Decidida a no volver a ser pisoteada por nadie, ella es cada vez más audaz y peligrosa, lo único que le interesa ahora es el poder, el dinero y vengarse de las personas que tanto daño le hicieron. Cada uno de ellos pagaría caro y se arrepentirían de rodillas ante ella pidiendo misericordia… No es una villana, ella solo es Rosalía.
Leer másLeonel dejó flores también en ese lugar. Juntos salieron del cementerio, Llegaron hasta una florería, ahí encontró a Linda atendiendo a los clientes. “Hola”. Los saludo. “Pasen, es bueno verlo, casi no me visitan”. Leonel sonrió. “Hola”. Linda recogió a una pequeña niña de unos cuatro años, tomó en sus brazos mientras conversaba con Leonel y Roberto. Leonel le comentó. “Es hora de la comida. Quería invitarlas”. Linda sonrió. “Claro”. Los cuatro salieron de la florería hacia un restaurante. Cuando Miriam y Linda se mudaron al departamento no dejaba de pedirle a su hija que abortara al bebe en su vientre, hubo algunos incidentes y Linda decidió irse a vivir sola. Tenía varios empleos para poder mantener a su madre e hija, era difícil pero no imposible, un día Leonel apareció ayudándola a emprender el negocio de las flores, eran socios y amigos. En el extranjero… Abel padre de Dora estaba muy enojado, caminaba por la oficina tratando de calmarse, su hija no entendía las razones. “Pa
Rosalía y Pablo vivían tranquilos, por las mañanas desayunaban en el pórtico escuchando el canto de los pájaros, por las tardes, reparaban la casa, algunas veces ponían música y bailaban durante horas, por noches ambos se amaban con locura y disfrutaban uno del otro cerca de la chimenea, no necesitaban nada más, ahora era su hogar y se sentían felices lejos de la vida en la ciudad, todo y todos habían quedado atrás, no necesitaban mucho dinero, ni tener bienes mientras estuvieran juntos. La familia Rangel en especial Mario se enteró de que Pablo se había escapado, a su madre no le importaba, había mejorado mucho su ánimo desde que tenía a Roberto con ellos, pero con Mario era distinto, furioso le exigió a Leonel que lo encontrara, por su parte Leonel quería dejar ya el asunto, ellos tenían ahora a Roberto, el hijo de Guillermo, ahora sabía que todo fue un trueque, Rosalía lo planeó todo desde el inicio. Entregaba la custodia completa de Roberto pidiendo que no buscaran más a Pablo ni
Rosalía escuchaba atenta a Pablo, él había cambiado todo para dejarla como una víctima. Mario estaba furioso y Leonel solo miraba atento a Pablo y Rosalía y la forma en que se miraban. “Él no se movió después de que lo acuchille… Revisé sus signos y no respiraba, entré en pánico y lo único que se me ocurrió fue tirarlo por la orilla, la señorita Rinaldi estuvo todo el tiempo debajo de un árbol en shock… ella no hizo nada…” “¡Eso es mentira!”. Mario exaltado gritó. Leonel lo tomó del brazo calmándolo. Fue el turno de Rosalía, ella miró por un momento a Pablo, se veía seguro y decidido, no había vuelta atrás, repitió lo mismo que Pablo había dicho, el jurado y los jueces dieron el veredicto… “Pablo Carvajal es encontrado culpable de la muerte de Guillermo Rangel y queda sentenciado a 30 años de prisión”. Dora que también estaba presente junto a su padre lloraba desconsolada. Pero su padre tenía otro semblante, se estaba dando cuenta de la relación de su yerno y Rosalía, la mujer con
Pablo fijó su mirada en ella. “Ross…” Tomó sus mejillas para que lo mirara. Ella atenta observó sus ojos. Su corazón latía a mil por hora mientras sentía el calor de sus palmas. Pablo le declaró. “Te amo… siempre te he amado, desde el primer día que nos conocimos, en aquel mirador, tus ojos perdidos, tu necesidad de amor y después… todo lo que me diste… comida, ropa, un hogar, amor, te entregaste a mi sin condiciones y juntos nos levantamos de la miseria, hoy soy quien soy gracias a ti”. Rosalía frunció el ceño. “¿Por qué dices todo esto? ¿Qué pasa?”. Ella no entendía, pero sentía que algo andaba mal. El policía entró junto con el abogado. Esposó a Pablo mientras él no dejaba de mirar a Rosalía. Rosalía confundida observaba todo. “¡¿Qué hacen?! ¡¿Por qué lo están esposando?!”. El policía le dijo a Rosalía. “El señor Carvajal acaba de realizar su declaración…” El policía se dirigió a Pablo musitando. “Señor Carvajal queda detenido por el asesinato de Guillermo Rangel Padilla”. “¡
