— Creo que es mejor que hablen directamente con Tony, lo llamaré para que puedan conversar con él — Allegra tomó el móvil y marcó rápidamente a su esposo — ¿Amor? — Sí, dime Allegra… — Contestó mientras revisaba unos expedientes. — Francesco y Vittoria están en casa, ellos necesitan hablar contigo. Ruso se irguió en la silla prestando atención. — Pásame a Francesco, puedo tomar un momento para hablar con él, de hecho, tengo a Arianna todavía aquí conmigo, y creo que sería bueno que ella también está en la conversación. — ¡Genial! Lo pongo en alta voz — Subiendo el volumen del móvil al máximo en alta voz y poniéndolo en medio de la mesita de centro de la sala. — Hola Russo, soy yo. — Francesco, dime. — Vinimos hasta aquí porque pensábamos que todavía estarías en casa sin empleo… — Sí, bueno, esto ha sido toda una sorpresa que vino con promoción y aumento incluido. — Me alegro sinceramente por ti. — ¿Qué era de lo que querías hablar? — Tenemos pruebas de los fraudes del psiqu
Luca recibió el mensaje y estaba como loco. Su mujer y su pequeña niña estaban en algún lugar de la carretera, solas y desamparadas, o peor, en manos del tipo sin escrúpulos de Carlo Santoni. Hizo una llamada rápida a Russo y tras informarle tomó su auto y salió a todo correr en dirección de la vía que su esposa siempre tomaba para ir a casa luego de recoger a la niña. — Russo, ¡Soy yo! Es Arianna, la han interceptado y el auto se volcó, son los hombres de Santoni, ¡Mi hija está con ella! — ¿Qué? Dame la ubicación. Luca explicó cuál era la ruta que ella generalmente tomaba, y Russo se dirigió hacia allá sin pérdida de tiempo. Arianna abrió los ojos, de nuevo, la habían sedado a causa de sus heridas, miró a hacia todos lados y no vio a la niña. — ¡Mi hija! Por favor, ¿alguien puede decirme como está mi hija? — Está bien, solo tiene unos raspones, no se preocupe usted — una enfermera se acercó para darle la noticia. — ¡Oh, gracias! — Exclamó, sintiéndose más tranquila. A lo lejo
Antonio no tardó en ir por el Psiquiatra. Le echó mano y lo apresó metiéndolo en la misma celda con Marco.El hombre también cantó como canario en cuanto se vio totalmente solo, ya no estaba Marco para protegerlo, y las pruebas proporcionadas por Locantore de los fraudes cometidos en su clínica privada eran más que suficientes para impugnar todos los documentos que había firmado, asegurando la locura de un puñado interesante de pacientes.El primero en salir del sanatorio mental del Psiquiátrico Carla Cerati fue el padre de Vittoria, Eugenio Giulliani.Giorgia habái dejado de gritar, por lo que habían disminuido su medicación y al día siguiente, muy temprano en la mañana, le permitieron salir a desayunar con los demás pacientes.¡Vaya sorpresa que se llevó!La obligaron a sentarse en medio de todos esos locos cuyas babas se escurrían hasta el suelo, y debió pelearse con ellos por su desayuno. Algunos metían las manos en su plato queriendo apoderarse de su sándwich pero no los dejo rob
La mayoría de las veces las personas creen que el mal triunfará, y tristemente, en muchos casos así es, sin embargo, no siempre son los malos quienes tienen el poder de doblegar al resto de las personas, o en este caso, a los personajes. Después de la sentencia de Carlo Santoni en la que se dictó que estaría encerrado por el resto de su vida debido a los actos tan terribles cometidos, y de que Georgia fuera declarada una psicópata peligrosa, las cosas comenzaron a tomar un nuevo rumbo. Francesco había hecho las paces con el pasado, con Allegra y también con su hijo. Antonio había repuesto en su trabajo, y ascendido, además de premiado por su valentía en diferentes casos. Arianna, se recuperaba felizmente junto a su pequeña hija y a su esposo, y Vittoria, ella había limado asperezas con Eugenio Giuliani, su padre, quien había descubierto que la amaba más que a su vida, pero que nunca había sabido como demostrarlo. — Amor, quiero hacerte una invitación, pero no sé si eres mujer de i
—Carlo Santoni, ¿Acepta usted a Vittoria Guiulliani como su legítima esposa?—Acepto — Respondió el novio en tono neutro.— Vittoria Guiulliani, ¿Acepta usted a Carlo Santoni como su legítimo esposo?Vittoria no podía controlar la emoción en su pecho.—¡Sí! ¡Acepto! ¡Acepto, acepto casarme contigo! — Respondió con una mirada dulce hacia su prometido que mantenía en su rostro una expresión que hacía creer que tenía ganas de ir al baño.—Entonces, ¡Lo que ha unido Dios, no lo puede separar el hombre! ¡Puede besar a la novia! — EL sacerdote dijo con júbilo y Carlo se giró lentamente conteniendo la respiración antes de acercarse a Vittoria, su novia de siempre, con la que su familia planeó casarlo desde que eran unos chavales debido a las ventajas económicas que suponía emparentarse con los Guiulliani, y más ahora, con la fuerte recesión económica de Santoni Indrustries.—¡Vivan los novios! — Su suegro coreó entre gritos de alegría y lo siguieron los demás, familiares y amigos uniéndose a
— ¿Qué has hecho Giorgia? — Carlo corrió a ver lo que había sucedido.— No te hagas ahora el santurrón Carlo, hemos hablado de esta posibilidad desde hace mucho, además, fueron las circunstancias, nadie se imaginó que esta tonta nos iba a descubrir justo hoy, ¡Así que ven y ayúdame!— ¡No!, no será creíble… es mejor dar aviso, como si hubiera sido un accidente — Él dijo llevándose la mano a la cabeza con angustia.— Entonces vístete y déjame lo demás a mí, yo me encargaré, soy buena actuando…Luego de unos minutos, Carlo bajó las escaleras pasando, por un lado, de su esposa, sin siquiera atreverse a mirarla el muy cobarde, y se dirigió hacia la mesa familiar.— ¿En dónde estabas? Tu mujer te ha estado buscando desde hacer rato — Su padre le increpó.— No la he visto…Y justo cuando iba a inventar cualquier excusa, Giorgia salió de la casa dando gritos y anunciando una calamidad.— ¡Auxilio! ¡Auxilio! Es Vittoria, ¡Alguien que me ayude!— ¿Qué pasa Giogia? — alguien preguntó.— Se ha c
Vittoria esperó a que todos quienes la buscaban se alejaran para levantarse y cruzar la puerta de salida, sorprendentemente el hombre de seguridad no reparó en ella.Vittoria aprovechó sus cinco minutos de suerte y se alejó todo lo que pudo del hospital, mientras más terreno pusiera de por medio sería mucho mejor, no sabía a donde ir, no podía ir a su casa porque seguramente Carlo llegaría hasta allá para darle la noticia a su padre de su desaparición.Sin saber qué hacer por el momento, se sentó en un parque, necesitaba organizar sus ideas, todavía se sentía aturdida y era necesario idear un plan pronto, antes de que alguien diera con ella. No supo cuando tiempo pasó, pero cuando sintió como las gotas de lluvia comenzaban a caer sobre ella ya había comenzado a oscurecer.Se levantó y comenzó a caminar de nuevo sin rumbo fijo, pensando en que no tenía un lugar en donde pasar la noche, tal vez si iba a un lugar público, a una terminal de autobuses o algo así… Vittoria seguía perdida en
Francesco sacudió la cabeza para apartar los malos pensamientos, era muy tormentoso pensar en todo lo que sucedió entonces, ahora estaba obligado consigo mismo a superarlo y a retomar su vida, aunque fuera casi imposible creer que había alguna esperanza para él de ser feliz después de lo que hizo…« No hay segundas oportunidades para alguien como yo », solía decirse mentalmente.La chica finalmente recibió medicación y se quedó profundamente dormida.— Locantore, ¿Crees que ella pueda recuperarse sin necesidad de trasladarla?— No lo sé Francesco, no puedo asegurarlo, la veo muy agotada, y la fiebre puede ser por alguna infección, la trataremos con antibióticos de amplio espectro, pero se le deben administrar cuidadosamente, puedo decirle a una de mis enfermeras que venga…— Sí, eso estaría bien, te lo agradezco mucho…— ¿De dónde sacaste a esta chica Francesco?— Te juro que no la vi hasta que tuve que maniobrar para no partirle las piernas con el auto.— Bueno, le administraremos tr