Capítulo 31

Rebecca decidió bañarse y perfumarse, se vistió solo con una bata de seda azul que contrastaba de maravilla con su blanca piel, dejó su cabello mojado y algo desordenado, se llenó de valor y se dirigió a buscar a su esposo en el despacho. Si este plan no le funcionaba, ella estaría en serios problemas.

—¿Estás muy ocupado? —preguntó abriendo un poco la puerta del despacho y asomando su cabeza sin atreverse a entrar del todo.

—Algo, pero dime ¿qué necesitas?

—¿Puedo pasar?

—Claro que sí, no necesitas pedir permiso, esta es tu casa. —La amable sonrisa de Charles la animó a entrar.

—Me alegra saber que puedo buscarte aquí cuando yo quiera.

La chica se tragó el nudo en su garganta por los nervios que la estaban consumiendo, dio dos respiraciones fuertes para infundirse ánimo y caminó lo más seductoramente que pudo hacia su esposo, meneando las caderas y mirándolo intensamente, los ojos curiosos de Charles le dijeron que no lo hacía tan mal.

Sonrió coqueta mientras se paraba al lado de su
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