Francesco Romano, joven y apuesto empresario, ha hecho las cosas bastante mal en el pasado, atormentado por la culpa, cree que nunca más podrá encontrar el amor y que ha perdido toda esperanza de reivindicarse con la vida. Vittoria Giuliani, una hermosa mujer que recién casada, descubre la infidelidad de su marido y los planes oscuros de este en su contra, debe huir para salvar su vida. El destino hará que Francesco y Vittoria se encuentren, y tal vez haya un rayo de luz para la vida de ambos. ¿Podrá Vittoria forjarse una vida lejos de los peligros que la acechan? Y Francesco, ¿Será capaz de dejar que el dolor y la culpa sanen para dar paso a una nueva etapa en su vida? Una hermosa y dramática historia en donde el peligro latente, el auto perdón, y las nuevas esperanzas se conjugarán para dar paso a un amor más fuerte que todas las barreras. ¡Si acepto casarme contigo!
Leer másLa mayoría de las veces las personas creen que el mal triunfará, y tristemente, en muchos casos así es, sin embargo, no siempre son los malos quienes tienen el poder de doblegar al resto de las personas, o en este caso, a los personajes. Después de la sentencia de Carlo Santoni en la que se dictó que estaría encerrado por el resto de su vida debido a los actos tan terribles cometidos, y de que Georgia fuera declarada una psicópata peligrosa, las cosas comenzaron a tomar un nuevo rumbo. Francesco había hecho las paces con el pasado, con Allegra y también con su hijo. Antonio había repuesto en su trabajo, y ascendido, además de premiado por su valentía en diferentes casos. Arianna, se recuperaba felizmente junto a su pequeña hija y a su esposo, y Vittoria, ella había limado asperezas con Eugenio Giuliani, su padre, quien había descubierto que la amaba más que a su vida, pero que nunca había sabido como demostrarlo. — Amor, quiero hacerte una invitación, pero no sé si eres mujer de i
Antonio no tardó en ir por el Psiquiatra. Le echó mano y lo apresó metiéndolo en la misma celda con Marco.El hombre también cantó como canario en cuanto se vio totalmente solo, ya no estaba Marco para protegerlo, y las pruebas proporcionadas por Locantore de los fraudes cometidos en su clínica privada eran más que suficientes para impugnar todos los documentos que había firmado, asegurando la locura de un puñado interesante de pacientes.El primero en salir del sanatorio mental del Psiquiátrico Carla Cerati fue el padre de Vittoria, Eugenio Giulliani.Giorgia habái dejado de gritar, por lo que habían disminuido su medicación y al día siguiente, muy temprano en la mañana, le permitieron salir a desayunar con los demás pacientes.¡Vaya sorpresa que se llevó!La obligaron a sentarse en medio de todos esos locos cuyas babas se escurrían hasta el suelo, y debió pelearse con ellos por su desayuno. Algunos metían las manos en su plato queriendo apoderarse de su sándwich pero no los dejo rob
Luca recibió el mensaje y estaba como loco. Su mujer y su pequeña niña estaban en algún lugar de la carretera, solas y desamparadas, o peor, en manos del tipo sin escrúpulos de Carlo Santoni. Hizo una llamada rápida a Russo y tras informarle tomó su auto y salió a todo correr en dirección de la vía que su esposa siempre tomaba para ir a casa luego de recoger a la niña. — Russo, ¡Soy yo! Es Arianna, la han interceptado y el auto se volcó, son los hombres de Santoni, ¡Mi hija está con ella! — ¿Qué? Dame la ubicación. Luca explicó cuál era la ruta que ella generalmente tomaba, y Russo se dirigió hacia allá sin pérdida de tiempo. Arianna abrió los ojos, de nuevo, la habían sedado a causa de sus heridas, miró a hacia todos lados y no vio a la niña. — ¡Mi hija! Por favor, ¿alguien puede decirme como está mi hija? — Está bien, solo tiene unos raspones, no se preocupe usted — una enfermera se acercó para darle la noticia. — ¡Oh, gracias! — Exclamó, sintiéndose más tranquila. A lo lejo
— Creo que es mejor que hablen directamente con Tony, lo llamaré para que puedan conversar con él — Allegra tomó el móvil y marcó rápidamente a su esposo — ¿Amor? — Sí, dime Allegra… — Contestó mientras revisaba unos expedientes. — Francesco y Vittoria están en casa, ellos necesitan hablar contigo. Ruso se irguió en la silla prestando atención. — Pásame a Francesco, puedo tomar un momento para hablar con él, de hecho, tengo a Arianna todavía aquí conmigo, y creo que sería bueno que ella también está en la conversación. — ¡Genial! Lo pongo en alta voz — Subiendo el volumen del móvil al máximo en alta voz y poniéndolo en medio de la mesita de centro de la sala. — Hola Russo, soy yo. — Francesco, dime. — Vinimos hasta aquí porque pensábamos que todavía estarías en casa sin empleo… — Sí, bueno, esto ha sido toda una sorpresa que vino con promoción y aumento incluido. — Me alegro sinceramente por ti. — ¿Qué era de lo que querías hablar? — Tenemos pruebas de los fraudes del psiqu
