Salimos con los bolsos un poco más cargados que al principio, ahora que ya estábamos de regreso a nuestra vida en Braga. Tomamos las mismas paradas en los mismos hoteles y posadas, con la excepción de cortitas caminatas en las localidades que no pudimos visitar de ida. Cuatros días de viaje hasta Oporto solo manejando y deteniéndonos, comiendo y bebiendo, sonriendo y descansando, nada de paseos largos.Llegamos a Serra de Estela Norte el día tres de regreso, siendo ya el séptimo día en todo el viaje, específicamente el 10 de agosto. Nos hospedamos en el mismo lugar y el clima provocó que regresáramos a las ropas para el frío.En el almuerzo, Maël y Joao volvieron a mencionar “por encima” sus proyectos, como si prepararan a modo de sorpresa aquello que tanto se proponían lograr. La cena fue demasiado agradable, llenándome de buenas expectativas para el futuro mientras Maël y yo nos demostrábamos el mutuo y adorado sentimiento delante de los presentes, con libertad y mucho gozo.Ya en l
Rosa quedó ronca por el grito que pegó al ver la escena, y comentó junto a Alfredo haber visto cómo la moto de Joao y de mi hermano rodó sobre el engramado. Según ellos y sin explicarse muy bien, la máquina se les removió haciendo que uno de los camiones les golpeara, lanzándolos a poca distancia. Aún no me podía creer cómo era que después de haber llegado perfectamente bien a cada destino, el regreso se nos ensombreció de esa manera.—Ahí viene Danilo —informó Maël, levantándose y dirigiéndose a mi hermano, al igual que yo—. ¿Estás bien? ¿Qué te dicen?Con parches en el rostro, no grande en la barbilla, Danilo asintió respondiendo la primera pregunta y dejó que yo me colara en su cintura y me aferrara a él. —Milagrosamente no tiene ninguna fractura, pero su cabeza… —Exhaló bastante aire—. Joao tiene una contusión y tuvieron que sedarle. Solo será por unas horas para ver cómo evoluciona al golpe. —Se le quebró la voz—. Antes de llegar acá ya estaba inconsciente.Pegué mi cara al pe
—Mi hermano estaba con Nikko cuando los padres de Joao le contactaron.—Pero pensé que estaban en Lisboa, tanto Marcel como Nikko.Maël negó.—Ambos llevan días en Viana.Los latidos de mi corazón se aceleraron mientras pensaba en qué hacer, en cómo escapar. Sentí el techo acercarse a mí, las paredes encerrarme.—Pero…—Delu. —Maël posó sus manos en mis hombros—. Recuerda nuestra conversación en el hotel, lo que decidimos…—Pero así no, ¡así no! No bajo estas circunstancias, ¡no! —Él exhaló con pesadez mientras mi mente corría veloz. Allí me acordé de alguien más y abrí los ojos de par en par—. ¡Joder! ¿Dónde está mi hermano? —Se escondió por un pasillo —explicó con los dientes apretados y tuvo que bufar para calmarse. Hablábamos bajo, el moreno estaba herido allí. Quise hablar en otro lado, pero no se podía—. Delu, no hay forma de que no se enteren que estés aquí. Los padres de Joao se quedaron en la sala de espera junto al doctor, pero Marcel se vino directo a la habitación y Nikko
—Marcel —apenas logré decir.Él se acercó con lentitud. Me superaba en altura, casi como su hermano. Alzó un brazo y me sorprendió bastante cuando con uno de sus pulgares limpió las lágrimas de una de mis mejillas. Dejé de respirar. Luego, miró más allá de mí.—¿Cómo estás, Danilo? Estás herido.—Hola, Marcel. No es nada.—¿Nos dejas a Delu y a mí a solas un momento, por favor?Danilo caminó hasta ponerse de espaldas a mí y en mi oído susurró:—¿Está bien que me vaya?Asentí resignada y tardó en retirarse, estaba preocupado.La mirada de Marcel llevaba desconocidas intenciones, algo que me hizo temblar y atravesó sus retinas.—Entonces mi hermano y tú están juntos. —Me quedé sin aliento—. ¿Ya es oficial?Cerré la boca e intenté tragar.—Sí —respondí en un hilo de voz.Él lanzó una sonrisa ladina, pero fue un ligerísimo movimiento de labios el cual no duró más de un segundo.—Me lo acabas de confirmar. —Mierd@—. Solo lo sospechaba.Apreté los ojos más asustada que nunca, con la pena
