—Mi hermano estaba con Nikko cuando los padres de Joao le contactaron.—Pero pensé que estaban en Lisboa, tanto Marcel como Nikko.Maël negó.—Ambos llevan días en Viana.Los latidos de mi corazón se aceleraron mientras pensaba en qué hacer, en cómo escapar. Sentí el techo acercarse a mí, las paredes encerrarme.—Pero…—Delu. —Maël posó sus manos en mis hombros—. Recuerda nuestra conversación en el hotel, lo que decidimos…—Pero así no, ¡así no! No bajo estas circunstancias, ¡no! —Él exhaló con pesadez mientras mi mente corría veloz. Allí me acordé de alguien más y abrí los ojos de par en par—. ¡Joder! ¿Dónde está mi hermano? —Se escondió por un pasillo —explicó con los dientes apretados y tuvo que bufar para calmarse. Hablábamos bajo, el moreno estaba herido allí. Quise hablar en otro lado, pero no se podía—. Delu, no hay forma de que no se enteren que estés aquí. Los padres de Joao se quedaron en la sala de espera junto al doctor, pero Marcel se vino directo a la habitación y Nikko
—Marcel —apenas logré decir.Él se acercó con lentitud. Me superaba en altura, casi como su hermano. Alzó un brazo y me sorprendió bastante cuando con uno de sus pulgares limpió las lágrimas de una de mis mejillas. Dejé de respirar. Luego, miró más allá de mí.—¿Cómo estás, Danilo? Estás herido.—Hola, Marcel. No es nada.—¿Nos dejas a Delu y a mí a solas un momento, por favor?Danilo caminó hasta ponerse de espaldas a mí y en mi oído susurró:—¿Está bien que me vaya?Asentí resignada y tardó en retirarse, estaba preocupado.La mirada de Marcel llevaba desconocidas intenciones, algo que me hizo temblar y atravesó sus retinas.—Entonces mi hermano y tú están juntos. —Me quedé sin aliento—. ¿Ya es oficial?Cerré la boca e intenté tragar.—Sí —respondí en un hilo de voz.Él lanzó una sonrisa ladina, pero fue un ligerísimo movimiento de labios el cual no duró más de un segundo.—Me lo acabas de confirmar. —Mierd@—. Solo lo sospechaba.Apreté los ojos más asustada que nunca, con la pena
El martes 13 de agosto Joao fue dado de alta. Junto a sus padres, él y Maël se trasladaron a la casa del moreno en Braga, datos que supe gracias a los mensajes de texto que Maël me envió, siempre manteniéndome informada.No supe nada de Nikko y hasta entonces él no supo nada de mí. No nos vimos, no nos topamos y no sé cómo hicieron tanto Alfredo como Maël para que el doctor o alguna enfermera no dijera algo al respecto, o no nos mencionara tan siquiera por encima. Mis faltas comprometieron tanto a Danilo como a la pobre Rosa, y agradecía que a ellos no les importara. Al menos, eso es lo que siempre decían.A pesar de que por momentos me sentía bien conmigo misma gracias a la defensa que mostré ante Marcelino, la debilidad podía conmigo, me atrapaba, y varias veces me vi en la desesperación de apurar a Maël para que conversáramos y decidir qué hacer. Y sobre todo que me aclarara todas las cosas que su hermano me había dicho.Pero no fue hasta el viernes 16 que pude verlo.Cuando en ple
Me alejé un poco con la clara intención de torturarle. Ese infante aprendería por las buenas o las malas que lo importante no se retrasa.—No te acerques —le canturrié negándole con un dedo y con ese mismo, le señalé un punto en la cama: el lugar donde ya se encontraba para que se quedara quietecito allí.Sin tardar demasiado, apilé las almohadas contra el espaldar y me coloqué sobre ellas, abriendo bien las piernas.De ese modo, demandé:—Tócate.Él entrecerró sus ojos y apretó la mandíbula, pero obedeció y casi me pongo a aplaudir por haber logrado que cediera, siendo él demasiado dominante. La imagen que quedó después de complacerse no se borrará de mi cabeza, ambos sucumbimos a lo mismo.Sonreímos luego, cayendo como plomo boca arriba. Tras calmarnos, vi que Maël seguía en la misma posición, con la cara enterrada en su antebrazo.—¿Maël?, ¿estás bien?Asintió sin descubrir su cara y se quedó así por unos segundos más. Me fui a levantar con la intención de agarrar una toalla y limpi
