho de que Charles no mostrara el menor indicio de acercarse a ella de esa manera, también la preocupaba, ya llevaban algunas semanas durmiendo juntos en la misma cama, pero su esposo simplemente la abrazaba y no buscaba ningún otro tipo de contacto. Ya no sabía cuánto tiempo podría soportar y las inseguridades estaban creciendo cada día. ¿Y si ella no le gustaba a Charles? ¿Él no la deseaba? ¿Era por su embarazo? Había mil preguntas rondando que crecían cada día, al igual que su necesidad.Las hormonas seguramente tenían mucho que ver, pero no era algo que dependiera de ella o que pudiera controlar, sus sentimientos eran un desorden todo el tiempo y pasaba de estar feliz por el hecho de comerse un helado a estar triste por la menor cosa, o enojada, irritada o cansada, sobre todo cansada. La excitación que se acumulaba entre sus piernas la estaba volviendo lo
Rebecca se dejó caer en la cama y rompió en llanto, ahora se sentía demasiado arrepentida de lo que dijo, pero al no saber frenar su lengua, había dañado algo que no estaba segura de poder reparar o de querer hacerlo. Era un absurdo y lo sabía, Charles ya le había demostrado de mil maneras que ella era el centro de su vida, pero en un arranque de rabia había conseguido crear una barrera con su esposo que ahora no sabía cómo traspasar.Charles no durmió esa noche en su habitación y, aunque al siguiente día no se había mostrado enojado con ella, tampoco estaba tan cariñoso como usualmente, Rebecca se disculpó en el desayuno, pero no era suficiente y lo sabía, debido a su inexperiencia en relaciones, no tenía ni idea de cómo proceder, cuando intentaba acercarse no encontraba las palabras y tampoco se animaba a iniciar algún contacto, se había acostumbrado a que fuera Charles quien estaba pendiente de ella y quien la buscaba todo el tiempo así que no se animaba a hacer el primer movimient