— ¡Ya está listo! — Dijo ella cruzando la puerta — Creo que ahora si nos ha llegado el momento de poner las cartas sobre la mesa con Carlo y Giorgia. Vittoria lucía mucho más tranquila y protegida, estaba incluso ataviada con un vestido vaporoso y unas sandalias delicadas que la hacían ver fresca y feliz. — Espero que con el ataque que daremos sea el golpe definitivo para librarnos de ellos. — Sí, pero debo hacer algo primero… Francesco se le quedó mirando sin acabar de comprender. — ¿Qué cosa amor? — Debo hablar con Gabriele, el hijo de mi nana… creo que le debo eso, ella dio su vida por protegerme, y él me culpa por su muerte, tiene razón, si ella no me hubiera querido ayudar, aún estaría viva… — Tú no tienes la culpa de nada Vittoria, ella te ayudó porque sabía que era lo correcto, murió defendiendo a quien amaba, no es tu culpa, en todo caso es la de ellos… — Fue ella… ¡Giorgia fue quien la mató! ¡No puedo dejar que se salga con la suya, ella tiene que pagar! — Entonces va
— No pensé que se abriera tanto a conversar con nosotros… — Comentó Vittoria después de haber salido de la casa de Greta — Grabo está muy herido por todo lo sucedido… — Sí, pero si queremos que nos apoye con todo esto debe ser ahora, después puede que se arrepienta, o que quiera renunciar a la Compañía y dejar a alguien que pueda ser manipulable por Carlo, así que hay que actuar ahora, creo que lo mejor sería avisar a Russo de que Gabriele tiene como prueba los mensajes que tu nana le envió a su nieto. — Es cierto, hay que avisar a Russo. — El problema es que está inactivo, pero de todas maneras conoce gente en la policía que nos puede ayudar. — Por otro lado, están los documentos que Vicencio tiene en contra del psiquiatra, debemos llamarlo para que los ponga a la orden de la policía. — No, debe entregárselos a Russo, no confío en nadie más para esto — aseguró convencido — Será mejor que vallamos hasta su casa, es la única forma de hablar como se debe. Tomaron otro taxi y despué
Cualquiera hubiera pensado que el más sorprendido con la noticia había sido el Capitán de la División de policía, pero no, el más sorprendido fue Russo, las habilidades de Arianna lo tenían con la boca abierta, pero intentó no dejar ver la impresión delante del Capitán.No tardó mucho en llegar el oficial superior que con la información para todo el Departamento en la que instalaba a Antonio Russo como nuevo Capitán y pedía al anterior que desocupara la oficina.La vergüenza y el odio en el rostro del hombre contra Russo, era muy evidente, así como la clara división de los que apoyaban y aplaudían el cambio, como de aquellos con mala cara que, Antonio intuyó, estaban preocupados por lo que su nombramiento podría hacer en sus negocios sucios. Pero por ahora no se encargaría de eso.¡Primero lo primero! Resolvería lo de Francesco y Vittoria, y después se dedicaría a la situación de los policías sucios.— ¿Qué tal mi sorpresa? — Arianna le preguntó esbozando una enorme sonrisa.— Me has
Luca se acercó para darle un beso más antes de irse.— Luca, no me retrases más… — La abogada rogó a su marido que parecia no haber quedado del todo satisfecho y esperaba continuar con el encuentro íntimo — Por favor amor...— ¿No vas a decirme que bien valió la pena el retraso? — Le dijo ayudándola a colgar la bolsa de la nena en su hombro con sus cosas.Ella lo miró con picardía y sonrió.— Bien, no puedo quejarme, pero ya debo irme, tengo que dejar a Juliette con su nana antes de seguir hasta donde Allegra, así que ya basta de arrumacos, sabes que si sigues regresaré a meterte de nuevo a la habitación.— Ve tranquila, me estás comunicando, yo también tengo pendientes en la oficina, pero si necesitas algo me avisas, o si quieres que vaya por la niña.— ¡Gracias c
Las puertas de metal plateado y brillante como un espejo se abrieron y Francesco tiró de la mano de Vittoria para guiarla por el pasillo hasta la puerta de la habitación.— Es esta — Ella advirtió el nerviosismo de él mientras pasaba la tarjeta magnética para abrir.La empujó dentro con suavidad y cerró la puerta tras él.La rodeó por la cintura y sin perder tiempo posó sus labios sobre los de ella con desesperación.— Creo que deberíamos darnos una ducha… — ella propuso y los ojos de [el brillaron con la idea.— Me parece genial.Ambos se movieron dando tumbos por la habitación mientras se deshacían de su ropa y la dejaban regada por el suelo sin dejar de besarse. Entraron a la ducha y Francesco dejó salir el agua tibia y deliciosa mientras dejaba un camino de besos en el cuello de Vittoria y recorría con sus manos sus pechos firmes.Ella apretaba sus glúteos atrayéndolo hacia su pelvis en un compás de movimientos que incitaban cada más al deseo de fundirse en el cuerpo de él desespe