Leonel bajó la cabeza pensando en todo y le dijo. “Si, ¡Estoy loco! ¡Porque no debería amarte!”. Él se recargó en el asiento soltándola, mientras ella se acomodó nerviosa en el lugar. La madre de Leonel ya no lo recordaba ni su promesa de encontrar la verdad, porque debería seguir con esto, Guillermo ya estaba muerto, era el pasado y amaba a Rosalía. “Estoy loco porque eres la asesina de mi hermano, estoy loco porque ocultaste a mi sobrino, le extrajiste médula a mi hermano sin permiso… estoy loco porque eres una…” Respiró profundo antes de seguir. “Pero, aun así, no puedo dejar de pensar en ti, en tu cuerpo, en tu olor, en tu sonrisa, no salen de mi mente y de aquí”. Él golpeó su pecho. “¡Estás bien metida aquí!”. Ella no sabía que decirle, también le traía, pero después de enterarse de todo y que era hermano de Guillermo descartó cualquier relación con él. “¿Me investigaste?”. Leonel asintió. “Claro, necesitaba saber todo de ti, así fue como encontré a Roberto, es un niño increí
La mujer afirmó y segura comentó. “Estoy de acuerdo”. Ella le advirtió. “Como leyó en mi solicitud soy madre soltera tengo un pequeño hijo y quería pedirle que me dejara tenerlo en la casa, no interferirá en el cuidado y enseñanza del pequeño, lo prometo”. Rosalía lo pensó por un momento. “¿Cuántos años tiene?”. “Cinco”. Contó la mujer. Rosalía aceptó, eso sería bueno para Roberto que siempre estaba solo. Rosalía se recargo en su silla. “Está bien”. Melina entró y juntas le explicaron los detalles del acuerdo y la nueva niñera firmó. Nidia y Jaime la llevarían a donde el chico se estaba quedando. Mientras iban en el coche, el teléfono de la mujer sonó, ella observó el mensaje contestando. -Estoy dentro- Leonel desde el otro lado sonrió, sentado en su oficina, él mismo había mandado a la candidata perfecta para cuidar de su sobrino, era una de sus colegas en el extranjero que buscaba un nuevo aire a su vida, vino de visita y Leonel le ofreció el puesto que ella no dudo en aceptar
Mario entendió y no quiso hablar más del tema, notaba como su hermano últimamente estaba muy ocupado y cansado. “Me gustaría trabajar contigo, si estás de acuerdo”. De la empresa de Rosalía no lo habían llamado. Leonel apretó su hombro mirándolo fijamente. “Está bien”. Rosalía tenía en sus manos su teléfono, revisando de vez en cuando las noticias y los mensajes, después de su declaración no supo más de Leonel, se imaginaba que la denunciaría, pero también sabía que no había pruebas que la incriminaban. Tampoco Pablo se comunicó, Nidia le dijo que el pequeño estaba internado por una fuerte infección en el estómago, al parecer comió algo y tuvieron que hacer un lavado estomacal. Rosalía al saberlo mofó sobre Dora, no podía creer que no cuidara bien de su propio hijo. Pensando en esto, recordó a Roberto y la conversación que tuvo con Laura donde le avisaba que no cuidaría más de Roberto por su edad, necesitaba buscar una niñera lo más pronto posible y Roberto tendría que mudarse a la
Leonel la giró mirándola fijamente, estaba molesto por las palabras de la mujer. Rosalía notó la molestia y siguió. “Tu hermano y yo estuvimos juntos por muchos años… Claro a escondidas, él nunca me apreció realmente, nos veíamos todo el tiempo, hasta que me fui a estudiar al extranjero, cuando volví salía con mi hermana y el maldito me pidió que siguiéramos juntos como antes, a escondidas mientras se paseaba con Linda por las calles pregonando de su hermosa novia, diciendo que era el amor de su vida ¿Puedes creerlo?”. Ella no se dio cuenta cuando las lágrimas cayeron de sus ojos, Leonel las limpió en silencio. Rosalía con dolor murmuró. “El nunca me amó…” Rosalía movió la cabeza a un lado para que Leonel la dejara, limpio su rostro. “Solo fue un pasatiempo para él mientras yo estaba enamorada profundamente”. Leonel no podía creerlo, su hermano era un buen chico. Rosalía se dio cuenta. “¿Piensas que miento?”. “No es eso… Yo… no creo que mi hermano…” Rosalía se mofó y cansada le e
“Yo fui a buscarte a tu casa, tu madre me dijo que no lo conocías, que solo Rosalía”. Linda bajó su cabeza con tristeza y mostró una pequeña sonrisa. “Mi mamá no aceptaba que Guillermo, él era amigo de Rosalía desde mucho tiempo antes y en ocasiones iba a la casa, pero ella se fue a estudiar y Guillermo me invitó a salir, lo hicimos a escondidas de mi familia, yo…” Ella se quedó en silencio pensativa y sonrió. “Nosotros íbamos a escaparnos juntos el día que murió”. Leonel frunció el ceño. Linda le comunicó. “Mi madre se enteró que nosotros salíamos y me prohibió verlo, Guillermo me pidió que nos casarnos y viviéramos juntos lejos de aquí, yo acepte de inmediato, lo esperé por horas en el lugar donde nos reuniríamos, pero él nunca llegó, más tarde me enteré de su muerte”. Con esta nueva información, Leonel podía seguir investigando, Linda le dio detalles de quiénes eran sus amigos, pero él ya los había investigado a todos, todo daba a la conclusión que Rosalía era un punto clave. L