—Hay algo que no te hemos dicho, Becca. Charles quiere que nos mudemos a un departamento en el centro, queda bastante cerca de la universidad y él dice que está amoblado, pero no hemos querido ir a verlo.—¿Y ustedes quieren mudarse?—Pues de querer, no, pero sí es bastante conveniente, no pagaríamos renta ni ningún gasto, ya nos cansamos de decirle a Charles que no lo necesitamos, pero él designó el departamento para nosotras y si no nos mudamos, igual se quedará desocupado y desperdiciado.—Me revienta que nos manipule de esa manera, pero sí me serviría bastante, las cosas no están bien en mi casa y el dinero que me ahorre ayudará para las medicinas de mi mamá, es eso o que papá se siga endeudando con su jefe. —se quejó Donna con angustia.—No, olvídalo, eso no. Tal vez podría vender algo de lo que me compró Charles, no necesito todo eso y con el dinero podría ayudarte.—No te busques problemas, Becca, nada de esto es problema tuyo, creo que podemos aceptar, total eso es como quitar
Desafortunadamente para ella, despertó sola en el hotel con un fajo de billetes sobre la cama, era una buena cantidad, pero no lo que ella tenía en mente, así que decidida a no rendirse, consiguió trabajo en la casa Taylor y fue nutriendo el camino, según ella. La realidad de no haber sido más que un acostón de una noche la golpeó muy rápido, Charles jamás volvió a mirarla, no importaba lo pronunciado de su escote o lo corta que fuera su falda, era frustrante, pero ella no perdía la esperanza.Hasta que llegó el señor dando órdenes de preparar la casa para la llegada de su esposa y anunciando que sería padre, todos quedaron atónitos, nada tenía sentido, el señor ni siquiera había mencionado una novia y ahora estaba casado y esperando gemelos, era absurdo, algo no cuadraba en esa historia y cuando les dieron una lista con detalles que debían memorizar en caso de que Rebecca hiciera preguntas, todas las alarmas saltaron a la vez, esa situación era muy rara, pero ella se iba a encargar d
En la mente de Rebecca rondaba la idea de que si se daba el momento que quería, tal vez ella no supiera mucho qué hacer, y el hecho de que Charles no mostrara el menor indicio de acercarse a ella de esa manera, también la preocupaba, ya llevaban algunas semanas durmiendo juntos en la misma cama, pero su esposo simplemente la abrazaba y no buscaba ningún otro tipo de contacto. Ya no sabía cuánto tiempo podría soportar y las inseguridades estaban creciendo cada día. ¿Y si ella no le gustaba a Charles? ¿Él no la deseaba? ¿Era por su embarazo? Había mil preguntas rondando que crecían cada día, al igual que su necesidad.Las hormonas seguramente tenían mucho que ver, pero no era algo que dependiera de ella o que pudiera controlar, sus sentimientos eran un desorden todo el tiempo y pasaba de estar feliz por el hecho de comerse un helado a estar triste por la menor cosa, o enojada, irritada o cansada, sobre todo cansada. La excitación que se acumulaba entre sus piernas la estaba volviendo lo
Rebecca se dejó caer en la cama y rompió en llanto, ahora se sentía demasiado arrepentida de lo que dijo, pero al no saber frenar su lengua, había dañado algo que no estaba segura de poder reparar o de querer hacerlo. Era un absurdo y lo sabía, Charles ya le había demostrado de mil maneras que ella era el centro de su vida, pero en un arranque de rabia había conseguido crear una barrera con su esposo que ahora no sabía cómo traspasar.Charles no durmió esa noche en su habitación y, aunque al siguiente día no se había mostrado enojado con ella, tampoco estaba tan cariñoso como usualmente, Rebecca se disculpó en el desayuno, pero no era suficiente y lo sabía, debido a su inexperiencia en relaciones, no tenía ni idea de cómo proceder, cuando intentaba acercarse no encontraba las palabras y tampoco se animaba a iniciar algún contacto, se había acostumbrado a que fuera Charles quien estaba pendiente de ella y quien la buscaba todo el tiempo así que no se animaba a hacer el primer movimient