El martes 13 de agosto Joao fue dado de alta. Junto a sus padres, él y Maël se trasladaron a la casa del moreno en Braga, datos que supe gracias a los mensajes de texto que Maël me envió, siempre manteniéndome informada.No supe nada de Nikko y hasta entonces él no supo nada de mí. No nos vimos, no nos topamos y no sé cómo hicieron tanto Alfredo como Maël para que el doctor o alguna enfermera no dijera algo al respecto, o no nos mencionara tan siquiera por encima. Mis faltas comprometieron tanto a Danilo como a la pobre Rosa, y agradecía que a ellos no les importara. Al menos, eso es lo que siempre decían.A pesar de que por momentos me sentía bien conmigo misma gracias a la defensa que mostré ante Marcelino, la debilidad podía conmigo, me atrapaba, y varias veces me vi en la desesperación de apurar a Maël para que conversáramos y decidir qué hacer. Y sobre todo que me aclarara todas las cosas que su hermano me había dicho.Pero no fue hasta el viernes 16 que pude verlo.Cuando en ple
Me alejé un poco con la clara intención de torturarle. Ese infante aprendería por las buenas o las malas que lo importante no se retrasa.—No te acerques —le canturrié negándole con un dedo y con ese mismo, le señalé un punto en la cama: el lugar donde ya se encontraba para que se quedara quietecito allí.Sin tardar demasiado, apilé las almohadas contra el espaldar y me coloqué sobre ellas, abriendo bien las piernas.De ese modo, demandé:—Tócate.Él entrecerró sus ojos y apretó la mandíbula, pero obedeció y casi me pongo a aplaudir por haber logrado que cediera, siendo él demasiado dominante. La imagen que quedó después de complacerse no se borrará de mi cabeza, ambos sucumbimos a lo mismo.Sonreímos luego, cayendo como plomo boca arriba. Tras calmarnos, vi que Maël seguía en la misma posición, con la cara enterrada en su antebrazo.—¿Maël?, ¿estás bien?Asintió sin descubrir su cara y se quedó así por unos segundos más. Me fui a levantar con la intención de agarrar una toalla y limpi
Tras el accidente de Joao, los proyectos que tenían él y Maël debían esperar al menos hasta que el moreno se recuperase, así que el único viaje largo lo haría yo. Y teníamos pendiente el anunciar nuestra relación a los demás.Mentiría si no estaba nerviosa con ese último tema. Y mentiría aún más si dijera que Maël tampoco lo estaba.La gira de Circo arrancaba en noviembre y terminaba en diciembre de 2019. Cruzamos los días finales de septiembre como caminar sobre agua, octubre nos rellenó de quehaceres y entramos al mes siguiente sin casi darnos cuenta. Entonces, como ya faltaban pocos días para el arranque de mi viaje, y como ya Marcelino sabía de lo nuestro, le propuse a mi pareja reunirnos con mis padres, con los suyos y con Nikko para contarles todo y que de ocurrir lo que estaba segura ocurriría, utilizáramos cualquier viaje venidero para calmar las mareas.Como la idea fue toda mía, Maël opinó y me sorprendió al no estar muy de acuerdo. Confieso extrañarme más de lo que explico,
Mi mano viajó a mi boca y aspiré del dispositivo que llevaba escondido en mi palma: un cigarro electrónico casi inodoro que la misma mano en su apretón y técnica lograba tapar tanto la visión del mismo, como el sonido de reverberante vapor.Contuve el humo mientras caminaba descalza hacia la luz que me esperaba, siempre rodeándola, para irme incorporando poco a poco a ella.—Zu, Zu. —Un sonido fuerte salió de mis labios junto al humo, nublando el espacio donde me encontraba. Adoré el absoluto silencio del público.—Zu, Zu. —Boté rayas curvilíneas, pesadas, gruesas y lentas, atravesando el haz de luz para empezar a recitar las líneas que escribí hace mucho tiempo atrás, unas que no había mostrado a nadie hasta esa actualidad y que tuve que adaptar en cambios y variación de palabras en tan solo dos días. Un pequeño guión por el cual luché para que fuese conclusivo en esa obra.—Este m@ldito olor a azufre que nadie puede soportar… me agooooobia. —Transformé mi voz a la de un demonio burl