— Parece que estos ineptos no son capaces de encontrar a nadie, habrá que pagar a alguien para que lo haga — Giorgia caminaba de un lado para otro echando chispas — ¡Voy a amenazar al hospital con demandar si no hacen algo!
— Creo que te estás ahogando en un vaso de agua Giorgia, es mejor que no aparezca, al menos no viva…
— Ese es el problema Carlo, no olvides que solo tienes acceso a esa cuenta de caja chica de la que no puedes obtener los millones que necesitas para salvar a Santoni Indrustries de la ruina, y tampoco puedes vender los bienes de Vittoria sin su consentimiento, así que debemos hallarla viva o muerte… ¡De preferencia lo segundo!
— Señores, lamento informarles que la búsqueda ha culminado y sin éxito, su señora esposa no está en el edificio… — El policía anunció antes de pedirle a sus hombres que se retiraran, su voz profunda hizo saltar a Giorgia que enmudeció de inmediato.
— Teniente Russo, estoy angustiado por mi mujer, ¡Debe usted hacer algo! — Carlo fingió estar preocupado.
— Señor Santoni, tenga paciencia, ella evidentemente salió del hospital, pero su estado hará que alguien en cualquier momento dé aviso a las autoridades, ahora lo más importante es que usted me facilite el material fotográfico que le pedí, necesito fotos recientes de su esposa para hacer que los noticieros las publiquen, de esa manera será más fácil que alguien la reconozca.
— Se las enviaré de inmediato.
— Espero que su trabajo sea serio Teniente, se dicen cosas sobre usted… — Ella se atrevió a decir.
Antonio Russo levantó la mirada hacia Giorgia y sintió un extraño deyavú, esta mujer le recordaba a alguien que no terminaba de ubicar.
— Señorita, sepa usted que soy extremadamente serio en mi trabajo — Contestó con sequedad, estaba cansado de que la gente lo tomara por un aprovechado después de haber contraído matrimonio con su esposa por ser esta una mujer de dinero.
— Lo digo por los comentarios sobre su vida personal…
— No mezclo mi trabajo con mi vida personal, ni permito que nadie lo haga, señorita… señor Santori, si no hay nada más de que hablar, será mejor que me retire para seguir con lo acordado — Dijo despidiéndose con una inclinación de su cabeza y dándose la vuelta.
Carlo esperó a que el policía se fuera antes de volver a hablar.
— ¡Si serás imprudente!
— No he dicho nada malo.
— ¿Acaso no vez que hay que mantener buenas relaciones con la policía? ¡Ellos serán nuestra mejor coartada!
***
Vittoria comenzaba a sentir que le faltaba el aire, había besado a Francesco para usarlo como pantalla y ocultarse tras él, pero él no se había molestado en apartarse y a ella no le molestó en absoluto. Era como un magnetismo natural entre ambos, una corriente eléctrica en medio de ellos los mantenía justo en el sitio.
Vittoria comenzó ceder a las manos de Francesco, que rodeaban su espalda y la parte trasera de su nuca, sujetándola con firmeza, pero con gentil deseo.
Los nervios traicionaron a la chica que temblaba como una hoja en los brazos de Francesco y por supuesto que él lo notó, ella sintió temor, temor porque no estaba para nada en sus cabales, temor porque estaba medicada y seguramente lo que sentía era solo producto de las drogas y temor porque echaría a perder el comienzo de una amistad con alguien que hasta ahora había demostrado ser un caballero.
« Esto no está bien », se dijo mentalmente, « estoy vulnerable en todos los sentidos y no estoy usando bien la cabeza, acabo de enterarme de que el amor de mi vida me engañaba y me quiere muerta, debo tener un tornillo flojo »
Vittoria apartó a Francesco con cuidado mientras él fijaba los ojos en los suyos, notando que eran de un verde cristalino.
— ¿Puedo preguntar que fue eso?
— Necesitaba ocultarme… — Dijo bajando la mirada, si seguía viendo esos ojos caería de nuevo en sus brazos.
El móvil de Francesco sonó y él revisó rápidamente los mensajes de su asistente.
— Mmm… ya veo… creo que mejor iré por la ropa y las otras cosas, mi asistente está abajo, regresaré en un rato.
Cuán hubo salido de la habitación, Vittoria se echó para atrás y se llevó las manos a la cabeza.
« ¿Qué diablos haces Vittoria? ¡Estás loca! No puedes involucrarte con un extraño, ¡Y menos a escaso un día de que tu vida se convirtiera en puré!
Ella todavía pensaba en ello cuando Francesco cruzó por la puerta y tomando su rostro la besó, esta vez fue él quien lo hizo.
***
El teléfono en el bolsillo del Teniente Russo sonó y él alargó la mano para tomarlo.
— ¿Allegra?, ¿Amor?
— Corazón, ¿Dónde estás?
— Estoy trabajando en un caso, ahora voy saliendo del Hospital San Giovanni di Dio…
— Ah, sí… no me trae buenas vibras…
— Supongo que no, pero dime, ¿Necesitas algo?
— Sí, el pequeño Francesco requiere de la presencia de su padre en la escuela… una celebración para los padres… pero preferiría si tú se lo dices, ya sabes cómo se pone, y no tengo ganas de escuchar toda su melancolía…
— No te preocupes, lo llamaré y le diré, supongo que no habrá problema.
— ¡Gracias Antonio! ¡Te amo!
— ¡Y yo a ti!
De inmediato, Russo buscó en su móvil el contacto del exesposo de Allegra, su mujer y marcó, pero se llevó una gran impresión cuando escuchó la voz de Francesco a solo unos pasos de él conversando con alguien.
— ¿Russo? Dígame… — Francesco contestó el teléfono.
— Estoy detrás de ti…
Francesco se giró sobre sus talones sujetando un maletín en su mano.
— No sabía que estás aquí, Allegra necesita que te dé una información de la escuela del niño…
Francesco guardó su móvil y despidió a su secretaria.
— Hay una celebración para los padres, así que…
— Tendré que ir…
— Si…
El aire tenso entre ellos pudo haber cortado una hoja de papel en dos.
— Eso es bueno, podré pasar un rato con mi hijo…
Un silencio incómodo.
— ¿Qué haces aquí? ¿Quién está enfermo? — Russo se atrevió a preguntar.
— Oh… no es nadie en realidad… bueno, alguien a quien atropellé ayer… — No iba a decirle al policía que la mujer a la que estaba protegiendo le ocultaba su identidad.
— ¿Es grave?
— No, solo fue un toque con el parachoque, pero es mejor estar seguro, ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? — Desviando la atención hacia otro lado.
— Trabajo, busco a alguien que escapó del hospital, su esposo la está buscando y cree que pueda tener alguna lesión cerebral…
Francesco se quedó en silencio, no podía haber tanta coincidencia, esos policías que habían estado peinando todo el edificio solo estaban haciendo una cosa, buscándola a ella, a Beatrice.
— ¿Y qué dice el esposo?
— Que sufrió una caída por una escalera y…
— ¡Teniente! — uno de los hombres de Russo los interrumpió — Teniente, ya estamos listos para irnos, ¿Vine con el equipo?
— Sí, claro… Francesco…
— Antonio…
Arriba en la habitación, Francesco dejó el maletín sobre una silla y se recostó en el sillón frente a la cama, Vittoria dormía y él también se dispuso a descansar, pero debía averiguar lo que estaba ocurriendo, sin embargo, todavía no estaba seguro de poder pedirle a Russo que lo investigara sin haber hablado primero con la chica.
***
— Doctor, ¿Puedo hacer una ronda yo mismo por las instalaciones del hospital?
El director del San Giovanni di Dio se le quedó mirando un tanto cansado de la situación, este tipo había movilizado a la policía para que pusiera el hospital de cabeza.
— Señor Carlo, pero si ya lo hizo junto con la policía.
— Si doctor, pero a ninguno de ellos le duele mi mujer, solo a mí… solo quiero que me dé autorización, le prometo que no causaré problemas…
— ¿Problemas como los de la falta de respeto de la señorita, esa con la que usted vino?
— Ella ya no está aquí, lo haré yo solo.
— Siempre y cuando no vuelva a ofender a mi personal, lamentamos mucho la situación que lo embarga, señor Santoni, pero aquí nos sobran los problemas y nos falta la empatía externa.
Carlo tomó eso como un sí, estaba seguro de que Vittoria seguía oculta en alguna parte, y la iba a encontrar, no podía mover un solo céntimo sin ella, ya fuera que apareciera loca debido al golpe en la cabeza como había dicho Giorgia, o que tuviera que recurrir a los planes iniciales, en todo caso, sin ella no había dinero.
Comenzó a hacer un último recorrido por el hospital, esta vez lentamente, sin nerviosismo, y sin un tropel de gente, si ella estaba todavía allí, ahora estaría confiada pensando en que el peligro había terminado, eso era seguro.
