Capítulo 20. Mamá

El colchón se amoldó a mi cuerpo, proporcionando un alivio temporal mientras la gravedad de la situación seguía presionando en mi mente.

Justo entonces, el sonido familiar de mi teléfono rompió el silencio. Saqué el celular del bolsillo y vi el nombre "Mamá" en la pantalla. Una sonrisa se dibujó en mi rostro de inmediato, iluminando el momento con un rayo de esperanza. Contesté la llamada, sintiendo una calidez reconfortante solo al escuchar su voz.

—Hola, mamá —dije, tratando de mantener mi voz lo más normal posible, aunque sabía que ella podría percibir cualquier rastro de inquietud.

—Hola, mi niña. Solo quería saber cómo estás —respondió su voz familiar y llena de cariño, la cual siempre lograba calmarme.

Aunque tenía 22 años, ella seguía tratándome como si fuera pequeña. La manera en que su tono se suavizaba y se llenaba de ternura, me hacía sentir como si estuviera de nuevo en casa, protegida y querida. Lo entendía; para los padres, sus hijos siempre serían sus bebés a quienes cuidar de cualquier mínimo peligro, sin importar la edad que tuvieran. Mi mamá siempre había sido mi roca, la persona que me ofrecía refugio en medio de cualquier tormenta.

—Estoy bien, mamá —le dije, esforzándome por sonar tranquila.

—¿Seguro? ¿Cómo están las instalaciones? —preguntó, con interés.

—Son bastante buenas. La residencia es cómoda y tengo todo lo que necesito —dije, mirando a mi alrededor.

Ella suspiró, pero no parecía completamente convencida.

—Espero que eso sea cierto, porque los folletos mostraban dormitorios espectaculares, un comedor gigante e incluso una oferta de deportes impresionante. A veces, las imágenes pueden ser un poco engañosas.

Sonreí ante la observación, reconociendo la verdad en sus palabras.

Si supiera que no me dejan ni siquiera entrar a las canchas, ella vendría personalmente a poner una queja y poner todo patas arriba.

—Pues como no tengo ningún pasatiempo como el fútbol, el baloncesto o el tenis, decidí ir a lo seguro —respondí—. Me inscribí en el gimnasio. Es un buen lugar para despejar la mente y mantenerme activa.

En cuanto vi el letrero que anunciaba una convocatoria con la palabra "GRATIS" en mayúsculas y resaltado, no lo dudé ni un momento. La idea de tener acceso a un lugar tan deslumbrante, con una gran variedad de máquinas y equipos, era demasiado buena para dejarla pasar. Aunque no soy una experta en el uso de todas las instalaciones, he estado asistiendo regularmente y he aprendido a manejarlas.

De hecho, casi obligué a Sara a inscribirse también. Le eché el cuento de que una vida sedentaria, comiendo chatarra a nuestra edad —y, siendo sinceras, a la edad de cualquiera— no era nada saludable. Le insistí tanto que acabó cediendo y ahora, a veces, me acompaña al gimnasio. Aunque ella no está tan comprometida como yo, agradezco que haya accedido.

—Eso suena genial, querida —dijo mi mamá—. ¿Y has hecho muchos amigos allí?

Tenía nombres, por supuesto. Carolina, Valeria, Lucas... Pero ninguno de ellos formaba parte de mi vida de manera especialmente grata. Sus acciones eran casi una extensión de la “nobleza” que decían representar, muy entre comillas, porque claramente no lo eran. Sus actitudes reflejaban una crueldad y una capacidad para humillar y burlarse que parecían heredadas de tiempos pasados. Era como si sus comportamientos fueran una triste repetición de las antiguas normas de elitismo y desprecio.

Sin embargo, había una excepción notable: la castaña con gafas que solía llevar el cabello en una coleta. Ella había sido como ganar la lotería en medio de tanta adversidad. Su presencia era un respiro de aire fresco en mi día, y la verdad es que no me sentía sola cuando ella estaba cerca. Era una de las pocas personas que parecía genuinamente amable y comprensiva, y su compañía me brindaba una sensación de normalidad y apoyo que había estado buscando desesperadamente.

—Sí, tengo muchos amigos, en realidad —Mentí descaradamente, con un tono que trataba de ser alegre—. Aunque, sinceramente, hay una chica en particular, Sara, con quien he formado un vínculo bastante estrecho. Ella ha sido un verdadero apoyo para mí, y su compañía hace que todo sea un poco más llevadero, ya sabes, estudiar en una universidad como esta no es nada fácil.

—Lo entiendo, cariño, pero me alegra mucho escuchar la relación con tu amiga. Es importante tener a alguien con quien contar, especialmente en un lugar nuevo.

—Sí, mamá, definitivamente —dije con una sonrisa que esperaba transmitir más confianza de la que realmente sentía.

Ella soltó una risa suave al otro lado de la línea, una que reflejaba tanto alivio como amor.

Hablamos unos minutos más sobre cosas sin relevancia, como los pequeños detalles de la vida cotidiana y los planes familiares. Finalmente, después de una charla ligera, mi mamá se despidió con un tono cálido y reconfortante.

—Bueno, supongo que debería dejarte para que puedas continuar con tus cosas. Solo recuerda que estoy aquí para ti, siempre, ¿de acuerdo?

—Lo recordaré, mamá —respondí, sintiendo una mezcla de gratitud y tristeza.

—Cuídate mucho, cariño. Hablamos pronto.

—Tú también, mamá. Te quiero.

Colgué el teléfono y me quedé en silencio, observando el techo mientras las palabras de mi madre se desvanecían en el aire. La conversación me había dejado con una sensación agridulce, un recordatorio de lo lejos que estaba de casa y de las expectativas que tenía que cumplir, tanto para mi familia como para mí misma.

De repente, el estruendoso sonido de una puerta abriéndose me hizo saltar en la cama. Me incorporé, sorprendida, y miré hacia la puerta de mi habitación. Vi la espalda de una chica, que tenía el brazo alrededor del cuello de un hombre, mientras con la otra mano sostenía el pomo de la puerta. Estaban besándose apasionadamente, sin notar mi presencia. La escena fue tan inesperada como incómoda. La pareja estaba inmersa en su propio mundo, ajena a la invasión de mi espacio privado.

—¡Hey! —exclamé, con una mezcla de indignación y estupefacción—. ¡¿Qué creen que están haciendo?! Les daré 30 segundos para salir de aquí o llamaré a la supervisora.

Marya J

Hola! ya es el capítulo 20 de muchos que vendrán, me encantaría saber sus opiniones hasta el momento, los leeré y responderé a todos, muchas gracias por leer :)

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