CAPÍTULO 84

—Marcel —apenas logré decir.

Él se acercó con lentitud. Me superaba en altura, casi como su hermano. Alzó un brazo y me sorprendió bastante cuando con uno de sus pulgares limpió las lágrimas de una de mis mejillas. Dejé de respirar.

Luego, miró más allá de mí.

—¿Cómo estás, Danilo? Estás herido.

—Hola, Marcel. No es nada.

—¿Nos dejas a Delu y a mí a solas un momento, por favor?

Danilo caminó hasta ponerse de espaldas a mí y en mi oído susurró:

—¿Está bien que me vaya?

Asentí resignada y tardó en retirarse, estaba preocupado.

La mirada de Marcel llevaba desconocidas intenciones, algo que me hizo temblar y atravesó sus retinas.

—Entonces mi hermano y tú están juntos. —Me quedé sin aliento—. ¿Ya es oficial?

Cerré la boca e intenté tragar.

—Sí —respondí en un hilo de voz.

Él lanzó una sonrisa ladina, pero fue un ligerísimo movimiento de labios el cual no duró más de un segundo.

—Me lo acabas de confirmar. —Mierd@—. Solo lo sospechaba.

Apreté los ojos más asustada que nunca, con la pena
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