Entró en cada agujero, en cada habitación. Un hombre que llevaba un maletín se tropezó con él a medio pasillo, a Carlo le pareció familiar, pero no fijo su atención en él y siguió buscando.
Francesco escuchó cuando el pestillo de la puerta hizo ruido y luego, al girarse, vio como un hombre estaba petrificado en medio de la habitación con la mirada fija sobre la mujer que dormía profundamente en la cama.
— ¿Esto es lo que has estado haciendo Francesco? — André se llevó la mano a la cabeza — ¡Dime que no estás metido en un problema! Francesco se levantó haciéndole señas a André de que no hiciera ruido porque Vittoria todavía dormía. — Vamos afuera y te lo explicaré todo — Le dijo sacándolo de la habitación — Y no, no estoy en problemas, ella es… ella es solo una situación temporal… — Tu última situación temporal estuvo husmeando en la oficina durante casi un año y causó muchos inconvenientes porque metía sus narices en todo… Le recordó el jefe de personal a su jefe, refiriéndose Carmina, la última amante que había tenido. — No ese tipo de “situación temporal”, a ella… la arrollé con el auto… André arrugó la cara en un gesto de susto. — ¡Si tienes problemas, amigo! — No, pero creo que ella sí los tiene. — ¿Tan mal la dejaste? — No, si no fue nada, un par de raspones, pero creo que está huyendo de algo… André no dijo nada, le parecía que su jefe estaba ahora obsesionado con que
Francesco esperó impaciente, caminando de un lado para el otro a que hubiera noticias de los estudios mientras era observado desde el cristal por Carlo.El móvil sonó en el bolsillo del esposo adúltero y este respondió la llamada.— ¿Ya lo hiciste?— Aún no, estoy esperando, creo que he descubierto algo…— ¿El qué?— Ella está con un tipo, no estoy seguro, pero pareciera que lo hubiera tenido todo planeado… que estuviera con él desde hace tiempo.— No puede ser posible, ¡Solo piénsalo! Ella siempre estuvo enamorada de ti, así que estoy segura de que no es lo que piensas… pero lo que, si podemos hacer, es llamar al policía, ya verás cómo voy a aprovechar esta situación para nuestro beneficio.— ¿Qué harás?— Observa…Al cabo de un par de horas luego de salir de las pruebas, Francesco ayudaba a Vittoria con la comida, en realidad no era necesario, pero aun así se ofreció a hacerlo.— No puedo creer que hagas eso, me haces sentir como si tuviera cinco años, o peor, como si estuviera lisi
— En todo caso Vittoria, eres mi esposa y yo decido sobre esta situación, como ha dicho el Doctor, en este momento estás imposibilitada de tomar decisiones, así que estaremos aquí solo tiempo absolutamente necesario.El pulso de Vittoria se aceleró llevándose la mano al pecho mientras sentía un intenso dolor, Francesco apartó a Carlo de un empujón para tomar su pulso, pero el médico ya lo estaba monitoreando en la pantalla del equipo.— ¡Salgan todos fuera! — Ordenó el galeno — Usted, lame a una enfermera, ¡Corra!Russo corrió a buscar a una enfermera y los otros dos se vieron obligados a salir de la habitación y a esperar en el pasillo mientras se dedicaban las miradas asesinas más intensas.— Señora, cálmese está a punto de sufrir un ataque al corazón, debe calmarse…— Doctor, no me deje en manos de ese hombre, ¡Se lo ruego!— Señora, no comprendo lo que sucede, y no puedo hacer nada al respecto, el señor Santori es su esposo, pero si tiene algo que decir de él, ahí está el Teniente
— Francesco, recuerda que tienes a los inversionistas españoles esperando por la firma de la fusión con la nueva compañía que hemos adquirido, de verdad, ya no sé qué más inventarle a esta gente — André hablaba con urgencia mientras revisaba los folders llenos de documentos y testeaba cada detalle con el grupo de abogados — Además, vas a tener que pagarme horas extras por hacer tu trabajo, esto ya no me está gustando.— Anduve deja de quejarte de que estás ganando el sueldo de un CEO.— Sí, ¡Pero con el trabajo del CEO y además el mío!— ¡Llorón!, ya sabes en lo que ando en estos días, solo dame tiempo, además, fue tu idea que me tomara una semana para mí, y no han sido tantos días como para una semana.— Te dije que te tomaras una semana para ti, sí, para que descansaras y te alejaras de los problemas, ¡Pero tú te la estás tomando para otras cosas! — Subrayando la última frase.— Descuida, necesito sentirme útil, ¡Ahí metido en la oficina, me estoy anquilosando!Francesco apagó el mo
