Cuando la bella y delicada lady Susan Wellesley falleció en un intento de huir con su amado, Arthur Wellesley, duque de Lancaster, perdió la razón al enterarse de lo ocurrido con su única hermana. Decidido a cobrar venganza, se convence fácilmente cuando le es revelada la supuesta identidad del culpable. Lady Claire Bradbury, una de las damas más arrebatadoras de la temporada y hermana del libertino que habría propiciado las circunstancias del trágico destino de Susan, se ve envuelta en un misterioso cortejo por parte del duque de Lancaster, sin conocer sus verdaderas intenciones. Sin embargo, las cosas no resultaron como Arthur planeaba, y a pesar de luchar contra sus propios sentimientos, el temperamental duque demonio se descubrió irremediablemente enamorado, obligándose a tomar una importante decisión: continuar hasta el final con su venganza o rendirse ante el amor.
Leer másThomas Cromwell, conde de Essex, no tenía en mente a otra candidata para esposa más que a lady Susan Wellesley, hermana de su mejor amigo. Sin embargo, el terrible accidente que acabó con la vida de la dama, y la revelación de los sentimientos que ella le guardaba a otro caballero, lo hicieron tomar la decisión de alejarse de Inglaterra para sanar su corazón roto y olvidar aquel desafortunado incidente.Instalado en Boston, su vida pareció tomar al fin rumbo y el dolor de su pasado se mitigó al comprender que el resentimiento solo lo estancaría en una vida llena de amarguras. No obstante, también se hizo a la idea de no volver a considerar la posibilidad de contraer nupcias.Permaneciendo en América, aquella loca idea de que un conde no contrajera matrimonio para continuar con su linaje, era posible. Sin embargo, un percance lo obliga a regresar a Londres donde, inevitablemente, se convierte en blanco de las madres con hijas en edad casadera.Las cosas comienzan a salirse de control,
Haven House2 meses después…Era momento de casarse nuevamente, pero esa vez en los jardines de Haven House, con el resplandeciente cielo como testigo.—¿Estás lista? —inquirió Serena, quien había ido desde Devonshire para acompañarla luego de que ella le narrara toda su historia con Lancaster en confidencia.—Más que nunca —respondió, tomando el brazo de Charles para hacer el recorrido nupcial de hierbas, que la llevaría hasta su endemoniado duque.—Estás preciosa, querida —su hermano le procuró un casto beso en la frente—. Espero que seas muy feliz y lamento mucho lo que sucedió… solo quería protegerte —le aclaró emotivo.—Lo que ocurrió, queda en el pasado. Solo quiero disfrutar de mi presente y planificar mi futuro al lado del hombre que amo.Charles afirmó y comenzaron a andar hasta el pequeño altar improvisado con un arco de flores, donde el párroco de la zona y Arthur, la esperaban.Había escogido un vestido sencillo de seda color crema, que se adaptaba a su nueva figura y caía
—Todo fue un malentendido… —susurró devastado—. El bastardo de Lyngate convino todos los hechos de acuerdo a su conveniencia… ¿Por qué?—Mi hermano mantenía una relación con su esposa, y lord Essex y yo suponemos que quiso desquitarse con él a través de usted —explicó Claire.—Con tu fama de salvaje, seguramente creyó que matarías a Devon con tus propias manos —bromeó Thomas—. No se imaginó que utilizarías otros métodos más… tentadores. —Miró a Claire, y ella se ruborizó.—Yo… —Arthur se puso de pie, y Essex apremió a Maggie a que saliera del despacho—. Te debo una disculpa, Claire, por todo, y, sobre todo, por esa horrible mañana —susurró refiriéndose al momento en que le reveló la verdad—. Estaba enfadado, furioso conmigo mismo por haber perdido el control de las cosas. Sé que piensas que hubiera sido mejor callar y seguir como si nada con nuestro matrimonio, pero no hubiera podido verte a la cara si no te explicaba lo que había hecho y aclaraba mis motivos.»Estos días aquí, sin ti
«¿Sería madre? ¿Tendría un hijo de Arthur?»Por instinto, se llevó las manos al vientre y no pudo contener las lágrimas. Pensó que permaneciendo en Londres no volvería a tener ningún contacto con el duque, y que, resolviendo el malentendido, sus lazos se cortarían para siempre; sin embargo, todo se complicaba cada vez más, porque ya no se trataba solo de ella y más que nunca debía resolver el asunto. Se secó las lágrimas y suspiró. Tenía que alimentarse bien para que su bebé creciera sano y fuerte como su padre.Al terminar su sopa, recibió las instrucciones del médico que Amalia se encargó de memorizar. Más tarde, regresó a Lancaster House y se encontró con un Essex impaciente por partir.—Lo lamento, milord, pero tuve un imprevisto —explicó, y miró extrañada a la mujer que estaba escondida tras él—. ¿Quién es?—Es la respuesta a todas nuestras incógnitas, excelencia —respondió con satisfacción—. Es la antigua doncella de lady Susan, Maggie —informó.Claire no pudo estar más feliz de