Tras el accidente de Joao, los proyectos que tenían él y Maël debían esperar al menos hasta que el moreno se recuperase, así que el único viaje largo lo haría yo. Y teníamos pendiente el anunciar nuestra relación a los demás.Mentiría si no estaba nerviosa con ese último tema. Y mentiría aún más si dijera que Maël tampoco lo estaba.La gira de Circo arrancaba en noviembre y terminaba en diciembre de 2019. Cruzamos los días finales de septiembre como caminar sobre agua, octubre nos rellenó de quehaceres y entramos al mes siguiente sin casi darnos cuenta. Entonces, como ya faltaban pocos días para el arranque de mi viaje, y como ya Marcelino sabía de lo nuestro, le propuse a mi pareja reunirnos con mis padres, con los suyos y con Nikko para contarles todo y que de ocurrir lo que estaba segura ocurriría, utilizáramos cualquier viaje venidero para calmar las mareas.Como la idea fue toda mía, Maël opinó y me sorprendió al no estar muy de acuerdo. Confieso extrañarme más de lo que explico,
Mi mano viajó a mi boca y aspiré del dispositivo que llevaba escondido en mi palma: un cigarro electrónico casi inodoro que la misma mano en su apretón y técnica lograba tapar tanto la visión del mismo, como el sonido de reverberante vapor.Contuve el humo mientras caminaba descalza hacia la luz que me esperaba, siempre rodeándola, para irme incorporando poco a poco a ella.—Zu, Zu. —Un sonido fuerte salió de mis labios junto al humo, nublando el espacio donde me encontraba. Adoré el absoluto silencio del público.—Zu, Zu. —Boté rayas curvilíneas, pesadas, gruesas y lentas, atravesando el haz de luz para empezar a recitar las líneas que escribí hace mucho tiempo atrás, unas que no había mostrado a nadie hasta esa actualidad y que tuve que adaptar en cambios y variación de palabras en tan solo dos días. Un pequeño guión por el cual luché para que fuese conclusivo en esa obra.—Este m@ldito olor a azufre que nadie puede soportar… me agooooobia. —Transformé mi voz a la de un demonio burl
—Me siento halagado —cortó el silencio al rato de observarme—. Delu, eso que hiciste allá afuera estuvo increíble. Eres más talentosa de lo que creí. Giré la cara para mirarle. Maël se colocaba en un peldaño más abajo del mío, cosa que debía evitar. —Deja la intimidación a un lado. —Me incliné y lo besé—. Tú eres la razón de mi talento, de esa conclusión y despedida. Creo que esta obra fue una de las cosas más geniales que me han sucedido en mucho tiempo, pero tú estás primero. Lo sabes, ¿verdad?Tragó grueso y poco a poco me fue llevando a su regazo. Me senté sobre sus piernas y le abracé, dándole besos una y otra vez. Él acarició mis muslos sobre la malla que aún llevaba puesta. —Eres tan hermosa… —Plantó besos en mis párpados—. ¿Sabes? Danilo creo que lloró cuando te vio en el escenario.Reí al escucharle. —Siempre odió que dejara la actuación. —Entonces no es una despedida. Tienes muchísimo talento y no debes esconderlo detrás de una computadora.Suspiré profundo, como enamor
Papá y mamá aún no habían salido de la cama, imaginando que siendo sábado y por esa fecha especial, descansarían un poco más. Dejé en la mesa baja de la sala un par de cajas grandes que contenían bambalinas de colores para el árbol navideño, y caminé al patio para saludar al perro.Torto salió de la casita de paredes gruesas para el frío que papá le construyó, y me recibió con esa inocencia especial que alegra el alma de cualquiera.—Hey, compañero, es bueno verte. —Dejé que me abrazara con sus grandes patas.Subí hasta mi antigua habitación para lavarme las manos y ver qué más cosas podría llevarme.Tocaron la puerta. —¿Delu? Me levanté de la cama y giré el picaporte. —Pasa, papá. —Me moví del umbral invitándole a entrar. Allí estaba él, ese hombre sencillo, alto y de cabellos negros que tanto adoro.—¿Cuándo llegaste? —Hace un rato. ¿Ya mamá despertó? —Sí, está en la cocina.—Perfecto.A punto de salir, papá me detuvo.—Hija. Quiero disculparme por no ir a la obra. —Oh, no,