LXXXVII Celosos
—Alfonso... —balbuceó Unavi, sorprendida por el inesperado encuentro— ¿Qué haces aquí? ¿Acaso me estás siguiendo?

Él manejaba la tecnología necesaria para tan reprobable acto, estaba segura.

—¿Por qué iba a querer seguirte? No seas absurda.

—¿Entonces debo pensar que viniste de compras en un día laboral? Eso es más absurdo todavía.

Kamus debía reconocer lo bien que lo conocía la mentirosa, pero claro, eso era parte de su trabajo como espía.

—Mi futura esposa quiso venir de compras y la acompañé con gusto porque la amo.

—¿Ah sí? ¿Y dónde está? Yo no la veo por ninguna parte —avanzó con sus muletas para revisar los vestidores. Todos estaban vacíos.

En un giro, una de las cortinas se le enredó en una muleta y se fue de bruces. Alfonso la atajó antes de que se precipitara contra el suelo. En la rapidez de la maniobra le apretó sin querer un pecho.

—¡Y ahora me manoseas!

—¡Te acabo de salvar de romperte la cara!

—Ya no me quieres, no tienes derecho a tocarme.

—¿Y quién quiere tocarte?

—E
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo