Vittoria se quedó mirando los huevos revueltos con jamón y el pan tostado que tenía en frente. Greta se había esmerado en preparar algo que a ella le gustara para desayunar, pero no habían pasado más de veinte minutos desde que prácticamente la obligaron a tomarse aquel par de píldoras. Giorgia se llevaba la taza de café a los labios sin quitarle la mirada de encima.— ¿Te sientes bien? — le preguntó mientras mordisqueaba un panecillo — Estás pálida Vittoria.La morena vio cuando todo lo que había en la mesa comenzó a ponerse borroso.— ¿Qué me pasa? ¿Qué fue lo que me dieron?— Fueron tus medicinas, amor, no deberían hacerte sentir mal — Esta vez fue Carlo.La cabeza comenzó a darle vueltas y también todo lo que estaba a su alrededor, incluso le pareció haber visto a Giorgia con una enorme y retorcida sonrisa en el rostro, y a Carlo que se burlaba de ella. Por su puesto que estaba a consciente de que aquello no era real, seguramente le había dado algo para drogarla.Apoyó las manos s
— ¡Francesco, Francesco! No hagas una locu… — PiiiiiiipYa Francesco había cortado la llamada dejando a Russo con la palabra en la boca —¡Maldición!— ¿Qué sucede cariño? — Su esposa Allegra quiso saber.— No te gustará, mejor no me preguntes…— Pero Antonio…— Amor… — El acunó su delicado y hermoso rostro entre sus manos, Allegra había cambiado su color de cabello rojo intenso a uno rubio más parecido a su color natural y Antonio apenas comenzaba a acostumbrarse — ¿Sabes que eres la rubia más ardiente que he conocido?— No me cambies el tema, sé que sucede algo y no quieres decírmelo.— No creo que sea sano para ti, ¿Confiarás en mí si te digo que es mejor para tu salud emocional que no lo sepas?— Mmm…— Solo déjamelo a mí, en todo caso es parte de mi trabajo y no me gusta traer el trabajo a la casa…— Entiendo cariño, pero ese trabajo implica al padre de mi hijo…— Lo sé… si algo está mal te lo haré saber, por ahora descuida, ¡Yo me encargaré de que ese idiota no meta la pata! — So
Carlo se dirigió hasta la puerta y Giorgia corrió a la cocina para interceptar a Greta que servía un zumo de frutas para Vittoria.— Dame eso, yo se lo llevaré a Vittoria — Giorgia tomó la charola de las manos de la mujer.— Pero señorita, ese mi trabajo, además, no me molesta llevarle algo de comer a mi niña Vittoria.— ¡Ya te he dicho que lo haré yo! — Le dijo cortante y perdiendo la clase.El timbre seguía sonando de manera insistente, y Carlo se apresuró para abrir, sacó el pestillo y abrió para encontrarse con la enorme mole de músculo de Russo de pie junto a la puerta, acompañado del tipo elegante y estirado con aires de realeza que venía con él.— Señores, supongo que son los de la policía, ¿Qué se les ofrece? — Saludó en tono neutro para evitar que su voz delatara su nerviosismo.— Buenos días, señor Santoni, soy el Teniente Russo — Le dijo mostrándole su placa — Venimos a conversar con su señora esposa.Carlo se tensó de inmediato, supuso erróneamente que la conversación serí
— Si lo necesita yo puedo ir a buscarla — Se ofreció Greta, Russo notó el gesto de profunda molestia de Carlo ante la intervención de la criada — En este momento la señorita Giorgia iba a llevarle una bebida.Carlo se giró para atravesarla con la mirada, y ella no comprendió que era lo que estaba mal.En la habitación, Vittoria luchaba por obligar a sus músculos a moverse, pudo abrir los ojos, pero en cuanto Giorgia entró se obligó a simular que estaba profundamente dormida.— ¿Vittoria? ¿Me escuchas?Giorgia se acercó con el vaso de jugo en la mano y se inclinó para mirarla.— Dime algo Vittoria…La morena continuaba tendida en el suelo, respirando con dificultad mientras sentía en pecho apretado.— ¡Vamos, haz un pequeño esfuerzo por pelear por tu vida estúpida! &iexc