— No te quedes ahí parada Vittoria, ven, vamos a nuestra habitación…Cuando Carlo mencionó la palabra “habitación” junto a “nuestra” en la misma oración, a Vittoria se le hizo un nudo en el estómago, ¿Él no pretendería que compartiera la cama con él?, ¿O sí?— ¿Vienes? — Él insistió.— No te conozco, ¿Recuerdas? Solo estoy aquí porque los abogados del hospital dijeron que habías comprobado que eres mi esposo, pero ni creas que actuaré como si yo lo recordara, porque en lo que a mí concierne, tú eres un completo desconocido para mí.Vittoria haría el papel de descerebrada hasta donde le fuera posible, además, era una manera de mantenerse firme y lejos del contacto físico o cualquier amabilidad innecesaria con Carlo, ya que no le nacía ni siquiera verle la cara, pero el instinto de supervivencia era más fuerte que todo lo demás.Jugaría el mismo juego de él, el de: “¡A ver hasta donde sabes que yo sé, lo que tú también sabes!”, pero, aunque le temblaban las piernas, no iba a demostrarle
— ¿Qué hiciste qué? — Los gritos de Giorgia eran tan fuertes que Carlo tuvo que alejar el móvil de su oreja — ¡No comprendo! ¡Explícame cuál es el objetivo de eso!— ¡Cálmate Giorgia! Es una estrategia excelente, ¿Acaso no lo ves?— ¡No, no la veo, ¡Solo veo estupidez! No VEO como tener a esa estúpida metida de nuevo en el departamento puede beneficiarnos, al contrario, ella representa un peligro para ambos, ¿Crees que seguirá callada? ¡En verdad no entiendo cómo no nos ha denunciado ya!— No lo ha hecho porque está amnésica, y a eso podemos sacarle mucho provecho, si la manejamos bien, haremos que nos firme los documentos que necesitamos, y luego de que todo esté a mi nombre procederemos con el plan inicial.— No estoy segura de que esto resulte, ¿Qué tan viable puede ser?— ¡Completamente viable! Muerta, no puede firmar nada, y no quiero tener que enfrentarme al viejo amargado de su padre.— ¡Es que ahí es donde está el problema! Si el viejo decide llevársela a la mansión de regreso
— ¿Vittoria? — Giorgia se detuvo tras ella esperando alguna respuesta de su parte, ¡Cualquier cosa!, aunque muy en lo profundo esperaba que ella se girara y se le lanzara encima, no estaba convencida de que la mujer lo hubiera olvidado todo.— Señorita Giorgia — Greta se acercó a Giorgia y le hablo en susurros — Ella no está bien señorita… mi niña Vittoria no recuerda ni quién es…Una sonrisa malévola y de profunda satisfacción se dibujó en los labios de Giorgia que no pudo controlar todo lo que sentía por dentro. Afortunadamente, para ella Greta no lo notó por tener la vista sobre Vittoria, que luchaba por no darse la vuelta para lanzarle el vaso de cristal a Giorgia por la cara.— ¿De veras? — Preguntó haciendo un esfuerzo por ocultar su enorme sonrisa.— Si señorita, llegué esta mañana a trabajar como todos los días, y cuando la vi me alegré mucho de que hubiera regresado a la casa, pero no me reconoció, ni siquiera sabe quién soy yo… — La tristeza se dejaba notar en la voz de la c
Francesco entró con expresión pensativa mientras la secretaria corría hacia él cargada con una pila de papeles por firmar.— ¡Señor Romano, que bueno que vino hoy! Ya me estaba preocupando usted nunca falta a la oficina… hay mucho trabajo atrasado… — Comenzando a poner la papelería sobre el enorme escritorio de Francesco, que apenas si notó que la chica estaba allí dejándole cosas por hacer.El empresario continuaba moviéndose de un lado al otro de la oficina, como si fuera una bestia enjaulada buscando por donde escapar.— Señor, ¿Escuchó lo que le dije?Francesco levantó la mirada a la mujer regordeta que lo miraba tras las gafas.— ¿Qué? ¿Dijo algo?— Señor, que la fusión con…— No quiero saber nada de la fusión, llama a los abogados y que ellos se encarguen, ¡Para eso les pago una fortuna!— Sí, señor, pero dicen que esta es la última oferta y que es necesario que usted la apruebe…— Llama a André y dile que venga…— Él está en una junta…— Pues dile que la junta terminó, que se p