"Después de la tormenta viene la calma".Rebecca escucho ese dicho un sinfín de veces en su vida y nunca le pareció tan cierto como ahora.Para ella, Charles era su tormenta, una arrasadora que la iluminó momentáneamente para luego retorcerla y hundirla bajo una montaña de tierra, volcando todo su mundo de cabeza, pero de igual manera, la había rescatado y lavado con agua fresca y ahora hacía brillar un precioso arcoíris en su vida sobre un cielo despejado y hermoso.No era perfecta su vida, todavía le costaba mucho acostumbrarse a las muchas manías de su esposo, pero había aprendido a valorarlas y verlas como lo que eran, la manera de Charles de cuidarla y demostrarle lo importante que ella era para él, aunque a veces se sintiera asfixiada por la sobreprotección, esperaba que, cuando nacieran sus bebés, todo cambiara un poco para mejorar y pudiera tener más libertad.Por ahora, Charles no la dejaba ir sola a ningún lugar, incluso si salía con Johanna y Donna, debía ir acompañada de l
Donna y Julian eran un caso diferente, el siempre amable Julian no había podido convencer a la rebelde Donna. La estuvo invitando a citas y visitándola en el trabajo, a veces, recogiéndola en la universidad, pero la chica no quiso ceder, así que seguían jugando al gato y al ratón, mantenían encuentros casuales que se centraban exclusivamente en la cama y solo ocurrían cuando Donna así lo deseaba.Sin embargo, Rebecca esperaba que su amiga bajara la guardia y decidiera aceptar al buen hombre, conocía de cerca los temores de la chica y lo difícil que sería que su familia, tan tradicional y complicada, aceptara esa diferencia de edad, pero también sabía que Donna estaba enamorada, aunque se empeñara en ocultarlo, así que procuraba juntarlos cuanto podía.Al final, toda su historia con Charles le enseñó que el amor es lo más importante y que las opiniones de terceros siempre van a existir, buenas y malas, de apoyo y de rechazo, siempre que haya alguna relación que se salga un poco de los
Una terrorífica idea cruzó por la mente de Charles, no era posible que él le ocasionara un infarto a su suegro, el hombre se veía joven, seguramente no tenía más de cincuenta años, y el pensamiento de que a lo mejor podía sufrir de alguna enfermedad cardiaca y esa era la razón por la que Rebecca no se atrevía a decirle nada, lo paralizó.Gracias a todo lo bueno del universo, la situación no pasó a mayores y el señor Evans consiguió calmarse luego de unos minutos, regresando a sentarse en la silla donde estaba anteriormente y dispuesto a continuar con la conversación.—¿Usted nos está diciendo que hace seis meses se casó con nuestra hija y que ella está embarazada? —cuestionó con calma la señora Evans.—Sí, señora, así es. Han sucedido varias cosas en estos meses y no nos fue posible venir a visitarlos inmediatamente cuando llegamos de Las Vegas, luego el tiempo fue corriendo y Rebecca cada vez se sentía más insegura sobre la manera correcta de darles la noticia, por eso decidí venir,
Hay pocos placeres que Ryan Jones puede disfrutar en su ocupada vida, casi todo su tiempo está dedicado a su trabajo, sin embargo, una buena fiesta es algo a lo que no se negaría jamás, especialmente cuando esta ocurre en la ciudad del pecado: "Las Vegas".Es un destino al que ha viajado pocas ocasiones, pero cada una de esas oportunidades, fue inolvidable, épico, si le preguntan. Esta no sería la excepción, se trataba de nada más y nada menos que el festejo del cumpleaños número cuarenta de su jefe y mejor amigo, Charles Taylor, el hombre que le ayudó a ser lo que es y a tener lo que tiene, obviamente lo adora, y junto a su otro amigo, Julian Lewis, tienen planeadas unas minivacaciones que definitivamente pasarán a la historia.Ese fue su pensamiento durante todo el tiempo que organizaron los planes del viaje, también, cuando empezaron dichas actividades, y fue de igual manera, cuando decidió que era una buena idea poner un poco de droga en el trago de Charles para que su exigente am