Ante la actitud de Francesco, Carlo enmudeció quedando absolutamente desarmado.Carlo enmudeció quedando absolutamente desarmado.— Entonces, señor Santoni, ¿Dejará que mi médico personal venga?« ¡Oh, por Dios! ¡Sí!, ¡Sí! ¡Sí! Él sabrá qué hacer, se dará cuenta de que estoy bajo los efectos de esa cosa que me dieron » Vittoria cobró algo de esperanza, si el doctor Locantore venía a verla, todo el teatro que Carlo y Giorgia habían armado se les vendría abajo.Giorgia regresó con una muda de ropa limpia para Vittoria y se sentó a su lado en la cama, su actitud era retadora, sus movimientos como de los que cubren terreno y dominan todo, la mirada de Russo estaba sobre ella analizando su perfil a cada movimiento.« ¡Aléjate de mí! » pensó Vi
Antonio dio tres pasos y pegó su espalda contra la pared de acero del elevador, inspirando profundamente sin apartar la mirada de Francesco, que seguía con las manos en su cuello intentando respirar.Era cierto lo que el imbécil estaba diciendo.Definitivamente, la chica estaba sufriendo, no había que ser un adivino para darse cuenta, y a pesar de que estaba completamente inmóvil, había algo que al policía no terminaba de gustarle, aunque todavía no definía que era, además de lo obvio, el poder y dominio de esa mujer que se sentía dueña y señora del lugar.— Siento mucho haberme salido de mis cabales… — Antonio se disculpó primero — No suele sucederme, pero creo que todavía tú y yo tenemos cosas que arreglar… — Añadió Russo.Francesco inspiró lo mejor que pudo y cuando la voz regresó a él levantó el rostro para verlo a la cara.— Imagino que sí, no puedo negar que quisiera que desaparecieras de mi vida y de la vida de mi familia…Russo se le quedó mirando como si el otro estuviera dic
— ¿Crees que en verdad podamos hacer algo por las buenas para ayudarla? Francesco le preguntó a Russo antes de abrir la puerta de su vehículo.— Sé que podemos hacerlo, lo hago todos los días con otros casos Francesco, este es mi trabajo.— Perdona que dude de tu profesionalismo, lo he visto en acción y no debería… sé que eres buen policía, pero esto me supera Antonio, ¡Te lo juro! No tengo nervios para hacer las cosas de a poco, no podría tener tu trabajo, lo arruinaría todo al primer momento.Ruso asintió con la mirada mientras se elevaba una de las comisuras de sus labios.— Sé lo que se siente, pero hay que tener calma, si la sacamos de ahí sin una razón comprobada no podremos ayudarla, un juez les dará la razón a ellos, y seguramente a mí me suspenderán y a ti te darán un sust
— ¡Ya está, ahora a lo nuestro! — Dijo Giorgia con voz cantarina levantándose de la cama de Vittoria y yendo hacia Carlo mientras movía las caderas de manera sugerente — ¿Lo hacemos aquí, o vamos a la otra habitación?Carlo no pudo evitar mirar hacia su esposa que yacía sobre la cama completamente inmóvil y algo por dentro le dijo que saliera de ahí, tal vez un pequeñísimo atisbo de escrúpulos se asomó en el fondo del cerebro de este hombre.— Vamos a la otra habitación — Respondió casi sin mirarla.— ¿No me digas que te estás poniendo recato Carlo?— Giorgia por favor, no hay necesidad de llegar a esto, solo vamos a otro lado y ya.Giorgia torció el gesto y lo siguió de mala gana, no le gustó ni un poco que no le siguiera el juego.Vittoria esperó h