La vida de Grabriel Lester y Allie Curtis está por dar un giro de ciento ochenta grados, cuando se les notifica que son los herederos de la fortuna de una millonaria y solitaria mujer mayor, Martha Britter. Ellos no se conocen, pero será Martha junto a su abogado, el señor Ardley, quienes maquinarán una serie de acontecimientos y definirán ciertas cláusulas en dicha herencia, para que la vida de su rebelde, alocado y único nieto Gabriel, junto a la decidida, fuerte y entusiasta Allie, quien la cuidó con alegría y mucho cariño por más de dos años en la residencia de descanso, donde pasó sus últimos días, cambien para siempre. ¿Serán capaces de cumplir con las cláusulas impuestas por Martha, o la ambición y la sed de venganza de Gabriel y el querer reivindicar a su padre, tirarán todo el plan de juntarlos por la borda? Diseño de portada por Andrea Paz. Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra. Registro oficial es SafeCreative 2307014723085. Todos los derechos reservados para Andrea Paz PS y DannyaRent.
Leer másHace poco más de tres años, me aventuré en este hermoso mundo de la escritura, debo confesar que nunca imaginé todo lo que implicaba crear novelas en las que se pudiera transmitir toda clase de sentimientos. He pasado por muchos momentos, que me han dejado enseñanzas y sobre todo, me motivan a continuar.A lo largo de este tiempo, considero que he ido avanzando, puedo notar una enorme diferencia de mis primeras historias a las últimas, aunque en todas he puesto lo mejor de mí y las he disfrutado al máximo.En esta ocasión, escribir con mi amiga Andrea Paz, a quien le agradezco su paciencia y dedicación, era un reto enorme, ya que hicimos algo muy diferente a lo que yo estaba acostumbrada, recibimos comentarios de todo tipo, de los cuales aprendimos e intentamos mejorar tomándolos de manera positiva. Agradezco infinitamente, a todas las personas que se tomaron el tiempo de seguirnos con las actualizaciones y que apoyaron nuestro proyecto.Esta novela me deja un gran aprendizaje y un r
Gabriel… Si había algo que siempre me gustó hacer, era montarme en la motocicleta y conducir por horas sobre la carretera. Sentir cómo mi cuerpo rompía la velocidad del viento, mientras este chocaba con fuerza contra mí, dándome la sensación de libertad que creía tener. Y no la tenía. Mis pensamientos siempre fueron un constante recordatorio de que debía hacer las cosas de tal o cual modo para hacer sentir orgulloso a mi padre, con la finalidad de sentirme digno de su cariño o que al menos, me prestara un poco de atención, al igual que con mi madre. Ahora que miraba en retrospectiva mi vida, podía darme cuenta de lo equivocado que estaba. Vivía el presente, postergando metas, logros y sueños, con el miedo de no alcanzarlos, pero a la vez, sin siquiera arriesgarme a intentarlo. Huyendo. Pero todo eso cambió el día en que mi abuela, la increíble Martha Britter, irrumpió en mi vida como un huracán, sacudiendo mi mundo y volviéndolo patas arriba. Sacándome de mi zona de confort y e
Allie… Rainbow of love, lleva algunos meses funcionando perfectamente como hogar de acogida, hemos logrado que la mayoría de los pequeños que llegan, encuentren hogares en los que tengan todo el amor que necesitan o en otros casos, puedan pasar a manos de familiares que pueden darles el cariño y apoyo necesario. Escuché unos golpes en la puerta, los que me sacaron de mis pensamientos. —Adelante. —Hija, acaban de llegar dos pequeños —explicó mi madre—. Son hermanos y están muy asustados. —¿Ya llamaron a la psicóloga? —Sí, pero quería informarte por si quieres ir a verlos —contestó—. El niño tiene siete años y la niña, dos. —Vamos. Me puse de pie y acompañé a mi madre al área en la que recibimos a los niños. La puerta estaba entreabierta y una de las chicas de apoyo intentaba hablar con ellos, sin éxito. Apenas entré, se me partió el corazón al mirarlos. El niño tenía el cabello rizado hasta los hombros, sus enormes ojos verdes lucían tristes, hacía un puchero como si se co
Había llegado el día donde se daría lectura al testamento, por lo que Leonard se presentó más temprano de lo habitual a su oficina y en esta ocasión, lo hacía acompañado de Charlotte, en representación suya. Su secretaria se había encargado, el día anterior, de dejar la oficina acondicionada para recibir a todos los herederos, así que se limitó a poner los documentos sobre su escritorio, los cuales revisó por última vez y suspiró. —Sigo sin creer que los deseos de Martha, se hubiesen materializado con tanta antelación —dijo pensativo, con el mentón apoyado sobre sus manos, las que estaban entrelazadas. —Desde que conocí a Gabriel y Allie, supe que Martha no se había equivocado —rebatió su esposa, sentada frente a él—. Las mujeres solemos tener ese instinto, que rara vez nos falla —Sonrió. —No estuviste aquí al inicio, no viste las miradas que se dieron, ni cómo se trataban… En serio, creí que todo este asunto era un disparate y estaba seguro, que este año, tendría por lo menos, cua
Allie se sorprendió completamente cuando se dio cuenta que iban al cementerio, pero entendió los motivos para hacerlo. Gabriel estacionó la moto, se bajó y la tomó de la mano para ayudarla a bajar. —No imaginé a dónde veníamos —mencionó. —Me pareció una buena idea —respondió su ahora esposo. —Lo es —confirmó. Caminaron tomados de la mano hasta llegar al mausoleo en el que descansaban los restos de su abuela, junto a los de su esposo. El lugar estaba lleno de flores y se conservaba muy limpio, Gabriel imaginó que Joseph se encargaba de mantenerlo así y se sintió culpable por no haber pensado en venir antes. —Abuela —murmuró, tomando aire—. Sé que nunca te he pedido perdón, y hoy quiero aprovechar para hacerlo, ya que estaba muy equivocado respecto a ti y me arrepiento enormemente de todo lo que hice y dije —suspiró—. Gracias por cambiarme la vida —Atrajo a Allie para abrazarla, pues sentía un nudo en la garganta. Se quedaron en silencio unos minutos, cada uno perdido en sus pe
Luego de ver los fuegos artificiales, bailar y disfrutar un poco más en la fiesta, las ansias y el deseo que desprendía la pareja, los llevó a dejar la celebración, para subir y comenzar con su noche de bodas.Las puertas del elevador se abrieron y la pareja, que se besaba como si su vida dependiera de ellos, entró en la estancia del penthouse, comenzando a deshacerse de la ropa, dejando un rastro de prendas hacia la habitación, sin dejar de besarse. Gabriel depositó a Allie sobre la cama y miró embelesado a su esposa, la mujer de su vida, la compañera con quien compartirá el resto de su vida y no pudo evitar sonreír, emocionado. Su cuerpo lo invitaba a abalanzarse sobre ella y tomarla como si estuviera endemoniado, pero era su noche de bodas y se tomaría todo el tiempo del mundo, en aprenderse cada rincón de su cuerpo, el olor de su piel y grabaría en lo más profundo de su ser, cada suspiro, jadeo y gemido.—Eres tan hermosa —susurró, acercándose a besarla, intentando contenerse y fr
—¿Estás lista? —preguntó Gabriel, al terminar de cambiarse.—Sí, ¿ya me dirás a dónde vamos?—Te enterarás cuando lleguemos al aeropuerto —aseguró, dejándole un pequeño beso en los labios.—Becky mencionó varias ciudades.—Me lo imagino, ya veremos si dio en el clavo —mencionó, divertido.Gabriel tomó las maletas y bajaron a la estancia, donde los esperaba Joseph para subir todo a la camioneta.—¿No van a desayunar? —preguntó Emma, cuando Allie entró a la cocina para despedirse.—No, el vuelo sale en dos horas y tenemos el tiempo justo para llegar.—Que tengan un excelente viaje, hija —Le deseo su madre, abrazándola.—Gracias, mamá.—No olvides traerme algo —pidió Timmy, abrazado a su cintura.—¿Tienes idea de a dónde van? —interrogó Faith.—No lo sabe —respondió Gabriel, entrando a la cocina—. Es una sorpresa y espero que sea muy agradable.—Lo será —aseveró Allie—, estando contigo, iría al fin del mundo —Aww, son tan tiernos —suspiró Faith, haciéndolos reír—. Nadie se imaginaría lo
La Navidad llegó y la mansión resplandecía entre las luces, los arreglos y todas las personas que celebraban Noche buena reunidas en el comedor, degustando la deliciosa cena que Vera y Emma habían preparado.Tras la cena, pasaron a la sala donde conversaron, se rieron y compartieron todos como una gran familia. A Gabriel no le cabía el corazón en el pecho al verse rodeado de todas las personas importantes de su vida. Y por primera vez, se sintió parte de una familia, pues con sus padres, nunca se sintió igual. Los niños, gritaban y se reían felices, mientras abrían los regalos. Los adultos, les tomaban fotografías y sonreían al ver las caras de sorpresa que cada pequeño ponía al recibir un nuevo regalo.—Feliz Navidad, amor —Allie lo sacó de sus pensamientos, entregándole una larga caja con cinta de regalo. Gabriel lo recibió con una amplia sonrisa, y jaló a su amada, para que se sentara en su regazo—. Ábrelo —Lo apuró, ansiosa.Gabriel comenzó lentamente a abrir la caja que Allie hab
Joseph entró a la cocina, donde Vera y Emma preparaban la cena. —¿No llegó Gabriel? —cuestionó Vera—. Creí haber escuchado la moto. —Sí, pero salió de nuevo a los pocos minutos y parecía que llevaba prisa —respondió el hombre, preocupado. —Tal vez fue a recoger a Allie —mencionó Emma. —No lo creo, ella llevaba el coche al saber que Gabriel iba a salir más tarde —explicó—. Llamaré a Allie para asegurarme que todo está bien —Vera tomó el teléfono e hizo la llamada, que fue directamente al buzón—. No contesta —dijo, preocupada. —Debe estar ocupada —intentó tranquilizarla Joseph, ya que de un momento a otro, Vera se puso inquieta. Mientras tanto, Gabriel buscaba por todos los alrededores intentando encontrar a Allie, pero no se veía por ninguna parte. De pronto, un hombre parecía estar subiendo algo en el maletero de su coche y por alguna razón, Gabriel sintió que se le helaba la sangre. Corrió hasta ese lugar y se detuvo abruptamente, ya que el tipo estaba subiendo a Allie compl