Al parecer, la jovencita atrevida y descarada de esa noche se había quedado allá en Las Vegas y eso lo hizo reír, demasiado fuerte para el momento llamando la atención de los demás presentes.La sala de espera de un hospital, luego de que la esposa de su amigo sufriera un terrible accidente, no era precisamente el lugar apropiado para un reencuentro, se dio cuenta de eso cuando fue innegable que Johanna lo estaba esquivando a toda costa, ella se sentó al otro lado de la sala y no volvió a cruzar una mirada con él en lo que quedó de la tarde.Él no era precisamente un buen hombre, sabía que tenía demasiados defectos y que era terrible para las relaciones, era experto en conquistas de una noche pero no tenía ni idea de cómo comportarse junto a una chica que lo ponía nervioso, así que, como era de esperarse, hizo todo mal y causó el enojo y las lágrimas de Johanna antes de poder siquiera tener una conversación decente con ella.Los días que siguieron, los dos se vieron forzados a compart
Al terminar y luego de conversaciones triviales, Ryan y Johanna se marcharon juntos como habían llegado y Julian de igual manera; Donna y los señores Evans se hospedarían en la casa por esa noche y eso terminó convirtiéndose en una especie de pijamada entre las tres mujeres que se reunieron en lo que sería la habitación de Donna para aplicarse mascarillas y cosas de chicas.Charles y el señor Evans salieron al jardín por petición del hombre mayor.—Debo reconocer que su casa es impresionante, Charles. Rebecca no está acostumbrada a nada de esto, siempre le dimos una vida sencilla, no le faltó nada, pero tampoco le sobró.—Ustedes hicieron un excelente trabajo de crianza, señor Evans, Rebecca es la mejor persona que he conocido en mi vida, ella es inteligente, honesta y dulce, créame cuando le digo que me siento muy afortunado de que ella me escogiera.—¿Lo escogió? No puedo sacarme de la cabeza que hay espacios en la historia que me contaron, tengo la sensación de que Rebecca quedó em
La visita de sus padres había sumergido a Rebecca en un extraño estado de timidez, por alguna razón se sentía avergonzada cada vez que Charles intentaba estar con ella; su madre le había hecho ciertos comentarios sobre el sexo en el embarazo y la preparación de sus pechos para la lactancia que la habían hecho enrojecer hasta las orejas.La pobre chica tuvo que suplicarle que no hablara más de eso porque no soportaba la idea de que sus padres fueran plenamente conscientes de lo que ella hacía a solas con su esposo, era tonto, sí, pero la idea no salía de su cabeza y por eso no había permitido que su esposo le hiciera el amor como estaban acostumbrados ya.Charles no entendía la razón de su rechazo y, al igual que con todas las cosas inexplicables que ocurrían con Rebecca, lo adjudicó a la acción de las temibles hormonas; sin
Charles se recostó sobre ella con cuidado, y la besó de nuevo, de una manera más calmada aunque no menos intensa, era amoroso, como si quisiera hacerle ver que no se trataba solo de satisfacer sus cuerpos, que se estaban conectando sus corazones y sus almas y eso le aguó un poco los ojos por la bonita sensación. Se sintió tan amada. Cuando se separó se quedó mirándolo a los ojos, ese brillo que había notado antes ahora era más intenso, Charles le acarició la mejilla y bajo los dedos por su cuello sin dejar de mirarla.—Te voy a amar por toda mi vida y te prometo que voy a cuidarte. Siempre.Rebecca estaba completamente derretida por ese hombre, él era suyo, lo sentía tan suyo como su propia piel y una avalancha de amor la consumió, fue como si se rompiera un dique dentro suyo que había estado conteniéndola y ahora pod&