El día también estaba siendo muy amargo para Rebecca, la pesadez de su corazón no se iba por el remordimiento de las palabras que había pronunciado realmente sin pensar. Es cierto que sus hijos no estaban en sus planes y tampoco un matrimonio, pero decir que eran indeseados era algo de lo que se arrepentía terriblemente. Ya les había pedido perdón a sus bebés, de verdad los amaba, su vientre ya se estaba hinchando y aunque todavía no percibía movimientos, le encantaba acariciar su barriga imaginando que ellos podían recibir su amor.Connor le entregó un nuevo teléfono celular que contaba con bloqueos de rastreo e intervención y solo se usaría para comunicarse con su esquema de seguridad. Ella se sorprendió enormemente al descubrir que ellos dos solo eran la parte visible, el conductor y acompañante que irían con ella a todas partes, pero había cerca de doce hombres adicionales que siempre estarían de incógnito siguiéndolos. También le entregaron una tarjeta de crédito negra que Charle
Rebecca decidió bañarse y perfumarse, se vistió solo con una bata de seda azul que contrastaba de maravilla con su blanca piel, dejó su cabello mojado y algo desordenado, se llenó de valor y se dirigió a buscar a su esposo en el despacho. Si este plan no le funcionaba, ella estaría en serios problemas.—¿Estás muy ocupado? —preguntó abriendo un poco la puerta del despacho y asomando su cabeza sin atreverse a entrar del todo.—Algo, pero dime ¿qué necesitas?—¿Puedo pasar?—Claro que sí, no necesitas pedir permiso, esta es tu casa. —La amable sonrisa de Charles la animó a entrar.—Me alegra saber que puedo buscarte aquí cuando yo quiera.La chica se tragó el nudo en su garganta por los nervios que la estaban consumiendo, dio dos respiraciones fuertes para infundirse ánimo y caminó lo más seductoramente que pudo hacia su esposo, meneando las caderas y mirándolo intensamente, los ojos curiosos de Charles le dijeron que no lo hacía tan mal. Sonrió coqueta mientras se paraba al lado de su
"Después de la tormenta viene la calma".Rebecca escucho ese dicho un sinfín de veces en su vida y nunca le pareció tan cierto como ahora.Para ella, Charles era su tormenta, una arrasadora que la iluminó momentáneamente para luego retorcerla y hundirla bajo una montaña de tierra, volcando todo su mundo de cabeza, pero de igual manera, la había rescatado y lavado con agua fresca y ahora hacía brillar un precioso arcoíris en su vida sobre un cielo despejado y hermoso.No era perfecta su vida, todavía le costaba mucho acostumbrarse a las muchas manías de su esposo, pero había aprendido a valorarlas y verlas como lo que eran, la manera de Charles de cuidarla y demostrarle lo importante que ella era para él, aunque a veces se sintiera asfixiada por la sobreprotección, esperaba que, cuando nacieran sus bebés, todo cambiara un poco para mejorar y pudiera tener más libertad.Por ahora, Charles no la dejaba ir sola a ningún lugar, incluso si salía con Johanna y Donna, debía ir acompañada de l
Donna y Julian eran un caso diferente, el siempre amable Julian no había podido convencer a la rebelde Donna. La estuvo invitando a citas y visitándola en el trabajo, a veces, recogiéndola en la universidad, pero la chica no quiso ceder, así que seguían jugando al gato y al ratón, mantenían encuentros casuales que se centraban exclusivamente en la cama y solo ocurrían cuando Donna así lo deseaba.Sin embargo, Rebecca esperaba que su amiga bajara la guardia y decidiera aceptar al buen hombre, conocía de cerca los temores de la chica y lo difícil que sería que su familia, tan tradicional y complicada, aceptara esa diferencia de edad, pero también sabía que Donna estaba enamorada, aunque se empeñara en ocultarlo, así que procuraba juntarlos cuanto podía.Al final, toda su historia con Charles le enseñó que el amor es lo más importante y que las opiniones de terceros siempre van a existir, buenas y malas, de apoyo y de rechazo, siempre que haya alguna relación que se salga un poco de los