—¿Él lo sabe? —Inquirió desesperada—. ¿Lancaster lo sabe? —repitió la pregunta, y Claire asintió—. Por Dios… ese hombre… ese hombre es capaz de matarte a ti, a tu hermano. —Los labios de la duquesa viuda comenzaron a temblar.—Él solo dijo que dejaría de lado su resentimiento hacia nuestra familia por el amor que siente por mí. —Su madre la miró sin creerle—. ¡Siempre lo supo, madre! —Claire comenzó a llorar—. Se acercó a mí para vengarse por lo que sucedió con su hermana.—Claire… —susurró su madre, dolida por el evidente sufrimiento que experimentaba su hija—. No te lo dijimos porque…—¿Para que no me sintiera mal? ¿O para no empañar la imagen de Finnley?—Hija, las cosas no son como crees; tu hermano se enamoró…—Eso no justifica sus actos.—No puedes juzgarlo; era tu hermano.—Ustedes despreciaban a Arthur por el error que cometió Finnley. ¡Ustedes sí lo juzgaron a él sin que tuviera nada que ver con el asunto! —le reprochó—. Pusieron miles de excusas para que no me casara con él
—Entonces, su excelencia no mintió al respecto… —susurró desconcertada y a la vez perpleja, porque su familia jamás le revelara el hecho de que su hermano murió con la hermana de Lancaster.—Arthur puede ser todo lo que usted quiera, pero jamás mentiría con un asunto tan delicado. Él… él ha sufrido mucho, excelencia. Usted no se imagina todos los golpes que le ha dado la vida, y, si inicié esta investigación por mi cuenta, fue precisamente porque quería evitarle otro sufrimiento.—No nos desviemos del tema —pidió ella—. ¿Por qué cree que su hermana murió debido a mi padre y a Charles?—Porque el vizconde de Lyngate le hizo creer que fue de ese modo —reveló—. El médico que atendió a su hermano le aseguró a Arthur que los Bradbury le negaron auxilio adrede. —Frunció el ceño y luego la miró a los ojos—. Estoy seguro de que Lyngate lo sobornó, pero aún no tengo modo de comprobar que fue de ese modo.—¿Por qué lord Lyngate haría algo así? —dijo confusa—. ¿Qué ganaría mintiendo de ese modo?
Era de noche cuando despertó y, en un momento de media ensoñación, tuvo la reacción de abrir los ojos para buscarlo, recordando de golpe todo lo que había pasado por la mañana. Se hizo ovillo en medio del lecho y de nuevo comenzó a llorar.—¿Excelencia? —oyó de pronto una voz—. ¿Se encuentra bien?—¿Amalia? —susurró y la criada se acercó a la cama—. ¿Qué haces aquí?—Su excelencia envió un recado a Devon House avisando de un inesperado accidente en su casa de campo y pidió que viniera a servirle en lo que dure su ausencia, ya que usted aún no se ha familiarizado con la servidumbre de aquí.—Ya veo —dijo con sequedad, y suspiró—. Necesito darme un baño. —La habitación estaba en penumbras, por lo que no se podía ver que sus ojos estaban hinchados por el llanto—. ¿Sabes si ya han enviado mis cosas?—Sí, excelencia. —Señaló la puerta lateral, cerca de la cama—. Ese es el dormitorio que el duque preparó especialmente para usted.Ella quiso reír, pero solo se limitó a pedir que se encargara
Claire rio con ironía.—Usted creyó que, diciéndome que en medio de todo este macabro juego donde siempre me consideró una simple pieza se enamoró, ¿yo dejaría pasar el hecho de que solo se acercó a mí con el propósito de usarme? —Increpó dolida, y él esquivó la mirada—. Responda, excelencia. ¿Pensó que confesando sus sentimientos me lanzaría a sus pies y pasaría por alto sus acciones?—Claire, yo…—Usted no tiene corazón —lo acusó—. Resultó ser todo lo que dicen: un demonio sin sentimientos. Porque, si se arrepintió de lo que estaba haciendo conmigo, si se enamoró de mí, ¿qué sentido tiene decírmelo precisamente ahora? ¡Después de convertirme en su esposa! ¡Luego de haberme hecho suya! ¿Sabe cómo me siento? —espetó con rabia—. Si lo que buscaba era lastimarme, felicitaciones, excelencia —masculló rabiosa, limpiándose las lágrimas—, lo ha conseguido. Pero no le daré la satisfacción de que mi familia sufra por mi error de haberme enamorado de usted.—Yo… —Respiró hondo y se puso de pie
—¿Qué ha dicho? —prácticamente gritó—. ¿Está insinuando que mi padre y Charles no tuvieron ninguna intención de salvar a su hermana?—No estoy insinuando nada, estoy diciendo la verdad.—No… no… no… Miente. Tiene que ser mentira. Ellos no serían capaces de algo así, excelencia. —Las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas y, de pronto, se sintió asqueada por la acusación sin fundamentos que estaba haciendo su esposo en contra de su familia.—Si no me crees, pregúntale a tu hermano. Quiero ver si es capaz de negarlo —la desafió él. Para entonces, Claire estaba hecha un mar de lágrimas y negaba vehemente con la cabeza—. ¿Sabes qué sucedió con el príncipe? —Ella se tapó los oídos para no escuchar lo que temía que el duque dijera—. Juró vengarse… —Su cuerpo convulsionó al escucharlo—. Prometió en la tumba de su hermana, que a la persona responsable de haberla dejado abandonada en la escena del accidente, le haría sentir exactamente lo mismo que él sintió al perder a su querida pr