LXXXVI Día de compras

El impase de la productora de Lu con salubridad ya se había resuelto y la película seguía en marcha, con más fuerza que nunca.

En el set, Alonso Chamus se paró frente al ventanal de su oficina, con expresión de abatimiento. El corazón se le caía a pedazos. Del otro lado, tras las cámaras, varios se hacían los fuertes para no llorar.

—Confié en ti, Gabriela... —se carcajeó funestamente— pero ese ni siquiera es tu nombre. Nada sobre Gabriela es real. Pensé que podía confiar en ti, parecías tan inofensiva en esa silla de ruedas, pero eres una mentirosa. ¡Una actriz! ¡Eres una actriz!

—¡Una actriz que te ama, esa es mi mayor verdad!

—¡Cállate! —rugió Chamus, con tal potencia y dramatismo que a Unavi se le erizaron los vellos.

Prad se merecía un premio por su magistral actuación. En sus ojos relucía la misma furia asesina que hizo brillar a los de Alfonso en su momento. Las potentes memorias emotivas que guardaba la ayudaron a que su propia interpretación también fuera excelente. Ambos r
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo