¡Hola, hola, bellas! Aquí les dejamos el último capítulo de esta historia. Esperamos que la hayan disfrutado y vivido, así como nosotras, que la hemos disfrutado mucho. Mañana, subiremos el epílogo y dos extras, dando por finalizada la actualización diaria. ¡No olviden comentar y dejarnos sus opiniones! Un abrazo, Andrea y Dannya
Había llegado el día donde se daría lectura al testamento, por lo que Leonard se presentó más temprano de lo habitual a su oficina y en esta ocasión, lo hacía acompañado de Charlotte, en representación suya. Su secretaria se había encargado, el día anterior, de dejar la oficina acondicionada para recibir a todos los herederos, así que se limitó a poner los documentos sobre su escritorio, los cuales revisó por última vez y suspiró. —Sigo sin creer que los deseos de Martha, se hubiesen materializado con tanta antelación —dijo pensativo, con el mentón apoyado sobre sus manos, las que estaban entrelazadas. —Desde que conocí a Gabriel y Allie, supe que Martha no se había equivocado —rebatió su esposa, sentada frente a él—. Las mujeres solemos tener ese instinto, que rara vez nos falla —Sonrió. —No estuviste aquí al inicio, no viste las miradas que se dieron, ni cómo se trataban… En serio, creí que todo este asunto era un disparate y estaba seguro, que este año, tendría por lo menos, cua
Allie… Rainbow of love, lleva algunos meses funcionando perfectamente como hogar de acogida, hemos logrado que la mayoría de los pequeños que llegan, encuentren hogares en los que tengan todo el amor que necesitan o en otros casos, puedan pasar a manos de familiares que pueden darles el cariño y apoyo necesario. Escuché unos golpes en la puerta, los que me sacaron de mis pensamientos. —Adelante. —Hija, acaban de llegar dos pequeños —explicó mi madre—. Son hermanos y están muy asustados. —¿Ya llamaron a la psicóloga? —Sí, pero quería informarte por si quieres ir a verlos —contestó—. El niño tiene siete años y la niña, dos. —Vamos. Me puse de pie y acompañé a mi madre al área en la que recibimos a los niños. La puerta estaba entreabierta y una de las chicas de apoyo intentaba hablar con ellos, sin éxito. Apenas entré, se me partió el corazón al mirarlos. El niño tenía el cabello rizado hasta los hombros, sus enormes ojos verdes lucían tristes, hacía un puchero como si se co
Gabriel… Si había algo que siempre me gustó hacer, era montarme en la motocicleta y conducir por horas sobre la carretera. Sentir cómo mi cuerpo rompía la velocidad del viento, mientras este chocaba con fuerza contra mí, dándome la sensación de libertad que creía tener. Y no la tenía. Mis pensamientos siempre fueron un constante recordatorio de que debía hacer las cosas de tal o cual modo para hacer sentir orgulloso a mi padre, con la finalidad de sentirme digno de su cariño o que al menos, me prestara un poco de atención, al igual que con mi madre. Ahora que miraba en retrospectiva mi vida, podía darme cuenta de lo equivocado que estaba. Vivía el presente, postergando metas, logros y sueños, con el miedo de no alcanzarlos, pero a la vez, sin siquiera arriesgarme a intentarlo. Huyendo. Pero todo eso cambió el día en que mi abuela, la increíble Martha Britter, irrumpió en mi vida como un huracán, sacudiendo mi mundo y volviéndolo patas arriba. Sacándome de mi zona de confort y e
Hace poco más de tres años, me aventuré en este hermoso mundo de la escritura, debo confesar que nunca imaginé todo lo que implicaba crear novelas en las que se pudiera transmitir toda clase de sentimientos. He pasado por muchos momentos, que me han dejado enseñanzas y sobre todo, me motivan a continuar.A lo largo de este tiempo, considero que he ido avanzando, puedo notar una enorme diferencia de mis primeras historias a las últimas, aunque en todas he puesto lo mejor de mí y las he disfrutado al máximo.En esta ocasión, escribir con mi amiga Andrea Paz, a quien le agradezco su paciencia y dedicación, era un reto enorme, ya que hicimos algo muy diferente a lo que yo estaba acostumbrada, recibimos comentarios de todo tipo, de los cuales aprendimos e intentamos mejorar tomándolos de manera positiva. Agradezco infinitamente, a todas las personas que se tomaron el tiempo de seguirnos con las actualizaciones y que apoyaron nuestro proyecto.Esta novela me deja un gran aprendizaje y un r
¡Hola, hola! Aquí estamos de nuevo y esta vez vengo acompañada de una gran y talentosa amiga, mi queridísima, Dannya Menchaca. Estamos muy emocionadas con esta nueva historia que traemos para ustedes y esperamos que la disfruten tanto como nosotras. Como saben, no podemos asegurar cuándo comenzaremos a actualizar, pero intentaremos subir algunos capítulos, mientras esperamos que nos aprueben. De ante mano, les agradecemos el apoyo y esperamos que disfruten de este desafío. No olviden estar al pendiente, ya que estaremos avisando cuando comenzaremos. La venganza de un idiota es una novela escrita por Andrea Paz y Dannya Menchaca, registrada en SafeCreative bajo el código: 2307014723085. Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra, ya que estará infringiendo los derechos de autor. __________________________________________________________________ Gabriel terminó de editar la última fotografía en su portátil y volvió a ojear cada una, orgulloso de las capturas que logró co
El día para Allie comenzó como cualquier otro, llegó a su trabajo puntual como siempre y su sonrisa inundó el lugar apenas entró. —Buenos días, Martha —saludó con entusiasmo a su residente favorita. —Buenos días, Allie —respondió la mujer un poco somnolienta. —Es hora de tu ducha —Le recordó. —¿No debería ducharme solo una vez a la semana? —bromeó Martha y Allie no logró cubrir su boca a tiempo, para ahogar una sonora carcajada, que seguramente se escuchó por los pasillos de la estancia. —Vamos a ponerte muy guapa y te llevaré a tomar el desayuno al jardín, el sol está maravilloso —propuso la joven, con entusiasmo. —Parece que ya me convenciste —respondió la mujer mayor, poniéndose de pie para ir a la ducha con la ayuda de Allie—. ¿Cómo está el pequeño Timothy? —preguntó por su hermano, mientras preparaban todo en el baño. —Aburrido. Desea tener una vida normal, y aunque ahora tenemos la opción de darle un nuevo medicamento que podría ayudarlo, su seguro de salud no lo cubre
Allie sintió cómo sus piernas flaquearon al saber que su querida Martha había fallecido, cuando unos brazos la rodearon por la cintura. —Lo siento mucho, Allie —Su mejor amiga, Gina, una de las paramédicos de la residencia, la abrazaba con fuerza—. Seguramente se fue en el sueño, todo parece indicar que fue su corazón —explicó, mientras no podía contener las lágrimas. —Ayer estaba tan bien, con tanta energía. Hasta se veía diferente, ¿sabes? —Gina asintió y la llevó al comedor de empleados para darle un poco de agua con azúcar, pues Allie continuaba llorando a mares, afectada por la pérdida. —Sé lo mucho que la querías, pero sabes que en un lugar como este, es algo que ocurre con más frecuencia de lo que nos gustaría —respondió su amiga. —Lo sé, Gina —sollozó—. Definitivamente, no me lo esperaba. —Tómate esto, te ayudará a calmar —Le pasó el vaso con agua, asegurándose que bebiera un poco. Le dió un beso en la frente y miró en dirección a la puerta, pues uno de los forenses la esp
Mientras Allie y Gabriel seguían tomados de la mano, mirándose fijamente, el abogado suspiró pesado, imaginando lo que se aproximaba. —Necesito que me acompañen a la casa de Martha, tenemos mucho de qué hablar —espetó Leonard, llamando la atención de ambos, por lo que soltaron sus manos y lo miraron. —¿Ahora? —cuestionó Allie. —Mejor ahora, que mañana —bufó Gabriel, ganándose una mirada molesta de la joven. —Allá les explicaré todo con calma —aseguró el señor Ardley y ambos asintieron—. Les enviaré la dirección en un mensaje. Gabriel sin decir nada, caminó hacia su motocicleta y antes de montarse, revisó el mensaje con la dirección que le envió el abogado, quedando un poco sorprendido al mirar hacia donde se debía dirigir. «Parece que después de todo, la “abuela” tenía más dinero del que me hubiera imaginado», pensó al revisar la zona tan exclusiva en la que vivía su abuela. Se montó en su moto sin mirar atrás y salió con prisa del cementerio. Por otra parte, Allie se sent